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Estaban en su último día en el resort, en unas cuantas horas deberían despojar la habitación despidiéndose de las aventuras vividas, quedando éstas como un bello recuerdo.
Kirishima aprovechaba la piscina privada con la que contaba la choza para darse un chapuzón mañanero, esperando el desayuno que había encargado Bakugou minutos antes y les llegaría con el servicio a la habitación.
Estaba chapoteando, jugando con el agua cual niño, hasta que su diversión se vio interrumpida por el timbre de un teléfono; decidió ignorarlo regresando a su juego, pero el sonido se hacía tan insoportable que no tuvo más remedio que salir de la alberca y coger la llamada.
— ¿Si, quién habla?
— ¡Kirishima-kun! — le alegraba oír la voz de su pecoso amigo, en toda su estadía en el hotel no pudo hacer llamada alguna, a pesar de que se mensajeaban todos los días para ponerse al tanto — ¿Se encuentra Kacchan?
— Deja te lo paso — retiró el móvil de su oreja gritando el nombre de su prometido — ¡Blasty, te llama Midoriya!
— Dame eso — rápidamente el rubio salió del baño como un rayo, quitándole el teléfono al pelirrojo — ¿Qué quieres ahora Deku?
Bakugou se alejó de Kirishima, yendo hacia el segundo piso de la casita. Para el menor esto no era nada nuevo, pero eso no le quitaba lo sospechoso.
Aquellas llamadas misteriosas empezaron desde el día en el que le había confesado a su novio sus deseos de casarse en aquella bonita isla. Y cada que la llamada era contestada, Katsuki se retiraba lo más posible de él. Más de una vez intentó descifrar lo que cuchicheaban aquel par de amigos, pero Bakugou siempre lo descubría colgando de inmediato.
Esa vez, no era la excepción; cauteloso, subió peldaño por peldaño hasta estar a una distancia considerable para escuchar la conversación y que no fuera sorprendido en el acto.
— ¿Ya están aquí? Bien, ya sabes el plan, cuando caiga el sol iremos y atacaremos, no quiero errores, esta misión nos puede costar nuestros puestos como héroes, si fallamos perdemos todo — Eijiro quedó impactado, preguntándose si Bakugou sería capaz de ir a una misión dejándolo plantado en sus vacaciones — Recuerda, el destino del país está en nuestras manos
Cuelga el teléfono y regresa a la planta baja, observando cómo Eijiro abría la puerta para recibir su pedido. Le notaba el ceño levemente fruncido, y en sus adentros se reía de su pareja, pero según él, se lo merecía por estar espiando conversaciones ajenas.
El pelirrojo pone ambos platos en la barra que separaba cocina y cama, arrematando el del rubio con algo de fuerza, haciendo que algunos mariscos salgan volando.
— Muy amable — soltó sarcástico recibiendo una sonrisa muy forzada del contrario que le aventó el cubierto a la cara — Cuánta energía tenemos el día de hoy — se carcajeó de las acciones de Kirishima, pareciéndole muy tierno su comportamiento
— Tienes razón, tengo mucha energía — el menor regresó a su asiento, acuchillando la comida furioso — ¿Por qué no vamos a luchar con algunos villanos? — masticaba su bocado clavándole la mirada a Bakugou, que no se aguantó a soltar una risotada por la cara de su prometido, parecía hámster con los mofletes hinchados de comida
— Veo que estás molesto pero ¿por qué? — el enojo de Eijiro aumentaba a cada palabra — Que yo recuerde no he hecho o dicho nada que te moleste
— ¡No te hagas el idiota! — Kirishima había explotado — Me ibas a dejar para irte a una misión con Midoriya y quien sabe cuántos más
— Así que te gusta espiar a la gente — los colores se le subieron al rostro al verse descubierto, más el enojo no se le pasaba — Eso solo fue para darte un merecido sobre escuchar conversaciones que no te incumben, eres un chismoso para nada discreto pelos de mierda — le acusó con su tenedor
— Eres un idiota — masculló entre dientes por la broma de su pareja, limitándose a acabar su desayuno
— Oye, hoy habrá una cena elegante organizada por el hotel, sólo para impresionar a sus huéspedes más asquerosamente ricos
— ¿Acaso asistirá Endeavor? — bromeó recordando al billonario hombre
— Ya quisieras — rio un poco — Bueno, a lo que voy
Levantándose de su asiento, se arrodilló frente al pelirrojo extendiendo su mano hacia éste.
— Kirishima Eijiro, ¿Quisieras acompañarme a la gran cena?
— Claro — mostró una deslumbrante sonrisa, la cual poco a poco se fue apagando hasta volverse una mueca — Pero no tengo un traje
— No te preocupes, conseguiremos uno
Acabando su desayuno decidieron salir a la playa, pues Kirishima había mencionado que quería aprender a surfear y Bakugou siempre le consentía sus caprichos.
Y ahora estaban escuchando como su instructor privado les daba algunas recomendaciones y precauciones.
— ¿Saben nadar cierto?
— Si — respondió el rubio por los dos
— Bien, iniciemos por las olas pequeñas, las que se acercan más a la costa, si tienen problemas no duden en decirme
Para Bakugou no fue un problema dominar las olas, atreviéndose a montar más grandes y caudalosas. Mientras, Kirishima batallaba un poco para mantenerse en pie al momento de agarrar la ola, por ello, el instructor estaba muy al pendiente y en algunas ocasiones llegó a ser su soporte al momento de subir a la tabla; los problemas iniciaron cuando su profesor se había atrevido a subir en la misma tabla de Eijiro, estando desagradablemente muy cerca del pelirrojo.
