1 - Aquí nadie cuida de esto, esto está abandonado
¿Alguna vez han escuchado de la teoría de la ventana rota? Si no la han leído o escuchado sobre esto se los explicaré para que entiendan como me siento. Esta es una teoría de Zimbardo un psicólogo social, está teoría está basada en un experimento en cuál se abandonó un coche en un deteriorado barrio pobre, peligroso, conflictivo y lleno de delincuencia. El autor dejó el vehículo con sus placas de matrícula arrancadas y con las puertas abiertas para simplemente observar qué ocurría. Y sucedió que al cabo de tan solo diez minutos, el coche empezó a ser desvalijado. Tras tres días ya no quedaba nada de valor en el coche y a partir de ese momento el coche fue destrozado.
Pero el experimento no termino ahí. Había una segunda parte consistente en abandonar otro vehículo idéntico y en similares condiciones pero en este caso en un barrio muy rico y tranquilo. Y sucedió que durante una semana nada le pasó al vehículo. Pero autor del experimento decidió intervenir, tomó un martillo y golpeó algunas partes del vehículo, entre ellas, una de sus ventanas, que rompió. De este modo, el coche pasó de estar en un estado impecable a mostrar signos de maltrato y abandono. Y entonces, se confirmó la hipótesis de Zimbardo. ¿Qué ocurrió? A partir del momento en el que el coche se mostró en mal estado, los habitantes del barrio de ricos se cebaron con el vehículo a la misma velocidad que lo habían hecho los habitantes del barrio de pobres.
Lo que dice la teoría de las ventanas rotas es muy lógico, si en un edificio aparece una ventana rota, y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. ¿Por qué? Porque se está transmitiendo el mensaje "aquí nadie cuida de esto, esto está abandonado"
Sé que se estarán preguntando ¿Y esto que tiene que ver contigo? Es muy sencilla la respuesta, comencé a mentir y a fingir para que nadie se diera cuenta de lo roto que estaba por dentro, pero las cosas no acabaron con una o dos mentiras, fueron aumentando exponencialmente hasta el punto que siento que todos los días miento cada vez más y más. Mi primera mentira fue esa primera ventana rota en el edificio y ahora siento que solo quedan ventanas rotas en mi realidad.
Siento que me puedo derrumbar en cualquier momento por eso es hora de reparar las ventanas rotas de mi vida antes de que sea demasiado tarde.
— ¿El cuarto está bien o prefieres otra habitación? — me preguntó Seonghwa mientras se
acomodaba su camisa.
Sus ojos grises resaltaban muy bien con su nuevo corte de cabello, antes acostumbraba a tener su cabello por los hombros, pero ahora su cabello solo alcanza a tocar sus orejas con sutileza, la barba que antes lo hacía lucir más maduro ya no está presente lo cual en resumen lo hace lucir más joven y atrevido. Si soy sincero tengo un poco de envidia porque él es un famoso cirujano que tiene claro lo que quiere, tiene dinero, éxito y su cama nunca está vacía ¿Qué tengo yo? Pues... hambre.
— Está perfecta, es mil veces más grande que mi habitación anterior, tengo mi propio baño y mi propia tele y una cama gigante — admití mientras sacaba los pósters de mis películas favoritas — ¿No tienes problema con que decore un poco? — le pedí permiso.
Mi padre está realizado una investigación junto a su mejor amiga acerca de la marginalidad que reciben las comunidades indígenas lo cual no es una tarea rápida ni fácil por eso yo me quedaré a partir de hoy con Seonghwa que según mi padre es la persona adecuada para que no desperdicie este tiempo encerrado viendo películas y series.
Es gracioso porque antes mi vida no era tan sedentaria, pero desde que comencé a vivir con mi padre siento que se me ha pegado la forma de vivir de él.
— Ninguno, puedes darle tu toque a esta habitación para que te sientas más cómodo — dijo con tranquilidad mientras luchaba con colocarle un broche a su camisa.
Deje los posters en la cama y me acerqué a él, la diferencia de altura no es mucha realmente pareciera que soy igual de alto que él, pero la realidad es que él me supera por dos centímetros.
— Deja que te ayude ¿A dónde vas a salir? — pregunté mientras colocaba el broche en su
camisa sin maltratar mucho la tela.
A veces veo la vida de Seonghwa y siento que no he hecho nada con la mía, tengo 20 años, pero no tengo aún un título universitario, ni siguiera sé que es lo que realmente quiero.
— El hospital donde trabajo realizará una pequeña fiesta de recaudación de fondos y prácticamente estoy obligado a asistir porque el director me invitó personalmente — el cuello de su camisa también estaba mal acomodado así que decidí colocarlo adecuadamente — Te dejaré mi tarjeta para que pidas lo que quieras para comer, perdón por tener que dejarte solo justo cuando acabas de llegar — dijo antes de apretar mi hombro.
