9 - Fuego

Seonghwa

Aun cuando las chicas no atraen tengo que reconocer que esa chica tenía unas curvas y unos atributos más que buenos, pero lo que más me llamaba la atención era la manga de tatuaje que tenía desde el comienzo de la cadera hasta el final de la rodilla en definitiva eso le daba un toque atractivo a su cuerpo. Entiendo por qué Sunno no se pudo resistir, pero esto será incómodo para mí porque no se me para aún viendo a esta chica sin nada.

— ¿Se van a quedar solo mirando? Quiero que se quiten la ropa entre ustedes — ordenó la chica.

Sunno enseguida se acercó a mí para hacer lo que la chica pidió.

— ¿Vas a hacer todo lo que diga? — le cuestione cuando esté comenzó a desabotonar mi camisa.

Debe ser mucha calentura la de este chico para dejarse dominar.

— No pienses mucho solo actúa y ya, para que el momento sea placentero — me pidió.

Cómo quieras, baje mis manos a su cinturón y lo desabroché con agilidad, la ropa fue quedando poco a poco en el suelo hasta el punto que podía apreciar delante de mí la figura delgada de Sunno totalmente desnuda.

— Lo tengo más grande — me burlé.

Alo que él me miró como si me quisiera matar por avergonzarlo delante de la chica, lo siento me olvidaba de ella.

— ¿Ahora sí podemos empezar a jugar? — pregunto el pelirrojo ansioso acercándose a la chica.

Esta negó y recogió su bata del suelo para volver a colocársela.

— El juego empieza cuando yo digo — le aclaro la chica mientras se acercaba a nosotros para toquetearnos sin descaro.

Lo siento, pero está situación no me emociona si tengo a una chica como participe, me gustan los hombres y no tengo duda de ello mientras que Sunno parece más que alegre, amigo eres muy rápido pensé para mí mismo cuando note que ya tenía una erección.

— Si el juego es muy lento se volverá aburrido — le reproche.

Creo que no debí aceptar esto, ahora me estaría cogiendo a un rubio que seguro sabía cómo alegrar a mi amiguito.

— Ya que estás tan impaciente, quiero que lo beses — me pidió la chica a mí.

¿Besar a Sunno? Bueno no es la primera vez que beso a un amigo mío.

— ¿Estás de acuerdo con esto? — le pregunté no me agrada la idea de ser controlado por alguien, pero si esto es lo Sunno quiere lo haré.

Solo espero que la noche pase rápido no creo que sea divertida para mí, solo dejaré que el pelirrojo se coja a esa chica mandona y yo estaré de adorno.

— Has todo lo que ella te diga no tengo ningún problema — me dio permiso.

Me acerqué a este lentamente probando por primera vez sus labios en un toque sutil para luego moverme con agilidad, Sunno se dejaba y seguía los movimientos de mis labios, mordí su labio de forma un poco brusca para molestarlo, pero a este le gustó y me devolvió el gesto acercándose más a mí para volver el beso más intenso, era un vaivén de movimiento dónde probaba sus labios a mi gusto, introduje mi lengua en su boca cuando este suspiro en medio del beso buscando aire, jugué con su lengua y explore ciertos rincones de él. Me separé dejando entre nosotros un pequeño hilo de saliva que dejaba en evidencia que ambos habíamos disfrutado del momento.

— Ahora si empieza el juego — admitió la chica excitada con la situación.

Sunno se acercó a ella y la beso de forma salvaje mientras apretaba los senos de esta con sus manos, yo me acerqué al pelirrojo por detrás haciendo que este se sobresaltara un poco al sentir algo detrás de su trasero, confieso que ya me estaba comenzando a emocionar y no precisamente por la chica.

— Yo también me quiero divertir — le susurré a Sunno en el oído mientras lamía su oreja y la mordía con sutileza haciendo que este jadeara.

La mano de Sunno bajo hasta la zona v de la chica y comenzó a mover sus dedos por encima de su clítoris haciendo que está gimiera, sus movimientos eran lentos, pero seguros, se notaba que sabía lo que hacía y eso me emocionaba aún más. Acaricié con mis manos las curvas del cuerpo del pelirrojo asombrando de lo bien que encajaba su cuerpo con el mío, en definitiva tiene un buen cuerpo, apreté sus pezones ganando jadeos por parte de él.

— Vamos al sofá — pidió la chica con la respiración agitada y las pupilas dilatadas.