El único que notaba la comprometedora situación era el rubio, que no les despegaba la mirada, estando atento a las manos del instructor aunque éste se mantuviera profesional, sirviendo como guía de Kirishima para que así supiera que hacer al momento de agarrar una ola.
— Creo que ya fue suficiente, yo puedo seguir enseñándole — interrumpió la práctica Bakugou al ver como la mano del profesor estaba puesta en la cadera de su pareja
— Muy bien, si ocurre algo no duden en llamarme o llaman a recepción, como gusten
Siguieron surfeando hasta que el menor pudo montar una ola por su propia cuenta, siendo felicitado por su prometido.
— ¡Kirishima-kun!
Kirishima era de los que podían relacionarse fácilmente con la gente, creando amistades a cualquier sitio que fuera, y esta no era la excepción.
Un grupo de ancianitas agitaban sus manos llamando la atención del joven que sin dudarlo se acercó a la orilla de la piscina donde estaban las mujeres recostadas en sus sillas personales, algunas chapoteaban agarradas al filo de la alberca como rutina para ejercitar las piernas.
— ¡Hola! ¿Cómo están? — fue saludando una por una depositando un casto beso en su mano — Además de bellas, por supuesto
— Oh Kirishima, ¿Cómo te puede parecer atractivo un cuerpo de piel colgante? — habló la matriarca del grupo, terminando su cigarrillo y tirándolo al cenicero que tenía al lado
— No diga eso Chieko, son las mujeres más hermosas que he conocido
— Oh por dios, ¿Quién es este apuesto hombre? — las miradas de todas las mujeres fueron directo a Bakugou, quien solo estaba de brazos cruzados viendo la escena
— Señoras este es Bakugou Katsuki, mi prometido
Toda la zona se volvió un barullo, las mujeres reían a carcajadas cómplices y otras aplaudían escandalosamente.
— Se los dije, mi instinto nunca me falla
— Demonios — unas cuantas intercambiaban dinero mientras las risas seguían
— No me gusta para ti Kirishima-kun — infirió una anciana negra con cabello afro envidiable, de todas las mujeres reunidas ella era la más honesta — Tiene cara de espanto y su ceño fruncido no le ayuda, se ve que es un amargado
— Tonterías, parece modelo con esos músculos y pómulos perfectos
El rubio no hacía más que callar y escuchar los comentarios de las mujeres sobre su aspecto, siendo en su mayoría despectivos.
— ¡Señoras! — regañó Chieko a sus amigas — Y dinos Kirishima, ¿Desde cuándo están comprometidos?
— Bueno, desde hace más de ocho años — confesó nervioso de la reacción de sus amigas
— ¡¿Ocho años?!
— Eijiro, bebé, termina lo que sea que tengas con ese semental
— ¿Qué? — la pareja estaba confundida por la petición de la mujer
— Solo estás perdiendo el tiempo — dijo la anciana honesta — Te propuso matrimonio sólo para encadenarte a él
— ¡No! — retractó el pelirrojo con una risa — Se los juro que eso no es así, es que tuvimos — intentó hallar la palabra correcta para describir los inesperados acontecimientos en su vida — Complicaciones
— Complicaciones mis ovarios, un compromiso no puede durar tanto tiempo, eso es señal de que en realidad no se quiere casar
— Se los juro que no es así
Bakugou veía como su novio quería calmar a las ancianas y sus precipitadas conclusiones. No aguantó mucho su pacto de silencio, pues notó como uno de los tantos comentarios de las mujeres llegó a afectar a Eijiro.
— Acéptalo Kirishima, a éste paso nunca se casarán
— Oigan — por primera vez Katsuki habló, erizándole la piel a más de una — No me parece justo que opinen de nuestra relación sin siquiera saber nada, ustedes no saben por lo que hemos pasado todos estos años — todas guardaron silencio, dejando al rubio continuar — Y si lo que temen es que Eijiro no reciba el amor que se merece les digo de una vez que no deben preocuparse, yo amo demasiado a este hombre, si no hemos podido consumar nuestra boda es por diversas razones que en mi opinión, no les incumbe
Arrastró a Kirishima fuera de ahí, siguiendo el camino que tenían planeado antes de que las señoras llamaran al carismático chico.
— Las ancianitas son crueles — bromeó Bakugou tratando de aligerar el ambiente
El pelirrojo se mantenía callado, estaban pasando por un cúmulo de personas –reunida alrededor de la fuente principal que conectaba todos los caminos– pero su vista se mantenía en un solo punto; reconocía a la persona sentada en una mesa de cristal a unos cuantos metros de ellos.
— ¿Pelos de mierda?
— Espera Blasty — esquivaba a la gente lo mejor que podía, a pesar de que era empujado para atrás se mantuvo firme, caminando con ímpetu hasta llegar con la mujer de cabello azabache — ¿Mamá?
Bakugou se alarmó de inmediato, buscando a la señora Kirishima entre todo el gentío, pero cuando la reconoció ya era demasiado tarde, Eijiro ya había llegado hasta ella.
— ¿Mamá, que haces aquí? — tocó el hombro de la mujer, avergonzándose cuando al voltear, su madre resultó ser una persona completamente extraña — Lo siento, pensé que era otra persona
El rubio llegó a su lado exaltado, agradeciendo a los cielos que solo había sido una confusión por parte de su pareja y en realidad su suegra no se encontraba en el mismo lugar que ellos.
