Capítulo XIX

Custer

Estaba disfrutando del juego que teníamos Leilani y yo, que me tocara y que sus labios rozaran los míos me calentó como nunca antes nadie lo había logrado. Pero todo ese calor interno desapareció cuando lo ví.

Rabia incontrolable comenzó a fluir por mis venas con solo oír su voz, lo reconocería en cualquier parte y en cualquier momento, lo conocía y sabía de todo lo que esa basura era capaz de hacer, incluso lo consideraba peor que yo y eso era mucho.

El toque de Leilani me exaltó porque no me lo esperaba, estaba tan consumido por mis pensamientos que ignoré por completo en donde estaba.

<<¿Cómo era posible que éste hombre se involucrara con la madre de Leia?>>

Pero que pregunta estúpidamente innecesaria, no sabía porque me extrañaba si yo conocía los límites infranqueables de éste sujeto, esa fue la señal que necesitaba para salir de allí y acabar con toda esta mierda. Pero dentro de todo ese barullo mental una pregunta empezó a picarme la cabeza, <<¿Lena tendrá algo que ver con este personaje?>>.

Abrí la puerta trasera intentando idear un plan de inmediato, porque Belikov ya se encontraba diez pasos delante de mi. Pero grande fue mi sorpresa al descubrir que no estaba solo. Detrás de mi, con sus ojos cristalizados por el dolor y la furia Kira bajaba los escalones, y como una sombra Leia la seguía asustada.

—Tenemos que irnos, pero ya —solté sin pensarlo, no teníamos tiempo y no podíamos estar aquí un solo segundo.

—¡Quiero matarlo! —espetó Kira sin miramientos y podía sentir el odio fluir a través de sus filosas y amenazantes palabras.

—No podemos irnos, sería una locura dejar a ese hombre con mi atolondrada familia. No entiendo como mi madre pudo fijarse en él —interrumpió Leilani, pero en algo tenía razón, yo no entendía cómo es que éste hombre tuvo oportunidad de entrar a esta familia.

<<Al igual que yo, él tenía sus propios trucos>>

—Estamos perdiendo tiempo —Kira se impuso —¡Lo mataré! —volvió a insistir segada por su sed de venganza.

—Dejen de comportarse como tontas y salgamos de aquí de una vez.

<<Estas mujeres me estaban sacando de quicio, la situación me exasperaba>>

—¿Que les pasa par de desalmados? ¿y qué pasa con mi familia? —inquirió asustada Leilani y puso unos ojos de cachorro, situación que removió algo dentro de mi y fue una sensación extraña.

<<Desde que la viste no has parado de sentir cosas ajenas a lo que estás acostumbrado>>

—No te preocupes por tu familia, de todos modos cuando se de cuenta de que nos hemos ido seguirá nuestros pasos si es que alguien más no nos sigue el rastro —intenté tranquilizarlas, pero para Leilani mis palabras sonaron como a un cuento de terror —Créeme, él no querrá llamar la atención de las autoridades.

—¿Y entonces para que huiremos? —me fastidió Kira y la tomé de la mano para llevarla a la fuerza.

—Nos vamos y punto, esto no me gusta. Además hay cosas que tú no sabes —dije mientras la jalaba del brazo y arrastraba en dirección al auto.

<<No debí mencionar esa última parte>>

—Necesitamos la llave —Leilani se detuvo.

—No es así, cortaré los cables y ya —solté como si nada.

—Pero es alquilado, nos cobrarán muy caro —se quejó Leilani dentro de su ingenuidad mientras su amiga se resistía a mi agarre y si ella supiera lo que yo sé, ahora mismo estaría ahorcándome.

—Esa chatarra no vale nada, y eso es lo que menos me importa ahora. ¡Ya vamos, maldición! —bramé molesto.

Leilani volteó a ver la puerta con nostalgia, un suspiro de resignación la abandonó y luego tomó la mano de su amiga quién con el solo toque de Leia dejó de resistirse.

—Vamos, es la única forma de librar a mi familia —Leilani le susurró a su amiga.

