Capítulo XVI

Hola hola 👋🏻
Espero estén bien, yo estoy intentado estar bien 😅
Les traigo el siguiente capítulo y de corazón espero les guste.
Besos y brazos ❤️

Leia

Cerré los ojos y disfruté de la tranquilidad que este lugar me traía. El olor y la frescura del mar inundaba cada uno de mis sentidos. Las nubes parecían quemarse por encima de los rayos del sol, y éste dejaba sus últimos pasos antes de su ocaso.

Apreciaba cada detalle de este hermoso paraje, no sabía cuánto lo había extrañado, hasta que volví a mi hogar. El lugar que me vio crecer y convertirme en la persona que soy hoy en día. No tenía conciencia de lo mucho que amaba este lugar, hasta que lo abandoné.

Las olas perladas chocaban contra mi piel y podía sentir como refrescaban hasta mi alma. No había mejor lugar para curar tus penas y olvidar a tus demonios que éste. Mis pensamientos sobre la decisión que había tomado impactaban contra mi a cada segundo.

El plan debía funcionar, ya había hecho una pequeña maleta antes de salir con Custer a comprar un nuevo teléfono. En nuestra ausencia Amber, quién ya se había recuperado en un sesenta por ciento fingía estar dormida, ya se encontraba comprando nuestros pases de abordar para el vuelo nocturno.

Luego de que Custer me dejó en la tienda nosotras ya llevábamos a cabo nuestro plan de fuga. Pistas falsas y pequeños detalles nos darían el tiempo suficiente para poder huir.

— ¡Oh por Dios! — exclamé cuando me encontré con mi mejor amiga esperándome en el estacionamiento del aeropuerto — ¿Que te hiciste en el pelo amiga? — pregunté cubriéndome la boca para dejarme ganar por las ganas de reír.

— ¿Tan feo está? — me miró con sus ojos que ya no eran verdes sino cafés, un poco avergonzaba se acomodaba la melena negra que le llegaba hasta sus hombros.

— Sabes, espero que solo sea una peluca porque es una muy mala. — me burlé intentando contener mi risa.

— ¡Oye!, que no es una peluca. Sabes que tuve que sacar un pasaporte falso y cambiar mi apariencia en menos de un día. La huida sería inútil si seguía conservando mi antiguo look. — dijo algo molesta.

Me acomodé las gafas y la abracé para entonces susurrarle algo —: Tu siempre serás muy hermosa, no importa lo que hagas con tu pelo, para mi no hay nadie más perfecta. Ya sabes que solo bromeo y así le quito un poco de tensión a todo éste tema.

— Es que estoy un poco sensible con todo este asunto, estás sacrificando y arriesgando demasiado por mi. ¿Sabes que de este punto ya no hay vuelta atrás? — murmuro rompiendo nuestro abrazo para verme a los ojos.

— Lo sé, soy consciente de todo lo que estoy dejando. Pero sé que si estamos siempre juntas no hay nada que no podamos hacer. — la tranquilicé, todo estaba claro, arriesgaba a mi familia, a mi misma por ayudar a mi mejor amiga, a mi hermana. Pero muy en el fondo yo sabía lo que buscaba, quería encontrar un poco de lo que a mi vida le hacía falta.

— Siempre juntas. — dijo tomando las maletas de su coche y me entregó una — No sabes dónde tuve que meterme para conseguir mi pasaporte. En definitiva el mal está en mi sangre y siempre me llama. — soltó un largo suspiro.

— No digas esas cosas, la sangre que llevas no te convierte en quién eres y tampoco define a qué familia perteneces. Tu elegiste, me elegiste a mi y a mi familia. — dije tomándola de la mano y en la otra tenía mi maleta, y a pesar de su sonrisa, en su mirada solo había culpa y pesar— Anda, tenemos un vuelo que tomar.

Ambas nos pusimos en marcha mientras la noche nos cubría con su manto como si estuviera protegiéndonos.

Me abracé a mi misma intentando sostener todos mis pesares y entonces unos brazos finos me envolvieron, ella siempre estaba para mi y yo siempre estaré para ella.

Dejamos de lado todo, nuestra graduación, la exposición de arte y mi debut como artista, el trabajo de Amber y la inestable relación que tenía con Igor, y nos importaba muy poco lo que aquel detective me había dicho. Nuestro ayer había quedado en el pasado y no sabíamos que nos deparaba el futuro, solo teníamos nuestro presente. Dejé una vida de sueños por mi mejor amiga y no había nada que no haría por ella.

— ¿Te gusta mi nuevo look, cierto? — volvió a insistir con eso y una sonrisa curvó mis labios mientras sostenía nuestro abrazo.

— A mi madre le ha encantado y mis hermanos babean por ti como siempre, creo que esa debe ser una buena señal, ¿no? — sugerí con cierto tono divertido.