— Ei, es imposible que ellas estén aquí
— Es que yo, creí verla
— Creo que no comer ya te está afectando — abrazó a su novio por el cuello — Vayamos a comer y luego vamos por los trajes
— De acuerdo
...
Después de una rápida comida en uno de los muchos restaurantes, pidieron a su guía que los llevara a una sastrería. Fueron trasladados fuera del hotel a lo que sería la mejor sastrería de la ciudad.
— ¿Qué es lo que buscan?
— Trajes para una cena
— Síganme
Kirishima se probó desde un traje negro hasta un traje de cola, sin convencerle ninguno de los atuendos, siempre le encontraba un error que lograba por descartarlos.
— Señor ¿Qué es exactamente lo que busca? — el pobre sastre ya estaba cansado, todos sus trajes habían sido rechazados, ya no tenía más por mostrar
— No lo sé — se veía en el espejo de cuerpo completo dando vueltas, revisando cada detalle — Seguiré probándome unos cuantos hasta encontrar el indicado — tomó los trajes que traía el empleado para llevárselos a vestidores
— ¿Podría traerme un par de trajes en blanco? — pidió amablemente Bakugou desde un sillón de la tienda, esperando que su novio se decidiera por uno de los tantos vestuarios que se había puesto hasta el momento
— Blasty ¿Cómo me veo?
Se quedó sin palabras.
Kirishima vestía una camisa blanca con botones en la manga, con un chaleco de una fila color sepia, mismo tono del pantalón, ambas piezas se ajustaban muy bien a la figura del pelirrojo dejando notar el contorneado cuerpo que éste poseía; para adornar optó por una corbata rojo vino, sin duda una paleta que le quedaba a la perfección.
— Te ves — no encontraba palabra en su vocabulario que describiera el como Eijiro se veía en ese momento, decir que era majestuoso le quedaba corto — No puedo creer que éste comprometido contigo — suspiró como colegiala enamorada
— ¡Blasty! — regresó a vestidores avergonzado por la actitud de su novio, sin duda Katsuki era un cariñoso de closet, ocultando su verdadera naturaleza mimosa con su hostilidad característica
— ¡Te ves hermoso cariño!
— ¡Basta!
— ¡Tremendo hombre me conseguí! — soltó una risotada al recordar la cara de tomate que tenía Kirishima, escuchó un carraspeo detrás que detuvo su risa, era el sastre con los atuendos que le había pedido — Gracias
— Le recomiendo un blanco no tan puro, contrastaría con sus ojos
— ¿Gracias?
— Sí que te queda el blanco — aduló Kirishima sin apartar mirada de la gran puerta que se alzaba al frente de ellos, la cual resguardaba la elegante velada a la que asistirían
— Me halaga que te hayas puesto el traje que te escogí
— Si, pero no entiendo porque tenemos que venir a juego
— Porque el blanco te hace lucir ardiente — plantó un beso en la frente de su amado, antes de abrir la enorme puerta que los separaba de la fiesta que había dentro
Al instante en el que entraron llamaron la atención de todos los presentes, y no era de más, ya que el gran salón estaba infestado de gente que llegaba a la tercera edad con sus caros trajes, vestidos de seda y joyas extravagantes. Ver a dos jóvenes apuestos en plenitud de sus 20's era raro de ver, y más si estos vestían trajes completamente blancos, Bakugou usaba una camisa negra –y una corbata carmín como complemento– mientras Kirishima una color perla. Fácilmente se podían confundir con un par de mafiosos listos para hacer un trato en aquella velada.
— Todos se nos quedan viendo — las miradas de todos encima suyo le causaban ansiedad
— Es porque nos vemos jodidamente bien — se sentó en la primer mesa libre que encontró, jalando al pelirrojo consigo — Por dios Eijiro, toda esta gente está en sus 60's, es obvio que llamaríamos la atención
— ¿No te reconocerán? Ser el héroe número cuatro no es poca cosa
— A esta gente lo único que le importa es su dinero, dudo que piensen en la gente "inferior" que les salva el culo todos los días
— Suenas como el típico comunista de película, que lo único que quiere es liberar a la sociedad del régimen capitalista — tomó un aperitivo de la mesa, dirigiéndolo a su boca de forma lenta, algo que de alguna maldita manera lo hacía ver sexy
— Bienvenidos a la gran velada, organizada solo para que ustedes huéspedes de alto nivel, sepan que tan agradecidos estamos de que hayan elegido al resort Kojima para hospedarse — habló la suave voz de una mujer, satisfaciendo el oído de los comensales, era una voz imponente pero a le vez delicada, digna de una mujer de gran porte y facciones divinas, la reencarnación de Afrodita — Antes de empezar con el show, queremos destacar la presencia de algunos grandes magnates que hoy nos acompañan
...
Si dijera que ese era el tipo de ambiente que le gustaba mentiría.
Pensaba que aquella velada sería de película, todos danzando al son de la música, en una coreografía en la que todos bailarían en conjunto como en aquellos bailes que se organizaban en los castillos. Imaginaba bailar con Katsuki bajo la luna llena que se contemplaba esa noche.
Muy alejado de la realidad. Estaba por dormirse, el jazz suave nunca fue de sus géneros favoritos, y menos cuando sus madres descubrieron que con aquella melodía podían dormir al salvaje Eijiro de cinco años; que lo tocaran en vivo era una pesadilla, sentía los parpados pesados, y estaba a punto de caer dormido de no ser por el toque de Bakugou en su mano.
