Capitulo 21 (Consecuencias)
La duda en este momento se está desvaneciendo en la mente de Acuario.
Ya no puede negarse a lo que siente, a lo que anhela poseer... Hyoga es su mayor deseo, uno al que se volvió tan dependiente y lascivo.
Con un solo toque, corrompe el cuerpo de ese inocente niño...
No, ya no es un niño... El Cisne ya se lo ha demostrado, se lo demostró tantas veces, que teme tanto perderlo... Que ya no lo necesite.
Es doloroso, es confuso, es demasiado tentador seguir con sus deseos, pero... ¿Podrá continuar negándolo por más tiempo?
Claro que no.
En este momento, Camus, sigue devorando esos tiernos labios, que solo ruegan su atención, limpiando delicadamente con las puntas de sus dedos aquellos rastros de sal, en donde desesperadamente Hyoga demostró su sinceridad.
Los brazos el menor rodean el cuello del peliaguamarino, sus cuerpos están sumamente juntos, rogando porque nadie los vuelva a separar.
Esas manos del Francés, acarician la suave espalda de su discípulo...
Nota cicatrices, pero eso no importa, no le va a impedir el seguir apreciando la belleza, que necesitaba ignorar para no caer en tentación.
El ruso, deja que su maestro lo siga explorando a su antojo, solo quiere que de verdad le demuestre de una forma única que lo ama, que jamás lo abandonara, que acepte sus sentimientos.
Poco a poco, las ropas empiezan a estorbarles... Los pasos torpes se van dirigiendo de manera apresurada a la cama de la habitación.
Ninguno quiere perder más tiempo, por el temor que a la mera hora uno se arrepienta, y se detengan al tomar conciencia de lo que están por hacer.
La parte superior de las prendas de Hyoga son despojadas de su cuerpo, dejando ver mucho mejor esa tersa piel, que posee marcas de antiguos combate, que son una muestra inédita que ha crecido, que ha sido entrenado y ha enfrentado tantas veces a la muerte y por eso, no posee arrepentimientos.
Por solo nos segundos se apartaron, la falta de aire se hizo presente de golpe.
Camus contempla el pecho del rubio, verlo es simplemente un pecado y más por la forma en que lo hace, donde quiere tocarlo, provocarlo, sentir como reacciona con su simple tacto, no puede detenerse... Su diestra mano acaricia con la punta de sus dedos cerca de esos botones rosados, su respiración se agita, a la vez que su rostro levemente se sonroja, sus ojos se tiñen de enorme deseo, relamiéndose los labios por estarlo provocando aún más.
-Aaaaah... Ummhh... Ma... Maestro... Lo Amo...- Estremeciéndose por esas sensaciones, es la ración que el bronce deja expresar, a la vez que una humedad en sus pantalones se deja ver.
Delicadamente tiembla, siente como su cuerpo es invadido por unas heladas manos.
Curioso, el cuerpo de ambos pertenecientes al signo de acuario es ligeramente más frio de lo normal, pero el calor por su amor y tentación se está apoderando de ellos...
Escuchar esas anheladas palabras, con ese tono inocente de quien alguna vez debió cuidar y proteger, como si fuera un padre o hermano. Ahora Camus está allí para arrebatarle esa pureza que aún conserva, dejando de lado esos pensamientos de verse como familia, cuando su mano maltrata ligeramente el pezón del menor, mientras su boca se asegura de dejar marcas en el cuello del menor...
Besarlo, chupar su piel, tocarlo, acercarlo, frotar ligeramente su hombría contra la del Ruso... Es extasiante, se siente demasiado existido al grado que no cree controlarse por más tiempo...
-También... Agr... Yo también...- Sus palabras se pierden en la piel del hueco de la clavícula, mientras aprecia más ese detalle sínico en la voz y en los jadeos que no lo dejan pensar correctamente –Te amo... Te deseo... No puedo...- Aprieta sus dientes con desesperación, dejando huella en su discípulo.
En un movimiento brusco, deja de lado el pecho de su joven amante, para cargarlo de frente a él... marcando sus manos en los glúteos aun cubiertos por el pantalón, acariciándolos descaradamente. Claramente esto deja la sorpresa plasmada en el rostro de Hyoga, mientras deja escapar unos sonoros jadeos por como pasaron de estar ambos en el suelo, a que él este enredando sus piernas en la cintura de quien alguna vez admiro solo como un amable y atento maestro.
