Capítulo XI
Hola hola.. espero estén bien ☺️
Solo quería disculparme por la demora, no he tenido mucho tiempo libre y tenía planeado subir dos capítulos pero no me dio el tiempo. 😫😫
Espero que disfruten de este capítulo, besos y abrazos 🤗❤️
Leia
Los días pasaron volando y una semana completa ya nos había dejado. No había mantenido contacto con ninguno de ellos, si me cruzaba con alguno, no les dirigía la palabra y tampoco los miraba. Me encerré en mi habitación y habían días en los que me quedaba por horas en mi estudio sin poder hacer un trazo siquiera. Me sentía fatal, ni siquiera ganas de pintar tenía, y podía sentir que la obscuridad me absorbía.
Mi libreta gastada de bocetos y gráficos desdibujados se llenaba con el pasar de los días, no dejaba que nadie más entrara a mi habitación. Hasta me sorprendí cuándo días atrás encontré las cosas de Custer aquí. Terminé por quitar sus cosas de mi lugar seguro. De alguna u otra forma lo culpaba a él porque desde que llegó todo empeoró entre Amber y yo. Aún no me acostumbraba a llamarla por su verdadero nombre y tal vez nunca lo haga. Fueron tantos años viéndola como una persona para que en unos días termine siendo una totalmente diferente.
Amber buscaba la manera de ganarse nuevamente mi atención, con pequeños gestos como prepárame algo de comer o traerme tubos de pintura. En el fondo agradecí por las pinturas, porque no salí ni siquiera para llevarle comida a Fifi o para asistir a clases y en cuánto a la comida no comía nada que yo no preparara, la desconfianza y la paranoia se habían vuelto mis más fieles amigas, no quería terminar envenenada y que días más tarde mis familiares encontrarán mi cadaver en algún basural o flotando en las frías aguas del río Hudson. De solo pensarlo sentía que la bilis se me subía a la garganta dándome un malestar impresionante.
Mientras ojeaba mi libreta me encontré con aquel boceto que en el metro había hecho días atrás, al fijarme en esos ojos claros pero que a la vez trasmitían tanta obscuridad advirtiendo peligro y un escalofrío me recorrió la espina dorsal. La mirada de Custer era tan atrayente que lograbas perderte en ella con facilidad. Con mis dedos delicadamente seguí cada trazo del grafito hasta quedarme varada en sus labios, entonces no pude evitar preguntarme ¿esto es todo lo qué hay en la vida? ¿porqué sigo esperando a que algo cambie sin hacer ningún esfuerzo por obtenerlo?. Estaba tan cómoda con mi vida, hasta que personas peculiares llegaron a desbaratar todo. Entonces, ¿qué debo hacer?. Anhelaba volver a casa con mi familia, ¿pero era eso lo que debía hacer?.
Unos golpes secos en mi puerta me trajeron de vuelta de mi estado ensimismado y taciturno. Volvió a insistir y no respondí, tenía la esperanza de que se cansara de intentar y terminara por irse. Pero no fue así, éste entró y con rapidez oculté mi libreta bajo mi almohada.
— No te di permiso. — bramé cubriéndome con con la fina sábana como si está podría hacerme invisible. Parecía una niña pequeña que se ocultaba de su madre haciendo berrinches tontos.
— No necesito de tu permiso. — dijo una voz ronca que conocía a la perfección. — Solo te traje algo, puedes por favor comportarte como una adulta. — reclamó con cierto tono divertido. No sabía porqué, pero sus palabras me picaron tanto hasta que me obligaron a salir de mi escondite.
— ¿Qué quieres Custer? — inquirí molesta y apenas lo ví me tragué mis palabras para quedarme con la lengua atorada. A pesar de ser un asesino y un maldito miembro de la mafia rusa, él se veía adorable con la bandeja de desayuno que traía entre las manos, pero no podría adivinar jamás que era lo que estaba tramando con este buen gesto.
— Solo te preparé algo que me gusta mucho y pensé que también te gustaría.. — confesó sentándose en mi cama a un lado de mi. El pobre colchón se hundió bajo su peso y yo estaba resbalándome hacia él.
