9: ¿Escapar...?

El otoño ya se acentuaba, pintando las hojas de rojo y naranjo. Katsuki llegaba de patrullar, entrando a su hogar. Dejó las llaves y se sacó su abrigo. Algo le parecía extraño.

Todo seguía como antes...

Conocía a su omega. Izuku siempre ha sido, y mucho más embarazado, algo desordenado. Así que si él hacía un té o un huevo frito, significaba que un tornado pasará por la cocina.

—¿Izuku?— preguntó, entrando a su hogar. Abrió la puerta de su dormitorio, observando un pequeño bulto a la mitad del nido, tapado por todas las capas de mantas y frazadas. Se sentó en la orilla, destapándolo manta por manta.—¿Mi vida?

—Kaachan... hola— musitó el pecoso, estirándose para espantar el sueño. Katsuki peinó el cabello rizado de su pareja, alejándolos de su cara. —¿Hace cuánto llegaste?

—Recién... ¿Comiste algo?— el peliverde negó, restregándose un ojito. —¿Te levantaste o te quedaste acostadito?

Izuku observó a su pareja con un poquito de vergüenza. Bien, lo confesaba: estaba algo... flojo. ¿Quién lo culpaba? Tenía una pelota de yoga atada a él. Katsuki tomó con delicadeza el rostro del pecoso, besando su frente. Bajó sus manos hacia sus brazos, tomándolos delicadamente y en un movimiento rápido, tiró para levantarlo.

—¡No~! No quiero...

—No puedes estar acostado todo lo que te queda de embarazo. No falta nada~— el rubio logró levantar a su pareja, abrazándolo por la espalda, levantando la barriga ya baja y puntiaguda.— Mañana es mi último fin de semana de descanso, hasta que Limón nazca... hagamos algo, ¿Mhmm?

Izuku lo observó apagado, aún dormitando. Caminó torpemente al baño, lavándose la cara y cepillándose el cabello.

—... ¿Y qué podremos hacer? ¿Una cena? ¿Una salida a...?

—Eso podemos verlo, luego— el rubio sostuvo suavemente la barriga, volviendo a su posición de antes. Se quedaron en silencio, empezando a relajarse. Hasta que Katsuki se le ocurrió una idea, su ampolleta se había prendido. Y con un tono dulce y persuasivo, comentó —Este año no salimos a ninguna parte.

Izuku lo miró atentamente, y con un movimiento en la cabeza le pidió que lo siguiera a la cocina. El pecoso abrió el refrigerador, agarrando varias cosas. Katsuki no va a limpiar la cocina hoy día. Lo guió suavemente hacia el sillón, sentándolo. Y tomó la iniciativa en el "desayuno-almuerzo-cena" de la pareja.

—Podemos salir antes de que acabe el año. Aún quedan 3 meses... — respondió, acurrucándose en el sillón.

—Pero nacerá Limón... y no podemos viajar con un cachorro recién nacido.— el pecoso dio un puchero, recordando ese pequeño detalle. —Quizás las vacaciones de verano del año pasado... Ahí tendrá, ¿10 meses?

—¿¡Tanto?! Wow... Bueno, no pudimos disfrutar nuestras últimas vacaciones, pero, será genial... nuestras primeras vacaciones... con un cachorro, ¿no?

Katsuki asintió. Por alguna razón, los dos tenían un nudo en la garganta. Algo que querían decir, pero sabían que su pareja le iba a decir que no. Sin embargo,

comparten una misma neurona.

* * *

Marcaban las 11 de la noche, y la pareja se encontraba en el sillón, acurrucados, y viendo una película. Estaban en completo silencio, escuchándose puros besos y risas.

—Kaachan...— Izuku comentó, mirando a la televisión.—... Escapémonos.

Katsuki lo miró confundido, deteniendo la película. El omega miró a su pareja, con sus ojos redondos y persuasivos.

—¿Cómo? ¿A dónde?

—Tomemos un tren. A alguna parte. Pasemos todo el fin de semana fuera de aquí. Nos vamos en la mañana, estamos todo el día y nos vamos en la noche.