Sus manos sujetan los hombros del peliaguamarino, jadeante y sonrojado, con sus cabellos rubios pegados a la espalda por el sudor que se presenta por el intenso calor del lugar.
Tal vez esta es la primera vez que nota ese destello lleno de lujuria en los violetas ojos, de quien alguna vez lo observo con ternura y orgullo.
-Ya no... Pienso detenerme... Hyoga...- Al parecer tiene aún momentos de lucidez, en que su conciencia le grita que debe detenerse, ya que ese rubio no merece ser condenado a un pecado, que solo Camus debe enfrentar.
El Cisne se da cuenta que Acuario aún tiene dudas en su corazón, que provocan que el deseo y el amor siguán deteniéndose por aquella moralidad, que debe ser destruida.
Sus brazos rodean el cuello el peliaguamarino una vez más, pegando su pecho tan cerca cómo puede, solo quiere provocarlo, hacerlo que entienda que está listo para él -No lo haga... No lo haga... Mas- Riega con sus azules ojos, mientras su boca tiembla ligeramente y de nuevo besa los labios de su maestro, siendo esta vez uno muy corto pero tentativo, deseando que anhele más de su cuerpo –Estoy listo... Listo para ser completamente suyo...- Sonríe, ladeando la cabeza, dejando que aquellas perlas salinas que quedaron en sus pestañas por aquella profunda tristeza resbalen por sus mejillas, adorando su rostro sobre estimulado.
Sí ahora quedaba solo un gramo de control en el acuariano, ahora mismo se ha destruyo, ya no existe nada que lo haga retroceder.
Al diablo el santuario, al diablo las reglas, al maldito inframundo si está bien o mal amar a alguien que no debería. Ya no puede ni quiere evitarlo.
-Entonces... Me pertenecerás...- Mira hacia arriba al rubio, apreciar esa dulce e inocente mirada que robara... Los labios que marco, el cuello y clavícula que dejo heridos por su anhelo, el pezón que maltrato al grado de dejarlo bastante sensible y un poco rojizo... Sus manos masajean esas nalgas, hundiéndolas por completo, como si fueran unos malvaviscos que devorara.
Un beso más, ambas bocas, exploran la contraria, pero Camus se apodera rápidamente de la de Hyoga, su lengua es introducida, domina por completo. Es tan excitante, el cómo ese deseo profano para muchos, es demostrado para ellos como la única manera en desearse, en amarse, en pertenecerse.
Los pasos van directamente hacia la cama, Camus topa con ella primero, llevando bien sujetas las nalgas del Ruso.
Rompieron el beso por la falta de aire, depositando un poco brusco al cine sobre la cama, admira como lo ha dejado, con sus toques atrevidos y sus besos desesperados. Al fin lo está reclamando como suyo. Perdió tanto tiempo pensando y temiendo por lo que sucedería si aceptaba sus sentimientos, que ya no se cree capaz de detenerse.
Ha hecho una preciosa obra en Hyoga... Una mejor que la que hubiera podido crear en hielo puro, está completamente impregnado en esa piel, en una felicidad que le trasmite un calor abrumador, que lo hace perder toda conciencia y decencia.
Rápidamente sus manos se desasen de las prendas que aun cubrían su cuerpo, el pantalón le molesta, también está húmedo, y desea más, solo mas... Quiere más de esos besos, más de esa piel, de Hyoga.
Sus acciones solo dejan la ropa interior puesta, mientras permite ver un poco de esa mancha húmeda, que en efecto enfatiza que su cuerpo ha reaccionado ante su discípulo.
No es la primera vez que muestra esa reacción, pero si es la primera vez que alguien se lo provoca tan descaradamente, y ese alguien claro que solo puede ser el joven Cisne, solo él lo hace sentir así de bien... De desesperado, de corrupto por un amor que debería ser prohibido, pero ahora ya nada de eso importa.
Aquel bronce, también imita a su maestro, sus pantalones son alejados de sus piernas, al igual que sus zapatos y ropa interior.
El pene del más joven esta erecto, húmedo, temblando del placer que ha estado sintiendo, solo han sido caricias, besos, marcas que han dejado en claro que ahora Hyoga le pertenece solo a Camus, solo a él... Y si en este momento, sus manos, sus uñas marcan la espalda de su maestro, al momento en que su inocencia se destruya en una sola entrega perpetua.
