Capítulo VI

"Hasta que mi suplicio se convirtió en una negra y  profunda agonía, para después ya no sentir nada."

Leia

Me sentía tan incomoda con la absurda idea que había tenido Amber, tuvo la genialidad de que yo vaya con Custer y ella con Jayden, pero éste último accedió a regañadientes no parecía nada complacido con el plan, tal vez y solo tal vez yo le interesaba de verdad. La excusa que me dio Amber era que aún sentía cierto rencor hacia Custer y que si permanecían cerca por más de un minuto terminarían matándose. Accedí de mala gana demostrándole a aquel enigmático sujeto que no me agradaba para nada, pero que por mi mejor amiga haría lo que fuera.

Él tenía todo lo que odiaba de un hombre, era tosco y poco caballeroso, hasta Jayden que era un patético presumido se me hacía tolerable porque respetaba mi espacio personal, en cambio Custer me ponía los nervios de punta, había llegado para ensombrecer la vida de Amber y por ende la mía. Aún no podía creer que salió con la bata del baño a vestirse en plena vereda, para su suerte no había control policial por los alrededores en ese preciso momento y ningún vecino lo denunció.

— ¿Disfrutas de la vista nena? — fanfarroneó mientras entraba en su vehículo y terminaba de ponerse una camiseta negra con cuello en v de mangas cortas. La verdad si, estaba disfrutando del espectáculo que estaba montando, gracias a Dios Jayden no logro verlo porque ya se adelantó con Amber, eso realmente hubiera sido un completo desastre.

— Si, disfruto ver lo ridículo que te vez en este preciso momento.. — mentí descaradamente mientras miraba por la ventanilla para que éste no notara mis mejillas acaloradas. Una risa profunda se le escapó y por un instante pensé en lo agradable que se oía, pero luego empujé esos pensamientos de mi mente porque no lo sentía correcto.

— Que dulce eres cuando algo te molesta, hueles a inocencia como el libro del génesis.. — dijo en un tono malicioso y enseguida me arrepentí de no haber ido con Jayden. ¿En que carajos estaba pensando al aceptar las locas ideas de Amber?.

— Solo vámonos de una buena vez. — exigí algo atormentada por sus palabras, eso que me dijo sonó más que extraño y sobre todo incómodo.

— ¿Puedes indicarme por donde cielo? — preguntó con un tono divertido. Estaba más que claro que disfrutaba incomodando a las personas, eso lo divertía.

— Aquí está, solo sigue las indicaciones del gps.. — dije pasándole mi teléfono, no esperaba cruzar palabra alguna con él durante todo el trayecto.

Él solo sonrió divertido y puso en marcha el vehículo. La brisa fresca de la tarde acariciaba mis sonrojadas mejillas, estaba más que incómoda a su lado y eso era más que evidente. Un silencio realmente embarazoso se había instalado entre nosotros y solo se oía la voz de la navegación.

[...]

Quisiera decir que estar a su lado era realmente repugnante, que todo de él era asquerosamente intolerable, pero, un aroma suave a colonia varonil se había apoderado del interior del coche dejando absortos a todos mis sentidos, que anteriormente estaban más que alertas. Estaba agradecida con la brisa que entraba a través de la ventana sacándome un poco de esta hipnosis en la que estaba sumergida. Podía sentir su mirada profunda y obscura sobre mí, pero a pesar de ello no volteé a verlo, tenía que mantener el orgullo y la dignidad intacta.

— Oye.. Leilani, ¿porque siempre traes esas gafas obscuras? — preguntó curioso obligándome a voltear hacia su dirección — ¿Porque ocultar esos ojos tan penetrantes y extraños? — agregó y yo me quedé en cierto estado de desconcierto. ¿Acaso estaba siendo agradable conmigo diciendo que tengo unos ojos extraños?.

— ¿Esa es tu manera de ser agradable conmigo? — inquirí como si estuviera alucinando.

— ¿Qué estás diciéndome? — preguntó disimulando estar ofendido — Pero, si siempre he sido amable contigo.. solo estoy preguntando, ¿que hice mal ahora? — reclamó.

