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La mañana llegó, y con ella, el retorno de Katashi y su nuevo plan de entrenamiento para el pelirrojo lo que restaba de su estadía en aquella casa, hasta que se arrestara a Shigaraki y a sus secuaces.
Ya estaba al tanto de la situación, bajo ninguna circunstancia el señor Kirishima podía salir del perímetro que cubría el terreno que Endeavor había comprado, equivalente a 10 hectáreas. Y las sesiones del señor Kato se harían por video llamada en un cuarto privado para preservar su privacidad.
— Esta será su dieta — señaló el canoso una hoja que se basaba en carne que tenía alto contenido en proteína
A Eijiro se le iluminaron los ojos al leer carne de bisonte en una de las casillas, tal vez ésta dieta no sea tan mala.
— Y empezaremos con un calentamiento neutro ya que no está muy bien capacitado para los sacos de boxeo que están en el gimnasio, bien, lo primero es- — fue cortado por su pupilo
— Espera, ¿Tenemos gimnasio?
— Si, ¿Qué no ya había explorado la casa?
— Supongo que a Bakugou se le pasaron ciertas zonas
Empezaron con el calentamiento, siendo Katashi quien cuidaba en su mayoría a Kirishima asegurándose que no se lastimara o que los ejercicios impuestos no fueran tanto para el joven. Después, salieron a correr por el perímetro del bosque, parando ciertas distancias para que el pelirrojo retomara aire y no se desmayara a medio camino; y aunque a veces las medidas del canoso le parecían "extremistas" a Kirishima, no reprochaba nada, pues sabía que solo lo hacía por su bien y sentía a la vez que su cuerpo no iba a poder con tanto.
Pasaron así los días; Kirishima ya no se sentía tan solo, pues tenía a alguien a su lado, que además de ser un guardaespaldas se volvió su confidente a quien le podía revelar secretos que ni al mismo Bakugou le ha dicho, un experto en botánica que le ayudó a que su huerto perdurara y diera frutos, un excelente nadador que le enseñó algunos trucos en el agua usando el pequeño lago que se alojaba más adentrado en el bosque, un entrenador que le ayudo al poco tiempo a recuperar su musculatura y tenía conocimientos de diversas artes marciales; pero más que nada, se volvió su mejor amigo.
— Kirishima tengo una duda — con el pasar del tiempo se habían dejado las formalidades, y ahora ambos compartían un momento pacifico admirando las vistas desde una mesa situada en la terraza
— Cuéntame — dijo dejando la jarra de limonada en el centro de la mesa junto a dos vasos de cristal, algo refrescante para acompañar los bocadillos hechos por Katashi
— En todo mi tiempo de estancia, no he escuchado de "esos" sonidos — al pobre Eijiro se le coloreo la cara color carmesí — ¿Acaso el señor Bakugou tiene-?
— No es lo que tú piensas, es solo que no queríamos incomodarte
— ¡Oh! Debieron decírmelo, podría haberme quedado en un hotel y venir todas las mañanas, ¿Enserio estuvieron en abstinencia desde que yo llegué?
— No te preocupes, iba a ser más tedioso si te ibas y venias todos los días — se rascó la mejilla antes de continuar — Y lo de la abstinencia no fue cuando tu llegaste, de hecho fue desde que el secuestro ocurrió, nunca nos dimos nuestro tiempo pues él estaba con el trabajo y yo seguía con mis chequeos médicos — suspiró — Además no puedo hacer nada romántico con Bakugou porque todo me recuerda a Dabi, y es muy frustrante — apretó los puños — Pero a veces pienso que todo me recuerda a él porque yo lo dejo entrar a mi mente, y es culpa mía lo que me pasa
— No puedo opinar mucho porque no se por lo que estás pasando, los traumas son un duelo en los que se lucha constantemente — dio un sorbo a su limonada — Pero creo fielmente que puedes acabar con ellos, arrancarlos de raíz y seguir con tu vida, claro, tomara su proceso pero todo termina por mejorar
— Gracias Katashi, eres de gran ayuda en estos momentos — se sentó al frente del hombre — Pero cuéntame de ti ¿Qué hay de tu familia?