-Soy feliz... Maes...- Se detiene al verlo sobre él... Al saber que ese momento será único y marcara un antes y después de todo –Camus... Por favor... Ya no dude más... Lo amo, de verdad lo amo... Solo ámeme por siempre de esta misma forma- Se hunde en esa cama que se siente fría, pero la calidez del cuerpo rubio y la cercanía del peliaguamarino, hace que olviden lo que los representa.
Esa respiración agitada, la voz que se entrecorta... Esta de rodillas, mirando atento a su preciado Hyoga, ya no puede verlo como un simple alumno, ya no puede verlo como ese niño que cuido, enseño y protegió.
Su cisne se ha convertido en un hombre, así debe de verlo, así es como lo ha estado observando sin a ver querido aceptarlo...
Sus cabellos rubios adornan ese precioso rostro, caen delicadamente sobre esos hombros y piel... los hinchados labios, la piel pálida... Todo es simplemente perfecto ante sus ojos, Hyoga lo es...
-Si... Sí, siempre te amare, lo hare... Hyoga, te juro que ya no perderemos más tiempo, yo te amo... Te deseo, te tomare...- Ese tono ronco de nuevo, esa mirada lasciva, se inclina hacia el ruso, lo tiene debajo de él, pero aun con la distancia que marca sus brazos estirados, las manos sujetan con fuerza las sabanas.
-Si... Hágalo por favor... Amémonos... Y... Solo olvidémonos de todo...- Su sonrisa de satisfacción, la alegría en esos ojos azules, de que su corazón es tomado de verdad por quien ama y ya no duda en sus sentimientos, al fin lo acepta y le corresponde. Sus ojos desprenden lagrimas por la enorme dicha que en su ser está presente, se siente muy sensible, demasiado feliz de que esto esté ocurriendo de verdad.
Alza sus brazos, ambos estirados, en dirección al rostro del peliaguamarino, para atraerlo a él, se siente excitado, emocionado, al igual que puede notar como sus penes rozan, por lo erguidos y duros que los dos están.
Aquello que Camus, mantuvo en secreto por tanto tiempo, ya no lo puede contener...
Sin embargo... Al sentir el deseo de deshacerse de su última prenda...
Sus violetas orbes, aprecian aquel lindo rostro, esa carita que había anhelado contemplar de esta formar, pero... Algo repentino lo hace sorprenderse de una manera que no espero...
En un instante, en solo un momento, su mente le trae aquel recuerdo, de ese precioso momento en que conoció a Hyoga. Un niño de tan solo ocho años, que llego para estar bajo su tutela... En ese tiempo, también Isaac, estaba a su lado, así que un nuevo aprendiz tal vez sería algo difícil, pero fue bien recibido.
Camus, con tan solo catorce años, haciéndose cargo de dos niños de ocho...
Las imágenes... De cómo varias noches consolaba al pequeño rubio por la pérdida de su madre, el cómo entre sus sueños estiraba sus brazos para poder alcanzarlo y dormir mejor. Ver que en tantas ocasiones lo necesito más como un hermano mayor, que como un padre, ya que la diferencia de edades nunca fue mucho en sí.
Pero... Gracias a esos preciso recuerdos, su mente y corazón lo hace retroceder, alejándose de golpe, volviendo a su posición inicial quedándose arrodillado ante el otro extremo de la cama.
Parpadea varias veces, respirando ahogadamente, sintiendo el sudor en su rostro, cubriéndose la boca, tesando su mandíbula, sintiéndose realmente mal al darse cuenta de lo que estaba por hacer, y más al notar el dolor en su pene, atrapado entre su ropaje interior.
La vergüenza volvió a reinar, el temor de que ya no puede controlar sus acciones, siente que es un miserable monstruo...
¿Por qué debía volver esos pensamientos a su mente?
La molaridad en Camus, es una virtud muy difícil de evitar. Pero... A pesar de su inminente culpa, no quiere seguir dudando, no quiere volver a alejarlo de su lado, no quiere de nuevo herir a Hyoga.
-¿Camus?- Esa vocecita suave y dulce, que desea mantener inocente y pura, aún lejos de su deseo insano.
