Memoria de Las Fauces de el Demonio.

Escena 3:-
Ares: ~ Las Fauces de el Demonio. ~
"La Guardería".

Estaba el sentado en ese frío piso, siendo iluminado por la luz y un extraño artefacto que me observaba, era una cámara de vigilancia. Me abrazaba a mi mismo asustado, cuando la puerta fue abierta y tuve que salir.

Frente mío había varios cuneros y camas por doquier, había recién nacidos que dormitaban y bebés de meses de edad. Avance en completo silencio evitando despertarlos, vigilando que nadie se acercara allí, cuando estaba más cerca de la entrada a otro cuarto, uno de los bebés empezó a llorar.

Asustado corri a esconderme debajo de uno de ellos, viendo unas largas piernas asomarse por la puerta y acercarse a la cuna, calmando al bebé para volverlo a dormir. Aprovechando esa distracción, se dirigió a la puerta abierta rápidamente, atravesandola antes que el se girará.

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Había llegado a esa sección, las camas, en dónde dormían los niños hasta cierto tiempo.

Vi una montaña de ropa y me acercó a esta, empezando a buscar alguna que me quedará bien. Quitándome la que llevaba encima llena de sangre y las vendas. Sacando el objeto que había encontrado de dónde había salido, solo para ver una llave en dónde se suponía había una daga.

¿Cuando fue que cambio de aspecto? No lo sabía, pero era un niño, así que no le di mucha importancia.

En vez de hacer eso, la volví a guardar en la ropa que logre encontrar, tirando la que tenía por el ducto, pero justo antes de salir, una vocecita me hizo girarme.

— ¿Quien eres tu?—un niño de cabello negro se había girado al verme, se le veía confuso y asustado, trato de callarlo, pero fue inútil.—¡Nana, un niño está aquí, está aquí!

Pasos apurados se escucharon, en cuanto el niño se levantó a ir a recibir al ser, me escondí dentro de un mueble, asomándome para observar todo.

No alcanzo a escuchar bien que decían, pero luego de asegurarme que esa cosa salió, me apresuró en ir a la salida, pero antes de que el niño volviera a hablar, le amenazó «No digas ni una sola palabra, que quiero salir de aqui».

— ¿Porque quieres huir? ¿No eres feliz? Puedo decirle a Nana que te lleve a la otra sección.

— Tampoco planes volver allí, ese lugar no es nada agradable.

— Nana dice que todos son felices allí y que algún día iré...

— Okey, adiós entonces...—y  me fuí corriendo a la otra habitación, en dónde sospechaba guardaban la llave. Sin saber que el pequeño de cabello negro decidió seguirlo. Tomando una marioneta, un abrigo rojo y sus zapatos, empezó a seguir al pequeño Elphe, quien peleaba por abrir la puerta.

- Nana solo puede abrirla...

- No me digas... Entonces habrá que esperar.

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Ambos niños se quedaron allí sentados, uno empezando a impacientarse mientras otro jugaba con una marioneta que había encontrado.

— Me llamo Jem, ¿Tu cómo te llamas?—pregunto viéndome,empecé a buscar entre mi ropa, sacando una nota con palabras borrosas escritas en el.—¿Que dice?

— No lo se, pensé que tú sabrías...

Ambos escuchamos los pasos, me tuve que ircorriendo a esconder mientras el niño miraba la puerta, volviendo a su cama con la marioneta. El ser enteró arropando al pequeño, cosa que el logré aprovechar con éxito y entro rápidamente allí. En cuanto el ser me escucho, comenzó a perseguirme, posiblemente para matarme.

Lo que yo no sabía, era que Jem se levantó y decidió ver qué iba a ocurrir después de todo eso.

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Con todas mis fuerzas yo corría hasta el ascensor, que se encontraba abierto, había tomado de la mano a Jem cuando el vio a su querida Nana querer matarlo al no reconocerlo.

Jem trato de encontrar una salida más cercana, pero al no verme, pensó lo peor cuando se vio arrinconado y solo. Nana estiró su mano con afiladas garras al niño, queriendo matarlo ella misma, no sabía que le pasaba por su cabeza al no llegar a reconocerlo, sus largos dedos que terminaban en garras se acercaban a su pequeño cuello, cerro sus ojos esperando lo peor.

«¡BUAAAAAAA... BU-BU-BUAAAAAAA

En cuanto ese bebé empezó a llorar, Nana se alejo de inmediato de Jem, sin fijarse en el Elphe que estaba oculto debajo de el escritorio, cuando la puerta se cerró, salió avanzando al ascensor que se había abierto.