— ¿Blasty, nos podemos ir? — se acercó a la oreja del susodicho para susurrar y no obtener miradas desaprobatorias — Estoy a punto de dormirme y no me quiero ver grosero, luego seguirá la ópera y no me mantendré despierto por mucho tiempo
— Y esa mujer está por venirse en manos de su marido — Kirishima volteó hacia la dirección donde veía Bakugou, arrugando la nariz al ver como en una mesa al fondo una señora castaña hacía muecas extrañas y soltaba leves jadeos — Espera un poco más pelos de mierda, a las 12:00 nos vamos ¿Qué te parece?
— Bakugou — reprochaba con un puchero — Me quieres matar del aburrimiento
— Ánimo, ya viene la comida — el pelirrojo se lamió los labios al ver como un jugoso bistec se aproximaba a su mesa
El camarero estaba por llegar, cuando un escándalo en las mesas del fondo le detuvo el paso.
El matrimonio fogoso había sido descubierto por uno de los meseros, espantándose ante la escena que se estaba montando la pareja.
— Eso es desagradable — comentaron algunos
— Que par de incultos — dijeron otros
Bakugou y Kirishima estaban absortos de la situación, comiendo su platillo sin importarles nada más que mordisquear aquel bistec hecho por manos de dioses. Cuando el alboroto fue mayor a su capacidad de evadir el ruido, el rubio se levantó de su silla golpeando la mesa con sus palmas abiertas, llamando la atención de todos los comensales.
— ¿Podrían callarse de una puta vez? Estoy intentando cenar con mi pareja y sus molestas voces echan a perder el momento — acto después decide abandonar la mesa tomando la mano de Eijiro — Y ustedes par de puercos, búsquense un motel en lugar de venir y arruinarles la velada a los demás por sus asquerosos fetiches
Salieron del lugar, ni siquiera acabaron sus platos, pero ambos querían salir de aquel ambiente hostigante.
Corrieron como si su vida dependiera de ello, corrieron hasta perder aquel salón, hasta llegar a la playa; si bien no había necesidad de huir de tal manera pues nadie los seguía, la brisa marina golpeando sus rostros les recordaba lo libre que eran.
Aquella sensación le gustaba a Kirishima, la fresca brisa acariciando su piel y la callosa pero cálida mano de Bakugou sosteniendo la suya, corriendo como locos por la playa sin importarles lo demás, olvidándose del pasado, perdiéndose en el presente e intentando ir hacia el futuro. Definitivamente quería sentir eso por el resto de su vida, y estaba seguro de que si permanecía al lado del rubio, sus deseos se cumplirían.
Para Bakugou no era diferente, él de igual manera quería estar al lado del pelirrojo dientes de tiburón, desde que lo conoció sintió una calidad en su pecho inexplicable, nunca antes le había interesado la seguridad de una persona en particular, sí, como héroe su deber es amparar por la seguridad de la población, pero con Eijiro era diferente, no había día en el que no pensara en su novio y en como éste se sentiría cada día; Kirishima impactó tanto en su vida que su meta pasó de ser el héroe número uno para derrotar a Izuku y a All Migth, a ser un héroe capaz de sacar una sonrisa en aquel rostro perfecto perteneciente a su prometido .
Los dos estaban de acuerdo en que Eijiro era la calma que Katsuki necesitaba y a su vez, Katsuki era la tormenta que Eijiro tanto esperaba.
— Demos un último paseo en la playa — aún sin soltarse siguieron su camino en silencio, viendo el reflejo de la luna en el mar en calma
— Oye Eijiro, gracias, por todo — el susodicho sintió como el agarre a su mano se hizo más fuerte — Siento que empecé a vivir desde que te conocí, te convertiste en una de las personas más importantes de mi vida y con la que quiero pasar el resto de mi puta vida
— Blasty, quiero que sepas que no es necesario casarnos para seguir juntos, lo que dije el otro día fue una estupidez, tienes razón, no hay que apresurar nada
— Pero yo realmente quiero casarme contigo, aquí y ahora, en presencia de esta hermosa luna llena
— Créeme, yo también quisiera casarme contigo ahora pero Blasty — detuvo su andar poniéndose frente al rubio — Estamos en la playa a oscuras, con arena metida en nuestros zapatos y no tenemos ni un solo testigo, será mejor esperar y planear las cosas con más calma, no me importa esperar un poco más
— No, tu no mereces esperar ni un minuto más — reanudó su paso, aunque esta vez la caminata era lenta y con pasos agigantados — Has estado a mi lado todos estos años sin rechistar, si, tal vez tuvimos un par de peleas pero en una relación no todo es color de rosa, y aun así supimos perdonar y sanar — abrazó por detrás a Kirishima, colocando su cabeza en el hombro de éste — Y tal vez esas ancianas tengan la razón, te estoy encadenando a mi lado sin darle desenlace a nuestra relación
— Oh Katsuki, no les hagas caso a esos comentarios, yo no me siento atado a ti de ninguna manera, y no pienso que pierdo mi tiempo estando a tu lado — sostuvo las manos de su novio con las suyas — Al contrario, estoy viviendo de la mejor manera a tu lado
— No sé qué hice en mi anterior vida para merecerte — sonrió soltando una risita — Eijiro ¿Confías en mí?