Me senté en este lugar y la chica se sentó en mi regazo para dejar sus piernas abiertas a la disposición de Sunno, comencé a tocar a la chica para que está probará el placer a un nivel más elevado aún cuando mi atención está en definitiva en ese pelirrojo que estaba probando a la chica con su propia lengua. Era imposible no preguntarme si también tendría esa agilidad con algo más grueso y grande en su boca.

La chica gemía de placer casi al punto de llegar al orgasmo, no me gustan los gemidos de las mujeres, me gusta escuchar como un hombre me suplica por más y jadea por mí, los gritos de las mujeres solo me desesperan.

— Detente — le pidió la chica a Sunno — En los cajones están los condones y los lubricantes ve por ellos — le ordenó la chica al pelirrojo, el cuello y rostro de Sunno estaban rojo demostrando que realmente estaba excitado. La chica aprovechó que mi amigo estaba lejos para sentarse adecuadamente en su regazo y tocar mi miembro con descaro.

— Si lo sigues tocando solo provocaras que se ponga blando — dije muy seguro.

Si soy sincero conmigo mismo lo único que mantiene mi emoción y deseo es el pelirrojo que se está acercando nuevamente a nosotros con los condones y lubricantes en la mano.

— Entonces mejor te doy lo que tú quieres... a él — susurro en mi odio antes de levantarse de mí para quitarle a Sunno lo que esté traía en las manos.

Se acercó a mí y me entrego un condón para luego acostarse en la cama para abrir sus piernas para comenzar a prepararse con el lubricante.

— Colócamelo — me pidió Sunno con una sonrisa burlona.

Me levanté del sofá dispuesto a colocárselo, pero antes probaría más de sus labios, agarre su cintura y pegue sus labios con los míos, mordiendo y lamiendo a mí antojó y Sunno no se quedaba atrás jalo mi cabello con rudeza mientras pegaba sin descaro alguno su cuerpo al mío para sentir la presión de forma más placentera.

— Si sigues besándome así tal vez el que termine follado seas tú — le susurré en el odio cuando nuestros labios por fin separaron.

No me importaba que la chica se estuviera masturbando delante de nosotros.

— Buen chiste, pero eso no pasará — dijo Sunno con determinación.

Es un jodido chiste esto porque ayer juraba que no me iba a acostar con Sunno y ahora estoy involucrado en esta situación. Le coloqué el condón al pelirrojo con agilidad, el toque de mi mano sobre su miembro lo hizo jadear por la estimulación del movimiento de mi mano.

— Solo es un chiste si tú quieres — dije cuando termine de colocar el condón.

Sunno negó con una sonrisa juguetona y se acercó a la chica, la beso y tocó a su antojo, lamió el pecho de esta y lo mordió haciendo que está gimiera con gata en celo. Ahí entendí que yo sería un espectador, Sunno comenzó a entrar en ella, realmente se movía muy bien, nunca pensé que vería a un amigo coger delante de mí.

Me senté en el sofá masturbándome pensando en cómo hubiese sido follarme al rubio con el que estaba coqueteando antes, los jadeos y gemidos se mezclaban en la habitación, los sonidos obscenos de las embestidas me calentaba más así que apresure los movimientos de mi mano, arriba y abajo.

La pareja que estaba en la cama se corrió con gran éxito mientras yo seguía en busca de esa sensación aunque era difícil imaginar cuando mi cuerpo deseaba el tacto de alguien más.

— Ven acá — me pidió la chica.

La posición de sus cuerpos había cambiado, la chica estaba sentada abrazando y besando al pelirrojo, me subí a la cama con ellos y la chica le susurro algo en el oído a mi amigo, este se acercó a mí y sin aviso alguno comenzó a masturbar mi miembro con su mano. La chica besaba y masturbaba a Sunno, mientras esté se esforzaba por complacerme.

— Te ves muy atractivo con el mío en tu mano — dije para burlarme de él.

Pero este no pareció molestarse, su rostro estaba rojo y jadeaba por el placer que la chica le daba, deje escapar un gemido de mi boca cuando este apretó mis bolas con fuerza, lo mire deseando que su mano fuera remplazo por su boca caliente, pero no podía pedirle eso, sus movimientos comenzaron a volver más feroces y justo cuando sentía que el placer tocaba todo mi cuerpo pegue sus labios con los míos.

Nos corrimos al mismo tiempo, nuestro cuerpo estaba lleno de semen, pero lo que más no importaba era mantener el ritmo del beso que me hacía querer más.

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