Acuario lo mira confuso y atónito, se intenta levantar de la cama, está pensando en huir, en irse una vez más, sin embargo... No, no va a dejar que esa mirada que tiene, en donde refleja el temor por ser abandono por quien ama se haga realidad, no lo volverá a dejar solo para enfrentar algo que es responsabilidad de ambos.
Sus manos reaccionan rápidamente a rodear el torso desnudo con cuidado, atrayéndolo a él, estando aun los dos sobre la cama.
Camus, estando de rodillas, apoyándose firmemente sobre ese frio lecho, mientras Hyoga es abrazado con tal fuerza que puede escuchar los fuertes latidos del corazón de su maestro, no está bien apoyado, pero es bien sostenido por los brazos de quien ya nunca lo dejara caer.
Sus ojos azules bien abiertos, la confusión vuelve a él, en ese instante no sabe que está ocurriendo, pero el miedo de que esto no sea como pensó comienza a invadirlo.
-No... No podemos... No podemos hacerlo, Hyoga- El tono de voz expresa un dolor, algo de temor y confusión, a la vez de decisión, con la que planea seguir adelante.
-¡¡¡¿QUÉ?!!!- Atrapado entre esos fuertes brazos, la sorpresa comienza reinar en su interior -Pero, yo estoy bien con esto... Yo quiero...- Su voz comenzó a temblar, está impedido de moverse, al tener su cuerpo rodeado por la diestra, y su brazo pegada el pecho del Francés con cierta fuerza, porque los ojos de este Ruso son la mayor debilidad para Acuario.
-Yo también quiero hacerlo- El peliaguamarino, habla con un tono desesperado, pero sabe que debe mantenerse firme, si no quiere perder la poca cordura que le queda -Ya no quiero callar lo que siento, deseo tanto el poder demostrarlo ante cualquier, sin embargo...- Aprieta su mandíbula, cierra sus ojos, dándose cuenta que no es tan fuerte como lo creía. Recuerda los celos que llegó a sentir por el alcohol, y la cercanía que su discípulo tenía con Jabu en aquel bar, se siente aun avergonzado por eso y por no darse cuenta de la verdad antes –Ahora no... No podemos... Continuar-
-Camus...- Lo llama con incredulidad, sintiendo que su corazón se vuelve a romper en pedazos -¿Porque?- Su voz quiere quebrarse, piensa que de nuevo será rechazado, que su maestro solo lo está una vez más ilusionando, que lo hizo pensar que todo sería como lo desea, pero no... No va a ser así.
¿Por qué herirlo tanto?
-Por qué... Si quiero estar contigo de la manera correcta... Debo ser el adulto aquí, pensar bien las cosas, lo que debemos hacer- Puede sentí el temblor en ese cuerpo que ama, no quiere que sienta temor, ni miedo, ya tampoco él lo hará –Para poder estar juntos, debo enfrentarme a lo que sea, por ti... No te volverle a dejar solo luchando por nuestro amor- Besa rápido la cabellera rubia, dándole un absoluto confort –Hyoga, te prometo que vamos a luchar por nosotros, por nuestro amor...- Acaricia lentamente la desnuda espalda, para trasmitirle su sinceridad -Porque, yo no huiré, yo no me iré lejos sin ti, ya no hare una estupidez tan cobarde como esta...- Aprieta con mayor fuerza ese suave cuerpo -Pero, no puedo hacerte esto, no aun...- Su voz posee un gran destello de seguridad, que de ahora en adelante todo deberá ir bien, que harán lo correcto para que su relación evolución.
Desea tanto trasmitirle su sinceridad como amor, que todo lo que hará a partir de este momento, será por el bien de ambos.
Escuchar como Camus, está por completo dispuesto a defender el amor que los dos se profesan, el sabor que todo podría ser muy diferente esta vez.
¿Hacer las cosas bien?
¿Esperar?
¿No puede hacerme suyo?
¿No aun?
Son las dudas que están en la mente del menor, sin embargo, es completamente diferente esta sensación a la de la última vez...
Camus no está huyendo, no está evitándolo, ni dejándolo solo por su propio bien, si no... Que están ambos, sobre una cama, desnudos, abrazados, sin hacer nada, pero con algo más que solo sexo o hacer el amor.
