Carpe diem

Hay un sonido que penetra mis oídos todas las mañanas, pero nunca es tu voz, sin embargo, es un sonido intrínseco de mis mañanas, del sol naciente, de la rutina vetusta.

Todas las epifanías de los rayos del sol quisiera que fueran tuyas, porque soy un réprobo en tu ausencia, incluso más de lo que era cuando mis ojos todavía no te reconocían. Desearía que, aquel sonido fuera el comienzo de tu encanto, el comienzo de tu adoración, el comienzo de tu apoteosis. Pero me limito a levantarme, me limito a olvidarte e intentar ya no reconocerte con sentimientos apodícticos.

Porque el sonido rimbombante penetra mis oídos, pero no mis pensamientos; estimula mis piernas, pero no mi corazón y mucho menos mi motivación. La sociedad dicta una condena perpetua y le es sencillo brindarle un eufemismo para que no se escuche como una prisión y decide llamarla rutina. ¿Pero cómo disfrutar de la soledad en tu ausencia? Tus pensamientos son largos, son duraderos, son pertinaces, pero tu presencia es efímera.

Y cada día es un pensamiento distinto, cada mañana es una persona diferente, cada paso es una decepción desigual. Las risas de la sociedad apenas son absorbidas en mi eterno báratro, pues para mí son tan falsas, son tan fingidas que no son capaces de sorprenderme. Porque me miro al espejo y lo que miro no son sonrisas, es un ignoto. Cada día que pasa parece que me desconozco cada vez más como si necesitara de ti para emanar la felicidad necesaria y el reconocimiento requerido para volverme a sonreír. A pesar de esto, decido quedarme en espera de mi propia emancipación, de mi propia liberación de aquel infierno diario.

Porque cada noche me limito a estar en mis pensamientos, porque cada noche me niego a aceptar que la sociedad merece una oportunidad después de la superación de una pérdida, porque cada noche prefiero cogitar en mi odiosa soledad. Porque los reconocimientos en el trabajo se han vuelto vacíos a mis oídos ya que las palabras no provienen de ti, cada meta lograda se queda corta en tu ausencia, cada celebración es deprimente sin tu presencia porque hasta ahora no te has dado cuenta de lo tanto que me faltas, te has vuelto alguien más que ríe por fuera y muere por dentro.

Sin embargo, todas las noches sueño con el infierno del futuro sin rechistar, sin siquiera darme cuenta de mi necesidad de escape y de mi propia hecatombe presente en mis sentimientos.

Pero vuelvo a despertar con el sonido del despertador al día siguiente.

(Camino de La Vida, ve hacia el texto siguiente)

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