Memoria de Las Fauces de el Demonio.
Escena 5:-
Ares: ~ Las Fauces de el Demonio. ~
"La Fábrica".
Tuve que tapar mi nariz cuando el olor a putrefacto me llegó, evite vomitar mientras avanzaba por la zona totalmente asqueado. Pero más estuvo al ver arriba mío.
Brazos de niños pequeños en afilados ganchos estaban sobre mi cabeza y en movimiento, al igual que pequeños cuerpos en trituradoras. Avanzo un poco más mientras sentía un líquido en sus pequeños pies, evito mirar al estar asustado, tenía que soportar la curiosidad en ver. Fue entonces que vio también a niños pequeños vivos que atravesaban una máquina que les abriría sus estómagos.
Creo que voy a vomitar por todo lo que veo.
En una montaña, había ropa y juguetes de pequeños que eran asesinados. Escuchaba sus gritos provenir de la máquina y salían en el otro extremo, con sus torsos abiertos y sin órganos. Fue que vi a uno queriendo librarse, claramente muy asustado.
Corri a tratar de bajarlo, subiendo a la montaña de ropa y estirando mis brazos, quedando colgado mientras avanzaban. Empezó a moverse de adelante y hacia atrás, viendo bajo suyo los ductos a las cloacas, si lograba detenerse o caer en algo más, se salvarían. Al safarme de el gancho, yo y Jem caímos directo a la ropa justo a tiempo.
Escarbamos hasta salir, ayudando a Jem buscar sus prendas de vestir y salir de allí antes que se dieran cuenta. Pero nos habiamos olvidado de algo.
- Mi juguete...
- Niño, vuelve aquí...-comence a perseguirlo por todo el recinto, justo cuando por fin habían encontrado una salida de ese lugar.
Lo vi correr directo a la montaña de ropa, en dónde una mano pequeña con articulaciones se asomaba por debajo de todo eso. Todo por una maldita marioneta que no tiene nada de valor monetario, enserio, voy a golpear a este niño cuando salgamos de aquí.
Jem solo tomo la marioneta, pero antes de siquiera poder avanzar, alguien más se había acercado a nosotros. Un hombre con físico de alguien obeso, vestía unas ropas blancas manchadas de sangre, su cabello se encontraba mal tratado junto a la piel, sus dedos gordos como salchichas putrefactas se aferraban a un cuchillo de carne. Su cara, no la veía bien, pero tal parece que eran trozos de rostros cosidos entre si para realizar esa máscara.
Sin decir más o darle oportunidad, jale a Jem empezando a correr lejos de esa cosa, quien ahora nos empezó a dar caza. El ruido de las máquinas nos ayudaban a ocultar nuestros pasos varias veces, y también nuestro minúsculo tamaño, pero Jem se negaba a soltar esa maldita marioneta de la cual se aferraba como si su vida dependiera de ello. Es solo un objeto que podemos volver a comprar cuando se salga de aquí, pero nuestras vidas no lo son, vida solo tenemos una sola y no pienso desperdiciarla aquí, nunca más.
Justo a tiempo me agache cuando el cuchillo de cocina fue a dar cerca mío, mire a mi alrededor hasta sentir una salpicaduras. Toque mi mejilla y Vi que eran trozos de carne, frente mío, estaba la trituradora, destrozando carne y huesos de niños de mi edad l posiblemente más pequeños, algo en mi cabeza empezó a escucharse, como si fuese una voz, una voz que me decía que usará esa máquina para matar a el encargado de esta zona.
Jem seguía corriendo hasta la salida sin girarse y el gordo tenía dificultad en sacar el cuchillo de la pared, fue que me gire viendo a esa cosa y espere a que de acercara, cuando logro hacerlos se abalanzó contra mi.
.... Que tonto es...
Me hice a un lado y lo ví caer a la máquina, sus gritos de cerdo se escuchaban en cuanto le fue difícil sacar su mano de allí, primero fue un brazo, luego el otro, lo siguiente fue su cabeza, lo siguiente su torso, por último, sus piernas de cerdo. La sangre salpicó mi rostro y yo sonreí.
Lo único que salió al otro lado de la trituradora, fueron sus miserables trozos de carne y huesos. Algo asqueroso de ver, pero esta vez, no tenía ganas de vomitar, al contrario, sonreí, sonreí al ver esta macabra escena frente mío.
Me sentía satisfecho, la voz ya había desaparecido.
Solo me di la vuelta empezando a alejarme de allí, varios chicos que no eran de mi edad habían visto todo, me abrieron el paso, alejándose de mi inmediatamente.
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Jem estaba frente al elevador esperándome, había encontrado el la llave y lo había llamado. Tomando un trozo de papel que había cerca, me limpie la sangre de el rostro antes que se secara.
Lo anterior había Sido tan satisfactorio, que la voy no me a vuelto a hablar.
Era una voz que e estado escuchando desde las cloacas, que fue en dónde yo me había despertado recientemente. Una voz que posiblemente, a estado allí desde que yo era un bebé, un inocente bebé que fue lanzado a ese horrible para ser comida de gente caníbal, gente que se arriesgaba en comer algo de dudosa procedencia. Así habia Sido desde mis cinco años, un lugar macabro en dónde los niños solo entraban y jamás volvían a ver la luz de el sol. Mientras adultos con grandes cantidades de dinero devoraban a los desafortunados que se atrevían a vagar cerca de nuestras áreas, incluso creo que e visto a la Criatura de las Cloacas devorar a hombres de traje negro, retirándoles los miembros de el cuerpo, estando ellos vivos, yo fui testigo de eso tan solo el día de ayer, a partir de ese día, me mantenía oculto para no salir afectado por ellos, pero creo que eso me va a causar pesadillas sin fin.
