70
La puerta sonó y Jimin bajó a abrirla, escalón tras escalón mientras mantenía su concentración en el hambre que tenía. No había comido desde la mañana, porque creía que todo lo vomitaría. Al estar frente de la puerta le sonrió a su visita, Seokjin, quien se mostraba agradable y con dos bolsas.
—¿Por qué tanta bolsa? —preguntó Jimin mientras cerraba la puerta detrás de Seokjin.
—Las sopas para que almuerces algo. —Señaló la bolsa que su mano izquierda sostenía. —Y a lo que vine. —Señaló la bolsa que su mano derecha sostenía.
—Creí que venías a visitarme. —Puchereo, riendo luego por como Seokjin había rodado los ojos. —¿Primero comeremos o quieres que te diga "te lo dije"?
—Lo que tu prefieras.
—Entonces comamos, tengo mucha hambre.
Ambos asintieron mientras se dirigían a la cocina, muy cerca del otro, hablando de sus días y poniéndose al tanto de todo lo que Jimin había hecho durante su largo viaje de trabajo. Jimin lucía bien, contando muy animado las salidas que tuvo, obviando completamente lo que pasó en Italia, ya sea antes o después de Jungkook; Jimin solamente obvió aquella parada de su viaje. No veía necesario hablar de ello, no quería tampoco.
Seokjin lo observaba atento, no perdiéndose ningún detalle, asegurándose de que Jimin se encuentre tan bien como decía que estaba. Seokjin conocía a Jimin tan bien como conocía su palma, sabía de aquel gran corazón que lloraba solo, sabía de sus mecanismos de defensa en contra del dolor; pues había estado ahí la primera vez que alguien le rompió el corazón, desde ahí, anoto como actuaba Jimin a situaciones como esa.
Ahora lo hacía.
Evadiendo hablar del tema, fingiendo como si no pasara nada. Jimin lidiaba las cosas de esa forma, dándoles la espalda hasta que dejaran de molestar. Le funcionaba, pero tenía mucho acumulado, Seokjin temía que se volviese una avalancha.
Las sopas se terminaron, un buen caldo de pollo repuso de cierta forma a Jimin, ya no se sentía tan mareado. Eso fue bueno, porque así alimentaba su hipótesis de que solo se había enfermado del estómago.
—Bien, es hora de decir "te lo dije". —Dijo Jimin levantándose de su silla, tomando la bolsa de farmacia que Seokjin trajo consigo. —¿Por qué hay dos?
—Estaban en oferta. —Bromeo. —Siempre es bueno estar muy seguro.
—Dos veces en las que podré decirte "te lo dije". —Tomó la bolsa y salió con ella.
Fue seguido por Seokjin, sentía su presencia detrás de él mientras se dirigía a su baño. Ambos se detuvieron en la puerta, se dieron una mirada y Jimin entró, cerrando la puerta a su detrás. Saco las dos pruebas de embarazo, mirando las diferentes marcas y leyendo las instrucciones.
Sentía nervios e inquietud, pero no quería llenarse la cabeza con pensamientos que tal vez ni tengan ataduras más allá. Tomó ambas y se dirigió al inodoro para usarlas, pensando en distintas cosas para así mantener su cabeza ocupada y lejos de lo que estaba pasando. Evadiendo lo que sentía en el instante.
Pensó en lo que haría más tarde, en la cena que le pediría a Seokjin, lo que comería en el restaurante, hacía todo eso mientras esperaba sentado en el borde de su tina. Las instrucciones de ambas le decían que tenía que esperar cinco minutos.
Se distrajo viendo el mármol de su enorme baño, se distrajo en lo grande que era su baño y luego en lo grande que era su hogar. Ni siquiera tenía personal que hiciera la casa menos vacía y fría, era solo el en aquella casa de dos pisos y kilómetros de distancia. Con una piscina, un jardín y un balcón, todos vacíos, solo era él quien habitaba dentro, ni siquiera tenía tiempo para mirar las estrellas en su balcón, por eso su casa siempre estaba vacía. Sola.
Tanto como él.
Nunca lo había pensado, nunca se había dado cuenta de la soledad que vivía, por eso siempre sus manos estaban tan frías, pensaba.
Se hundió en sus pensamientos, en las paredes solitarias de su casa mientras buscaba alguna idea para hacerla sentir menos fría, menos solitaria.
Dejando que el tiempo pasará en aquellas ideas, la alarma que había puesto le hizo brincar en su lugar, ya era hora de ver los resultados. Se levantó del borde y tomó una de las pruebas, cerrando sus ojos hasta ponerla en algún lugar visible y legible. Abriendo los ojos uno por uno.