Tomando de la mano al más pequeño, entro mientras la puerta se cerraba. No te que tanto piense a estarme viendo, pero el seguía sujetando la marioneta fuertemente.

— Está será última vez que te salvó... No me gusta salvar a las personas.

Con eso dicho, llegamos al próximo piso, en dónde los estaba esperando alguien. Más ellos no lo sabían.

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La puerta se abrió, viendo numerosas puertas blancas frente a ellos.

Habían llegado a "La Escuela".

Escena 4:-
Ares: ~ Las Fauces de el Demonio. ~
"La Escuela".

Jem y el pequeño Elphe salieron, viendo las paredes por todas partes de color blanco. No se veía nada ni nadie alrededor. Solo murmullos salir de las puertas, juraron haber visto rostros mutilados asomarse cuando ellos pasaron frente suyo.

Había un largo pasillo y ningún ascensor a la vista. Estaba totalmente vacío, salvó por varias puertas. En cuanto se acercó a una, el rostro que se asoma a se volvió a ocultar.

Los murmullos callaron... Solo reinaba el silencio...

.....

Alguien se acercaba a ellos...

... Resonaban los pasos de alguien acercarse...

.....

Jem se giró asustado cuando vio la única silueta negra acercarse, al parecer el niño no se había dado cuenta al encontrarse peleando en abrir la única puerta disponible.

- Niño, niño, voltea... Rápido...

- ¿Ahora que quie-...?

Solo un impacto en su mejilla le hizo callar y caer inconciente al piso.

Lo último que alcanzó a escuchar fue el grito de miedo de Jem.

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«Despierta... Niño... Despierta...»

Está voz, me es muy familia, como si alguien me la hubiera dicho hace tiempo. Una voz masculina que me llamaba. Cuando logré despertar, miro a mi alrededor, era una habitación distinta al resto. Había manchas rojas en las paredes, charcos de agua roja en el piso y extraños artefactos cubiertos de un líquido rojo. Todo, todo el lugar estaba cubierto de rojo, había salpicaduras en todas partes, inclusive en el techo.

Miro hacia arriba un rato, mis pies amarrados a grilletes que me lastiman la piel, tomo impulso tratando de abrirlos, consiguiendolo poco después, pero eso causó que cayera al piso lastimandome mi cuerpo, escuchando algo quebrarse en su brazo.

Evitó llorar mientras sujetaba mi pequeño brazo, en dónde un hueso se veía fuera de lugar. Tocó ligeramente lloroso, sintiendo el dolor, avanzo buscando la puerta, sin éxito alguno.

Eso explica la cicatriz en el brazo cuando le retire las mangas cuando llegó.

Tomo la llave que se había caído de mi bolso, mientras trataba por librarme. Avanzo un poco viendo a mi alrededor, hasta notar una bata blanca pequeña que se puso, a causa que el frío me empezaba a llegar.

«Tranquilo niño...»de nuevo escucho esa voz, miro a todos lados hasta ver algo brillar provenir de su bolso. Saco a toda prisa lo que tuviese, viendo la llave, que ahora tenía un tacto cálido, «Yo te puedo ayudar ¿Te gustaría?».

- ¡¿Quien hablo?!-con una mano sujetando la llave, tome asustado una vara de metal con mi único brazo bueno.

«En tu mano...» alguien reía encontrando mi situación divertida, pero yo no me iba a dar por vencer tan fácilmente.

- Tengo dos manos, ¿en cuál de las dos?-seguramente me veía muy confuso viendo mis dos manos, una que sostenía la llave y la otra la vara de metal.

«La llave en tu mano.» la risa se escuchó un poco mas fuerte, mientras la llave brillaba más, haciendome observarla detenidamente, ¿De dónde había visto esta maldita llave dorada?

- ¿Brilla en la oscuridad?-con mk inocencia, fue lo único que pregunte.

«Algo así ¿Cómo te lastimaste?»  mire mi brazo detenidamente, algo que no sería tan difícil de curar, cuando salga, iré de inmediato a buscar a alguien quien me ayudara a sanarlo. Pero si, debía morder algo para no gritar de el dolor.

- Me caí de allí....-con mi pequeña mano, señale los guilletes abiertos que se encontraban conectados al techo, que de extraña forma, tenía salpicaduras de sangre.

«Oh ya veo, yo puedo ayudarte con el dolor ¿Te gustaría?» después de reír se escuchaba algo más tranquilo. Me quedé viendo la llave sin soltar la vara, con la que me esforcé en abrir la puerta.

