Capítulo XV
Hola hola 👋🏻
Espero todo vaya bien, aquí les dejo el siguiente capítulo. Todo se va tornando cada vez más peligroso.
Actualmente me tardo un poco en actualizar esta novela pero eso no significa que no la esté escribiendo.
Espero lo disfruten, besos y abrazos.
Custer
El calor de esta cuidad era sofocante y exasperante, no había manera de quedarme unos días más en este lugar. Ya echaba de menos el clima gélido de mi país. Aunque el sol ya estaba prácticamente ocultándose, la temperatura seguía siendo fastidiosa.Tomé la decisión de dejar atrás a Leia, por su propio bien porque de lo contrario el peligro y la muerte la estarían acechando constantemente.
Mis pasos se detuvieron cuando una figura familiar se iba aclarando a medida que avanzaba.
El rubio de ojos castaños estaba recostado sobre mi coche fumando un cigarrillo muy relajadamente :— Nebraska. — saludé acercándome a él. El fuerte olor a nicotina invadió mis fosas nasales, un aroma familiar para mis pulmones.
— El jefe me envió, diciendo que podrías necesitar ayuda. — dijo y después le dio una calada a su cigarro, acto seguido se deshizo de la colilla tirándola sobre el pavimento.
— No necesito ayuda, de hecho hoy mismo concluyo el trabajo y vuelvo a Rusia. — respondí algo molesto por la intromisión, odiaba que las personas se metieran en mis asuntos. Pero por otro lado Nebraska era una persona un poco más dócil, más fácil de controlar y manipular, eso era mejor que tener aquí a su compañero castaño, éste último no era un caso fácil. — ¿Hace cuánto que estás aquí? — pregunté.
— Aunque no necesites ayuda, yo solo cumplo órdenes. Y llegué hace un par de minutos. — aseguró sin titubeos.
— Claro. ¿Alguien salió o entró desde que llegaste? — indagué, tal vez haya visto algo inusual en lo que yo llegaba al edificio de Kira.
— Oh si, nadie salió ni entró de éste monumento de edificio. — dijo con cierto tono sarcástico y yo giré los ojos en señal de frustración.
Le pedí que aguardara justo en el lugar donde se encontraba mientras yo subía por Kira.
En lo que llegaba al departamento no lograba despejar mi mente y así poder enfocarme en este embrollo en el que me había metido por Kira.
El rostro de Leilani se proyectaba como ráfagas fugaces por mis pensamientos, su sonrisa, cómo había envuelto mis nudillos de una forma tan paciente y eficaz, me hacían cerrar los ojos con fuerza para volver a la realidad. Sus ojos cristalizados y asustados me observaban a cada paso, la sentía cerca de mi y hasta podía percibir su aroma. El pesar por haberla dejado a su suerte en aquella tienda me inundaba, pero como siempre reprimí cualquier tipo de sentimientos. No había manera de echarse para atrás, ella no merecía adentrarse aún más a éste mundo tan peligroso y sobre todo despiadado. Pero muy en el fondo sabía que ya era tarde, ella ya sabía demasiado; lo suficiente como para pertenecer por siempre a esta lúgubre vida.
Abrí la puerta con mi llave maestra y al entrar un silencio ensordecedor me sorprendió, era como si algo en mi despertara porque sabía que algo andaba mal.
Me apresuré a registrar la habilitación de Leia donde Kira debía estar dormida, pero cuando abrí la puerta solo las sábanas arrugadas y un montón de ropa despilfarrada me cogieron desprevenido. No me precipité a sacar conclusiones apresuradas sin antes registrar todo el lugar por completo.
La noche llegaba y comenzaba a trastornarse peligrosamente, no encontré a Kira por ningún lado y empezaba a ponerme de muy mal humor. Pero Justo cuando me estaba saliendo de mis cabales me encontré una nota pegada a la puerta del refrigerador.
"No tuve otra opción, perdóname".
Pd: Dile a Custer que no se meta en mis asuntos.
Arrugué el trozo de papel con una mano, la rabia no cabía en mi. Sentía que todo se me estaba saliendo de las manos, todo estaba jodidamente perdido. Sin pensarlo un golpe seco embistió por el metal y escuché algunas cosas romperse, todo estaba nublado para mi.
Intenté aclamarme y calmar el torbellino de furia que llevaba dentro, debía pensar todo más tranquilo y así tener ideas claras. No pudo haber ido lejos. ¿Dónde carajos pudo haberse metido?. Esa pregunta me hizo caer en cuenta de que había olvidado a una persona :— Maldito Igor, no sería tan imbécil de cometer el error de llevársela. — me pillé hablando solo en medio del estudio de Leilani. Ni siquiera me di cuenta de cómo llegué hasta aquí.
