81
El omega daba pasos hacia él, la expresión dura en su rostro jamás abandonándolo. Volviendo a repetir una vez más aquellas palabras frías hechas puñal.
—He dicho que te vayas. —Repitió.
—Jimin...
—Vete. —Empujó el pecho del alfa con su mano. —¿Qué diablos haces aquí?
—Tenemos que hablar.
—¡Que te vayas! —Empujó una vez más, logrando que Jungkook se moviese.
Pero Jungkook no aceptaría irse de aquella forma, no sin haber hablado con Jimin, no sin haberlo abrazado. Pues sus ojos se veían tristes, estaban rodeados por ojeras que resaltaban en su piel blanquecina, cansancio sobre sus pupilas. Le dolía verlo de aquella forma.
—No me iré hasta que hablemos. —Dijo.
—¿Hablar sobre qué?
No sabía cómo decirlo, ¿Cómo podría elaborar las palabras correctas para hacerle saber a Jimin que sabía todo lo que había pasado? No quería sonar brusco, no cuando se encontraba muy alterado por su sola presencia.
—Yo...
—¿Sobre qué, Jungkook? —Nunca había visto de aquella forma a Jimin, tan roto y perdido, el dolor podría hacer estragos con las personas, lo veía muy bien ahora.
—Ya se todo. —Susurro, mirando a los ojos de Jimin, tratando de calmarlo.
No funcionó.
Jimin lo empujo del pecho una vez más, repitiéndole una y otra vez que se vaya, logrando que Jungkook retrocediera en sus pasos hasta casi chocar con la puerta, fue ahí donde el alfa detuvo los golpes del omega, sosteniéndolo de su manos y mirándolo a los ojos para que se calmara, dándose cuenta de las lágrimas que corrían por las mejillas rosadas de Jimin.
Rompiéndose frente a él.
—Por favor, hablemos.
—¿Sobre qué? ¿¡eh!? —Se soltó del agarre de Jungkook, parándose frente a él y limpiando con su manga las lágrimas que corrían causando surcos en sus mejillas. —¡Tú ni siquiera deberías estar aquí, deberías estar furioso conmigo, deberías odiarme!
—No te odio, Jimin, ni siquiera un poco.
—¿¡Por qué no me odias!? —Exclamó mientras las lágrimas acumuladas sobre sus ojos se desmoronaban.
Jimin cubrió sus ojos con sus manos, parado frente a Jungkook se desmoronó, llorando en silencio mientras el alfa lo miraba. Jungkook se acercó a él, tratando de abrazarlo, por un momento logró atraparlo entre sus brazos, pero el omega fácilmente se deshizo de su abrazo, una vez más; alejándolo.
—Por favor, Jimin, ya no me alejes. —Pidió, sosteniendo las manos del omega contra las suyas, mirándolo a los ojos; pidiéndole piedad. —Traté de estar alejado de ti, pero no pude, por eso estoy aquí, porque te necesito tanto como tu me necesitas a mí.
—Deja de mentir. —Dijo.
—No lo hago, Jimin, necesito estar contigo, quiero estar a tu lado, estar contigo en todo esto que fue tan abrumante para ambos, yo—Fue interrumpido.
—Deja de mentirme. —Alzó la voz, retrocediendo en sus pasos para estar lejos de Jungkook. —Todo lo que dices es mentira, ¿Cuánto te pagó Seokjin para que me dijeras todo eso?
—Nadie lo hizo, Jimin.
—¿Mi madre entonces? ¿Quién?
—¿Por qué no puedes aceptar que todo esto venga solo de mí? —Frunció el ceño acercándose a Jimin, no quería estar lejos de él.
—Porque todo lo que me has dicho es mentira. Todo, absolutamente todo es una mentira ¿Por qué sería distinto esta vez? —Había enojo en el tono de voz de Jimin, enojo por todos los sentimientos que aún sentía por Jungkook; por el latido incesante de su corazón.
—Jimin, yo...
—¿Qué?
No era la mejor forma para hablar de sus sentimientos, eso lo sabia muy bien Jungkook, pero era algo que había reprimido por mucho tiempo, sean como sean las circunstancias de ahora; debía decirle a Jimin sobre lo que pasaba en su corazón, sobre lo mucho que lo amaba. Aunque no fuese la forma más romántica para declararse.
—Yo te amo. —Confeso.
La sorpresa en el rostro de Jimin era clara, su confesión era algo que había logrado mover el piso en el que estaba parado.
—¿Por qué me amas? Deberías odiarme por todo lo que hice. —Susurro.
—Odio las decisiones que tomaste, haberme alejado tan de repente y haberme ocultado todo...odio que hayas planeado un futuro sin mí. —Lo tomó de las mejillas, haciendo que Jimin lo mirase a los ojos, queriendo demostrarle la sinceridad de sus pupilas. —Pero a ti, Jimin, jamás podría odiarte, ni un poco, ni de cerca. Porque yo te amo.