— Soy viudo, tengo tres hijos maravillosos y dos nietos bellísimos, siempre van a visitarme cuando no tengo trabajo — sus ojos se iluminaron, como si aquel tema le emocionara mucho — De hecho, tengo unas fotos en mi cartera de todos ellos
— ¿Y ahora que estas con mi tutela como los ves?
— No lo hago — respondió francamente, dando otro sorbo a su bebida
— ¡¿Qué?! — Kirishima escupió lo que había bebido — ¿Ni por llamada? ¿Mensajería? ¿Nada?
— Bueno, pasar tiempo con usted me hace perderme del tiempo y cuanto menos lo espero, ya es hora de la siesta, no me malentienda, me gusta pasar tiempo contigo
— Pues entonces te doy el día libre para ir con tu familia — dictó el pelirrojo tomando compostura
— No puedo dejarte aquí solo Kirishima, entiende, soy tu escolta las 24 horas del día — se negó rotundamente a dejar su posición
— Por favor Katashi, ¿Qué cosa me puede pasar si te vas cinco horas? Estaré bien, ya me puedo defender cuerpo a cuerpo, además sigo teniendo conocimientos de boxeo y Krav Maga
— La respuesta sigue siendo no, señor Kirishima — pisoteo sus esperanzas llevándose los cubiertos a la cocina del primer piso
— ¡Si no me puedes dejar solo, entonces llévame contigo!
— Imposible, no lo puedo dejar solo, mucho menos sacarlo a la ciudad, sería muy peligroso
— ¡Piénsalo, puedes ir con tu familia y a la vez cuidarme! — al ver que Katashi estaba por doblegar la propuesta, uso su táctica infalible, ojos de cachorro — ¡Por favor! Sera nuestro secreto
— ¡Esta bien! Si así deja de insistir — gruñó por dejarse engatusar por aquellos ojos — Iré por las llaves, prepárese
— ¡Sí!
— Fue un placer conocerlos, son una increíble familia — se despedía el pelirrojo con su saco a la mano y una sonrisa plasmada en su rostro
— El placer fue nuestro Kirishima-kun, eres incluso más agradable en persona
— Si, si, un placer haberlos visto a todos pero ya debemos regresar antes de que el señor Bakugou regrese y encuentre la casa vacía — se apresuró el Katashi al auto, muy nervioso por los códigos que acababa de infringir al hacer tal fechoría egoísta
— ¡Nosotros también te amamos papá! — gritó la mujer desde el umbral de la puerta — Está muy adentrado en su trabajo, por cierto, Kirishima-kun — detuvo el andar del chico — Cuida bien de él por favor, es lo último que nos queda a mí y a mis hermanos, y creo que el estrés lo está matando
— Tenga por seguro que su padre regresará a casa sano y salvo Nanami-san — prometió dando la media vuelta al escuchar como el canoso tocaba el claxon desesperadamente — ¡Ya voy! ¡Ya voy!
Una pequeña ráfaga de fuego azul paso frente suyo, advirtiéndole de la presencia de quien menos quería ver o hablar, o siquiera pensar. Se apresuró al carro antes de que aquel ente hiciera aparición.
— Vayamos rápido a casa por favor — de pronto cayó en cuenta de sus acciones imprudentes
— ¿Paso algo? ¿Acaso Nanami le dijo algo que le molestara?
— No, solo, vámonos pronto — se sentía mareado, desorientado, no sabía por qué pero seguramente tenía que ver con el pelinegro
Pero tal vez era el remordimiento que de pronto invadió su cuerpo al reflexionar. Había puesto a la familia de Katashi en peligro al ir a visitarlos como si nada. Si aquella ráfaga provenía de Dabi, significaba que lo estaba siguiendo sin descansar, y realmente no sabía el porqué, no es como si fuera alguien apetecible para los villanos, ¡Hasta el mismo Dabi lo dijo! Entonces no entendía la enferma obsesión que le tenía. Pero más allá de eso, no sabía si en ese momento los estaba siguiendo.
— Katashi, ¿Tu familia está protegida por la agencia?
— Claro, ser el mejor escolta de la agencia también tiene sus peligros, por mi parte he recibido amenazas de muerte hasta de fans de los pro-hero, necesito a mi familia a salvo — respondió con la mirada hacia el camino — ¿Por qué la pregunta?
