Capítulo 7: Conversación pendiente
El movimiento de mis extremidades no parecía ser controlado por mi cerebro. Escuché murmullos a mi alrededor pero intentar abrir los parpados ameritaba un esfuerzo mayor del que debería por lo que terminé por rendirme y volver a caer en la inconsciencia.
Al segundo intento el silencio era abrumador. Me pregunté si seguía en un estado de limbo pero poder mover los dedos de mis manos me hizo saber que la razón seguramente era porque me encontraba sola.
La luz fluorescente era cegadora. Me costó varios segundos adaptarme antes de permitir que mi mirada se desplazara por la blanca habitación. Efectivamente no había nadie adentro. Intenté hacer un movimiento pero algo en mi mano me detuvo, observé la vía intravenosa como si fuese una especie de cadena de perro.
—¡Despertaste!
Las voces de Sam, Taylor y Ella sonaron al unísono haciendo que saltara por la sorpresa. La rubia se abalanzó sobre mí rodeándome con sus brazos.
—Oye, oye, oye. Tuvo un cuchillo ahí hace menos de veinticuatro horas. Ten cuidado —Sam se separó rápidamente y le dediqué una sonrisa de agradecimiento a Taylor.
— ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
—Diecisiete horas pero supongo que es normal —se encogió de hombros.
Mordí mi labio sin saber muy bien qué decir ya que no estaba segura de lo que sabían exactamente. Afortunadamente no tuve que responder cuando la puerta volvió a abrirse y esta vez entraron los gemelos con Nina y Dawson pisándole los talones.
—Creo que hay demasiadas personas aquí —Dawson cruzó los brazos sobre su pecho cuando Sam hizo una mueca de renuencia.
—Entonces creo que ustedes no deberían estar aquí —soltó permaneciendo al lado de mi cama.
—No creo que estés en posición de opinar, niña.
—¿Niña? ¿Quién demonios te crees...?
—¡Basta! —Los detuvo Kaidan dedicando una fría mirada a Dawson antes de colocar sus manos sobre los hombros de Samantha—. Escucha, en este momento tenemos que hablar con Tara sobre lo ocurrido. Sé que quieren hablar con ella tanto como nosotros pero podrán hacerlo en un rato, ¿de acuerdo?
Sam estuvo a punto de replicar pero Taylor se adelantó tomando su mano. —Volveremos luego, vamos Sam.
Ella tomó mi mano para apretarla antes de salir seguida de Taylor y Ella. Kaidan cerró la puerta después de asegurarse que los tres se alejaran y, sorprendiéndome, se acercó a mí para abrazarme.
—Me causaste un susto enorme.
La preocupación en su rostro me dejó fuera de toda replica. No estaba segura de cómo interpretarlo, ¿realmente se preocupaba como un hermano o como un compañero de grupo? No quise decir nada porque no quería arruinarlo.
—¿Te sientes bien? —preguntó al ver que no decía nada. Me obligué a asentir ya que no encontraba mi voz—. De acuerdo.
—Rick quiere hablar contigo —anunció Kyle, sacando un portátil de su bolso.
Con ayuda de Kaidan me recliné lo suficiente como para sentarme y colocar el portátil en mi regazo. Dawson y Nina se dejaron caer en el incómodo sillón de cuero rojo mientras Kyle tomaba asiento en la silla al lado de mi cama.
—¿En qué demonios estabas pensando? —casi gritó Rick detrás de la pantalla en cuanto comenzó la conexión.
—Si bueno, el dolor aun continúa pero por todo lo demás no me encuentro tan mal —el sarcasmo era notorio en mi voz y, a pesar de que sabía que eso no me llevaría a ninguna parte con Rick, simplemente no me importó.
—Tara... —advirtió Kaidan a mi lado.
—Está bien, me disculpo por eso —dijo Rick sorprendiéndonos. Él no pedía disculpas e incluso su rostro se veía afectado—. Estuvimos preocupados cuando tu rastreador se disparó. Lo siento.
—No importa.
—¿Por qué no llamaste a ninguno para que te ayudara?