— ¡Al fin llegamos! — exclamé emocionada y luego me giré para verlo — Y doy por terminada esta conversación Custer.. — espeté intentado mantener una expresión dura. Una línea fina curvó sus labios mientras me observaba con una profunda obscuridad, algo se inquietó dentro mío, como si mi subconsciente me estuviera advertiendo que algo malo iba a suceder esta tarde noche.

Él estacionó el coche en el aparcamiento del edificio y antes de que parara el motor abrí la puerta apresurada para ver si encontraba alguna civilización que pudiera ayudarme en caso de que lo necesitara. En la mayoría de las películas de terror cosas malas sucedían en un estacionamiento y eso siempre me motiva a no permanecer en lugares aislados más tiempo de lo debido.

A pasos presurosos él intento alcanzarme y cuándo lo hizo se acercó tanto a mi que mi corazón se detuvo al escucharlo decir :— Esta conversación no se termina hasta que yo diga basta cielito..

Los bellos de mi nuca se erizaron y todo mi cuerpo se estremeció al sentir la calidez de su aliento rozar mi piel, podía sentir como se filtraba por cada uno de mis poros invadiendo todo mi sistema.

Custer se adelantó al lograr distinguir a Amber quien nos saludaba agitando las manos, parecía más emocionada de lo normal, su actitud era realmente extraña, más bien parecía algo nerviosa. Jamás se emocionaría por venir a ver una exposición de arte, no es su estilo. Apenas él se alejó lo suficiente de mí dejé salir el aire que estaba conteniendo debido a su cercanía.

— ¿Porque tardaron tanto? — preguntó mirando extrañada a Custer.

— Es que terminé de vestirme en el auto.. — confesó Custer encogiéndose de hombros como si fuera lo más normal.

— ¿Donde está Jayden? — pregunté al percatarme de que mi cita no estaba cerca.

— Ah.. si, él fue a buscar té helado para todos. Yo se lo pedí, creí que también querrían tomarlo.. — dijo Amber apartando la mirada de Custer. Algo extraño estaba pasando aquí, entre estas dos personas y la curiosidad ya me estaba comenzando a picar.

— ¡Té helado! — la voz de Jayden me obligó a voltear, tenía un aspecto reluciente y lucia realmente espléndido con esa piel morena que se me hacía más que apetecible. — Hola Leia, al fin puedo verte.. — dijo entregándole a Custer lo que traía en manos y este lo observo detenidamente como si lo estuviera analizando cuidadosamente.

— Hola Jay.. — comencé a decir pero éste no me dejó terminar porque se acercó a mi y me rodeó la cintura con sus brazos para luego cortarme el aliento con un acalorado beso. Ese beso me tomó por sorpresa tanto que no pude corresponderlo al principio pero luego me dejé llevar por el calor del momento y la suavidad de sus labios.

Al separarnos me di cuenta de que mi respiración se había acelerado considerablemente, a diferencia de Jayden que parecía bastante controlado. Amber se aclaró la garganta obligándome a tomar distancia de toda esta situación —: ¡Ahem! — y nos entregó nuestros respectivos vasos que contenía el té helado.

Cierto rubor cubrió mis mejillas y le di un buen trago a mi bebida que me refrescó hasta el alma.

— Jayden quiero presentarte a.. — comencé a decir cuándo Custer me interrumpió.

— Alexander, mucho gusto Jayden.. — se presentó Custer y me quedé bastante impresionada al escuchar el nombre que se había inventado ahora y por cómo logró disimular su acento. No sé qué estaba tramando pero la mirada que le echaba a Jayden me preocupaba bastante.

— El gusto es mío, ¿así que eres el hermano de Leia? — contestó Jayden con una voz áspera y poco confiada. Al oír eso miré a Amber y esta me guiñó un ojo dejándome más desconcertada de lo que ya estaba. ¿Que carajos estaba pasando aquí? ¿Porque decir tantas mentiras? ¿A que venía todo esto? — Creí que tu familia estaba en Pearl Harbor Leia.. — musitó volviéndose hacia mí posando uno de sus pesados brazos sobre mi hombro.