Estoy un poco cansado del viaje, no tanto por estar varias horas sentado, estoy cansado porque cuando estoy solo pienso de más.
— No te preocupes, ve a la fiesta y trata de ser positivo tal vez encuentres algún chico para divertirte — dije tratando de disimular que no me importaba.
Cuando comienzas a mentir llegas a un punto dónde es dificil determinar que es verdad y que es una farsa, las sonrisas, las risas y demás se vuelve simples gestos y acciones vacías.
— ¿Crees que para mí es difícil conseguir chicos? — cuestionó con burla.
Rodé los ojos porque sabía perfectamente la respuesta.
— No comiences a presumir, vete mejor que se te hará tarde — dije mientras lo sacaba del que sería a partir de ahora mi cuarto.
Busque mi celular entre mis cosas y le escribí a mi papá avisándole que ya había llegado, tenía varios mensajes de Félix preguntándome cómo estaba, pero no fui capaz de contestar, prefiero ser amado que odiado así que necesito tiempo para dejar ese amor no correspondido, él es mi amigo y nada más.
Salí del cuarto asegurándome que Seonghwa no estuviera cerca cogí la tarjeta que me había dejado en la mesa junto con una llave para mí, necesito respirar un rato y llenar mi estómago.
***
La chica de la recepción muy amablemente me recomendó un restaurante de comida que quedaba varias cuadras de distancia del edificio, me habló maravillas del lugar así que decidí caminar hacia ese punto. Llegué al lugar y me sentí un poco fuera de lugar por lo elegante que era, de inmediato sentí miradas por mi vestimenta "señores respeten el flow" traía ropa para estar en la casa lo cual en otras palabras es ropa desgastada que uso como pijama.
"Lo siento mundo, pero me apetecía viajar con ropa de lujo"
— Joven este lugar es un poco costoso... podría ir a otro restaurante que sea más económico — menciono uno de los meseros de forma despectiva cuando me senté en una mesa.
Levanté mi ceja y sonreí con seguridad antes de sacar la tarjeta que me había dado Seonghwa.
— Estoy seguro de que podré pagar un lugar como este y más — dije con superioridad.
Le quité la carta que contenía la información de los platos de comida.
— Si las personas juzgaran menos y trabajarán más créeme que sería un mundo más igualitario dónde ricos y pobre no tuvieran una brecha en medio que los dista de ser iguales — exclame con fastidio antes de pedirse que se retirara.
Si no tuviera mucha hambre me hubiese largado de aquí, pero no estoy de ánimo para eso. Comencé a detallar los platillos en busca de algo que no fuera ensalada o pescado, realmente no me gusta eso.
Pedí una hamburguesa con papitas fritas porque era lo más apetecible según yo, el chico de antes tomo mi orden con cierto enfado disimulado, yo no le hice nada solo le dije la verdad pocas veces la digo de esa forma tan directa, pero la mirada de ese chico solo me hizo enojarme.
— ¡oink, oink! Cerdito ven acá — expreso un chico con burla mientras llamaba a uno de los meseros.
Su mesa estaba al lado mío, eran una chica y dos chicos, el que era más bajo tenía su cabello castaño claro, sus ojos azules claros que resaltaban por sus ojeras inflamadas, era delgado y un poco narizón mientras que el otro chico era alto con piel broceada y con cuerpo ejercitado, con gafas, el cabello oscuro que combinaban a la perfección con sus ojos café y sin olvidar el tatuaje en su brazo que era dos líneas que iniciaba en su cuello y terminaba en su dedo angular.
La chica en cambio tenía una piel perfectamente cuidada no había rastro de imperfección, su nariz estaba inclinada correctamente al igual que sus labios que tenían una proporción y figura llamativa, sus ojos verdes resaltaban por el rosa de su maquillaje y ni hablar de sus cejas y cabello que parecían sacado de comercial.
— No me hagas enojar y ven aquí — expuso el chico con el tatuaje con enfado.
Los demás ignoraban la situación mientras yo me llevaba de impotencia al ver cómo el mesero parecía aterrado, se acercó a la mesa del chico que lo llamaba apretando sus manos entre sí y bajando la cabeza.
— Buenas no-oches — tartamudeo el mesero que era corpulento, bajito y con bastantes granos en su rostro.
Podía ver desde aquí como el sudor bajaba por su frente.
— Este cerdo ni hablar sabe — se burló el chico del tatuaje mientras se levantaba de su silla para colocarse al lado del chico de baja estatura.
Este trato de alejarse, pero el tipo lo cogió del cuello fuertemente con unas de sus manos para intimidarlo aún más.
— ¿Por qué estás mirando a mi novia? Si piensas que alguien como ella se fijaría en un cerdo como tú estás mal de la cabeza — sus palabras parecían llenas de superioridad.