— No es nada, solo, curiosidad — aquella noticia lo tranquilizó, no se debía preocupar por la familia de su guardaespaldas, ahora solo debía resguardar su pellejo, y el del canoso
Llegaron a la casa y esperaron pacientes hasta la llegada de Bakugou, siendo Katashi el más preocupado de los dos.
La habitación estaba en calma, permitiéndole a la pareja un momento de descanso placentero. Mientras el rubio soñaba con obtener el puesto número uno en la lista de pro-hero y restregárselo a Midoriya, el pelirrojo tenía uno de esos sueños que lograban mantenerlo en calma y nostalgia a la vez, se encontraban él y Katsuki pasando el rato sentados bajo la sombra del tejado en una pequeña casa con vistas al valle que los rodeaba, siendo el rubio quien le daba pequeños besos en sus mofletes causándole cosquillas por su barba sin afeitar.
— Basta Blasty, me hace cosquillas — balbuceaba entre sueños removiéndose en la cama
Abrió sus ojos pesadamente por una extraña sensación. Logrando distinguir entre la oscuridad dos faroles azules brillando y destacándose entre todo el ambiente desde una de las esquinas de la habitación.
— Hola, mierdecilla — un potente grito salió de sus labios a la vez que se aferraba a la piel desnuda de su novio
— ¡¿Qué?! — el rubio se despertó aturdido apuntando a todas direcciones listo para explotar a la amenaza
— ¡Ya estoy aquí señor Kirishima! — apareció en escena Katashi con una pose algo extraña
Las luces fueron encendidas y el pelirrojo regresó la vista a aquella esquina sin divisar a Dabi.
— Es que yo, creí haber visto algo — regresó la vista a los dos hombres un poco desorientado — Perdón por asustarlos
— Estas delirando, vuelve a dormir — Bakugou regresó a su posición inicial cerrando los ojos intentando conciliar el sueño otra vez — Ya te puedes ir Katashi, solo fue una falsa alarma
— Estaré alerta por si acaso — se retiró de la habitación apagando las luces
Kirishima también se acostó, pero no lograba atrapar el sueño, se sentía observado, vigilado por un ente entre la oscuridad. Temblaba como chihuahua hasta que sintió los fuertes brazos de su pareja rodear su abdomen en un abrazo protector.
— Sé que tienes miedo pelos de mierda, pero fue sólo una pesadilla, nada más
— Gracias por estar aquí, Blasty
El rubio no se pudo sentir más contento al escuchar aquel apodo acaramelado, lo extraña, pues últimamente el pelirrojo solo usaba Katsuki o Bakugou para llamarlo, pero de entre todos, Blasty era su apodo favorito.
En tanto fueron pasando los días, Kirishima recuperaba la confianza perdida; tal parece que el terapeuta Kato si era hombre de palabra, pues lo estaba ayudando a olvidar aquel pasado oscuro; permitiéndole así soltar y avanzar hacía un mejor futuro.
Y de igual forma, los arduos entrenamientos con Katashi estaban dando sus frutos, no más Kirishima flacucho y delgado, el antiguo había regresado y mejor que nunca. Al ver tales avances, Endeavor le dio pase de salida para regresar a la ciudad y a su trabajo cotidiano, sólo que ahora no salía a patrullar, se quedaba en su oficina haciendo informes y unos cuantos papeleos; eso sí, tenía la oportunidad de entrenar a los nuevos cadetes que año tras año entraban a la agencia.
Pero sus avistamientos de Dabi también seguían, ya sea fuera del trabajo, en el camino a casa, hasta en su propia casa. Siempre eran pequeños detalles que le advertían que el villano estaba cerca, ya fuera una pequeña ráfaga azul proveniente de no sabe dónde, un destello azul brillante, hasta el olor de su colonia que fácilmente se impregnaba en su nariz. Trataba de ignorarlo, pues en todas las ocasiones no lo había visto bien y Bakugou lo convencía que solo eran imaginaciones suyas al no poder superar el trauma, cambiando o ignorando el tema.
Esa noche regresaba a casa después de una exhaustiva jornada, pues ese día había realizado un simulacro con los jóvenes héroes, dividiendo el grupo en dos para asignarle el rol que iban a tener, siendo él el rehén a salvar. Toda la tarde lo estuvieron sacudiendo y llevando de un lado a otro hasta que finalmente los héroes fueron lo suficientemente astutos para salvarlo de las mazmorras que habían improvisado los villanos.