— Claro que sí, nunca dudes de ello
— Bien — cubrió los ojos del menor — No te asustes, solo sigue caminando, yo estaré a tu lado — susurró muy cerca de su oído, su aliento le daba cosquillas y sin preguntar siguió dando pequeños pasos desconfiados
— ¿A dónde me llevas? — intentaba ver por entre los dedos de Bakugou, siéndole imposible pues sus manos estaban aferradas a su rostro
— Es una sorpresa
Siguieron caminando por un buen tramo, la arena ya inundaba sus zapatos causándole una ligera incomodidad, pero siguió caminando, ya que le rubio no se detenía. De pronto una calidad llegó a su cuerpo, estaba frente a una fuente de calor.
Su rostro fue soltado y aun así no se atrevió a abrir los ojos, esperaba la confirmación de Bakugou para hacerlo.
— Ya puedes abrir los ojos
Cuando acató la orden se llevó una gran sorpresa que fue capaz de hacerlo llorar.
Su prometido estaba hincado frente a él extendiendo las manos con una pequeña caja aterciopelada entre ellas donde se asomaban un par de anillos fundidos en oro.
Miró el lugar en donde estaban, el lugar estaba iluminado por luces blancas colgando sobre el pasillo que conducía a un bonito arco hecho de troncos secos forrados por tul blanco. A los lados del camino se hallaban unas cuantas sillas blancas puestas en filas. Lo que más le impactaba era la presencia de familia y amigos cercanos; sus madres estaban en primera fila, al igual que los padres de Bakugou, Tamaki y Mirio también estaban sentados, los Todoroki, hasta Tomo y Tetsutetsu estaban ahí con sus parejas.
— Katsuki ¿Qué-?
— Eijiro en serio quiero casarme contigo, por favor, permíteme quedarme a tu lado como tu esposo — el pelirrojo seguía en shock, no movía músculo alguno, preocupando a los presentes sobre su respuesta — ¿Qué dices?
Sin decir nada, Kirishima se lanzó a los brazos de Bakugou apretándolo en un fuerte abrazo que logró sacarle el aire al rubio; las risas de alegría por parte de los invitados no se hicieron esperar.
— Tomaré eso como un sí
— Dios sí, un millón de veces sí — sonrió en grande aún con lágrimas saliendo de sus ojos, la felicidad que sentía en ese momento era tan inmensa que su sonrisa no paraba de agrandarse más y más
— Entonces, si me permites — invitó a su pareja a tomar su brazo para empezar con la marcha nupcial hacia el altar, donde los esperaba el peli verde más que emocionado por ser el oficiante en la boda de su amigo
Nunca esperó que Bakugou le pidiera tomar aquel importante papel, mucho menos que el rubio se pusiera a llorar en medio de la llamada repitiendo cuán importante era que la ceremonia se llevara de la mejor manera, diciendo que el pelirrojo merecía lo mejor. Esperaba que le pidiera conseguir a un obispo que consumara su boda, pero al parecer Bakugou tenía otros planes.
Según lo que le había contado, planificó un ritual simbólico llamado "handfasting", una tradición celta la cual Katsuki consideraba un gesto simbólico muy especial más allá de unirse con Eijiro con la presencia de las deidades –la iglesia–, pues su amor no se regiría por un ser omnipresente, sino por los sentimientos que afloraban entre ambos, que son los que realmente dan significado a una boda y con ello, a una relación.
Entonces, las parejas unen sus manos y las atan en un ritual que representaba la unión de sus almas y de dos fuerzas que se complementan.
El ritual debe hacerse en un espacio que los mantenga en contacto con la naturaleza, y la playa era el lugar perfecto. Los novios se acercaban cada vez más y sus nervios estaban de punta a pesar de que ésta no era su boda –admitía que en la suya vomitó tres veces antes de caminar al altar–; pero no era momento de ponerse a temblar, era la boda de su mejor amigo y su papel era importante para que ésta se consumara adecuadamente. Repasó sus líneas hasta que no pudiera pensar en otra cosa que no fuera las palabras que se supone diría al momento en que la pareja llegara a sus puestos.
— Midoriya no estés nervioso — escuchó la suave voz de Kirishima, abriendo los ojos se dio cuenta que el par de novios ya estaban en sus puestos, justo en medio del circulo de cal que habían formado como una clara orden de Bakugou, que alegó, representa la eternidad
A palabras del rubio, el oficiante debía ser alguien que conociera su historia, sus creencias, personalidades y experiencias de vida en común, para que así adaptara el ritual y este tenga un mayor significado para la pareja. Y se sentía afortunado por tener el honor de ser él quien consumara la boda de su mejor amigo, por ello debía ser perfecto. Por Bakugou y Kirishima.
— Queridos amigos y familia aquí presente, nos hemos reunido esta hermosa noche de luna llena para unir a estas dos almas en matrimonio — su voz resonó en el par de bocinas instaladas a los lados del arco para que los invitados escucharan claramente la ceremonia
Había varios ritos más antes de enunciarse los votos, ya sea que el oficiante saludara a los cuatro elementos, tierra, aire, fuego y agua u otros rituales para ahuyentar los malos espíritus y propiciar la fortuna en su unión. Pero Midoriya y Bakugou decidieron dejar todo aquello detrás y adelantarse a los votos.
Los celtas creían que las almas se unían para mejorar sus fortalezas y poder hacer frente a sus debilidades en el mundo terrenal, de manera que la pareja se convertía en el compañero y apoyo del otro. Por ello, lo que dijeran en aquel altar, en medio de aquel circulo y en presencia de la luna, debía ser verdadero, que lo sintieran en cada fibra de su ser.