— ¿Huevos fritos? ¿en serio? — pregunté algo divertida. Debo admitir que se veían delicioso. Podía ver que tenían trozos de salchichas, verduras y queso rayado. El apetito se me abrió de forma inmediata y mi estomago hizo un rígido que me hizo sonrojar.
— Se llama glazunya.. — dijo acercando la bandeja colocándola sobre mis piernas desnudas — Y por lo qué pude oír tienes mucho apetito.. — agregó regalándome una media sonrisa y entonces olvidé por completo mis sospechas sobre sus intensiones.
— ¿Prometes que no está envenenado? — inquirí y él enarcó una ceja, tal vez no esperaba que yo le dijera eso — No confío en ti y lo sabes. — remarqué esperando su respuesta.
— Soy el único que ha sido honesto contigo ¿y crees que quiero asesinarte? ¿en serio Leia? — sonó algo decepcionado.
— No haz sido completamente honesto conmigo y lo sabes.. — murmuré bajando la vista hacia esos apetitosos huevos que se veían más que bien. — Al menos dime tu nombre, ¿no crees que al menos me merezco eso después de todo lo que he pasado por culpa de todos ustedes? — pregunté.
— Aleksei.. — confesó sin más.
— Un placer conocerte Aleksei.. — dije regalándole una de mis mejores sonrisas.
— Ahora come o se enfriarán. — ordenó.
Yo tomé el cuchillo y el tenedor con toda la intensión de cortar un enorme pedazo para llevármelo a la boca, pero me detuve. No fue porque yo quise, él me detuvo deteniendo mis manos con la suya. — Aguarda.. no arruines algo tan delicioso.. — musitó divertido.
— ¿A caso no era para comérmelo? — lo examiné algo confundida.
Él sonrió mientras tomaba un trozo de pan tostado y lo sumergió en una de las yemas. Se me juntó la saliva en la boca al ver lo que él hacía y entonces abrí la boca para que el trozo de pan entrara a mi boca, pero nunca llegó.
— ¿Qué tienes? — preguntó divertido hablando con la boca llena — ¿pensabas que te lo iba meter en la boca? — rió casi atragantándose mientras yo no sabía en donde meter mi avergonzado rostro porque no tenía respuesta alguna para esas preguntas.
Lentamente tomé un trozo de pan y aún con la cabeza agachada me lo llevé a la boca. No sabía cómo enfrentarme a esa mirada que ahora mismo se estaba burlando de mi. Como pude ser tan tonta.
— Lo siento ¿si?. Leia.. — murmuró mientras me obligaba a mirarlo presionando mi mentón entre sus callosos dedos. — Que disfrutes tu desayuno hermosa.. — su voz sonó dulce, no era amenazadora y muchos menos peligrosa. Sentí un cosquilleo justo en el lugar donde su piel hizo contacto con la mía, estaba claro que algo en mí se alborotaba cada vez que lo tenía cerca, toda esa revolución me hacía cometer tonterías y pasar vergüenza.
— Gracias.. — dije aún con las mejillas acaloradas mientras me llevaba otro trozo de pan a la boca.
— Cuándo termines.. ¿podemos hablar? — preguntó levantándose de mi cama y me fijé como el colchón poco a poco recuperaba su forma normal. — Leia.. — me interrumpió.
— ¿Si?— respondí algo exaltada volviendo la mirada hacia él, se veía imponente pero ya no lograba ver el peligro en su mirada, por ahora — Si.. claro Custer y gracias por el desayuno, esta delicioso.. — agradecí nerviosa.
— No hay de que, vendré en un rato.. — dijo para luego retirarse de mi habitación. Me quedé observando fijamente cómo él cerraba la puerta y luego parpadeé varias veces cuándo esta volvió a abrirse. — Ya deja de mirarme, siento que me estás acosando.. — bromeó con ese acento tan característico.
Nuevamente lo había hecho, se burló de mí, él cerró la puerta y una sonrisa burlona se pintaba en su rostro antes de desaparecer. Hace unos minutos estaba pidiendo disculpas y ahora nuevamente estaba avergonzándome.