—¿P-pero? ¿Tu embarazo? ¿Tú...? ¿Qué pasará si...?

Izuku tomó su carita, suavemente, mirándolo aún, con sus ojitos resplandecientes.

—¿Hagámoslo...?

—...— el rubio lo pensó en silencio, y se levantó del sillón en silencio. Volvió con su computadora, buscando "pasajes" y "hoteles". La emoción del pecoso se mostró, saltando en su lugar, emocionado. Lo atacó de besos y de abrazos. —¿A dónde vamos...?

—¡Tokio! No, espera... ¡Osaka! ¡Oh, oh! ¿¡Qué tal... Kyoto!?

—... Kyoto será. Ten, busca. Haré nuestras mochilas.— besó cálidamente la comisura de sus labios, dejando a un omega muy emocionado.

* * *

6:00 a.m.

—¿En verdad estamos haciendo esto?— el pecoso preguntó, sujetando suavemente el brazo de su pareja.

Hace muchos años que no viajaban en tren. Habían tenido escapadas de fin de semana, viajando por muchos lugares en Japón. Pero siempre sentían la adrenalina y la aventura de... "escapar".

—Son dos horas de viaje, ¿Estarás bien? ¿Quieres caminar?— negó, sonriendo suavemente. Katsuki se sentó al lado de él, abrazándolo. El pecoso se apoyó en su hombro, volviendo a dormir.

Katsuki nunca ha podido dormir en un tren. Aunque sea de madrugada y no haya dormido nada, no ha podido. Buscó en su celular lugares para ir. Iban a Kioto sin ninguna razón, ¿Qué le podría gustar a su omega?

Ya llevaba media hora y ya tenía un pequeño itinerario, todo se encontraba en Kioto central, y se podían mover tranquilamente en "Uver". El pecoso había despertado, dormitando en el hombro del rubio.

—¿Ya planeaste a dónde ir...?— Izuku preguntó, besándolo en la mejilla. El peliverde sujetó el celular, mirando las actividades —Me encanta, ¡Ay, será genial!

—¿Quieres Ekiben?

Las ekiben son unas cajas de comida variada envasada que se venden en las estaciones de tren y a bordo de los trenes de largo recorrido en Japón. ¿Deliciosas? Sí. ¿Para Limón? No mucho.

—Uy no, no se me antoja... Come tú, si quieres— el rubio agarró la caja, comiendo un trozo de res. El pecoso lo miró de reojo, olisqueando la comida. —Bueno, dame un poquito...

Su mente de embarazado, a veces jugaba en su contra... no le molestaba, claro.

* * *

Caminar por las calles de Kioto era impresionante. Una ciudad moviéndose a temprana hora, teniendo niños y parejas disfrutando de la mañana. Árboles naranjos se veían cerca y lejos, manteniendo un olor a canela en el aire.

—¿Estás bien? ¿No tienes frío?— el pecoso negó, acomodándose su abrigo.—Hey, aquí está... "Hero Café"...

—Señor Bakugo, a veces creo que o es muy orgulloso de trabajo, o muy egocéntrico.— El rubio rodó los ojos, entrando a la cafetería.

Honestamente, ¿Qué podían esperar? Dynamight y Deku, héroes de Musutafu, inesperadamente venían a una cafetería con temática de héroes en Tokio, Japón.

Autógrafo, foto, autógrafo, foto, saludos, deseos... no se hagan, les gusta eso...

—Yo quiero el combo Dinamight... ¿Y tú?— el pecoso, preguntó, pestañeando juguetonamente. —¿Te gustarían las exquisitas crepas de Deku?

—Mmm... Elegiré, la de Shoto.— Izuku lo miró, sonriendo.

—Mira, traicionero... Ten un cachorro con él, mejor será. Préñalo, a ver si así te soporta...

Disfrutaron la comida, iniciando bien el día. Todo estaba decorado tan lindo, emocionándose por conocer muchas cosas. Volvían a ser adolescentes -incluso niños- hablando de héroes y series. Pagaron la cuenta, saliendo hacia su segundo lugar.

