Treinta y cinco
De reojo y con recelo, sin que nadie se diera cuenta de ello, desde lejos esperaba ver a su pedacito de cielo. Aquel que cada día ha empezado, por fin, a esconderse tras las cortinas para esperarlo y ser el primero en verlo, observando fijamente y con anhelo, con mirar intenso, con esos hermosos ojos tan azules como cielo.
Y su corazón vibra en anticipo, cuando se le estremece el cuerpo y los divisa a lo lejos.
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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