Con las manos de Jungkook sobre sus mejillas se rompió, una vez más llorando, sacando lágrimas que no tenía, haciendo doler su cabeza con todo.
Jungkook lo abrazó, escurriendo sus manos por la cintura de Jimin y reposando su mentón en el hombro del omega, apegándolo a su cuerpo mientras dejaba que llorase todo lo que tenía que llorar. A los pocos segundos sintió como las manos de Jimin sostenían su camiseta, poco a poco le devolvía el abrazo tomándolo de la cintura.
Encontrando su lugar en el agarre del otro. Por fin.
—No me vuelvas a alejar. —Susurro Jungkook. —No me puedo imaginar una vida sin ti.
Jimin lo abrazó aún más fuerte al escucharlo, temeroso de despertar de su sueño, de su fantasía. El beso que Jungkook le dio en la mejilla le dijo que nada era una fantasía o sueño, que todo era real.
Que la persona que amaba le correspondía en cada sentimiento.
Se abrazaron por más tiempo mientras Jungkook repartía de vez en cuando besos por su mejilla, dejando su aroma sobre el omega; haciendo que ambos se sintieran mejor.
Jimin se separó del abrazo sosteniendo la mano de Jungkook, dándole una suave mirada con sus ojos cansados. —Vamos a sentarnos y...hablemos.
Jungkook asintió, caminando al lado de Jimin mientras sostenía su mano, sentándose a su lado. Ambos soltaron la bocanada de aire que habían guardado tras el corto tiempo juntos.
—Perdón. —Fue Jimin quien empezó a hablar. —Jamás debí ocultarte nada de lo que pasaba, merecías saber que...tendrías un cachorro. —A la mención de la última oración se notó claramente lo mucho que el tema le afectaba al omega, pues tuvo un salto de emociones en poco segundos.
Por aquello Jungkook sostuvo la mano de Jimin, besó su palma y la apretó suavemente.
—Te perdono. —Sonrió. —Lo importante ahora es salir de esto, hacer que te sientas mejor.
Jimin sonrió bajando la mirada, mirando su mano tomada por la de Jungkook, se sintió feliz.
—Yo también estoy enamorado de ti, Jungkook. Es una confesión tardía, pero...debías saberlo. —Dijo Jimin.
—¿Por qué nunca me lo dijiste?
—Porque...jamás pensé que me corresponderías, porque sabía muy bien que lo que se suponía que teníamos juntos era falso y que había roto el contrato cuando empecé a sentir cosas por ti.
—Creo que ambos tuvimos aquel sentimiento de haber roto el contrato.
—¿Y tú? ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque tenía una relación a la que me aferraba, un sentimiento muerto al que me agarraba mientras negaba todo lo que sentía por ti. Además, tenía miedo.
—¿Miedo de que?
—De que no me correspondieras. —Confesó, mirándole a los ojos, llevando su mano a la mejilla de Jimin para acariciarla. Se sentía bien, muy bien.
—Ambos teníamos miedo ¿eh? —Sonrió.
Jungkook asintió mientras acariciaba con su pulgar la piel nívea del omega, había extrañado demasiado como era la textura de aquella.
—Estoy muy cansado, ¿podríamos recostarnos? —Pidió Jimin.
El alfa asintió, dejando que Jimin volviera a su cama e hiciera un espacio para el a su lado; cuando estuvo listo palmeo el lado de su cama; llamando a Jungkook. El alfa fue con mucho cuidado hacia donde el omega le llamaba, acostándose a su lado de espaldas mientras miraba la pared encima de ellos.
En completo silencio.
Los dedos de Jimin encontraron su camino hacia los de Jungkook, rozando con su meñique el pulgar del alfa, entrelazando sus manos mientras seguían mirando hacia la pared encima de ellos, volteándose casi al mismo tiempo; estando frente a frente, rozando sus narices.
Compartiendo miradas en silencio mientras se tomaban de las manos, Jimin y Jungkook se sentían bien; pues ahora estaban cerca de su hogar. Las manos de Jimin por fin tomaban un poco de calidez, pues las sostenía Jungkook.
Se siguieron mirando hasta que los labios de Jungkook invadieron los de Jimin, reviviendo aquel recuerdo enterrado de cómo se sentían sus labios contra los del otro; se sentían como si tocaran el cielo con las yemas de sus dedos, tan gloriosos, tan infinitos.
Se separaron con sonrisas sobre sus rostros, aun las manos entrelazadas y en silencio.
Habían vuelto al lado del otro, habían vuelto a sentir el calor corporal del otro.
Después de tanto, por fin sentían paz al estar juntos.
🦢
esto que sea una lección para la gente que no cree en mis finales felices😾😾
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