— Bakugou, adelante con los votos — permitió el peli verde, pasándole un micrófono al susodicho que lo tomó viendo a los ojos a su prometido
Y quedó hipnotizado ante esa mirada, aquellos hermosos ojos rojos, par de rubíes brillando en una oscura noche, y decidió que esa era la mirada que quería ver el resto de su vida, y si fuera posible, en sus futuras vidas.
— Yo, Bakugou Katsuki te quiero a ti, Kirishima Eijiro como legítimo esposo y me entrego a ti — el pelirrojo estaba que lloraba de igual manera que el rubio, imaginarse al lado de su amado pelos de mierda le causaba tanta dicha — Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida — agarro las manos de Kirishima sosteniéndolas con fuerza, no quería derramar lágrimas en frente de todos, pero si continuaba hablando sin recibir contacto de su novio se pondría a llorar como bebé — Porque en serio me traes como un loco enamorado y te soy sincero cuando te digo que eres el único que me hace sentir de esta manera, doy gracias al destino el haberte conocido y sin saberlo ya había ganado la vida, desde que llegaste tú le diste un giro a mi mundo, y ahora no quiero ser el héroe número uno, quiero ser un héroe digno de protegerte, porque eres la persona más preciada para mí — era inevitable para el pelirrojo derramar lágrimas, las cuales fueron limpiadas con los pulgares de Bakugou — Eijiro eres el amor de mi vida, yo nunca creí en esos cuentos fantasiosos, pero cuando te miró a los ojos me doy cuenta que tal vez la bella fantasía se está volviendo realidad
— Kirishima, tus votos
Estaba sin palabras, no sabía que decir, no es como si le hubieran avisado que se casaría esa noche de lo contrario hubiera preparado sus palabras con antelación.
— Yo no sé qué decir, no me dijeron que me casaría con mi novio el último día de nuestro viaje — miró a todos los presentes, deteniéndose en Bakugou que estaba expectante por lo que diría
— Solo di lo que sientes por Kacchan
— Lo que siento por Blasty — susurró para sí mismo, lo que sentía por el rubio era algo inefable
Sentía muchas cosas por la persona que estaba enfrente suyo que si se ponía a contar cada una de las cualidades que amaba de él tardaría una semana, si no es que más.
— Yo Kirishima Eijiro, te quiero a ti Bakugou Katsuki como legítimo esposo y me entrego a ti — repetía las mismas palabras que con anterioridad había dicho el otro — Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida porque no me imagino una vida sin ti; tú sacas la mejor versión de mí y tengo demasiado que agradecerte, admito que al principio me parecías una persona muy temperamental y hasta me diste miedo algunas veces pero con el paso del tiempo descubrí que el temerario Bakugou era alguien dulce y atento aunque no lo demuestre
— ¿Estamos hablando del mismo Bakugou? — la pobre Fuyumi calló rápidamente a su padre y hermano menor
— Contigo yo me siento libre, una sensación extraña aflora en mi interior cada que estoy a tu lado y me gusta, desde que te conocí he vivido experiencias nuevas que estoy seguro que solo no lo hubiera hecho, acampé en la cima de una montaña por primera vez, perfeccioné mi combate, fui el mejor de mi clase en la academia, hice muchas amistades, no fui solo al baile escolar, he viajado a diversos lugares, pero lo más importante — sostuvo la mejilla de Bakugou que ahora estaba empapada de sus lágrimas — Por primera vez mi amor fue correspondido, Blasty quiero casarme contigo porque me encanta tomar riesgos, y cada día a tu lado implica una nueva aventura, te amo
— Eso fue hermoso — Izuku era un mar de lágrimas, sus sollozos se escuchaban a través de la bocina haciéndole gracia a muchos, hasta a su suegro — Bien, novios, ayúdenme uniendo sus manos formando el símbolo del infinito
Ambos comprometidos acataron la orden de su oficiante, Kirishima sin entender nada de lo que estuviera por suceder y Bakugou emocionado de por fin poder unir lazos con la persona de la cual ha estado enamorado estos ocho años.
— ¿Bakugou Katsuki, recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?
— Sí
— ¿Kirishima Eijiro, recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?
— Sí
— Bien — de su bolsillo Midoriya saca un listón carmín, color que simbolizaba la roja mirada que ambos poseían
Una vez el listón estuvo desenredado en sus manos, ató las manos entrelazadas de los novios, dando varias vueltas alrededor de éstas y ligar el final en un lindo moño.
— Kirishima — miró al pelirrojo — Bakugou — ahora dirigió su mirada al rubio — Ahora mismo están dando un paso muy grande en su relación, ya no son novios, ya no son prometidos, ahora son esposos, y créanme, la vida de casado es muy diferente a como la pintan pero estoy confiado en que ustedes sabrán resolver sus diferencias, porque cuando los veo me doy cuenta que son el uno para el otro — ambos asintieron al pecoso, agradecidos con las palabras — Porque tú, Kirishima, eres la luna brillante capaz de calmar el fuego de un sol ardiente como Bakugou y juntos dan hermosos momentos llamados eclipses, espero y que de ahora en adelante su vida este llena de eclipses
Se aleja regresando a su posición y exclamando con emoción.
— En virtud de la autoridad que se me conceden, los declaro marido y ¿marido? Puede besar al novio
Katsuki sonrió con dulzura, mientras Eijiro cerraba los ojos en espera de la próxima acción de su ahora esposo; extrañamente no temblaba como las otras veces en las que Bakugou se acercaba con intención de besarle, y eso lo alivió, pues significaba que estaba superando y avanzando.