Leyendo la prueba que le daba las dos rayas: estaba embarazado.
Retrocedió en sus pasos, topándose con el borde de la tina, cayendo dentro de ella. No sabía qué sentir.
Dentro de la tina con las piernas saliendo por el borde, no supo cómo sentirse.
El golpe que se dio al caer en la tina fue sonoro, por eso Seokjin irrumpió en el baño, encontrándose con la mirada perdida de Jimin, mirando a un solo punto muy lejos en el mármol blanco. Seokjin se preocupó, topándose con la segunda prueba de embarazo que daba positivo, halló la razón del porqué de la mirada perdida de Jimin.
Seokjin creyó que aquella sería la piedra que daría paso a la avalancha.
—¿Qué tal? —Pregunto en un susurro.
—Voy a ser papá. —Dijo, sin expresión en el rostro.
—¿Qué piensas hacer?
De alguna forma Seokjin se sabía la respuesta, de alguna forma creía que Jimin no querría tener al bebe, por muchos motivos obvios.
—Lo voy a tener. —Contestó en un susurro, una pequeña sonrisa dibujándose en su rostro.
Pero Jimin sabia como sorprenderlo.
—¿En serio?
—Aja. —Asintió, colocándose en una posición más cómoda en la tina.
Jimin estaba sentado en la tina con las rodillas en el pecho, mientras miraba a Seokjin que estaba sentado al borde de la tina, mirándolo curioso.
—Si lo tienes decidido, está bien, siempre contarás conmigo, para lo que sea. —Sonrió cálidamente.
Jimin le sonrió de nuevo, contento de tener a Seokjin.
—No me gusta romper tu burbuja de felicidad, pero, ¿le dirás a Jungkook?
—No.
—¿Por qué?
—Porque...porque no merece hacerse cargo de un embarazo que él no quiso.
—¿Cómo sabes eso?
—No lo sé, pero yo...quiero que sea feliz con Yeri. —Susurro, bajando la mirada a sus rodillas que daban a su pecho. —No quiero que siga atado a mí.
—Jimin...
—Seokjin...
—Haz una decisión mañana.
—Ya la hice.
Ambos se quedaron callados. Mirándose por cortos segundos a los ojos, Seokjin sabía que nada haría que Jimin cambie de decisión, nada le sacaría de la cabeza el no querer que Jungkook se entere de su embarazo; que es de él. Era alguien terco, algo malcriado y por supuesto no daría su brazo a torcer. Lo único que le quedaba, como uno de sus mejores amigos, era apoyarlo.
—Todo el mundo se preguntará quién es su padre, por lo que asumirán que es de Jungkook.
—Y yo diré que es de una aventura en Francia. Es simple, después de todo me van a creer. —Dijo, una sonrisa rota dibujándose en su rostro.
—Diles que es mío.
Jimin levantó la mirada, sorprendido y aturdido. Seokjin solamente le sonreía; aquella sonrisa amigable que dibujaba para tranquilizarlo.
—No, Seokjin, no puedes—Fue interrumpido.
—Si puedo. —Sonrió. —No quiero que las personas hablen pestes de ti, sabes como se ponen. Diciéndoles que es de tu mejor amigo, las personas no se pondrán tan agrias. A todos les gustan esas historias de amistad a amor.
—Seokjin...
—Acepta esta insignificante ayuda. Para que tu embarazo no sea tan duro.
—Te quiero mucho. —Susurro Jimin mientras le sonreía a Seokjin.
—Al fin lo admites. —Rió.
—Ah, tu lo sabias. —Rodó los ojos.
—Siempre es bueno que te lo recuerden. Ahora, ven, sal de ahí y vamos a comer. —Extendió su mano, Jimin la tomó y lo ayudó a salir de la tina.
—Pero ya comimos.
—Traje algunos bocadillos, veamos una película.
—Espero que no me hagan mal. —Rio.
—Esperemos que no, pero si es así, más bocadillos para mí.
Jimin se rió, dejando la prueba de embarazo cerca de la otra. Caminando con Seokjin a su lado, sintiendo su brazo sobre sus hombros, situado en un abrazo amigable y cálido.
Seokjin lo miró de reojo, encontrándose con su sonrisa y sus ojos. Sabiendo lo que contenían, se veía el reflejo del vacío en ellos. Seokjin esperaba que aquello fuese la piedrita para la avalancha que cargaba Jimin en sus hombros.
Pero la avalancha no llegó.
🦢
un mini kook y mini jimin :3
seguro tendrá los ojos grandes de jungkook y sus labios finos, las mejillas y naricita de jimin :333
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