—Queremos entregarles algo de regalo... Son galletas de Limón, para que se las lleven.— Katsuki e Izuku hicieron un puchero, emocionados por el detalle. Agradecieron y salieron, teniendo una linda sensación en el corazón.

Segunda parada: ¡Templo de Tofukuji!

* * *

He aquí la pregunta: ¿Por qué eligieron Kioto?

En , Japón se tiñe de mil y un colores con el cambio de color de las hojas de los árboles, un espectáculo de la naturaleza que recibe el nombre de koyo o momiji. En Kioto hay muchísimos templos, santuarios, parques y montes con una naturaleza espectacular que, en otoño, luce aún mejor. Por eso, la antigua capital es uno de los mejores lugares para .

Y el templo de Tofukuji podría ser el mejor lugar para la pareja.

—¡Kaachan, mira! Esta hoja es el color de tus ojos...— El pecoso comentó, obteniendo un dulce beso mientras caminaban por el puente del templo, rodeado de arces rojos y naranjos. —¿Y si me tiro...?

—Izuku...— musitó, avergonzado.

—Ah, no te creas... Hoy día no, mañana sí— el rubio observó a su pareja, sonriendo tiernamente— Mis traumas, mis chistes... ¡Mira, ven!

Próxima parada: ¡Acuario de Kioto!

* * *

—Izuku, ¿Quieres descansar, sentarte o...?

—¡No,no,no! ¡Mira esos peces!—

Observaron a los peces, caracoles, crustáceos, tiburones y otras criaturas marinas; comentando y apreciando sus apariencias.

—Ese se parece a ti... con esos ojos redondos.

—Tú eres ese molusco de ahí...

La luz del agua resplandeciente creaba un ambiente mágico. Y niños y cachorros, corrían admirando el acuario; observando peces nadar al lado y arriba de ellos.

—¡Héroe Dynamight, héroe Deku!

Niños se acercaron, corriendo hacia ellos. Exclamaban emocionados, viéndolo al dúo dinámico. Preguntando varias cosas. Izuku miró a su pareja, hablando con dos niños sobre una misión que ellos habían visto.

Había tomado la decisión correcta...

La cantidad de niños fueron yéndose junto a sus padres, disculpándose y despidiéndose. Sonrieron dulcemente, emocionados por los infantes. El pecoso acarició su vientre, sintiendo felices pataditas de parte de su cachorro.

—¡No, Izuku...! ¡Mira!— El rubio corrió en pequeños saltitos hacia "la tienda de recuerdos", observando alacenas llenas de peluches. —Compremos uno para Limón... ¡El pulpito! ¡No, una foquita!

—Mejor un pez globo... el que se parecía a ti. Ay, quisiera llevarme todos... Llevemos ese pingüino con su bebé... ¡Y ese pijama de tiburón! Lo llevamos...

Katsuki asintió, tomándolo sin dudar. Pagaron y salieron del acuario, emocionados.

—¿Vamos a comer...? Podemos ir a un restaurante o...— el rubio fue interrumpido por la emoción de su omega.

—¡Mercado de Nishiki! ¡Mercado de Nishiki!

Próxima parada: ¡Mercado de Nishiki!

* * *

El mercado de Nishiki, conocido en japonés como Nishiki Ichiba, es una estrecha calle comercial. Conocido a menudo como "la cocina de Kioto" o "la despensa de Kioto", este mercado de alimentos frescos tiene 600 metros de largo y cuenta con más de cien restaurantes y locales.

Albóndigas de sésamo,senbei, tamagoyaki, jugo de pomelo; delicias y pequeñas comidas que encantaban el paladar del rubio. Sin embargo, el omega encinta buscaba algo en especial.

—...No...— el rubio olisqueaba cada puesto de comida, buscando ese preciso antojo.—...No...No... No... Espera, ¡Sí! ¡Quiero eso!

Tako tamago: un pulpo ensartado con un huevo de codorniz dentro de la cabeza. El pulpo está confitado, combinando sabores dulces y salados.

—Wow... se ve más lindo de lo que debe saber... ¿En verdad quieres eso?— Izuku asintió, emocionado.—De acuerdo... pequeño psicópata...