— Ese hijo de mierda. Se lo había dejado bien claro la última vez que lo ví, acaba de firmar su sentencia de muerte. Lo acabaré si es necesario.— dije entre dientes.
[...]
Con la mandíbula tensa, el enojo y la rabia fluyendo por mis venas, así dirigí mis pasos hasta el departamento de Igor mientras intentaba localizar por enésima vez a Kira, pero no tuve respuesta alguna debido a que probablemente tenía el teléfono apagado. En estos momentos desearía darle una reprimenda porque intenta ser más inteligente y lo único que hace es empeorarlo todo.
Guardé mi teléfono y con insistencia golpeé la puerta, estaba seguro de que si seguía golpeando astillaría la madera ya que esta crujía al impactar contra mi puño vendado.
Golpee varias veces, insistí tanto que mis nudillos volvieron a sangrar hasta que oí como del otro lado quitaban el seguro, solo entonces me detuve.
— ¿Que mierda te sucede? — preguntó molesto un Igor desaliñado que se frotaba los ojos debido a que la luz del pasillo lo deslumbraba.
— Kira, ¿donde la tienes? — inquirí secamente mientras intentaba contenerme y no molerlo a golpes.
— Ella no está aquí, ¿porque crees que estaría conmigo? — resopló como si eso fuera una idea estupida de mi parte — Ve con Leilani, con ella debe de estar, y por favor sal de mi vista. — dijo con desdén haciendo gestos con las manos indicándome que me fuera. Pero yo sabía muy bien que eso sería imposible.
Con agilidad y rapidez lo tomé de la nuca apretando con fuerza haciendo que su rostro se encogiera de dolor, al costado de su cuello pude distinguir una telaraña diminuta, que en nuestro mundo significaba que había pasado por la prisión debido al color azulado de la tinta en su piel y también que era adicto a las drogas. Saqué una navaja automática en cuya hoja se notaba grabada una estrella de cuatro puntas, no sabría decir a quién pertenecía, solo la encontré en el coche un día y me recordó mucho a la mía que me fue entregada por Orlov cuando fui de valía para él. Siento que había iniciado en éste mundo mucho antes de haber nacido.
Igor se mantuvo quieto, su respiración de agitada pasó a estar calmada bajo el filo de mi navaja. Sus ojos enrojecidos estaban fijos en los míos desafiantes, no había miedo en ellos solo reflejaban diversión.
— ¿Crees que te tengo miedo? — balbuceó entre dientes mientras le hice un ligero corte y una fina línea de sangre se escurrió por su piel.
— Deberías. — sentencié. Mil maneras de matarlo ya cruzaron por mi mente pero debo destacar que ninguna seria rápida. Desollarlo vivo era la idea que más me agradaba, torturarlo hasta saber sus más recónditos secretos me parecía lo más placentero que podía hacer.
— Puedes registrar todo el lugar, puedo decirte con certeza que ella no está aquí. — aseguró, cómo acto seguido apreté aún más el filo de mi arma desgarrando su piel un poco más.
— Por tus pelotas más vale que me estés diciendo la verdad. Anda, entra. — dije obligándolo a retroceder presionando un poco más.
Se sentó como si nada, no le importaba que la sangre manchara su camiseta blanca, bueno, no es que estuviera muy blanca. Todo su departamento estaba asquerosamente sucio, completamente repugnante.
— No sé que es lo que Kira le ve a este enclenque, apesta por todos lados. — pensé para mi mismo.
— Ya deja de observar mi mierda, te dije que no está aquí. — me interrumpió y volteé a verlo asqueado. — Pero si quieres, puedo ayudarte a buscarla. — se ofreció mientras se miraba las uñas y se las limpiaba con un escarbadientes usado.
— No recordaba que fueras tan amable Igor, pero te agradezco tu gentil gesto. Pero me veo obligado a declinar tu oferta. — dije mientras le di un último vistazo al departamento buscando alguna señal o algún indicio que me pueda llevar al paradero de Kira. Si éste mal nacido la tiene oculta en algún lado, yo lo iba a saber. No hay manera de que fracase.
Seguro de mi mismo salí del lugar no sin antes amenazarlo como se debía, me sobraron advertencias y las ganas de matarlo allí mismo. Pero si el sabía algo, la única manera en la que pueda conseguir información relevante sería dejándole el camino despejado. O por lo menos que piense eso, porque con la tortura no lograré absolutamente nada. El es muy perspicaz y resistente.