— ¿Cómo estuvo el entrenamiento de hoy señor Kirishima? — Katashi, su fiel amigo, era lo llevaba a casa
— Los chicos están aprendiendo a lidiar con situaciones de secuestro y rehenes
— Algo nostálgico, ¿No cree?
— Ni que lo digas
Aparcaron el coche, saliendo de éste mientras bromeaban. Hasta que una ráfaga, nada comparada a las anteriores, de fuego azul los separó.
— ¿Qué mierda? — se quedó paralizado al verlo frente a él — D-dabi
— Hola, mierdecilla
Antes de cualquier movimiento de parte del villano, el puño de Katashi impacto en su cicatrizado rostro, mandándolo unos cuantos metros lejos.
— Kirishima a la casa ¡Ahora! — gritó al ver como el pelinegro se incorporaba regresando en sus pasos
— ¡Toga! — llamó Dabi a los cielos y de entre los arboles apareció la chica
— Hola rojito — saludó empalagosa antes de saltar sobre el pelirrojo
La batalla comenzó, Dabi intentando acercarse a Kirishima, tratando de lidiar con Katashi que ni le permitía dar un paso, al parecer el viejo era un hueso duro de roer. Mientras Eijiro esquivaba las cuchillas de la rubia y también propinaba un par de golpes que dejaron aturdida a la chica.
— ¿Quieres un poco de ayuda por allá? — preguntó Dabi esquivando uno de los golpes del canoso
— No me vendría mal — respondió yendo a atacar de nueva cuenta con un nuevo par de cuchillas en su mano
Del bosque aparecieron dos Nomus con órdenes de resguardar tanto al pelinegro como a la rubia. Por lo que se fueron directo hacia Katashi y Kirishima.
— ¡Señor Kirishima, huya antes de que lo atrapen! — más la advertencia fue en vano, el susodicho ya se encontraba rodeado por la chica y el monstruo — Mierda — no se podría concentrar en el pelirrojo cuando tenía a un pirómano encima suyo
...
Se estaba por desmayar, no recordaba que las peleas fueran así de exhaustas, o tal vez era porque no estaba acostumbrado a peleas largas.
Empezaba a fallar golpes, esquivaba torpemente a Toga llevándose más de una cortada en brazos y cara, se estaba desangrando. Vio de reojo a Katashi, él seguía de pie y lucia como si aún aguantara un par más de horas; aquello lo alivió, pues no se tendría que preocupar por la seguridad del señor, en lo que debía enfocar su atención era en su propia seguridad.
La mujer alargaba sus brazos para atacar, cuidando que su cara o cuerpo no salieran lastimados, por lo que podía usar eso a su favor y esquivar el siguiente golpe para sujetar el brazo y arrematar en un golpe contra el suelo.
Mas sus pensamientos fueron interrumpidos por la imagen de su escolta volando por los cielos hasta terminar estrellándose en la casa atrás suyo.
— ¡Katashi! — corrió hacia el hombre pero una enorme flama se atravesó en su camino, destruyendo a su paso todo aquello que tocaba, eso incluía el enorme muro de madera y a Katashi, inclusive hasta el mismo Dabi resultaba afectado, aquellos solo comprobaba la potencia de las llamas que parecían emerger del mismísimo infierno
— E-estoy bien señor Kirishima, solo, huya por favor — apenas y podía hablar, tenía los dientes apretados, sintiendo un calor inmenso que se albergaba en su interior y su piel se chamuscaba lentamente, era un dolor agonizante, que estaba seguro que ni el mismo Endeavor pudiera contener un grito al someterse a tales temperaturas
— ¡Ya basta! — el pelirrojo en vez de acatar las órdenes de su mayor, corrió hacia el villano plantándole un golpe certero en la mandíbula, desestabilizándolo, haciendo que deje de usar su poder
La chica estaba a punto de atacar, al igual que el par de Nomus, hasta que vieron como Dabi alzaba su mano, en señal de espera.
— Ruégame que pare — habló con esa voz de ultratumba
— ¡Ya vete de una maldita vez! — se acercó peligrosamente al villano — ¿No te es suficiente con quitarme mi quirk, acosarme todos los días y prácticamente intentado matarme?