Luego de pasar por los pequeños bocadillos, se sentaron en las terrazas de un restaurante de ramen, observando un gran arce de tonos naranja. El tiempo pasaba rápidamente, mientras terminaban de comer y hablando de su última parada.

—Entonces el santuario, y vamos de vuelta a la estación de tre... Izu...

Katsuki conocía a su pareja, probablemente igual de testarudo que él. Se encontraba dormido, apoyado en su brazo. Había caminado tanto, lo esperaba, la verdad. Lo dejó descansar un momento, sujetando el peluche de pingüino.

—Mhmm...— despertó en un corto tiempo, tapándose la cara de vergüenza.— ¿Me quedé dormido?

—Ya pagué, podemos ir a algún lugar a descansar— el pecoso negó, restregándose su ojito.— Izuku... ¿Cómo la estás pasando?

—¡Super! Ha sido asombroso, el acuario y las hojas... es hermoso.

—...— Katsuki se quedó en silencio, mirando a su pareja. A veces, asustaba cuánto lo amaba —Ahora díme lo que siente la otra parte de ti.

—... ¡No sabes cuánto me duelen las piernas! Y quise ir al baño, ¡millones de veces! ¡Ni idea de cuantas en el acuario! ¡Y el dolor lumbar que me cargo...!

Suspiró suavemente, soltando lo que en verdad sentía. Suavizó la mirada al ver a su alfa, que lo miraba enternecido y preocupado.

—¿Quieres descansar un poquito?

Izuku lo pensó nuevamente, y asintió.

Próxima parada: vagabundear.

* * *

En ese instante no importaba nada. Ni fotos filtradas, ni el itinerario, ni el tiempo. La pareja se encontraba descansando en un parque de Kioto, sentados en el pasto.

Katsuki masajeaba los hombros y la espalda de su pareja, mientras dormitaba relajado.

—Kaachan, quiero ir al Fushimi Inari-taisha... por Limón.

—...¿En serio? ¿Estás seguro? Porque es un viaje largo y sería nuestro último viaje...

El peliverde asintió, obteniendo de respuesta un suave beso en la nuca.

Última parada: ¡Fushimi Inari-taisha!

* * *

Fushimi Inari Taisha, consagrado a Inari, la deidad de las buenas cosechas y el éxito en los negocios, es el santuario Inari más importante de todo Japón.

La pareja se acercó, haciendo una petición a los dioses. Escribieron su deseo en una de las puertas Torii, una puerta sagrada japonesa o arco tradicional que suele colocarse en la entrada de los santuarios, escribiendo deseos en unas pequeñas.

—...¿Qué pediste?

—Probablemente lo mismo que tú...— el rubio sonrió, acariciando la panza del pecoso.— ¿Fin del viaje?

Fin del viaje.

Última parada: Musutafu.

* * *

—¡Mi cama! ¡Mi cama!— Izuku se echó, acurrucándose en ella. Katsuki dejó el peluche de pingüino en la cuna del cachorro, y caminó hacia la habitación, acostándose al lado del pecoso. —Gracias por el viaje, Kaachan...

—Sin ti, no hubiera pasado... Te amo, Izuku... Ahora, descansa.

—Phew... Si con todo lo que caminé no induzco el parto, no sé que lo hará.

El rubio río por el comentario, acariciando el rostro del ojiverde.

—Claro, lo único que queda ahora es...

Esperar.

* * *

DOS MIL PALABRAS,

DOS MIL DOSCIENTAS PALABRAS, DIOS MÍO.

Después de mucho tiempo, ¡Aquí está! Este capítulo es mucha cultura japonesa. Y no saben todo lo que hice para escribirlo.

Conocí mucho, vi horarios del metro, estuve en google maps, busqué demasiadas cosas, ¡Y ojalá que se note el esmero que hice! 

No sé que más decir, he estado escribiendo este capítulo desde las 8 de la mañana y ahora son las... dos de la madrugada (Es mi culpa por procrastinar. 

Si hay algún error, duda, o sugerencia, no duden en escribirme, ME ENCANTAN LOS COMENTARIOS Y LAS PREGUNTAS... ¡Y eso!

Adieu!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top