Capítulo VII
"Su piel quemaba la mía con un simple roce de sus manos."
Custer
El bar al que fuimos estaba atestado de gente, algunos ya estaban ebrios y otros apenas estaban comenzando. La música y las luces de diferentes colores distraían a todos mis sentidos que estaban en alerta desde que pude corroborar quién era la cita de Leilani. En efecto, Jayden era uno de los sospechosos de los cuales yo tenía la fotografía, pero él no era alguien que trabajaría con Belikov, éste último siempre se mantenía rodeado de personas cercanas a su círculo familiar, con él todo quedaba en familia.
Jayden era un auténtico norteamericano, me puse a pensar en que probablemente Belikov ya habría expandido sus negocios por éste país, pero no estaba tan seguro de que así fuera. De no ser por la fotografía jamás lo habría sospechado, la idea de Kira al principio me pareció algo precipitada pero creo que fue la indicada. Ella propuso no descuidar a Leia y seguir manteniendo oculta su identidad incluso de su amiga hasta que sea el momento, que no la relacionaran conmigo pero si con Leia para de esa manera despistar a cualquier posible amenaza hacia su persona. Kira podía resultar bastante fría y calculadora cuándo se lo proponía, estaba poniendo en riesgo la vida de su mejor amiga para proteger la suya, ni siquiera yo lo hubiera calculado mejor.
Esa era la Kira que yo había conocido, ella intentó ser alguien más pero en el fondo el monstruo siempre estuvo ahí. Le seguí el juego a Kira y muy en mi interior disfruté tener a Leia cerca de mí, podía sentir lo nerviosa que se ponía a mi lado pero debo admitir que me sorprendió bastante la manera en que indirectamente aceptó jugar el juego de Kira. No refutó ni toco el tema en ningún momento, ni siquiera cuándo estuvimos conversando casi a solas en el museo.
Pensé que Jayden sospecharía algo cuándo la tomé de la muñeca para evitar que se fuera a solas con él pero para mi fortuna no lo hizo, Kira no entendía el porqué de mi reacción y parecía bastante desconcertada al igual que su amiga. Pero era mejor que no lo supiera de lo contrario su actitud podría delatarnos. Y quería tener la oportunidad de estar a solas con éste sujeto para interrogarlo a mi manera, para así descubrir que tanto sabe o si sólo es un peón más.
En lo que terminaba de beber mi segunda cerveza y Kira fue al sanitario, me di cuenta de que la perdí, pedí a Leia, cosa que me parecía algo imposible porque era la única con una piel de alabastro que resaltaba a pesar de la poca luz —: ¡Говно! [govnó] — espeté con furia en mi idioma natal. Golpee la mesa en señal de frustración y comencé a buscarla con la mirada y por un pequeño milisegundo me sentí desesperado, delatado por los fervientes latidos de mi corazón contra mis costillas. Un atisbo de alivio apareció cuando logré distinguir su blusa azul que resaltaba sobre su blanquecina piel.
Estaba siendo jalada hacia la salida de emergencia con cierto esmero por su opresor o mejor dicho su asesino, me incorporé rápidamente y los seguí apretando los puños tratando de abrirme paso hacia su dirección.
Caminé por un obscuro pasillo iluminado solo por algunas luces de color rojo. Con cada paso que daba la música se iba escuchando menos y una puerta negra apareció en mi campo de visión —: Tal vez salieron por aquí.. — murmuré para mí mismo. Estiré con fuerza la pesada puerta que chirrió al abrirse, la fresca noche me golpeó de lleno y sentí todo mi cuerpo relajarse para disfrutar de la agradable brisa a pesar del nauseabundo olor que atestaba en todo el callejón.
Un fuerte quejido y pisadas se escucharon y me asomé hasta bajar los pequeños escalones. Recorrí toda la lóbrega callejuela con la mirada hasta que lo vi, arrastrando el pequeño cuerpo inerte de Leilani. Ni yo que he asesinado a casi un centenar de personas me abría atrevido a tanto, jamás había lastimado a una mujer, bueno, no de esa manera.
La rabia comenzó de nuevo su asalto nublando el poco juicio que tenía, cegado por la cólera que se había instalado en mí avancé decidido a acabar con ese maldito bastardo y llamé su atención —: ¡Oye! — le grité caminando con pasos apresurados hacia el — ¡Maldito imbécil! — bramé y esta vez ya no disimulé mi acento, ya no tenía porqué esconderme.