Tardé en responder, lo había hecho pero no iba a culpar a nadie más. —Pensaba que solo se trataba de confirmar información, no era gran cosa.
—¿Cuál información?
—¿Alguno de ustedes sabe donde quedó mi celular? —pregunté al resto de los presentes en la habitación. Dawson se adelantó sacándolo de su bolsillo.
—Me lo dieron en cuanto llegamos al hospital —explicó.
Asentí mientras lo tomaba. Deslicé el dedo por la pantalla hasta buscar las imágenes que había tomado del expediente de Elliot y los envié a Rick.
—¿Qué es esto? –cuestionó cuando le llegó mi mensaje.
—Elliot Johnson. Comenzó aquí el año pasado estudiando Economía pero cuando terminó el semestre no volvió a saberse de él. A sus amigos se les dijo que simplemente se había retirado pero este archivo demuestra que fue transferido.
—¿Qué hay con eso?
—No fue una coincidencia. Estoy casi segura que fue obligado a transferirse y cortar comunicación con las personas de aquí o no le hubieran hecho saber a los demás que simplemente se fue.
Rick asintió evaluando lo que salía en la pantalla.
—Hay algo más —agregué un poco insegura—. El hombre que me atacó sabía que era un filtro y estoy bastante segura que lo confirmó cuando me defendí.
Escuché el suspiro contenido de todos en la habitación y vi el ceño fruncido de Rick mientras apretaba los labios en una fina línea, sin embargo dijo:
—No podemos sacarte de ahí o será aun más sospechoso —comenzó sorprendiéndome pues creía que solo era cuestión de tiempo para enviarme de vuelta al Instituto—. Pero si creo que tendremos que hacer ajustes. Hablaremos de eso cuando salgas del hospital. Investigaré lo que enviaste y hablaremos en cuanto sepa algo.
La pantalla volvió a quedar en negro y se la entregué a Kyle. Con la ayuda de Kaidan volví a colocar la cama en su posición inicial para poder descansar.
—Pensé que para este momento tu cabeza sería una decoración más de la oficina de Rick —se burló Kyle aunque tenía que admitir que no era el único que lo pensó.
—Será mejor que salgamos o será Sam la que obtenga nuestra cabeza —Kaidan se movió a mi lado para mirarme—. ¿Vas a estar bien?
—Lo estaré, pero —coloqué una mano para detenerlo—. En serio, deja de comportarte así. Comienzas a asustarme.
Los demás se rieron lo que me dio a entender que no era la única que había notado su extraño comportamiento.
—Está bien, está bien. Solo hazme saber si necesitas algo.
Asentí dejando caer la cabeza sobre la almohada y cerré los parpados. No tendría mucho tiempo para descansar ya que Sam y los demás entrarían pronto pero permanecí así mientras la puerta se cerraba.
—¿Por qué no dijiste nada?
Abrí los ojos de golpe al escuchar la voz de Dawson. Era el único que no había salido de la habitación y permaneció con los brazos cruzados recostado sobre la puerta.
—Pensé que te habías ido con los demás —dije en lugar de responder su pregunta.
—¿Por qué no dijiste nada? —volvió a repetir sin apartar la mirada de mí.
Me acomodé en la cama y encogí mis hombros. —No valía la pena. Fue suficiente que Rick se molestara conmigo y la única razón por la que más o menos logré salvarme fue por la información que encontré... y probablemente también tuvo que ver lo de recibir una puñalada.
Mi intento por aligerar la tensión no funcionó porque su expresión seria se mantuvo.
—Mira, Sam y los demás no deben tardar mucho entrar y en este momento no son tu mayor fan así que podemos tener esta conversación luego.
Como para darme la razón, un golpe en la puerta nos interrumpió.
—No hemos terminado.
Salió de la habitación y me dio la impresión que estaba enojado, ¿pero por qué? Se supone que debería al menos agradecer por no haber dicho que si había pedido ayuda y que de hecho, de mis dos opciones, no tuve respuesta de ninguno.
Idiota.