No sé porque, pero avergonzada y todo no pude contener mi sonrisa. Había algo en él que lo hacía peculiar, él también tenía algo que lo hacía especial. Porque a pesar de todas las atrocidades que pudo haber cometido en su corta vida, cuándo se comportaba de esta manera él lograba hacerme olvidar todo lo malo que me había sucedido.
Podría decir que desayuné con calma pero no fue así, apenas él salió me devoré todo lo que había en la bandeja porque me estaba muriendo de hambre. Luego la hice a un lado y estiré mi cuerpo para desperezarme. Antes de continuar con mi rutina de aseo puse en orden mis cosas, mis gafas de repuesto, y recordé que no tenía teléfono. Debía ir por uno hoy mismo pero no estaba segura de cómo hacerlo, porque no tenía teléfono para hacer un pedido online y no estaba muy seguida de salir afuera.
Me puse en campaña y me di una ducha rápida para quitarme toda esta pereza que traía encima, estaba nerviosa y más que nada ansiosa, asustada y preocupada por saber qué era lo que él tenía para decir.
[...]
Custer
Después de haberle llevado el desayuno a Leia me metí a la habitación de Kira, en la casa sólo estábamos Leia y yo, desde la discusión que tuvieron Kira no ha pasado una sola noche aquí. Solo ha venido de vez en cuándo trayendo algunas cosas que a Leia podrían gustarle o servirle. Al parecer buscaba su perdón de esa manera, pero yo creo que Leia aunque quiera parecer dura no podría odiar a nadie jamás, y eso me parecía realmente frustrante porque era demasiado noble para nosotros.
Siendo honesto no le llevé el desayuno a Leia por ser amable o cordial, necesitaba que viera que si puede confiar en mí y así poder acercarme a ella. Si la tenía a ella de mi lado también tendría a Kira. ¿Porqué utilizar a Leia?, porque el cariño que existía entre ambas se había fortalecido con el paso de los años, por más errores que estas cometan jamás romperían ese lazo que las une. Debía utilizar todo eso para alejar a Kira de Igor, y así poder llevármela conmigo. Debía acabar con él, pero antes debía descubrir porqué Orlov lo quería muerto ¿que le había hecho para que lo quiera muerto?, y estoy seguro que lo de las pistas falsas no tienen nada que ver. Aún no he tenido tiempo de hablar con Kira a solas con respecto a ese sujeto y quería lograrlo utilizando a Leia.
Caminaba de un lado a otro en la pequeña habitación con una lluvia de pensamientos atacándome, estaba nervioso, ansioso y más que nada preocupado. Si, estaba preocupado, y eso era algo nuevo para mí. Debía proteger a Kira y también tenía ese secreto, el secreto de Lena. Luego de aquella misteriosa llamada no volví a tener contacto con ella, ya no supe más. Pero eso no es todo, estaba esperando noticias de Masha y Andrey, ¿porqué?. Solo confío en Masha y sé que Andrey con el miedo que me tiene jamás me traicionaría, les encargué que buscaran la manera de exhumar el cadáver que habíamos enterrado pensando en qué era Lena sin que nadie sospechara nada. Necesitaba confirmar que ella estaba viva y que no era una maldita trampa, pero empiezo a creer que ella realmente está viva y no puedo imaginar todos los líos que acarreará.
— Discúlpame lo siento, solo vine a buscar un poco de crema hidratante. La mía se acabó..— Leia interrumpió mis pensamientos y me quedé perplejo observándola. Estaba envuelta en una toalla blanca y su melena negra era una maraña mojada. Algunas gotas aún escurrían por su blanquecina piel y sus pechos sobresalían apretujados por la manera en la que ella se aferraba a la toalla que se ceñía por su pequeño cuerpo.
— Si, claro.. pasa.. — dije tragando grueso, sentí como el calor aumentaba en mí entre pierna y honestamente me sentía más que atraído hacia esta mujer.
— Ya enseguida estaré lista.. — se apresuró en decir. Parecía nerviosa y torpemente aseguró su toalla torciéndola, de tal forma que la tela quedó enredada justo sobre sus pechos, no era grandes y vistosos como los de Masha pero tenía un lunar sobre su seno derecho que llamaba bastante mi atención.