Antes de que yo pudiera contestar de nuevo Custer se me adelantó —: Si, así es, pero así como Leilani vino a Manhattan yo me mude a Texas hace muchos años y el acento se me ha pegado.. ¿no te parece adorable mi hermanita? — dijo cambiando de tema sutilmente y sonriéndole cínicamente. No podía entender cómo lograba engañar con tanta facilidad y sobre Amber pues no sé qué decir, estuve viviendo con ella por cinco años creyendo conocerla.

— Porque mejor no entramos.. — interrumpió Amber señalando la entrada de la galería.

— Claro.. — contesté fría y claramente molesta ante la maraña de mentiras que se había formado más que nada entre nosotras.

Amber hizo una mueca fingiendo sonreír y caminamos una al lado de la otra, metí mis manos en mi chaqueta para jugar con el manojo de llaves que me ayudaban a calmar mis nervios para así evitar salir corriendo de aquí.

Decidí dejar pasar todo eso que me molestaba y concentrarme en el momento, quería disfrutar de las increíbles obras de Vincent van Gogh que se encontraban en exhibición y resulta que hoy era el último día que estarían aquí, eran únicas. Quería estar con Jayden y pasarla bien con él, apreciar las pinturas de los comedores de patatas, terrazas de café por la noche, la noche estrellada, esta última era una de mis favoritas y los lirios, desde que tuve la oportunidad de ver sus obras este hombre se volvió muy especial para mi.

— A Amber le gusta "El girasol"..— le susurré a mi acompañante, quién por cierto estaba muy callado y serio caminando a mi lado. — Oye.. Alexander.. — le llamé la atención acentuando mi voz en su falso nombre.

— Te escucho cielo.. — murmuró muy cerca de mi de nuevo con su acento ruso, haciendo que todo mi cuerpo reaccionara de una forma peculiar.

— Aha si claro.. — dije mientras intentaba restarle importancia a todo ese torbellino que se había instalado dentro mío.

Caminamos uno al lado del otro y a ratos estábamos tan cerca que nuestras manos se rozaban, cada vez que eso sucedía podía sentir como una corriente me recorría todo el cuerpo. Amber y Jayden venían a unos cinco pasos detrás nuestro, pero al parecer la estaban pasando bien. Él no parecía tan molesto y al saber que él extraño que venía con nosotros era mi supuesto hermano se relajó un poco más.

— Me gusta ésta, ¿cómo se llama? — me interrumpió apartándome de la distracción que tenía detrás mío.

— La noche estrellada.. una de mis favoritas.. — dije suspirando profundo. Amaba apreciar sus obras por los vivos y puros colores que utilizaba, sobre todo porque para mí era todo un desafío hacerlo. — Observa las distinguibles pinceladas y la temática común de la naturaleza.. — comencé a explicarle señalando los detalles de la pintura desde la distancia y sentí cierta satisfacción al notar la atención que él había puesto en mi. Sus ojos claros y profundos por primera vez no me parecían peligrosos y eso me hizo sentir más cómoda.

— Son largas, gruesas e inclinadas.. — dijo observando con sumo cuidado la pintura achinando un poco sus ojos, sonreí al ver eso porque arrugó un poco la nariz intentando ver mejor, se veía simpático. — Tienes una hermosa sonrisa.. — susurró volteándose para observarme mejor. No pude evitar sonrojarme ante su comentario, más que nada porque me había dejado en evidencia.

— Él fue el pionero en el empleo de la técnica Impasto. Una técnica de pinceladas gruesas y diluidas que añaden dimensión a las pinturas, él la empleaba para dotar de emociones y movimiento a sus obras.. — dije tratando de ignorar su último comentario. Pero, lo cierto es que dentro de mí se había formado un vórtice de extrañas sensaciones que jamás había experimentado en mi vida, ¿cómo es que un simple detalle como ese puede descolocarme por completo?. Y lo más raro era que venía de una persona que no me agradaba nada.

— La verdad es que si, es como si se movieran.. — agregó inclinando la cabeza primero de un lado y luego hacia el otro. — Y.. ¿cuándo piensas contestar a mi pregunta? — inquirió sin dejar de mirar la pintura.