— Implora que me detenga — abrió su palma en dirección a Katashi en espera del otro — O si no muere rostizado
Kirishima solo apretó la mandíbula, negándose a hacer lo que Dabi quisiera.
— ¿O es que acaso no le rogaras a éste ser despreciable? Que lo único que lo define es la asquerosidad — el pelirrojo se quedó sij palabras, había visto aquella transmisión y claro que se iba a enojar al escuchar cómo se expresaba de él, pero en aquel momento no le importó, solo quería sacar lo que llevaba dentro, aquel veneno que había guardado tantos días
— Bien, tú lo pediste — las llamas se avivaron otra vez, dirigiéndose al hombre canoso el cual no se podía mover de lo débil que se encontraba
— ¡No! ¡Está bien, está bien! — se acercó al pelinegro agarrándole de la chaqueta — Por favor Dabi, para con esto, no le hagas daño por favor
— De rodillas — el contrario dudo un instante hasta que vio como levantaba el brazo de nueva cuenta
Entonces hizo lo que nunca pensó que haría, se arrodillo ante un villano.
Siempre soñó con doblegar a los villanos a tal punto de que pidieran perdón de rodillas por sus crímenes y a su vez, pidieran clemencia. Pero ahora la historia era al revés, siendo él el doblegado ante Dabi, que tenía una sonrisa cínica en ese momento.
— Por favor, te suplico que por favor nos dejes, no sé qué es lo que quieres de mí, si querías que te temiera, te temo, si me querías ver de rodillas, aquí me tienes, pero por favor, deja ir a ese pobre hombre en paz y de igual manera, déjame en paz por un demonio — no levantaba la cabeza del piso, tenía miedo de ver qué clase de cara estaba haciendo el pelinegro en ese momento
— Toga, hazlo
— Ay, yo solo venía a ver a rojito ¿Por qué siempre tengo que hacer el trabajo sucio? — a regañadientes, la chica empezó a caminar
— No me mates por favor — con lágrimas en los ojos alzó la vista
— Tranquilo, sólo dejaré a tu amigo en paz — sonrió sin quitar la mirada de enfrente — Para siempre
Su mirada viajó a donde estaba mirando Dabi, palideciendo al ver como su escolta, su confidente, su entrenador, su amigo era degollado por una de las cuchillas de la rubia.
— ¡Katashi! — corrió hacia su amigo arrodillándose ante el cuerpo inerte, ya no estaba, era imposible salvarlo, pues su cabeza estaba al costado de su cuerpo — ¡No! — gritó desgarradoramente a los cuatro vientos, no solo había perdido a su amigo, no había cumplido la promesa de Nanami-san
— Ahora — dio la señal Dabi y ambos Nomus corrieron en dirección a Kirishima que solo lloraba desconsolado abrazando la cabeza de Katashi, apretándola contra su pecho
Sin embargo su camino se vio interrumpido por alguien que había caído del cielo, levantando polvo consigo.
Y al disiparse, no era nada más ni nada menos que DynaMight en persona.
— Blasty — susurró el pelirrojo aliviado de su aparición
— ¡DynaMight! — chilló aterrada la chica rubia, pues en su último enfrentamiento casi resultaba lastimada por sus propias cuchillas
Por el contrario, Dabi chasqueó la lengua, enojado por arruinar sus planes de matar a aquel estorboso ser llamado Kirishima Eijiro.
El héroe, volteó hacia su pareja, encontrando algo que le produjo un descontento enorme, dirigió su mirada al grupo de villanos, a quienes los recorrió un leve escalofrío al ver aquellos ojos puntiagudos, que lo único que transmitían era sed de sangre.
— Han cavado su propia tumba
...
No esperaba que la batalla terminase así; con los villanos escapando gracias a los portales de Kurogiri y su casa destrozada por el impacto de los Nomus al ser volados por él mismo. Después de tranquilizar su respiración, se acercó a paso lento a Kirishima, que seguía temblando con la cabeza del difunto Katashi entre sus manos.