Más no se esperó que el beso fuera plantado en su frente.
Y eso lo hacía sentir insatisfecho por alguna razón; no esperaba que el rubio le diera un fogoso beso pero tampoco creía que éste se conformara con un beso en la frente. Recordó la sensación de hace unos segundos, por alguna razón no sintió miedo al imaginar como Bakugou se acercaba a su persona para besarlo, al contrario, su cuerpo desbordaba una confianza increíble, y eso lo hacía tambalear. Eso solo era una clara señal, estaba olvidando el trauma con Dabi recuperando la seguridad que solo sentía al estar con su amado.
Sin avisar ni advertir, se lanzó a Katsuki apresando los labios ajenos con los suyos y devorándose en un efusivo beso, rió entre dientes al enterarse de que su inexperiencia había vuelto, pero aun así continuo a pesar de estar en el suelo, pues al arrojarse a los brazos del contrario y estando aún atados ocasionó que perdieran el equilibrio y cayeran.
Gritos de alegría y risas resonaron por todo el lugar, todos los invitados se levantaron para aplaudirle a los recién casados para después retirarse a sus puestos y despedir al par de esposos aventándoles pétalos de rosas y arroz.
— ¿Qué fue eso? — en su auxilió fueron Midoriya y Todoroki quienes se encargaron de aflojar el nudo que los unía
— Tenía ganas de besar a mi esposo — antes de levantarse dejó un pequeño beso en la punta de la nariz del rubio — Ven, toma mi mano y caminemos
Tomando su mano caminaron por el sendero, sintiéndose satisfechos a cada paso que daban, por fin se habían casado y no podían estar más felices con ello, ahora eran esposos y Kirishima, sin darse cuenta, poco a poco estaba recuperando la confianza de antes.
Al parecer Bakugou si era hombre de palabra, le estaba devolviendo la vida que le prometió, haciendo que el pasado quede en el pasado.
Se dirigieron al lugar de la fiesta. Una pequeña pista de baile con mesas cubiertas de manteles blancos y listones carmesí rodeándole, la mesa principal destacaba de entre todo, una larga mesa rectangular con un largo manto color perla y un extenso cuadro con camelias, verbenas, flamboyanes y geranios rojos adorando éste; el ambiente era iluminado por linternas de gas suspendidas encima del escenario, y una cabina de dj lista para hacer sonar las mezclas que Jiro había preparado con antelación.
Era una boda pequeña y con personas cercanas, tal y como Kirishima lo había imaginado.
Pasadas las horas todos se estaban divirtiendo a su manera celebrando la unión de la explosiva pareja, ya sea bailando por la extensión de la pista o bebiendo hasta sentirse mareados. Por su parte, el pelirrojo veía todo desde su lugar, soltando carcajadas por el espectáculo que daban sus dos mejores amigos, Tetsutetsu y Tomo hacían de las suyas para subir los ánimos, y claro, Denki se le unió a la fiesta bailando de una manera sensual, atrayendo a Shinso con el movimiento circular de sus caderas.
— En verdad me alegra que aceptaras — atrajo su atención a Bakugou que estaba al lado, de igual manera observando a los demás — Deku y yo organizamos todo esto, pero solo el viejo gruñón lo hizo posible — chasqueó la lengua — Le debo demasiado a ese hombre decrepito
— Así que por eso todas esas llamadas misteriosas con Midoriya
— Tenía que encontrar la manera en la que no te enteraras y fuera sorpresa, pero eres un chismoso de primera — resopló sacudiendo los pelos de su esposo — Desde que me dijiste que te querías casar antes de regresar del viaje me dejaste pensando, y es cierto, yo tampoco quería esperar más tiempo para ser tu esposo y la playa podrá ser el lugar más cliché pero más hermoso para casarse
— Gracias Bakugou, por todo
El rubio vio el rostro de su esposo, no podía estar más maravillado con lo que tenía enfrente, Kirishima Eijiro tenía en su dedo anular de la mano izquierda una sortija de oro con la fecha de ese día grabado en el interior, su traje seguía impecable, definitivamente su color era el blanco; una sonrisa perfecta tatuada en su rostro y su cabello sedoso moviéndose gracias a la brisa.
Por dios, Kirishima era la persona más bella que jamás haya conocido.
Se ruborizó por aquella mirada penetrante que le daba su pareja, escondiendo su rostro con sus manos tratando de ocultar el notable sonrojo que solo el pelirrojo era capaz de provocarle.
— Anda vamos a bailar — le ofreció la mano, cosa a la que Eijiro respondió casi de inmediato — Se ve a lo lejos que quieres estar en el centro de la pista
Se reunieron con sus amigos, Tomo al ver el acercamiento toma a Kirishima por la cintura llevándoselo a bailar con los demás, aunque su intento de robarse al novio fue perpetrado por el mismo Bakugou que sostuvo a su esposo de la mano y lo atrajo a él para abrasarlo.
— ¡Eres un aburrido Bakugou! ¡Deja que mi niño se divierta en su boda! ¡Ya después no se va a poder divertir porque va a estar con un malhumorado como tú! — exclamaba el ebrio castaño siendo callado por su novia Dai
— Luego te lo entrego cara de princesa — sosteniendo en sus brazos a Eijiro comenzó a bailar con lentitud, en balada
Aquel movimiento el pelirrojo no lo entendía, la música no era acorde a como bailaban, hasta que la canción se sustituyó por los acordes de una guitarra; y el sonido no provenía de una reproducción de la dj, era una guitarra verdadera que ahora mismo estaba siendo tocada por su madre Asumi y de inmediato reconoció la tonada que tocaba.