- ¿Es acaso un doctor?-mire la llave curioso abriendo la cerradura lentamente verificando que nadie viniera. Di un paso afuera empezando a avanzar por los pasillos.

«Algo así, pero necesito tu consentimiento para esto» solo eso quería, ¿Mi consentimiento para curarme? Bueno, no lo veía mala idea si así no salía herido durante mi fuga de ese lugar. Por los pasillos, me oculte cuando escuché pies descalzos.

- Okey, ¿pero no va a doler?

«Oh tranquilo, solo sentirás un pellizquito» su voz no se escuchaba nada tranquilizadora y eso me está empezando a poner muy nervioso.

- Bien...-me quede viendo mi brazo herido y el hueso, alzo la manga de la bata viendo que el hueso empezaba a atravesar mi piel, estoy seguro que eso me va a doler.-Hagalo...

«Si sientes que te duele trata de no gritar» solo fue su único aviso. Me quedé tranquilo sin recibir alguna respuesta.

Cuando me disponía a preguntarle, empecé a ver qué el hueso se movía.

-crack-

Escucho algo, por lo que termino mordiendo mi otra mano, evitando gritar de el dolor, sintiendo y viendo el hueso volver a su lugar.

Algo acomodándose se escuchó, cosa que casi me hacía gritar de el dolor, tuve que morder mi mano sana, solo observé al hueso acomodarse de nueva cuenta.

- ¿Y-ya??-pregunte lloroso viendo mi brazo, alzando la manga y ver qué ya no había rastro de alguna herida, solo una pequeña cicatriz en la zona.

«Ya, intenta moverlo»indico con calma, mientras yo solo asentía. Empece moviendo mi brazo suavemente, con algo de dolor, pero ya no era como antes. Abrí y cerre su mano varias veces, hasta ya no sentir nada.

— Duele un poco .....

«Si lo se, ¿Pero lo puedes mover?»esa fue su única pregunta hacia mi.

— Si.....—localizando una ventila, empuje con mis pies la rendija hasta abrirla, adentrándome en el interior, empezando a gatear, siendo lo más silencioso posible.

«¿Y como llegaste a este lugar?»

— No se.... Creo que desde bebé....—fue que mis pequeños oídos alcanzaron a escuchar algo provenir de abajo, me asome un poco para poder escuchar.

— Se encontró a un niño en nuestras instalaciones....—lo escuché decir , mientras el se quedaba viendo al gerente de el lugar.

Si estaba seguro, ese niño era Jem, a quien no vi en dónde yo me encontraba colgado hace unos momentos. Ya que algo me había golpeado en mi rostro, dejando allí un hematoma demasiado grande.

Pero lo que más le asusto fue al ver a ese hombre de traje. Al otro lo reconocía el mismo de el Kimono, quien observaba de forma furiosa al ser frente suyo.

Si no me equivocaba era un ser humanoide de masomenos dos metros de altura, una piel palida y totalmente agrietada con sangre saliendo de esa grietas, unas manos que terminaban en garras y se aferraban a una vara de metal, que debió ser con la que fui golpeado. La criatura gruñó en cuanto escucho al hombre hablar. Ese tipo de seres salen a causa de que un experimentos en crear cuerpos humanos, a fallado totalmente.

De eso me di cuenta hace un tiempo en la clínica de Held.

Pero ahora que se fijaba en el de kimono, podía describirlo. Tenía su cabello negro largo recogido en una coleta alta, sus manos se ocultaban en las mangas de el haori azul noche, mientras el resto de el Kimono era café. Usaba unos guantes que ocultaban sus putrefactas manos y se le veía molesto, se que se encontraban putrefactas ya que me llegaba el mal olor. No alcanzaba a ver su rostro, pero si sus fríos ojos violetas que miraban al ser.

Me acercó a tratar de escuchar la información.

— ¿En dónde está ese niño?

— Fue enviado a la Fábrica, en dónde será preparado para nuestros invitados...

—  Quiero asegurarme de algo, voy a verlo...

La puerta fue golpeada al cerrarse mientras el ser se retiraba, continue mi marcha por los ductos, hasta llegar a una salida y en dónde vi el ascensor.

Baje con cuidado de no hacer ruido, viendo el interior vacío, adentrándome.

«Debo... Salvar a ese niño... Debo salvar a Jem...»

La puerta se cerró conmigo adentro... Sintiendo el ascensor elevarse a la siguiente planta.

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