—No sabes cuánto lo siento Leia, yo no quería involucrarlos. Ahora entiendo que jamás podré tener un poco de paz, no cuando un pasado tan siniestro y peligroso me precede —respondió Kira quién con su mirada abrazó a su amiga.

Fue un momento lleno de sentimientos, sentimientos que a mi no me apetecían porque me alejaban de mi objetivo, me alejaban de mi mismo.

Ellas se quedaron bajo el resguardo de unos espesos arbustos que según las quejas de Kira era bastante espinosos. Mientras que yo intentaba cruzar los cables de la chatarra.

<<No pudieron alquilar un coche más inservible>>, me quejé para mis adentros.

—Primero iremos a mi posada, necesito buscar mis cosas —advertí mientras las observaba por el retrovisor en lo que Kira cerraba la puerta detrás suyo.

—¿No lograste ver nada sospechoso aparte de la presencia de ese sujeto? —sigilosa Kira preguntó.

—Aquel vehículo negro llamó mi atención pero el polarizado es demasiado oscuro como para ver nada, si es que alguien más nos vigila en éste momento, lastimosamente no logro distinguir nada —respondí.

<<¡Enciende maldita sea!>>, el motor al fin rugió y puse en marcha el cacharro que estaba apunto de hacerme explotar.

[...]

La posada no quedaba lejos así que llegamos en un parpadeo, después de todo el cacharro funcionó bastante bien. Aparqué frente a la casa que tenía una lámpara de techo encendida.

Desconecté los cables para detener el motor que seguía ronroneando, el sonido del ambiente que nos rodeaba se hizo más intenso con nuestro silencio. Me detuve justo antes de abrir la puerta y las observé con recelo.

—No escaparán esta vez, ¿cierto? —enarque una ceja.

—La vida de mi familia está en juego —Kira me desafió con sus oscuros ojos todavía sedientos de sangre —Estaremos aquí para cuándo regreses.

—No confío en ninguna de las dos, pero me tranquiliza saber que yo soy su única salida.

<<Hasta me sorprendí a mi mismo con tanta confianza en esas palabras>>, ambas me miraron y hasta pude sentir incredulidad en sus expresiones.

Bajé del auto confiado de que ninguna de las dos cometería el error de escabullirse. Ambas sabían que sin mí vivas de éste asunto no saldrían.

Era evidente que la anciana mujer ya estaba más que sumida en un profundo sueño, el sillón de mimbre se balanceaba crujiendo bajo el peso de su dueña y la televisión tenía el volumen muy bajo.

El parquet bajo mis pies se quejaba, y eso hacía que mi intromisión no fuera tan silenciosa.

—Oh joven, no lo sentí llegar —se removió en su sillón y pareció avergonzada.

—Disculpe no quise molestar, iba a retirar mis cosas y a dejarle la paga en la habitación; pero ya que está despierta —saqué el dinero de mi bolsillo delantero y se lo entregué. —Aquí tiene.

—Ohh muchas gracias joven, que pena que se marche tan pronto —tomó el dinero y lo puso en un alhajero que al parecer era muy antiguo.

—Es que ya conseguí donde quedarme, pero de igual manera le agradezco su hospitalidad —hice un gesto inclinando la cabeza —. Si me permite, deseo recoger mis pertenencias.

—Me alegra saber que ha podido encontrar a sus amigos, fue un gusto tenerlo aquí aunque haya sido por muy corto tiempo.

Me adentré en lo profundo de la casa intentando ignorar las miradas de coqueteo que me había echado la señora, apresuré mis pasos para llegar a la habitación que me había asignado; no había mucho que recoger y tampoco quería perder más mi tiempo. Si tenía suerte esas dos no se habrían escapado ya.

[...]

Leia

<<No importa cuánto tiempo pases con una persona, sea quién sea en tu vida nunca terminas de conocerla por completo>>, mis propias palabras me destrozaban la cabeza pensando en la situación en la que estaba implicada junto con mi familia y todo por amar a una persona de forma incondicional.