— Pensándolo bien, me gusta como quedó. — dijo clavando su mentón en mi hombro causándome una leve sensación de dolor — Y con respecto a tus hermanos, no se cuál elegir. Ambos son iguales y muy diferentes al mismo tiempo.

— ¿Mis hermanos? — inquirí y una carcajada brotó de mi garganta — Estarían dispuestos a un trío si se los permites, pero odiaría que salieran con el corazón roto. — musité haciendo pucheros. Mis hermanos podrían resultar las personas más amorosas si así lo quisieran, pero conmigo son odiosos.

— Esa idea no es tan mala. — dijo apartándose de mi.

— ¡Amber!. Que asco, son mis hermanos y tu mi mejor amiga. No debí haberte dado esa idea.

Ella comenzó a reír hasta que las lágrimas brotaron de sus ojos, pero la sola idea de que mi mejor amiga tenga un trío con mis hermanos me causó náuseas. Ella al ver mi expresión dejó de reír y trató de recuperar la compostura, tomó aire y como acto seguido pronunció las siguientes palabras —: Esta bien, no le haré nada a tus hermanos.. claro no si no insisten, ya sabes que soy muy débil.

— Si, créeme. Te conozco lo suficiente como saber eso. Vamos es hora de dejar esta playa.

Ambas caminamos tomadas de las manos y con cada paso que dábamos la arena se metía entre nuestros dedos. La cabaña estaba cerca de la playa, siempre que podíamos veníamos aquí con mi familia a pasar tiempo de calidad.

[...]

El tiempo transcurría de forma lenta, como si estar aquí hiciera que todo se detuviera y la agonía de saber que en cualquier momento alguien no muy amable podría encontrarnos. Era consciente de que este lugar no sería seguro por siempre, en especial si Custer estaba buscándonos. Y sabía muy bien que yo no era a quién buscaba, yo jamás podría importarle en lo más mínimo, además él tampoco me importaba. O eso es lo que quiero creer.

Observaba las gotas de agua escurrirse por mi cuerpo, me envolví en una toalla y estaba lista para salir del baño cuando unos golpes fuertes se oyeron impactar la puerta. Fue inevitable que un grito ahogado se atorara en mi garganta y sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal.

— ¡¿Ya puedes salir?! ¡Ya me urge Leia! — la voz de Amber me saco del suspenso en el que estaba y con un suspiro hasta mi alma se me escapó.

— ¡Ya voy! — grité aliviada después de haber temido lo peor.

Sujeté mi toalla que llevaba liada a mi cuerpo y abrí la puesta. Me causó risa ver cómo daba pequeños saltos intentando contener su orina.

— No vuelvas a asustarme de esa manera, no quieres una amiga muerta antes de tiempo. — reprendí intentando contener mi risa.

— Está bien, pero ya salte. — dijo entrando presurosa al sanitario para cerrar bruscamente la puerta tras suyo.

Después de hidratar todo mi cuerpo con una crema me rebusqué en la maleta algo que ponerme para la cena. No es que tenga una colección fascinante pero algo bueno podía encontrar aquí. Entonces escuché que el agua de la ducha dejó de caer y la puerta se abrió. Amber estaba envuelta en su toalla y se estaba secando su melena cuando se percató de lo que yo estaba haciendo mientras la observaba a través del espejo.

— ¿No pensarás en ponerte esos pantalones horribles, cierto? — inquirió haciendo un gesto particular, tan priori de ella cada vez que yo me ponía algo con lo que ella no estaba de acuerdo.

— Pues si, ¿que tiene de malo?. Solo cenaremos con mi madre y mis hermanos. — dije encogiéndome de hombros.

Entonces ella camino y se dirigió hasta su maleta, la abrió y comenzó a revolver toda su ropa, sacó una prenda y me la tiró por la cara para luego decirme —: Ten, ponte este vestido, el amarillo ocre al menos te dará un poco más de color. Tienes una piel demasiado blanca y debes usar algo que no sea o blanco o negro. Es aburrido, ¿estamos?

— Estamos. — musité sonriendo.

Ambas nos vestimos juntas como la mayoría del tiempo, no había vergüenza alguna. Aprendí a sobrevivir con sus continuas interrupciones estando yo desnuda en mi habitación. Dejé de cohibirme con ella hace mucho tiempo. No había nada de mi que ella no conoce, siempre fui muy trasparente con ella.

— Sabes, aún no puedo creer que mi madre me haya regalado esta cabaña. Mis hermanos se morirán de celos cuando se enteren. — interrumpí el silencio sentándome en la cama mientras ella terminaba de arreglarse.

— A mi no me no me sorprende, eres una hija muy buena. Te mereces esto y más, además de que nos vino como anillo al dedo. — dijo mientas se echaba un poco de rubor en las mejillas.