Él dejó caer las piernas de Leilani como si fueran un saco de papas, levantó las manos con sumo cuidado en señal de rendición para luego voltearse hacia mí.
— ¡Acabaré contigo! — bufé entre dientes antes de que me abalanzara sobre él y mi puño fuera atestado contra su pómulo izquierdo.
— No lograrás sabotear mis planes. — dijo escupiéndome en el rostro.
— Ella no es a quien buscas imbécil. — confesé colocándome sobre él, vi la duda ensombrecer su mirada y comencé a darle puñetazos limpios en el rostro.
Sabía que quería interrogarlo y saber quién lo había enviado o si simplemente era un maldito misógino que no podía soportar su odio y su dependencia hacia las mujeres. No podía dejar de golpearlo aún sabiendo que necesitaba sacarle información. Mis nudillos dolían y ese familiar color carmesí al que estaba acostumbrado me cubrió las manos, viejas cicatrices se abrieron pero eso no me detuvo.
— ¡¿Que carajos sucede aquí?! — la voz desgarrada de Kira me hizo entrar de nuevo en razón y me detuve en seco.
Mi respiración estaba descontrolada y sentía que la adrenalina se filtraba por mis poros. Liberé a Jayden de mi agarre y éste a pesar de que ya lo había dejado no se movió. Lo había dejado inconsciente y le saqué el jugo a golpes. Miré alrededor y recordé que Leia yacía tirada como un viejo trapo en el suelo, algo se estrujó dentro de mí al verla en ese estado y lo sentí muy extraño, era un sentimiento ajeno a mí.
Kira se acercó hasta Leia y corroboró si aún tenía pulso, quisiera poder decir que lloró y que estaba destrozada por ver así a su mejor amiga, pero no lo hizo. Estaba molesta, su ceño fruncido y su expresión seria la hacían ver mucho más peligrosa de lo que ya era.
— ¿La golpeaste? — preguntó con cierta rabia en su tono, ella me miró y la cólera tiñó sus facciones.
— No, ¿cómo puedes pensar eso de mi?. — bufé ofendido y algo molesto mientras me limpiaba la sangre que me brotaba de los labios, no recordaba haber recibido ningún golpe durante la pelea. — Cuándo llegué aquí éste imbécil la estaba jalando hacia su coche y yo solo.. no pude detenerme hasta que llegaste..— confesé señalando a Jayden que estaba extendido en el húmedo suelo.
Me acerqué hasta Leia y la cargué en mis brazos, a simple vista precia pequeña y ligera pero ahora que la tengo cargada sobre mi pesa un montón. Mientras Kira analizaba la situación y tenía la vista fija en el rostro destrozado de Jayden la tuve que interrumpir —: Debemos irnos, trae mi coche hasta aquí.. no podré caminar con ella en brazos hasta donde lo dejé estacionado. Pesa demasiado..— demandé algo agotado.
— ¿Donde tienes tus llaves? — preguntó. Le señalé el bolsillo derecho de la parte delantera de mis vaqueros. — ¿Estará bien verdad? — dijo en un susurro acercándose un poco a su amiga para apartarle algunas hebras de su cabello que se le habían pegado junto con la sangre que contrastaba con su blanca piel.
— Si, eso creo, pero ahora apresúrate.. tenemos que salir de aquí antes de alguien más venga. No queremos involucrar a la policía en esto.. —musité seriamente.
Kira se apresuró a coger la llave y antes de desaparecer de mi vista se detuvo —: Mantente en las sombras y cuídala.. — espetó antes de escabullirse por completo.
Mientras Kira volvía busqué un lugar para sentar a Leia e intentar despertarla debido a que llevaba un buen rato inconsciente. La bajé con sumo cuido de no lastimarla más de lo que ya estaba, bajo la penumbra pude percatarme de algunas de sus heridas, tenía un corte en la cabeza y otro en su labio inferior. No pude evitar pasar el pulgar por sus aterciopelados labios que se sintieron tan suaves a mi tacto removiendo en mí sensaciones que desconocía.
— Leia, ¿me oyes? — le susurré ahuecando sus mejillas en mis manos y podía sentir su calidez a pesar de la fría noche que nos caía encima. — Despierta por favor.. — insistí pero ella ni siquiera se movió.
