Cuarenta y tres
Cada mañana, sigue observando, los soldados con su porte esbelto, y ahí entre sus filas, a su muchacho de cabello negro.
—Ojalá fuera cierto, y tu sonrisa torcida, realmente, estuviera viendo, mientras tus ojos bien abiertos continúan gritando ¡Te quiero! ¡te quiero! Y tras la cortina, mi corazón latiendo, como locomotora de pueblo.
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top