— No te preocupes, tómate todo el tiempo que necesites.. — murmuré en un tono lascivo mientras me mordía el labio inferior. Ya era tarde para Leia, mi lado juguetón había despertado.
Leia me dió la espalda y nerviosamente comenzó a revolver en los cajones de Kira en busca de la dichosa crema. Me moría de ganas por acercarme a ella y acariciarla por detrás, tocar su suave y delicada piel era una sensación bastante agradable. Comenzaba a frustrarse y comenzó a buscar con ambas manos y entonces lo encontró.
— ¡Al fin! — chilló dando un pequeño salto y se volteó hacia mí sosteniendo un pote de color blanco. Pero me quedé más embobado aún cuándo la toalla se aflojó y se le resbaló por el cuerpo hasta caer en el piso.
Ella ahogó un grito y sus ojos se abrieron de par en par, sonrojada y avergonzada se cubrió sus pechos con un brazo, y se tapó con el pote la parte de abajo pero aún así su vello púbico sobresalía por los costados, se notaba que hacía tiempo no se lo quitaba y también era señal de que hacía mucho nadie bajaba por esa zona. Suponer eso me excitó aún más.
— Voltéate por favor.. para que pueda tomar mi toalla.. — suplicó en un susurro con las mejillas completamente rojas.
Yo negué con la cabeza divertido, estaba completamente extasiado con la vista que tenía. Me remojé los labios y solté las siguientes palabras —: No lo voy a hacer cielito, estoy disfrutando de esta vista.
— Eres un depravado. — espetó furiosa. Se veía adorable y ni siquiera sus insultos podría sacarme del estado en el que me encontraba.
— Déjame ayudarte cielito.. — musité divertido acercándome lentamente a ella. Ella retrocedió sin éxito alguno porque su pequeño trasero chocó contra el mueble. No tenía a donde ir, parecía un pequeño conejito asustado y eso me encantaba aún más. Su piel se erizó con tan solo sentirme cerca, el olor a jabón y a shampoo me invadieron todos los sentidos. — Hueles delicioso.. — confesé en un murmullo.
— Aléjate por favor.. — su voz se oyó en un hilo de desespero. — No me toques..
— Jamás lo haría cielo, solo quiero ayudarte..— confesé agachándome lentamente y aprovechando cada segundo para dejar impregnada su figura en mi memoria.
Tomé la toalla y se la puse justo enfrente de su nariz — Aquí tienes cielito.. — dije y le regalé una de mis sonrisas más peligrosas. — Te espero en el living, espero te hayan gustado los huevos.. — agregué y sin decir más me retiré de la habitación una vez que ella tomó la toalla.
Sentí que debía alejarme de ella porque si seguía un segundo más cerca éste jueguito podría acabar mal, tal vez no podría contenerme y terminaría montándola sobre aquel mueble. Pero jamás le haría daño, no era mi costumbre forzar a las mujeres y Kira jamás me lo perdonaría.
Encendí el televisor esperando que de alguna manera esto pudiera distraerme de estos pensamientos equivocados que estaba teniendo con respecto a Leia. De ninguna manera podía sucumbir ante esta debilidad que ella inconscientemente estaba generando en mi.
Me acomodé en el sofá y relajé el cuerpo, presioné el mando a distancia buscando un programa que sea de mi interés y no pude evitar detenerme en uno que tenía cierto anuncio que captó mi atención.
"AÚN NO SE TIENEN NOTICIAS SOBRE LA DESAPARICIÓN DEL JOVEN, LA POLICIA DE LA ZONA SIGUE CON LA ARDUA BÚSQUEDA"
"El JOVEN JAYDEN RICE LLEVA DÍAS DESAPARECIDO Y SUS ALLEGADOS TEMEN LO PEOR"
Esa noticia me dejó aún más aturdido y preocupado de lo que ya estaba, recuerdo bien que aquella noche yo si lo dejé con vida. Él estaba vivo y si alguien lo encontraba podría hacerlo llegar con vida a un hospital. Pero entonces ¿si yo no lo maté, quién lo hizo?. Entendí que fui tan estúpidamente idiota por no haberlo sospechado, aquella noche Kira salió por medicina para Leia, ¿no pudo hacerlo? ¿O si?.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top