-¿A qué se refiere?- Pregunta, pues no entiende nada en absoluto, gracias a los sentimientos ambivalentes que ahogan su corazón.
Lanza un suspiró, siente como todo su corazón se quiebra por hacerlo de nuevo sufrir, pero lo consuela con su amor sincero –A que... En este momento, no te hare mío... Primero debemos enfrentar lo que nos depara, pero será juntos, aceptando que no amamos...- Sus manos presionan gentilmente en esa caída espalda, demostrando que está sumamente decidido -Que sin importar lo que ocurra, lo que debamos esperar, ya no ocultare lo mucho que te amo... Mi precioso cisne- Nunca había sido adepto a la cursilería o palabras bonitas, pero Hyoga le despierta este sentimiento que no va a ignorar, ya no más...
Pensar en eso, provoca que sus pupilas se contraigan, su mano que estaba temblorosa y estirada a su costado, se mueve lentamente, hacia el cuerpo de su maestro, que acompañada por la atrapada en su pecho, abraza con ternura al mayor, correspondiéndole con esta acción a sus palabras –Ca-Camus, ¿De... De verdad... Esta vez, no... No te iras de mi lado? ¿Ya no huiras de mi lado?-
Niega con la cabeza, abrazando con mayor fuerza al rubio, demostrándole que de verdad esta vez no escapara –Me quedare a tu lado, volveremos juntos al santuario... Lo juro...- Acuario esta por completo seguro de sus palabras y del profundo amor que no va a volver a negar nunca más.
Y en ese instante, Hyoga busca conectar sus ojos con los violetas, en donde esas perlas de sal vuelven a parecer, pero con una bella sonrisa...
Ambos se miran, jurándose que esta vez ya no se apartaran por no poder enfrentar sus sentimientos, sino que ahora... Lograran tal vez hacer que los pensamientos del santuario cambien un poco, aunque si eso no llegara a suceder... No le importaría abandonar ese deber y alejarse, a lado de su preciado cisne, para poder vivir sin que nadie prohíba su amor.
---Pasillo Palacio De Valhalla---
-Todo este alboroto por un chiquillo, es completamente una tontería que me molestes por algo como esto, Surt- La joven mujer, representante de Odín en la tierra, dirige sus pasos a lado de su gurrero pelirrojo.
-Lo siento señorita Hilda, pero creo que es algo importante que se debe tratar de inmediato- Su rostro finge cierta preocupación, pero al no estar en el blanco de la atención, su sonrisa se presenta con satisfacción.
-Es cierto- La Asgardiana, lanza un suspiro y asiente -Que un caballero de bronce de Atena, venga aquí y golpe a uno de mis dioses guerreros en nuestras tierras sin ningún motivo, pone en un gran peligro nuestra alianza y tratado de paz que deseamos iniciar y mantener- Aquella mujer de cabellos plateados da pasos firmes, deseando de una vez por todas resolver este desastre.
-Lo mismo pensé- La voz seria del pelirrojo es en cierto modo arrogante, pero refleja la alegría que posee en su corazón -Camus es mi amigo de la infancia, pero... Creo que es necesario que se trate este asunto con discreción, antes de que se comunique con la Diosa Atena y se meta en problemas- Baja su cabeza con devoción ante la mujer -Perdóneme por hacerla venir hasta aquí, pero quiero cuidar de él-
Cierra sus ojos, tratando de conservar la poca paciencia que le queda por este día -No te preocupes. Vamos a ver qué ocurre, y espero que Lyfia tampoco este tan involucrada con este dilema- Hace un ademan con las manos, levemente disgustada –Sé perfectamente que son sus amigos, y aunque no ayudaron alguna vez, no podemos estar del todo en paz si algo así está ocurriendo en Asgard-
-Entiendo...- Asiente simultaneas veces -Entonces creo que hice bien en pedirle que venga conmigo, para tratar de solucionar este problema-
-Quiero que todo marche bien con este tratado de paz. Es conveniente tanto para el santuario como para nosotros que esto se mantenga en buenos términos, además... Es bueno a veces salir de la rutina- Llega ante la puerta de madera que resguarda la habitación en donde el dorado se hospeda -¿Es aquí?-
-Si- Se acerca para no tocar la puerta, si no para abrirla de una –Camus, sé que debes estar ocupado disciplinando a tu alumno, pero...- Sus ojos rosas se quedan impresionados al ver aquella escena, tanto así que su mano se aleja de la perilla de la puerta, mientras se queda moviéndose de un lado a otro, sin poder reaccionar.