— ¿Qué pregunta? — contesté algo confundida.

— Aún no me has dicho porqué usas esas gafas obscuras incluso estando en espacios cerrados.. — reclamó en un tono neutro casi inexpresivo.

— Porque veo mejor con ellas que sin ellas.. sufro de ceguera diurna.. — informé sin titubeos. No sabía si él entendería lo que acabo de decirle, pero estoy segura que no es tan imbécil como aparenta.

— Así que, ves mejor en la obscuridad.. — adjuntó parándose frente a mí lo suficientemente cerca como para poder percibir su aroma.

— Vivo en una obscuridad permanente, mi vida es una sucesión de fotogramas en blanco y negro, cada vez menos definidos, más borrosos y más obscuros. — musité. Él se quedó callado y frunciendo el entrecejo miró hacia un punto fijo sin decir una sola palabra. Entonces recordando sus palabras de hace un rato entendí que al fin él había dado por zancada esta conversación, así que hice lo mismo.

Iba a darle otro sorbo a mi té helado que ya no estaba tan fresco, cuándo de repente unos brazos robustos me rodearon por la cintura y una palabrota se me escapó —: ¡Mierda! — exclamé para luego percatarme que era Jayden. Mi reacción puso en alerta a Custer quien salió de su ensimismado estado y tomó una postura rígida poco amigable.

La piel se me erizó al ver su expresión fría cargada de lobreguez, ensombrecida por la tenebrosidad de su profunda mirada. Había vuelto aquel sujeto que había visto hoy en la mañana parado al otro lado de la vereda. Todo su cuerpo era inmenso, no me había fijado antes pero es un poco más alto que Jayden y mucho más alto que yo, me sentía tan pequeña al lado de estos dos monumentos.

Me aparte de los brazos de Jayden para luego sentarme en uno de los banquillos de madera frente la pintura que Custer y yo estábamos observando anteriormente.

— ¿Qué tal el recorrido Alexander? Tu hermana es una artista con mucho talento e intuición para estas cosas.. — manifestó Jay llamando la atención de aquel hombre que ya nos estaba observando con cierta intensidad.

— En definitiva, ella percibe el mundo de una manera diferente y especial.. — afirmó con su acento sureño, muy tranquilo me guiñó un ojo y una media sonrisa curvó la comisura izquierda de sus labios.

Una especie de cosquilleo se arremolinó muy dentro mío, no estaba segura de que sería exactamente pero con cada segundo que pasaba al lado de Custer me desagradaba menos.

[...]

La noche ya estaba en puerta mientras el sol llenaba de estrías el cielo, las farolas iluminaban las calles que se encontraban adornadas al efecto. La brisa fresca del verano me obligó a aferrarme a mi chaqueta y al brazo de Jayden mientras caminábamos sobre la acera en dirección al bar de la noche anterior.

Amber y Custer venían detrás nuestro, no sé si era solo una inquietud mía pero podía sentir sus pesadas miradas sobre nosotros. Los dos estaban tan callados que solo se oían nuestros pasos rozando el suelo y el bullicio de los coches pasar a nuestro lado.

Llegamos al bar de siempre, al que solíamos venir cada vez que celebrábamos algo; solo que esta vez no sé qué festejábamos exactamente. No estaba segura en que nos habíamos convertido Jayden y yo, no recuerdo casi nada de la noche anterior así que desconozco todo lo que le pude haber dicho en esa ocasión. "Girls just want to have fun" de Cyndi Lauper sonaba en todo el lugar retumbando nuestros sentidos. Esta canción era todo un monumento a la alegría y el buen rollo.

El calor dentro del lugar era avasallador razón por la cuál me deshice de mi chaqueta al igual que el resto menos Custer que andaba en mangas cortas. Parecía sofocado y algo exasperado, creo que nuestro clima veraniego más un lugar infestado de personas bailando no le ayudarían mucho.

