Mala influencia.
Mala influencia.
Eso era lo que siempre escuchaba decir de ella, en especial por las personas mayores y mujeres que se creían bonitas sin siquiera serlo.
También lo escuchaba ocasionalmente mientras caminaba cuando las madres alejaban a sus hijos rápidamente de ella.
No era como si le molestara, poco le importaba lo que dijeran de ella, ya que ni siquiera la conocían de verdad como para decir eso.
Porque sí, pudiera ser que fuera un tanto mal hablada, o que su mayor pasatiempo era beber pese a ser bastante joven, o que su lectura de cartas no fuera muy bien vista por los religiosos. No le importaba al fin y al cabo nunca se le pasó por la cabeza ser monja.
Pero no era una mala persona, o bueno, por lo menos ella no se consideraba así, porque pese a todas sus manías y sus defectos siempre se esforzaba por las personas que apreciaba, nadie podía negar eso, siempre daba todo lo que podía con tal de que su familia estuviera bien.
Tal vez no era su familia como tal, pero se conocían desde que ella era niña, era normal que fueran una muy grande y algo extraña familia.
Era por eso que nunca le importo que le dijeran que era una mala influencia. Porque nadie la conocía, nadie sabía que hacia muchos sacrificios por ver su bienestar, de lo duro que debía trabajar no dejar en mal a su gremio, tampoco sabían que tan buena era para dar consejos ni cuanto se preocupaba por sus compañeros.
Solo ella sabía lo mucho que se había preocupado cuando Gray terminó con Juvia, el trabajo que le costó convencerla de ir a clases de cocina para olvidado, y lo contenta que estaba cuando la maga de agua le comento el haber conocido a alguien en esas clases. Tampoco nadie sabía más qué ella sobre lo difícil que había sido ayudar a Natsu a darse cuenta de lo que sentía y darle ideas sobre como declararsele a Heartfilia, gracias a Kami que Evergreen le había ayudado con eso, también había sido ella quien convencido a Lisanna de ir a hablar con Lucy, ya que seguramente estaría indecisa de dar el sí. O también que ella fue quien logro convencer a Fred de que hablara con la muy confundida Lisanna, Aunque no estaba enterada del resultado, pero si había notado a la albina más confundida y enojada. Y también... Lo mal que se sentía por Gray ahora que por fin abierto los ojos.
No, nadie sabía de todo lo que ella hacía porque sus nakamas fueran felices y con menos problemas, y solo seguían diciendo que ella era una muy...
Mala influencia.
— ¿Y porque me lo dices a mí? — Él la miro extrañado, ambos con un buen tarro de cerveza, la mujer castaña notablemente ya en sus últimas mientras el aún conservaba la conciencia.
— no tengo... A quien más... De... Decírselo — susurro ella recargando su cabeza sobre sus brazos en la barra de la cantina cediendo un poco ante el alcohol.
— hmp — monosílabo el cómo respuesta mientras se tomaba otra ronda de cerveza de un solo trago.
— además... Confió... En ti —
En cuanto él escuchó eso, volteo a ver a la dueña de los ojos púrpura, notando la profundamente dormida, parpadeo un poco para comprobar que realmente había estado hablando con la castaña que últimamente se había convertido en su compañera de copas.
Cuando Bacchus lo confirmó, no pudo evitar mostrar una sonrisa borracha.
Por qué la gente no decía mentiras, realmente...
Cana Alberona era una muy mala influencia, una tan mala que comenzaba a convencerlo de que un enfrentamiento con el duro de Gildart valdría la pena.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top