Cerré la puerta detrás de mí dejándolo allí sentado junto con su mierda. Me dirigí nuevamente al departamento de Leilani para buscar alguna pista que pude haber pasado por alto. Algo tuvo que dejar Kira que me pueda ser de ayuda, porque algo me decía muy en el fondo que no debía confiar en la nota que dejo. En definitiva era su letra, pero no podía confiar. Podría apostar mi vida y garantizar de que Kira jamás abandonaría a Leilani así por qué si.
[...]
Perdido en la obscuridad de mis aturdidos pensamientos, buscaba salidas a este nuevo embrollo. Mi cuerpo y mi mente necesitaban algo que por más insignificante que fuera resultara familiar, algo que me recordara mi hogar. Encontré un poco de eso en un vaso de vodka, pero tuve que ponerle cubos de hielo ya que en Rusia lo tomamos a temperatura ambiente y aquí todo era sofocante.
Sentado en el sofá bajo la penumbra de esta habitación esperaba a que Leilani apareciera, pero para mi gusto ella ya se había tardo demasiado, situación que también empezaba a preocuparme. Y lo peor de todo es que no tenía cómo localizarla. Supuse que había reactivado su antiguo número, pero éste ya no existía.
La llegada de Nebraska no pudo ser más oportuna, en definitiva necesitaba de apoyo y debía quitarme la testarudez de querer resolver todo esto solo. Pero por otro lado siento que me estoy decepcionando a mi mismo.
Las palabras de la última conversación que tuvimos hace unas horas regresaron a mi mente como si analizara cada parte del plan que ya estaba en vigor.
— ¿Y lograste conseguir algo? — la voz del rubio me interrumpió en el pasillo.
Yo solo lo miré frustrado y no hubo necesidad de decir nada, comprendió perfecto que no había logrado cosa alguna.
— En Rusia hacemos las cosas muy diferente. — murmuré entre dientes pasando a su lado destilando ira.
— Y bien, ¿qué sigue ahora?. El jefe está inquieto y esto no le gustará para nada. — siguió hablando mientras caminaba detrás mío.
— Diciendo eso no ayudas mucho. Muy a mi pesar tendré que informarle de lo que ha sucedido pero no sin antes estar completamente seguro de que no es solo un juego de Kira. No confío para nada en el imbécil de Igor, cree que lo he dejado en paz pero está muy equivocado. — Me detuve frente a la puerta y la abrí, y antes de entrar volteé a verlo. — Vigílalo, no queremos perdernos de nada y si hay una sola oportunidad de que el pueda guiarnos o darnos una pista sobre el paradero de Kira la aprovecharemos sin duda. No quiero llevarme ninguna otra sorpresa. — ordené secamente. — Esto se ha convertido en un juego y no se me saldrá de las manos. — sentencié.
— Entendido, y si el jefe llama, ¿que le digo? — preguntó antes de irse.
— Solo dile que todo está bajo mi control, él ya tiene suficientes problemas como para preocuparlo por algo que nosotros podemos solucionar. Si llama, dile que en dos días estaremos brindado por mi siguiente victoria. — dije fingiendo una sonrisa torcida cargada de malicia.
— Claro, se lo haré saber. Y también quería darte un recado por parte de mi compañero, quién asegura tener todo listo. — informó retirándose.
Entre al departamento solo asintiendo, todo ya estaba listo para partir, lástima que lo más importante faltaba. Kira, ¿donde te has metido niña malcriada?.
Volví a mirar mi reloj y la noche cada vez se hacía mas profunda, y sin rastros de ninguna de las dos. Ambas no habían vuelto y esto ya estaba pintado de un color que no me gusta, un color peligroso.
Mi teléfono vibro y un mensaje hizo aparición, el nombre de Andrey se iluminó en la pantalla. Abrí el mensaje y eso fue suficiente para hacerme explotar, el vaso que sostenía terminó estallando en mil pedazos contra la pared.
"Tienen a Masha, la descubrieron."
Era todo lo que el mensaje podía revelar, pero para mi era suficiente. Esto significaba el principio del fin, del inicio de una guerra que no tenía ni pies ni cabeza. Y no estaba seguro si saldríamos vivos de esta. La muerte de Masha ya era algo inevitable, pero sé que jamás me delataría ni con las peores torturas.
"Si te encuentran, tú sabes que hacer."
Estará muerto antes de que yo pueda volver a Rusia. Lástima, me caía bien. Espero que las indicaciones que le di puedan salvarlo, Sergey estará muy enfadado conmigo por involucrar a su sobrino en éste asunto.
Dentro de toda esta tormenta de conjeturas y posibles escenarios fatídicos una pregunta más me mortificó, ¿es posible que Lena haya tenido que ver en todo esto?. Eso tengo que averiguarlo, y la pregunta era ¿como?.
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