— Blasty acaso es — fue cortado por la voz del rubio que empezaba a cantar susurrándole en el oído
— There once was a bitter sweet man and they called him lemon boy — no lo creía, Bakugou estaba cantando la que coronaron como su canción — We was growing in my garden, and I pulled him out by his hair like a weed
— Oh Bakugou
Los movimientos seguían un paso regular, atrás, derecha, adelante, izquierda. Un vals suave que era acompañado por la voz del rubio a su oído.
— But like weeds do, he only came and grew back again, so i figured this time I might as well let him be
Los pasos se detuvieron, un pequeño silencio se mantuvo por unos segundos; hasta que la melodía de la guitarra se reanudó, pero esta vez más vivaz, acompañada de algunas mezclas de Jiro.
— Lemon boy and me, started to get along together — de igual manera, a voz de su esposo se hizo más potente, y ahora no estaba cantando a susurros — I'd help him plant his seeds, and we mowed the lawn in bad weather
Su baile no se detuvo, a pesar de que Kirishima se tambaleaba por la necesidad de salir corriendo y llorar o el poco espacio que tenían sus pies al danzar a causa de la extrema cercanía entre ambos, producto del fuerte agarre de Bakugou en la cintura del contrario.
— But, what if I run out of fertilizer? What if the sky runs out of rain? What if lemon boy won't grow no longer? What if the beaches dry of sugarcane? Oh, well — la melodía volvió a ser tranquila al igual que el baile, hasta que pararon en medio de la pista nuevamente, Kirishima estaba esperando algún movimiento de su pareja que le indicase que los movimientos se reanudarían
Sin embargo no esperó que fuera levantado por los cielos, dando vueltas en los fuertes brazos del rubio cuando la música explotó de alegría.
— Lemon boy and I we're gonna live forever, like snufkin and Little my, we'll geta round wherever, it's actually pretty easy being nice to a bitter boy like him, cus we're the bitterest boys in town, and I got myself a citrus friend — fue bajado lentamente, hasta que la canción acabara, ambos unieron sus frentes con una gran sonrisa en sus rostros
— Eso fue hermoso, Blasty — se acercaron lentamente hasta sentir la respiración del otro chocar y se fundieron en un tímido beso, todos aplaudieron ante la escena, y Tomo junto a Denki lloraban de la felicidad de ver a sus "bebés" ya casados con la persona correcta
— Eres lo que siempre soñé Eijiro — pronunció al terminar el beso — Gracias por aceptar, no puedo creer que ya sea oficialmente de la familia Kirishima, bueno ya lo era desde antes y no necesito un papel que valide eso, pero creo que debemos ir al registro civil para confirmar que estamos casados y no nos tomen el pelo — se retiraron un poco del alboroto, acercándose a la orilla del mar — Y también para no facilitarte las cosas; si quieres huir de mí tengo un papel que dice que eres mi esposo
— Si es así entonces tú tampoco puedes escaparte de mí, porque ahora eres mi esposo
— No es como si quisiera ir alguna parte sin ti — sonrió besando la mano de Eijiro, justo en la sortija — Sé que las cosas pueden comenzar a ponerse difíciles de ahora en adelante, pero tengo fe en que juntos resolveremos cualquier problema que se nos presente, en verdad me hace muy feliz estar contigo, gracias por haber estado conmigo todo este tiempo, gracias por haberme apoyado, por haber hecho tantas cosas por mí, por llegar a tener fe en que podía llegar a ser lo que ahora soy, nunca rendirte, ser tan fuerte — a cada palabra se le daba un beso — Eres alguien indestructible eso lo pude comprobar, y te admiro por ello
— Soy tan afortunado de estar contigo, me has dado tu apoyo y enseñanzas todo este tiempo, nunca te rendiste conmigo a pesar de demostrar que no era nada
— Kirishima, tú lo eres todo
— Gracias Blasty, te amo
— Y yo te amo a ti, mi pelos de mierda
OMG.
Hemos llegado al final de esta bella e importante –al menos para mí– historia.
Muchas gracias a todas esas personitas lectoras que me estuvieron dando apoyo a lo largo de la escritura. Sus comentarios siempre alegraban mis días y me inspiraban a seguir escribiendo, enserio muchas gracias por acompañarme en el trayecto [a pesar de que las actualizaciones eran demasiado lentas].
Haré un epilogo y agradecimientos, así que estén atentos.
Ahora sí, hablemos un poco sobre el capítulo:
Kirishima aplico la de "entre más arrugada la pasa, más dulce es la fruta" jaja, bueno no, es que es un headcanon que tengo el que Kirishima se lleve tan bien con las ancianitas.
El nombre Chieko significa niña 'sabia', 'inteligente', 'con gracia' y de 'gran bagaje cultural', perfecto para alguien con riqueza.
Admito que no soy buena calculando tiempo, ni con las fechas, así que no se con exactitud cuánto tiempo estos weyes llevan como prometidos, en el anterior capitulo dije que seis años antes de que la Liga capturara a Kiri, pero creo que son más. Ay equis, el punto es que ya se casaron.
Okay, creo que todos sabemos que la canción que canta Bakugou es la de Lemon boy.
Estuve corrigiendo mucho éste capítulo en especial porque considero que al ser el último capítulo debía ser especial.
Muchas gracias.
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