—No lo entiendo. ¿Por qué Nina y Dawson están aquí? —Sam no parecía ser admiradora de ninguno de los chicos a excepción de Kaidan.
—¿Cómo sabes sus nombres?
—¿Hablas enserio? Esos dos dan de qué hablar con su misterio y su extraña relación. Aunque ese Dawson está para morirse —admitió en un susurro.
Taylor y yo bufamos aunque estaba segura que por diferentes razones.
—Como sea, ¿de qué lo conoces?
—Ah... es amigo de los gemelos —bien, cada vez me hacía mejor en esto de la mentira—. Solo quería saber cómo estaba.
—¿Algún enamorado? No creo que a Darius le guste la competencia —la sonrisa picara de Sam me hizo preguntarme qué demonios pasaba por su pervertida cabeza.
—Ya déjala, Sam —intervino Taylor nuevamente a mi favor. Creo que montaré un altar a ese chico—. ¿Te sientes bien?
Asentí cansada de esa pregunta. —Lo estoy.
—No puedo creer que hayan intentado asaltarte.
¿Asalto? ¿Era así cómo lo habían explicado?
A los ojos de Sam, Taylor y Ella, todo había ocurrido por un robo fallido. No pude indagar mucho más ya que sería sospechoso que yo misma no supiera lo que me ocurrió.
Su visita no duró más de un par de horas cuando el doctor entró para examinarme. Sam se ofreció a quedarse para pasar la noche pero me negué. Ella tendría clases la mañana siguiente.
Aceptó a regañadientes prometiendo que regresaría en cuanto las clases terminaran y los tres desaparecieron. El doctor examinó la herida y dijo que, si continuaba como iba, en un par de días saldría pero tendría que guardar reposo.
—La enfermera vendrá por la mañana para un análisis de sangre.
Asentí mientras él abría la puerta. Dawson estaba detrás de ella dispuesto a tocar pero bajó el brazo en cuanto vio al doctor.
—La hora de visita terminó —le informó el médico.
—Lo sé. Pasaré con ella la noche.
El doctor asintió dejándolo entrar antes de volver a despedirse y alejarse. Miré a Dawson con los brazos cruzados. Realmente no quería hacer esto ahora.
—Mira si lo que viniste a terminar con la conversación te digo que estoy muy cansada para eso.
—Bien, hablaremos de eso en la mañana —su voz era tranquila mientras se sentaba en el sillón que ocupó hace un par de horas.
—¿De verdad vas a quedarte? —estaba escéptica.
—Fue lo que dije, ¿no?
Lo observé acostarse sobre el sillón y colocó ambos brazos debajo de su cabeza.
—¿Vas a dormir o no? Porque realmente es espeluznante que pases toda la noche observándome —me miró con una sonrisa burlona—. Y trata de no hacerme el protagonista de tus creativos sueños.
—Ya quisieras y de ser así no serían sueños, Armstrong. Serían pesadillas.
Me giré cubriéndome con la manta hasta los hombros justo cuando una carcajada brotaba de sus labios. No pude evitar sonreír cuando él apagó la luz de la habitación.
—Es una verdadera lástima que te cubras porque esa bata deja bastante que desear —se burló.
—Cállate y duerme, Dawson.
Él volvió a reírse pero no le di la satisfacción de girarme. Sabía que la abertura de la bata en la espalda dejaba a la vista mi ropa interior y era por eso casi cubro mi cabeza con ella.
Sin embargo, era lindo saber que probablemente Dawson se interesaba por lo que había debajo.
«Estás loca, Tara»
Me recriminé mentalmente antes de que finalmente Morfeo me tomara en sus brazos.
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Mil gracias por leer mi novela y dejar sus comentarios y votos ya que ellos hacen que aumente mi inspiración para seguirla. Espero no decepcionarlos a medida que avance y que continuen siguiendo la historia. Ya son ochenta votos y casi mil leídos por lo que estoy muy contenta y agradecida. También vuelvo a dejar otra imagen, esta vez de lo que serían los dos grupos de Tara. Besos.
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