—Tantos secretos.. —murmuré mientras me mordía las uñas tratando de acortar la espera.

—¿Me has dicho algo? —volteó a verme acomodándose la melena.

—No.. yo solo pensaba.. —contesté dudosa y asustada aún por lo que hace unos minutos atrás había acontecido.

<<Más bien estás atormentada>>, miré mis uñas que estaban por sangrar por habérmelas masticado como chicle.

Se acomodó en su asiento y reposó su mentón sobre sus brazos que estaban por el respaldo. Sus ojos fijos en mi estaban cubiertos por una sombría expresión, su rostro aún estaba bañado por los recuerdos de su pasado que en estos últimos días se alzaron muy en alto en nuestro presente.

—Se lo que sientes —dijo al fin, parpadeo una vez y otra vez, como si intentara contener las lágrimas que amenazaban con desbordar sus ojos.

—¿Realmente lo sabes? —cuestioné un poco dura, y en ese instante empecé a sentir como algo caliente inundó mi rostro.

—Estás enojada y asustada por todo lo que yo he traído a tu vida. Mi pasado ha venido a amenazar toda alma que me rodea y cuando vi al verdugo de mi madre olvidé por completo quién era. Todo lo que me había esforzado en cambiar o esconder, ha salido por mis poros como si nunca hubiera tenido una vida aquí. Me arde el pecho, la sangre me hierve por la furia y la impotencia que fluyen a través de ella —respondió a mi pregunta, y si, ella sabía lo que yo sentía y es que nos entendíamos tan bien que una podía leer a la otra sin mucho esfuerzo.

—No te culpo, y lo sabes. Después de todo yo decidí continuar con esta peligrosa amistad. Si, estoy molesta contigo, pero no por las razones que tú crees y después está Alek que me saca de órbita para convertirme en un manojo de nervios —confesé a lo que mordía la cutícula de mi dedo haciéndolo sangrar —. Mierda, solo quería que fueras honesta conmigo, que no me guardarás tantas cosas tan aterradoras.

—Lo siento, te oculté mi pasado solo para protegerte y mira como resultó.

—Un completo desastre —dijimos al unísono. Y sin importar la situación en la que estábamos comenzamos a reír.

<<Pero con todo y pasado, yo igual te hubiera aceptado>>, dije para mis adentros.

Tal vez ya habíamos perdido la poca cordura que nos quedaba, y reímos en vez de salir huyendo. Amber encendió la radio y sintonizó una de las emisoras favoritas de mi padre en la que siempre sonaban canciones de Elvis, My way comenzó a sonar a través de las bocinas y fue inevitable no pensar en mi padre.

—¡Conozco esa canción! —ella exclamó un poco más animada dejando más atrás esa sed de venganza que la estaba dejando sin alma.

—Era la favorita de papá —respondí con cierta nostalgias —. Con esa canción conoció a mi madre, ambos coincidieron en el concierto de Elvis en Honolulu y fue un flechazo casi mágico que hasta a cupido le dio envidia —sonreí al recordar los relatos de mi padre.

—Ya lo recuerdo, una vez lo mencionó en la última fogata que hicimos, y me sentí llena de vida de solo escucharlo. Y un coraje me invade horrible por lo que tú madre ignora en estos momentos y todo gracias a mi, solo espero que no descubra nada —volvió la vista al frente y la sentí alejarse de mi nuevamente dejándose consumir por su ira —. Su ignorancia tal vez la mantenga a salvo.

—Tu no hiciste nada, eres una víctima de los errores de alguien más Amber. Solo no me cabe en la cabeza como logró ese hombre infiltrase en mi familia, ¿tan poderoso es? —pregunté.

<<Si son tan poderosos, ¿porque todavía estamos con vida?>>, mis ideas no paraban y apenas me dejaban respirar.

—Son lo suficiente como para huir de ellos y el cambiar tu vida. Dejé todo atrás para que ahora vuelvan a arruinar todo lo que he logrado —negó con la cabeza —. No, no voy a dejar que ellos ganen.