Me senté a su lado para darle calor corporal en vista de que ella había dejado su chaqueta dentro del bar. Recosté su cabeza con cuidado sobre mi hombro y la abracé, jamás había tenido tantas ganas de proteger a alguien. Yo siempre había sido el que destrozaba todo a su paso pero al tenerla así tan vulnerable e indefensa no podía reprimir esas ganas de mantenerla con bien.
Desvíe la vista hacia Jayden que yacía tieso en medio del callejón, casi no podía distinguir lo mal que había quedado pero estoy seguro que tardará en recuperarse y para cuándo eso pase ya estaremos lejos de su alcance.
Las luces de mi coche me cegaron cuándo este ingreso hasta cierta parte del callejón. Si no conociera a Kira diría que quería pasarle encima a Jayden, si yo hubiera estado al volante lo habría hecho. No merece seguir con vida después de lo que le hizo a Leilani.
Tomé a Leia entre mis brazos y subí con ella en la parte trasera del vehículo, Kira puso marcha atrás el vehículo y pronto ya estábamos de camino a su departamento.
— Si no supiera quién eres realmente diría que ella te importa.. — musitó Kira deteniéndose en un semáforo en rojo.
— Es tú amiga y no me ha hecho nada malo, solo quiero ayudarla.. — espeté algo molesto por su comentario, no quería que me viera débil ante ninguna situación. Mejor dicho yo no quería sentirme débil, porque comenzar a sentir es signo de debilidad porque podrían utilizarlo en tú contra.
— Aha, si claro.. dime Custer ¿tu sabías quien era Jayden realmente? — preguntó observándome por el retrovisor.
— Verde.. — dije avisándole que podía avanzar — No lo supe hasta que lo ví, tú padre me entregó unas fotografías y él estaba en una de ellas, que por cierto eran de una calidad pésima.. — confesé.
— ¿Y porqué no me lo dijiste? — inquirió — Debiste decírmelo, tal vez Leilani no estaría en ésta deplorable situación de haberme avisado antes.. — reclamó dándole un golpe al volante para luego continuar el camino.
— No lo supe hasta que lo ví en persona, y no pude decírtelo porque no encontré la ocasión.. — expliqué y de repente sentí que algo se movía — Ya se está despertando.. — informé al darme cuenta de que su cabeza cambió de posición.
Kira se mantuvo callada, ya no volvió a tocar el tema desde que Leia comenzó a recobrar el conocimiento. Tal vez no quería que su amiga supiera a lo que se estaba exponiendo por su causa y probablemente ella ya nos escuchó.
[...]
Llevé a Leia hasta su habitación siguiendo las indicaciones de Kira. La senté sobre la tapa del inodoro mientras Kira llenaba la bañera con agua tibia. — Quítale la blusa y los pantalones Custer, y ayúdame a meterla aquí.. — ordenó.
— No.. — la voz débil y áspera de Leia nos detuvo. — No quiero que él me vea.. — susurró apartando mis manos de sus delgados brazos con torpeza. La miré con detenimiento para ver si abrió los ojos pero no, aún seguían cerrados y uno de ellos comenzaba a amoratarse.
— Está bien, déjanos solas.. — musitó Kira y yo la miré dudoso en hacer lo que me pedía — Te llamaré si te necesito.. — dijo.
— Las dejo solas.. — dije incorporándome — Iré a darme una ducha y de paso limpiarme todo esto.. — espeté levantando las manos cubiertas por sangre seca.
— En mi armario tengo ropa que podría serte de utilidad.. — sugirió Kira antes de que yo saliera por completo del baño.
— ¿A quién se supone que pertenecen? — pregunté divertido.
— Solo úsalas, no te gustaría saber a quién pertenecen.. — se burló y la escuché reír por lo bajo.
Negué con la cabeza riendo e ignoré su último comentario. Salí de la habitación y me dirigí a la de Kira. Añoraba una ducha bien fría que pudiera congelar toda esta bruma de sensaciones extrañas que comenzaron a esparcirse por cada fibra de mi cuerpo.
Las heridas de mis nudillos magullados me ardieron en el instante en el que el agua fría los toco. Sentí cada músculo de mi cuerpo tensarse para luego relajarse. Cerré mis ojos y dejé que los pensamientos fluyeran, necesitaba analizar todo lo que había ocurrido.