— Eijiro — su voz rasposa previno una futura afonía
— No fui fuerte, no pude protegerlo — sollozó
— Fuiste el más fuerte de todos, créemelo — Bakugou se arrodilló a su altura, abrazando a su tembloroso novio intentando transmitirle seguridad
Lo que no sabía era que él también empezaba a temblar, el miedo que sintió al ver como aquellas criaturas corrían en dirección a Kirishima, no se comparaba con ninguna otra sensación. Se separó de Eijiro, sin mucho ánimo, pero debía hacer una llamada en ese momento.
— Deku, necesito tu ayuda
— Estamos reunidos hoy y aquí, para despedir al señor Satō Katashi que ahora se encuentra en un descanso eterno
Todo el ambiente estaba tenso, las personas vestidas de blanco y negro daba a entender lo que se estaba llevando ahí y ahora.
Kirishima se sentía incomodo, y no porque estuvieran enterrando a su amigo en una fosa apartada bajo un viejo roble del panteón; sino, porque la intensa mirada de la señorita Nanami estaba clavada en su persona, pensaba, que si las miradas mataran, él estaría ocupando el lugar del señor Katashi.
A su lado estaba su pareja, aunque más que reconfortarle éste hecho, se sentía angustiado, pues Bakugou no le dirigió palabra desde aquel día.
Algunos presentes dieron sus condolencias a la familia, y dijeron unas cuantas palabras rememorando los tiempos que pasaron junto al difunto antes de su muerte. El pelirrojo quería también despedir a su amigo, pero sentía que si lo hacía, la hija de Katashi se le lanzaría encima, por lo que se guardó cualquier comentario hasta que estuviera solo.
Al finalizar todo el evento, cuando la tumba estuviera cubierta por kilos de tierra y la adornara un sinfín de flores –claveles en su mayoría–, el pelirrojo se acercó al trio de hermanos que se estaban abrazando entre sí, buscando apoyo entre ellos mismos.
— Disculpen — les llamó la atención con un golpeteo en su hombro — Solo quería darles mi más sentido pésame, les juro que-
Sus palabras se vieron interrumpidas por el impacto en su mejilla, la hermana mayor lo había golpeado con una rabia insuperable.
— Vete — pidió en un murmuro — ¡Que te vayas dije!
— Nanami no seas grosera — le susurro el menor de los tres llevándose a su hermana que lloraba desconsolada
— Lo siento por eso Kirishima-kun, sabemos que no fue tu culpa esto, aunque mi hermana crea lo contrario — posó su mano en el hombro del pelirrojo — Muchas gracias por venir, cuando nos fueron a visitar, se notaba a leguas que te adoraba, creo que el que estés presente en su funeral lo ha de haber hecho tan feliz
— Gracias
— Bueno me retiro, se nota que te quieres despedir
Kirishima sonrió al verse descubierto, al ver como el último de los hermanos se alejaba; se acercó hasta estar a un lado de la tumba y se arrodilló frente a ésta.
— Hola Katashi, muchas gracias por defenderme y mantenerme a salvo, pero te agradezco más por los momentos compartidos, las risas, los lamentos, las anécdotas — sus ojos se cristalizaron — Hiciste a la perfección tu trabajo, y te lo digo porque sé que eres muy fan de lo perfecto, así que ya puedes descansar en paz, amigo mío
Aguantó las lágrimas al escuchar como alguien caminaba entre los arbustos, seguramente alguien que de igual manera había esperado hasta el final para despedirse por siempre de su amigo. Mas su sorpresa fue cuando sintió como unos brazos fuertes lo abrazaban por la cintura y le respiraban en la nuca, no se alejó, pues a kilómetros podía distinguir el olor a nitroglicerina que secretaba su novio.
— ¿Blasty?
— Llora pelos de mierda
— ¿Qué?
— Llora, tienes derecho a hacerlo, tu también perdiste a alguien importante
Y con ello, el pelirrojo se largó a llorar en los hombros de su prometido, desahogando así sus penas, llorando lo que no pudo llorar desde aquel día.
Muy flojos los capítulos, lo sé, pero no quería hacer tan apresurado todo.
En fin, muy pronto se viene la boda y un par de cosillas más.
Y ambas partes no tienen bonus por dos cosas, uno, originalmente iba a ser un solo capitulo, pero eran como 10,000 palabras y no los quería saturar mucho, y dos, no lo vi necesario.
En fin. Gracias por seguir leyendo.
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