Treinta

Las clases de piano fueron saldadas.

Él, tocó una bella melodía, y en el momento de la despedida, aquella tarde otoñal, lo miró cuando su mirada se iluminó y el indicio delicado de una sonrisa, en sus hermosos labios se dibujó.

Presionó, entonces, un suave beso sobre ellos y luego se alejó. No mucho, solo lo suficiente, para ver como su carita hermosa se ruborizó.

Habían recibido su primer beso, el beso de su alma gemela. Se gustaban, no había duda de ello. Se habían enamorado, pero no sabían en que tiempo.

Quizá la primera vez que se vieron, cuando se conocieron, o cuando uno miraba al otro en secreto...

¿Quién podría saberlo? No importaba, cuando su corazón gritaba, que estaban haciendo lo correcto.


𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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