— Creo que tienes razón, aunque pude haber sido un poco traviesa en mi momento. — espeté riendo un poco — ¿Estás lista? — pregunté levantándome de la cama. Pasé mis manos por los pliegues del vestido que tenía puesto, era suave y fresco, y me sentía realmente cómoda. Éste me llegaba hasta por encima de las rodillas, agradecí de que no fuera muy corto.

— Ven, déjame ponerte esto. El color rojo te sienta muy bien.

Me acerqué lo suficiente y ella pasó el labial cuidadosamente por mis labios entreabiertos.

— No me pongas demasiado. — me quejé.

— Shh.. cállate, yo sé lo que hago. — murmuró, cómo si tuviera miedo de que alguien pudiera oírnos.

Al finiquitar su arte Amber salió para encender el coche alquilado que habíamos conseguido al llegar a la cuidad. Yo había olvidado comprar el aperitivo para la cena y apresuradamente me rebusqué en la vieja bodega de la casa en busca de una botella de vino decente.
Mientras intentaba cerrar con llave la puerta sosteniendo la botella de vino Amber no dejaba de hacer sonar la bocina de pobre coche.

— ¡Apresúrate que llegaremos tarde! — gritó.

— ¡Ya voy! — respondí — Solo estamos a media hora mujer, cálmate. — agregué abriendo la puerta del acompañante.

Amber puso en marcha el vehículo y emprendimos el camino a casa.

[...]

La cuidad se hacía visible como un campo de luciérnagas en medio de una noche calurosa y estrellada. Amber estacionó el coche frente a la acera de la casa de mis padres, apagó el coche y salió de el, yo hice lo mismo y en lo que me paraba me acomode el vestido que se me había arrugado un poco al estar sentada.

— Adelántate, sacaré el vino que se me cayó bajo el asiento. — dije agachándome para así sacar la botella.

— Estabas siendo demasiado eficiente como para no hacer una torpeza. — musitó divertida — Era demasiado bueno. — la escuché alejarse y no pude contener una sonrisa.

— "Gracias mejor amiga" — dije acentuando mi voz en la última palabra ladeando la cabeza.

Mi brazo se estaba estirando todo lo que podía y logré sentir el frío del vidrio tocar las yemas de mis dedos. Cuando al fin pude sacar la botella me levante y un fuerte golpe en la cabeza me desorientó por completo.

— ¡Carajo! — ahogué entre dientes cerrando los ojos con fuerza mientras me sobaba la cabeza con mi mano libre — ¿Puedo ser más torpe? — pregunté para mi misma al darme cuenta que impacté contra el techo del carro.

— Creo que si puedes.

Mi corazón se detuvo y contuve la respiración apenas oí esa voz y ese acento que cada noche me asechaba en mis sueños. Era él y no tenía cara para voltear a verlo. ¿Como pudo habernos encontrado?.
Sus manos se posaron en mi cintura y por un momento sentí que mi alma me estaba abandonando, y la muerte respiraba en mi nuca.

— ¿Porque estás tan callada? — susurró rozando sus labios por mi piel y todo mi cuerpo se estremeció con algo tan simple.

— ¿Como nos encontraste Aleksei? — fue lo que pude preguntar.

— Es una larga historia cielito, pienso contártela pero ahora no porque me muero de hambre. — dijo volteándome y me obligó a verlo directamente a los ojos mientras me aferraba a la botella de vino con todas mis fuerzas. — Vamos, ya que estoy aquí es mejor que entremos. Estoy encantado de conocer a tu familia. — agregó y una sonrisa ladina cargada de una maliciosa diversión apareció en su gélido rostro.

No pude decir nada porque no esperaba exponer de esta manera a mi familia. La seguridad que tenía con respecto a este plan era absoluta, pero ahora no sabía que hacer, que ingenua fui cuando creí que podíamos respirar un poco, todo se desmoronó. No imagino la reacción de Amber al verlo entrar, estaba fan feliz al estar lejos de él y fue tan corta esa libertad.

— Que esperas cielito, la noche no se hará más joven y me pongo de un humor horrible cuando mi apetito no es saciado. — me empujó levemente por la espalda descubierta y las yemas de sus dedos estaban tan frías como lo estaba él, y mi cuerpo no hizo más que temblar.

— Por favor, no cometas ninguna locura y deja a mi familia fuera de esto. — supliqué con una voz temblorosa, muy en el fondo esperaba que recordara todo lo que había arriesgado por él al no delatarlo con aquel agente.

— Debiste pensarlo antes. — fue lo único que dijo mientras caminábamos hacia la puerta.

Su tranquilidad era escalofriante, y no estaba muy segura de si podía confiar en su sano juicio si es que lo tenia. Solo espero que logremos encontrar la forma de liberarnos de él una vez más. Así sin más, sin ninguna otra salida entramos a la casa.

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