-¿Qué te pasa?- La mujer de estirpe helada de impresionante presencia, se molesta un poco por la manera tan tonta de actuar de su guerrero, así que abre la perta con rapidez de par en par -¿Por qué te quedas... Así...?- Sus azules ojos invernarles se quedan fijos hacia delante, para después ponerse roja, indignada y desconcertada por todo el show de delante -¡¡¡¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO?!!!-
Lamentablemente, han sido descubiertos en una situación demasiado comprometedora y muy problemática.
¿Qué podría significar esto para un futuro?
---Santuario De Atena---
-¿Todo ha ido bien?- La suave voz femenina se hace presente.
-Si, por el momento todo está bien en el santuario, Diosa Atena- Desde luego el patriarca, mantiene su calma.
-Me alegro mucho, ¿Ha habido noticas de Camus y nuestra alianza con Asgard?-
-Se supone que hoy debería hablar con la representante de Odín, analizando los pros y contras de nuestro tratado. Posiblemente tenga muy pronto noticias y se las notificare de inmediato-
-Muy bien, te lo encargo mucho Shion y gracias por ocuparte de esto, mientras estoy en Japón...- El tono levemente avergonzado de la joven se deja escuchar.
-No se preocupé- El peliverde asiente, mientras su voz se manifiesta paternal -Usted merece también tener un poco de calma en su vida-
-Al igual que ustedes- Esa alegría y gratitud en Saori/Atena se presenta en cómo le habla al pontífice -Por favor, después de esto, también trate de descansar y que los demás tengan más momentos de tranquilidad que de entrenamiento- No puede evitar producir unos sonidos de risitas ante su comentario.
-Creo que se podría hacer algo...- Esta dudoso en comentarle de ese incidente con la armadura de Acuario, con su actual portador, y el discípulo de este, pero... No sabe si sea prudente hacerlo ahora, y menos cuando Dohko le pidió que se clamara y viera más allá de lo que a simple vista cree conocer.
-Entonces se lo encargo- Aquella Diosa tan joven, podía al fin disfrutar una pequeña parte de la bocanada de libertad que tiene ahora.
-Sí, no se preocupe. Descanse lo necesario y esperamos pronto su regreso- Aquel Lemuriano, decide guardar silencio esta vez.
-Gracias-
La despedida fue rápida y sin mayor dificultad.
Shion, sí que siente todo el peso de lo que ha descubierto en las últimas horas, su mente está demasiado revuelta. Piensa que debería hacer algo al respecto cuando los vuelva a ver, pero por otra parte, ¿Quién es él para destruir un amor?
Un amor, que no debió a ver nacido entre ellos dos por la naturaleza de su relación inicial.
Sí que el peliverde, se enfrenta a un debate interno, en donde no entiende que debe hacer.
-Esto es bastante difícil- Lanza un suspiró cansado, pues casi no ha dormido -¿Qué puedo hacer?- Se toca las cienes para darles un ligero masaje -¿Debería castigar a Camus? O ¿Hablar con él y Hyoga primero, y explicarles por qué algo así está mal? O simplemente ¿Apoyarlos? Aunque... ¿Vaya en contra de lo que creo?- Se siente debatido, y solo quiere entender que es lo que ocurre en esos dos corazones atormentados.
-¿Debería hacerle caso a Dohko? ¿Y... Dejarlos que se amen?- Bufa cansado, pues no ha podido aclarar su mente. Además que debería mejor estar pensando en planes para mantener a salvo el santuario y no en estos temas, sin embrago es difícil ignorarlos cuando son verdaderamente cuestionables y moralmente incorrectos ante sus ojos –Lo mejor será, esperar a que regrese Camus, y hablare con él en calma primero, también con Hyoga y después veremos que hacer- Habla con sus manos, haciendo unas muecas con desesperación, como apretar sus dientes, y cerrar sus ojos en señal de decepción, pero ya no tanto contra el onceavo guardián, sino tal vez un poco con él mismo -Tampoco es como si fuera el fin del mundo... Pero...- Se levanta de su asiento y empieza a dar un paseo por el templo patriarcal –No pasa nada... Nadie más lo sabe y es eso bueno... Podríamos evitar que...- Antes seguir reflexionando consigo mismo, algo parece perturbarlo.