Pero no pude, no pude concentrarme un solo segundo porque no dejé de pensar en Leia. No podía apartar su rostro ensangrentado y maltratado de mi mente. Pasé de sentir pena a rabia, la furia se filtró por mis venas y comencé a pensar que debí haberlo asesinado. No debí dejarlo con vida, no se lo merecía.
Traté de calmarme y dejar que el agua helada se llevara cada mal pensamiento que me estaba atormentado, la sola idea de pensar que Leia podría estar muerta en estos momentos hacia que la sangre me hirviera. Entonces caí en cuenta y me hice la siguiente pregunta, ¿Kira tendrá razón? ¿Porqué me importa lo que le pase a esa chica si mi objetivo es llevar a Kira a casa?.
Salí del baño ignorando las preguntas de mi subconsciente, ya no quería dejar que esa ira generada por no poder proteger a los que me importan me invadiera. Era como veneno que poco a poco iba acabando conmigo y con la poca cordura que me quedaba.
Busqué en al armario la ropa que Kira había mencionado y encontré unos pantalones de chandal gris doblados en el fondo junto con una camiseta verde selva. Me puse los pantalones e intenté ponerme la camiseta pero me quedó bastante ajustada así que me quedé con el torso al descubierto.
— Veo que te hiciste más tatuajes.. — la voz de Kira me obligó a voltearme — Necesito que te quedes con ella, iré a por medicina y algunas cosas que necesito para sus heridas.. — dijo saliendo de la habitación.
— ¿Cómo está? — pregunté en un tono preocupado que me sorprendió a mí mismo.
— Está dormida, le di un analgésico y un antiinflamatorio para los golpes pero eso no será suficiente.. — informó mientras tomaba su bolso y sus llaves con cierta actitud sospechosa.
— ¿No harás una estupidez o si? — indagué algo dudoso de lo que realmente iba a ser.
— Tranquilo, aún no es el momento de cometer estupideces.. solo iré por medicinas para ella y para ti.. — espetó divertida acentuando mis heridas.
— Ah esto, no es nada.. no te preocupes por mí.. — musité sin darle tanta importancia a mis nudillos lastimados.
— Muy bien, ya me voy.. — dijo dirigiéndose a la puerta y antes de salir se detuvo — Ah y Custer.. esta vez no le quites los ojos de encima.. — ordenó para luego cerrar con llave la puerta.
Después de que ella se fuera me dirigí a la cocina en busca de frijoles congelados para ponérmelos sobre las manos pero terminé cogiendo una cerveza bien fría que lograra apagar toda esa revolución que tenía en mi interior.
Luego de terminar de beber mi cerveza fui a la habitación de Leia. Ella estaba dormida acostada hacía un lado de la cama, una sábana blanca le cubría el vientre y cierta parte de sus muslos, dejando sus pies y sus pantorrillas afuera. La luz estaba apagada pero las cortinas estaban abiertas permitiendo que la luna ilumine su habitación dejándome ver su blanca y pequeña silueta hecha un ovillo en la cama de una plaza y media.
Me acerqué a ella y pude ver algunos raspones en su brazo, aparté las negras hebras de su cabello que le caían sobre su amoratado rostro y acaricie su mejilla con suavidad mientras un delicioso aroma a cítricos invadía mis sentidos. Su respiración era tranquila y apaciguada que lograba trasmitirme toda la paz que siempre he necesitado.
Decidí que acostarme a su lado sería la mejor manera de mantenerla vigilada, así que lo hice. Me acomodé junto a ella con cuidado de no despertarla y adopté una postura más cómoda poniendo mis manos detrás de mi cabeza, y entonces ocurrió algo inesperado. Fue algo tan rápido que ni siquiera lo vi venir. Leia volteó hacia mí lado de la cama y lentamente se colocó muy pero muy cerca de mí. Posicionó su cabeza sobre mi pecho y una de sus piernas sobre mis muslos, se aferró a mí y yo no pude contenerme, necesitaba abrazarla, y así lo hice.
Su piel quemaba la mía con un simple roce de sus manos y el aroma a cítricos de su shampoo me dejó absorto de toda realidad a mi alrededor. Sin darme cuenta en la penumbra de esta habitación algo más despertó en mi, algo que ya creía haber perdido hace mucho tiempo, mi humanidad.
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