<<Si no te conociera lo suficiente Amber, diría que algo estás tratando de hacer>>, en este momento mi imaginación era limitada porque yo jamás había vivido lo que ella.

La puerta de repente se abrió y mi corazón subió a mi garganta palpitando como si no hubiera un mañana. Con esta obscuridad no se notaba, pero mi rostro probablemente estaba más blanco que mis nalgas.

—¿Listas? —interrumpió nuestro silencio.

—Te tardaste demasiado —se quejó Amber —, arranca el maldito coche.

—Díganme por donde —pidió en lo que el rugido del motor me exasperó aún más.

No sabía cómo estaba aguantando toda esta situación, desconocía por completo mi capacidad para sobrellevar este tipo de cosas. Mi familia era mi principal motor, mi vida pasó a segundo plano cuando la de ellos se puso en riesgo.

—Tengo una teoría.. —sus gruesas palabras flotaron en el aire mientras entrábamos al camino de tierra —. Sobre la muerte de tu padre Leilani..

Dejo sus palabras suspendidas esperando tal vez una reacción de mi parte, pero al oírlo se me heló la sangre impidiendo cualquier movimiento. Aunque me hubiera gustado responderle en ese instante tuve que tomarme mi tiempo.

—¿Que mierdas estás diciendo? —Amber habló por mi. Pero aunque me hiciera la tonta ya podía intuir para donde iba todo.

<<No entres en pánico.. no entres en pánico>>, me repetí sin reparo al sentir mis manos frías y un hormigueo por todo el cuerpo, como si mi alma me estuviera abandonando.

—Es obvio ¿no? —cruzamos miradas en el retrovisor —, la muerte de tu padre no fue un accidente.

—Supones eso por la presencia de ese sujeto —murmuré en la penumbra porque a medida que nos adentrábamos todo se hacía más obscuro —. No es posible..

Estaba apunto de desvanecerme y ellos ni cuenta se estaban dando, mis entrañas se retorcían provocando unas náuseas terribles, no sabía si era por miedo o por el inmenso dolor de pérdida que creí a ver superado alguna vez.

—En mi mundo todo es posible..

No pude distinguir quién dijo esas palabras, y ahora que esa teoría sobre la muerte de mi padre se hacía más evidente, ¿estaba dispuesta a descubrir lo que adentrarse a su mundo implicaba?.

—Solo tienes un par de minutos para recoger tus cosas y luego nos largamos de aquí —sabía que el hablaba pero yo lo oía tan lejano como si estuviera sumergida en lo más profundo del mar.

Abrí la puerta apenas se detuvo y como un autómata bajé un pie seguido del otro. Escuchaba la voz de Amber, distinguía las palabras pero lo que juntas significaban escapaba de mi entendimiento.

Con cada paso que daba sentía el peso de la arena bajo mis pies, pero el peso no era tanto como el que cargaba en mi corazón. La puerta se abrió sin resistencia alguna y chirrió apenas la abrí, bajo mi estado consumido me di cuenta de que todo estaba demasiado oscuro y olía a tabaco, quisiera decir que mis sentidos se alarmaron pero no fue así. Me quedé tiesa con la mirada fija en quienes me acompañaban, los observaba discutir a través del cristal que llevaba tiempo sin ser pulido debidamente.

Mi amiga dejó de pelear cuando su mirada se encontró conmigo, pero sus ojos no me observaban a mi si no que a algo más.

Su aliento a tabaco recorrió mi nuca congelándome hasta los huesos; algo frío y metálico se pegó bajo mi sudadera quemando mi piel haciendo que todo de mi se estremeciera.

Ese simple contacto hizo que un suspiro agónico se escapara de mis entrañas devolviéndome de mi estado apesadumbrado en el que me encontraba.

—Hasta que al fin aparecen.. —su voz ronca inundó mis sentidos mientras que mis amigos seguían inmóviles esperando.

¿Que estaban esperando?, porque no creo que la muerte me de un segundo más.

Una lágrima rodó por mi mejilla cuando miré a mi compañera y entonces entendí..

Que el fin había llegado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top