Es allí que un cosmos bastante agresivo y helado se hace presente a su mente, esto claro que lo reconoce, aunque se siente algo confuso por este repentino acontecimiento -¿Qué está pasando?-
-¿Patriarca Shion? ¿El patriarca que Atena tiene para hacer llegar sus órdenes de justicia, amor y honradez a sus caballeros?-
-¿Señorita Hilda?- Pregunta confuso, pues muy pocas veces había llegado a tener una conversación vía cosmos con esta joven mujer.
-Quiero informarle...- El tono de la Asgardiana es bastante molesto -Que es una falta completa de respeto hacia Odín, nuestra tierra y posible tratado de paz, que dos caballeros indeseables de sus filas, vengan sin invitación alguna y golpeen sin razón aparente a uno de mis Dioses guerreros- Se detiene en la primera parte del reclamo, para tomar aire y recordar el evento bochornoso que recién vio -¡¡¡Y PERO AUN!!! ¡¡¡QUE POCO TIEMPO DESPUÉS ENCUENTRE A QUIÉN ENVIÓ PARA TRATAR LOS PRO Y CONTRA DE NUESTRA ALIANZA, EN UNA SITUACIÓN TAN VULGAR, DESAGRADABLE Y ASQUEROSA CON SU PROPIO DISCÍPULO!!! ¡¡¡¿QUÉ CLASE DE ENTRENAMIENTOS LES DAN LOS MAESTROS PARA PODER REVOLCARSE CON SUS PROPIOS ALUMNOS?!!!- No puede evitar gritar, pues a su pensar esta clase de cosas no deberían estar pasando, o no al menos en Asgard
-¡¡¡¿QUÉ HA DICHO?!!!- Ahora si el patriarca se le congela la sangre al escuchar aquello, y que sus preocupaciones llegaran a lo que más temía, a hacerse realidad.
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Buenos días, tardes, noches, ¿Que ora es? ¿Quién me ha robado el reloj?
¿Cómo están terrones de azúcar?
¿Me han extrañado?
Yo si y mucho... Kiaaaa... Perdónenme terrones, pero me verán muy poco...
La verdad, tal vez a partir de Noviembre, estaré cada vez menos, esperemos que sea con diferencias de dos a tres semanas, pero les debo decir algo...
Jamas, y léanlo bien, jamas voy a abandonar alguna historia, nunca voy a dejarles sin mis locuritas, así que estén seguros que nunca olvidare que tengo terrones de azúcar que esperan que actualice y crea nuevas cosas.
Vaya, vaya, vaya, mas de un año sin actualizar este fanfic, sé que lo han estado esperando con mucha emoción.
Muchos de mis terrones me han pedido que actualice este fanfic, por que de verdad le has gustado y aquí esta.
Espero que les gustara y solo diré que ya me paso a decir, solo tengo chance los viernes de actualizar algunas cositas, por ende estaré también dejando en las actualizaciones pocas cositas de mi vida, por mientras así sera, espero sepan comprender.
También recuerden terrones míos, que subí un nuevo vídeo al canal y que tampoco lo voy a dejar de hacer, espero tener luego chance de hacer nuevos proyectos mis terroncitos.
Aquí les dejo el link del vídeo:
watch?v=2n17akj3lOU&list=UUsXOkmNxMv5aXgnG5lXNjjA
Aquí el nombre del vídeo:
Audio Fanfic Saint Seiya. Un Papá Para Kiki, Capítulo 15 (Una Canción) [ShaMu] {ShakaXMu}
Y aquí el nombre del canal, para que vayan a suscribirse:
AMMU TEIKOKU YUDAINA.
Y con esta me despido terrones de azúcar, no sin antes escribir que les agradezco tanto su apoyo, su cariño y que espero seguir contando con ustedes en el nuevo año que se viene.
¡¡¡Terrones de azúcar, por un 2024 lleno de muchos fanfic's, actualizaciones y demás locuritas en toda la familia!!!
Feliz navidad atrasada y feliz año nuevo adelantado para todos.
Los mega quiero mucho.
Y por favor, cuídense mucho, no truenen cohetes, coman rico y tapense bien.
Nos leeremos el próximo año.
Ammu se va.
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