La chica no decía nada solo saco su celular e ignoro la situación.
— Yo-o... no — el que era narizón de ojos azules interrumpió al chico corpulento.
— Sangha se está burlando de ti tocará enseñarle al cerdito quién manda — dijo el narizón mientras cogía al mesero apretaba su barbilla con brusquedad.
El mesero que estaba siendo intimidado negó rápidamente, pero el narizón lo ignoro y cogió un plato que estaba lleno de sopa y se lo tiró en todo el cabello y cara al pobre chico.
Mire a todos lados esperando que alguien se indignara como yo lo estaba, pero todos estaban sumergidos en su mundo lo cual me enojo aún más, los chicos sacaron sus celulares para tomarle foto al chico que era llamado "cerdo" ahí fue el momento donde yo no aguante más.
— Hey ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño? — lo rete llamado totalmente su atención.
El chico narizón soltó al mesero que trataba de limpiar su rostro para acercarse a mí.
— No te metas en esto zanahoria, nadie te llamo — me advirtió.
¿Zanahoria? Imbécil las zanahorias son naranjas no rojas, mi cabello es rojo, contra que pendejo es daltónico.
— Me meto en lo que se me dé la gana, deja al chico en paz antes que me enoje — lo amenacé de buena manera.
El chico tatuado se alejó del chico con sopa en su ropa para defender al narizón, pero este le pidió que le deja esto a él.
— ¿Crees que le tengo miedo a alguien como tú? Niño me das es lástima seguro estás aquí mendigando por plato de comida porque se nota que no tienes de dónde caerte muerto... — mi golpe en su rostro silencio su asquerosa boca.
Todo paso tan rápido, el otro chico se lanzó contra mí y golpeó en el estómago, pero no me deje y devolví el golpe, el otro también fue en busca de herirme, pero el chico que estaba lleno de sopa se subió a su espalda para detenerlo. Golpe tras golpe, gritos de las personas a nuestro alrededor, todo se volvió un caos.
***
— ¿Estás bien? — pregunto el chico al que defendí minutos antes.
Las cosas terminaron más que mal, la policía llego y ahí me di cuenta lo injusto que era la vida, a los chicos imbéciles los dejaron ir mientras a nosotros nos metieron a una celda.
— Estaría mejor si este mundo no fuera tan desigual — me dolía mi mejilla y podía asegurar que tenía un golpe ahí.
Mire mal al policía que nos vigilaba.
— Esto es mi culpa, no debiste meterte yo me lo merecía... — lo interrumpí.
— No es tu culpa, no mereces ser tratado así, ellos son los imbéciles aquí no nosotros, esto no va a quedar así — cuando se mete algo en la cabeza no hay quien me lo saqué — Hey conozco mis derechos así que déjame hacer una llamada antes que te denuncie por violación a mi integridad y por discriminación — le dije al policía que nos estaba cuidado.
Este suspiro y me dejó salir de la celda, de algo me tiene que servir los cuatro semestres de derecho que hice.
— Saldremos de aquí, yo resolveré esto — le dije al chico que estaba empapado de sopa.
Camine junto al policía hacia el único teléfono disponible, marqué el número de Seonghwa y cruce de dedos para que esté me contestara.
— ¿Quién eres? — pregunto Seonghwa en el otro lado de la línea con las respiraciones algo agitada.
No me digas que está haciendo... no que asco ni siguiera quiero imaginarlo.
— Seonghwa... imagínate que estoy en la cárcel ¿Me puedes sacar? — dije tratando de sonar inocente.
Si mi padre no se entera seguiré vivo, primer día con Seonghwa y ya estoy en la cárcel que buen cuidador tengo.
— ¡Qué carajos! — exclamó esta sorpresa — ¿Qué paso? ¿Estás bien? — pregunto mientras se escuchaba como se acomodaba el cinturón.
Que calenturiento es el niño ¿Con quién andará cogiendo? Seguro con algún chico almeja que le abren las piernas a cualquiera que les habla bonito.
— Me peleé con unos pendejos, pero no tengo tiempo para contar todos los detalles necesito que me saques de aquí a mí y a un amigo — dije sin olvidarme del chico que estaba en la celda.
El me recuerda a mí, a lo que soy yo realmente un chico lleno de culpa y victimización, él cree que es el responsable de todo lo que le pasa y merece lo peor por simplemente ser él. Ese chico muestra lo que realmente soy por eso quiero ayudarlo... tal vez así descubra como ayudarme a mi mismo.
— Dime qué ganaste la pelea para al menos sentir que valió la pena que dejara a mi masculinidad sin diversión — expuso.
Obvio que la gane, esos chicos mañana no podrán levantarse de la cama sin maldecir del dolor, pero las cosas no van a terminar ahí.
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