— ¡Iremos por unas cervezas! — Jayden elevó la voz para que podamos oírlo y me tomó de la mano para llevarme con él, pero algo nos impidió movernos, Custer estaba sosteniéndome con firmeza de mí otro brazo evitando así que me fuera con Jay. No pude evitar fruncir el ceño extrañada ante su actitud, pero Jayden no parecía molesto, tal vez porque para él yo era la hermana de Custer.

— ¡Iré contigo! — bufó con su acento sureño — ¡Mientras las chicas buscan un lugar! — sugirió guiñándole un ojo a mi amiga.

Mientras los muchachos iban por las bebidas nosotras nos rebuscamos por una pequeña mesa que me llegaba hasta la altura de mis costillas, no había taburetes porque aquí nadie se sentaba. Todos estaban bailando frente al escenario improvisado que se había montado no hace mucho tiempo. Cada noche un par de bandas locales se presentaban para tocar aquí y justo ahora un grupo se estaba preparando.

— ¡¿Me vas a decir que es lo que están tramando Custer y tú?! — le pregunté a mi mejor amiga quien se movía al ritmo de la música sin apartar la mirada de los chicos que estaban en la barra, parecía algo ansiosa.

— ¡No hay nada por lo que debas preocuparte Leia, yo solo lo estoy vigilando! — confesó gritando muy cerca de mi oreja tratando de sonar despreocupada, pero algo me decía que no era así, algo me estaban ocultando esos dos y estoy segura de que la respuesta podría no gustarme.

— ¡Esta bien! — musité sin ganas de seguir discutiendo ahora, más adelante tal vez le saque alguna que otra información. Si es que lo logro, no soy buena persuadiendo y muchos menos a ella, me conoce demasiado bien.

Los muchachos nos entregaron las bebidas bien heladas y no pude evitar reír cuándo vi que Custer casi se acaba su cerveza de un trago bastante largo. —: ¡Parece que tenías sed! — exclamé divertida, decidí ya no revolver mis pensamientos con lo que estaba sucediendo a mi alrededor, quería disfrutar y pasarla bien, el día ya fue lo suficientemente tenso.

— ¡Más que sediento hermanita! — dijo dándole otro trago a su cerveza.

Después de un par de cervezas comencé a conectar con la música y con mi encantador acompañante que estaba parado detrás mío rodeándome por la cintura. La voz de Bon Jovi se abría paso a través de los altavoces con su magnífica obra "Livin' on a prayer", era pura adrenalina y sentía que recorría cada centímetro de mi cuerpo.

— ¿Quieres venir conmigo? — la voz de Jayden me devolvió de mi trance erizándome la piel.

— ¿A donde? — pregunté pero éste ya me estaba jalando hacia la parte trasera del bar. — ¿A donde me llevas Jayden? — insistí, sentí una punzada en el estómago cuando caminábamos por un pasillo totalmente obscuro y no lograba distinguir una mierda, con cada paso que dábamos sentía que la música se alejaba más y más hasta el punto de lograr sentir mi corazón retumbar con fuerza.

— Solo quería estar contigo a solas, no habíamos tenido la oportunidad.. — dijo abriendo la puerta que conducía a la salida de emergencia. Está a su vez nos condujo a un callejón húmedo y tétrico que apestaba a un olor nauseabundo, sin mencionar que el viento fresco me golpeó en todo el cuerpo erizándome la piel.

— ¿Te parece que este es un lugar donde yo quiero estar? — reclamé cubriéndome la nariz.

— No Leia, claro que no, iremos hasta mi coche.. — confesó y una extraña sonrisa que jamás le había visto curvó sus labios.

— No podemos dejarlos aquí.. — dije poniendo cierta resistencia a sus jalones que se estaban poniendo más intensos a medida que mi necedad aumentaba.

— Lo siento Leilani.. — susurró. Y lo último que vi al voltearme fue su inminente puño atestarse contra mi blando rostro.

Un intenso espasmo me hizo lanzar un grito ahogado al caer al suelo y reventarme la cabeza, me retorcí de dolor en el suelo hasta que mi suplicio se convirtió en una negra y  profunda agonía, para después ya no sentir nada.

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Hola hola.. como están?
Espero que estén bien y sobre todo en esta cuarentena 🥺

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