Solté un suspiro viendo a Jem, el se veía algo emocionado, pues había visto una foto que el picadillo había tomado de el exterior.
En el se veía grandes cantidades de agua y extrañas cosas de color café con verde en la parte de arriba, era, era la primera vez que veo una foto de el exterior y no sabía que eran.
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Tenía mucho por saber de el famoso mundo exterior y va a ser algo bastante maravilloso... O eso esperaba.
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La puerta de el ascensor se abrió, avanzamos hacia allí y subimos al único piso que allí se veía. Jem me tomo de la mano, si hacía algo, seguramente se enfadaría el.
Esa marioneta solo daba más miedo de el que ya tenía.
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Escena 6:-
Ares: ~ Las Fauces de el Demonio. ~
“Las Cocinas”.
Y esta era el último lugar por el cuál pasaríamos, al lugar donde la carne de niños, junto a sus órganos llegarán para ser preparados. Había extrañas cosas que hacían salir cosas más luminosas y puertas dónde salía un aire frío.
Manteniendonos agachados, nos abrimos paso por el lugar, vigilando que ningún chico grande nos viese, pero todos se veían ocupados en realizar comidas para los huéspedes que llegaban a través de cosas misteriosas que yo desconocía.
Jem trato de ser lo más silencioso posible. Mire buscando el ascensor, pero solo ví una puerta que se abría y cerraba. Hasta notar el lugar en donde posiblemente podríamos escapar.
— Esconderte por aquí cerca, voy a ver si logro encontrar un mapa...—le comenté a Jem, si íbamos a salir, debía llevar conmigo algo con que guiarme, no se leer, pero estar en las cloacas me hizo poder interpretar un mapa a la perfección sin equivocarme, ya que ese lugar era bastante grande y un niño se podría perder.
Fui corriendo lo mas silencioso posible, mientras Jem se iba corriendo a ocultarse.
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Está escena era muy distinta a las anteriores. Era un lugar más ordenado y sin nada más, había un mapa sobre un mueble alto, junto a un extraño vaso largo de color de la sangre.
Usando una caja de madera que tenía cuatro palos, subí para tomar el mapa, pero al aplicar fuerza en soltarla, termine cayendo junto a la copa a mi lado.
«¿Estás bien?» era la voz de nuevo, me levanté sacudiendo mi ropa y tomando el mapa, ví el vaso rojo, era bastante bonito, si lo vendía podría ganar dinero cuando llegara al exterior.
— Estoy bien y me llevo este igual...—tome el vaso y lo guarde bajo mi abrigo, tenía varias bolsas ocultas que eran de gran utilidad.
«¿Que planeas hacerle?» pregunta curiosa la voz de la llave, no respondí mientras tomaba el mapa, buscando la salida más cercana de ese lugar, para irme lejos y que Jem haga su propia vida.
Salí de nueva cuenta sigilosamente, nadie se volteaba, todos muy ocupados para preparar los alimentos de los huéspedes de el lugar, gente ignorante que no sabía que era lo que se le ponía en la mesa.
Uno de los que hacían la comida casi me veía, pero solo me ignoro y continuo en su trabajo. Al parecer aquí no había ni un encargado, debía buscar a Jem y salir de aquí, pero, no había ni un solo rastro de el por aquí.
Si el me abandono, significaría una traición de su parte luego de haberlo salvado de morir en las trituradoras.
Empecé a buscarlo, sin algún éxito, solo para ver algo rojo salir por una pequeña ventana sin ser visto. Corri esperando que si fuera Jem, tome impulso alcanzando el marco, unas manos se acercaron y me ayudaron a subir.
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Escena 6:-
Ares: ~ Las Fauces de el Demonio. ~ El Exterior.
Al menos nadie me vio, saque el mapa y empecé a ver, todo estaba muy oscuro que era muy difícil de distinguir todo. La poca luz que había era de esa cosa blanca en el cielo, mire a mi alrededor hasta que escuche algo.
No eran voces, era un rugido, un potente rugido que disminuía y volvía a rugir. Con miedo, me levanté a investigar tomando de la mano a Jem y el mapa en otra.
— Vamos a salir de aquí y ya nada nos lo podrá impedir...—le había dicho en cuanto subimos una pendiente resbalosa.
Pero frente a nosotros había mucha agua, que retrocedia y se acercaba lentamente. Al acercarme, el agua me llegó hasta las botas, mojandolas levemente. Me agache entregándole el mapa a Jem, junte mis manos y trate de beberla.
Al tener suficiente, las acerque a mi boca, pero la escupí de inmediato.
— Tiene mal sabor, puaj...
Ese sabor no se iba a ir en un largo rato. Fue hasta que no ví a Jem, corriendo lo termine encontrando cerca de un bote, los conozco, lo ví en una de las fotografías de el cuarto en dónde me encontraba.
Lo ví subirse mientras veía el interior, sacando algo metálico.
— Tienen comida, creo... Nana siempre come de estas cosas, lo que hay en su interior nada más...
Bien, entonces, entre los dos lo empujamos hacia la gran cantidad de agua, subimos antes que se alejara y fuimos arrastrados por las ondas que se realizaban. Nos giramos por última vez.
Atrás dejamos el lugar que habíamos llamado “hogar”.
Nos dirigimos a zonas desconocidas en este vasto mundo exterior.
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