Pensaréis que sabéis lo que es el hambre, muchos afirmarán haberlo sufrido en sus propias carnes, pero en verdad sólo unos pocos de entre cientos han sufrido la verdadera agonía del hambre, y de ellos sólo algunas decenas son conscientes de que el hambre es la causa de su sufrir. Pero ¿qué es el hambre? La gran mayoría lo definen como la necesidad de alimento que tiene el cuerpo para sobrevivir. Yo lo defino como cualquier necesidad básica que tiene el ser humano (en la totalidad de su existir. Esto es, en su cuerpo y en su alma) para vivir, que no únicamente subsistir.

Existen cientos de formas de paliar esta pandemia, casi tantas como tipos de hambre infectan la humanidad del presente. Estas son las crónicas del hambre, estas son las historias de gente hambrienta que sufre cada día. Esta es la realidad que nos rodea, pero de la que apartamos la vista. Esta es la mano que nos roba la belleza del mundo. No la miréis si así lo preferís, pero el ignorar la realidad no hace que deje de existir.

El hambre mata y el hambre roba. Es la que se lleva a los más queridos y a los olvidados. Es el velo que nos ciega y oculta la belleza, haciendo que dejemos de creer en ella. Porque el ser humano es así de estúpido, solo cree en lo que sus ojos pueden ver y a veces ni tan siquiera cree en eso, se siente constantemente engañado y de la decepción producto del engaño a la desconfianza por todo cuanto nos rodea, no hay ni un paso.

Dicen que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Lo decimos, sí y lo sufrimos también, pero ¿qué solución se planteamos a esta problemática? No hay como abrir los ojos y salir del engaño, porque no somos ni tontos ni ciegos, así que podemos y debemos dejar de mentirnos. Apreciemos desde hoy lo que tenemos, apreciémonos tal y como somos y procuremos construir una persona que el día de mañana podamos amar como hoy nos amamos. Cuidemos de no pasar hambre y de que el prójimo no lo pase.

@yepescritora_98