Un Poco De Café
Habla, habla y no para de hablar. Son las nueve de la mañana, la gente madruga para poder llegar a la hora y acostumbra a acostarse tarde. El cansancio general de los estudiantes deja una imagen bastante cómica del aula. El profesor dando la chapa del día y de fondo, acompañado su eterno monólogo, un silencio sepulcral. Unos pocos atienden como pueden y otros muchos se rinden al persistente abrazo del sueño; alimentado por la pesadez de la materia impartida, el monótono tono del profesor, la mortecina luz del proyector, el calor de las estufas y las horas de sueño perdidas por haberse pasado la noche en vela, apurando cada minuto para terminar el trabajo que tendrían que entregar al día siguiente, y que como de costumbre, habían dejado para el último momento.
Tic- tac, tic-tac, suena el reloj de muñeca en el oído de una de la alumna sentada en la primera fila, sujeta su cabeza con ambas manos intentando evitar caer redonda sobre la mesa, mientras sus parpados bailan un cada vez más lento vals. Unos pocos metros más allá, ¡BUM!, el estruendo sobresalta a la alumna, que pega un bote en el asiento. De pronto parece que la estancia revive, los alumnos por fin prestan atención, aunque no al profesor, todos se asoman para averiguar la procedencia del repentino ruido y se empiezan a propagar por el aula sordos susurros y risitas ahogadas. La joven suspira, aunque por poco, se había librado de ser ella la protagonista de esa vergonzosa escena. En al otro extremo del largo pupitre de la primera fila, un chico un poquito diferente a los demás, había caído rendido, y ni el estruendo de la caída ni el golpe le hicieron despertar. Desde atrás, una chica le clava un boli Bic en el costado con intención de despertarlo, pero por muy hondo que se lo hincase, el chaval no parece notarlo siquiera. Viendo que la estrategia del bolígrafo no da ningún resultado, lo deja estar, pero la chica de al lado le susurra algo al oído y deciden pasar al PLAN B. Cogen la botella de agua y vierten un poco del liquido en el tapón, con cuidado la chica de atrás se levanta y deja resbalar el agua por la nuca del joven hacia su espalda, pero con esto tampoco consiguen nada. Las dos chicas de atrás se miran contrariadas, sin entender cómo es posible que no lo hubiese notado, de pronto el chico se estremece y se le escapa un profundo ronquido, que no se le escapa al profesor, que sin girarse del todo, discretamente analiza el panorama. Finalmente la chica un poco más alejada del joven se levanta y le golpea el hombro una, dos, tres veces, nada.
@yepescritora_98
Relato utilizado en uno de los capítulos de mi novela "La Sociedad del Zircón". ¿Ya la habéis leído? Pasaos y comentadme lo que os ha parecido 🖤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top