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Los ojos le pesaban, la luz del día entraba por las rendijas de las cortinas que no cerraron y las lagañas de un vasto sueño se acumulaban. Al abrir los ojos lo primero que sintió fue un brazo sobre su cintura, uno que a pesar de la poca conciencia que tenía lo sostenía fuertemente a su lado, pegándolo a su pecho, aun estando dormido. Algo que hizo sonreír al omega, sonrió cual enamorado. La mano de Jungkook reposaba contra su estómago desnudo, Jimin la sostuvo por unos segundos contra la suya; entrelazando sus dedos mientras el alfa aún se mantenía dormido.

Se sentía en un sueño. Con las manos cálidas gracias a Jungkook, con su estómago revoloteando gracias a quien lo abrazaba por la espalda.

Encerrándose en una burbuja llena de felicidad.

Siempre solía levantarse temprano, había sido disciplinado desde muy pequeño a levantarse a las ocho de la mañana(a más tardar), tenía hábitos con los que cumplir, los cuales no podría interrumpir para pasar más tiempo acurrucado con Jungkook, de con aquellos hábitos que tenía por la mañana, el más importante era ir al baño. Por eso con cuidado se escurrió del lado de Jungkook, con cuidado de no hacer mucho movimiento pues planeaba volver a recostarse con su novio lo que restaba de la mañana.

Se le hizo difícil salir de los brazos de Jungkook sin que él se despertara, pero lo logró, tomando la camisa del alfa del piso y colocándosela se fue hacia el baño. Sus fosas nasales se llenaban con el aroma del alfa, se sentía encantado con este. Al entrar a la habitación de mármol primero hizo sus necesidades, luego lavó sus manos y continuó con su cara; refrescándose un poco antes de volver a la cama con su novio.

Le fue inevitable no sonreír contra la tela que limpiaba su rostro, recordando todos los sucesos de la noche anterior; el cómo se sintió entre los brazos de Jungkook, como sus besos se sintieron sobre su piel, como su peso contrastó con el suyo, como Jungkook lo besaba mientras sostenía sus manos. Recordando las palabras de la cena, como Jungkook había hablado sobre él, como había dicho que estaba en un lugar feliz, en cómo le había enmelado el corazón con palabras tan sinceras para su oído. Estaba como una adolescente experimentando su primer enamoramiento.

Tocando las nubes con las yemas de sus dedos, suave como algodón, fino como terciopelo.

Mientras secaba su rostro con la toalla una hoja cerca del lavamanos le llamó la atención, la pudo ver por el espejo y a través de su toalla. Aun la miraba al terminar con las últimas gotas que resbalaban por su rostro.

Y la curiosidad mató al gato cuando la tomó en sus manos.

Por cómo estaba constituida la impresión en la hoja supo que era un correo que Jungkook había impreso, uno que su madre le había enviado, leyendo el asunto del correo supo de lo que trataba lo demás. Sintió cómo su mundo se movió, no quiso leer nada más.

Porque se le había hecho suficiente al saber que su madre le había dado dos hojas de respuestas a lo que tendría que responderle a su familia, instrucciones claras de lo que tenía que hacer para la cena pasada. No debió de sorprenderse tanto, pues después de todo ellos solo eran unas firmas en un papel, porque ellos solo eran muchas órdenes y discursos arreglados. Eran solo un contrato.

Porque habían nacido para cubrir el amor de dos personas, habían nacido para ser los favoritos de la prensa y de las revistas, para salir tomados de la mano a la playa mientras sus managers avisaban a la prensa en donde se encontraban. Nacieron a costas del escondite de la relación de Jungkook, una verdadera. Una relación real que se basaba en cuanto menos mostraba a la prensa, en cuanto menos show hagan.

Yeri era la persona que amaba Jungkook, no entendía porque por un momento se hizo creer que algo podría cambiar.

Como se pudo envolver tanto con aquellas firmas, al punto en que éstas apuntaban a ahorcarle.

Jimin sintió como la burbuja a su alrededor se había roto, pudo escuchar el pequeño estallido incluso. Le trajo a la realidad, en la que solo eran algo planeado por sus superiores, recordándole a Jimin la firma que había hecho en un papel sellado, recordándole que tenía que terminar con ese contrato; porque le había traído mucho dolor a su vida.

Dejo el papel en su lugar, sentándose en la tina mientras cubría su rostro con sus manos, mirando sus muñecas y como estas eran engullidas por la camisa de Jungkook, todo cayendo como hielos sobre su cabeza, haciéndole recordar una vez más los actos del día anterior, de la noche anterior en donde se juntaron entre sábanas revueltas, solo que ahora lo veía de otra forma, de forma ajena y desinteresada; había cometido un grave error.

Y tenía que redimirlo.

Salió del baño con pasos ligeros, quitándose la camisa de Jungkook para ponerse su propia ropa, recolectando los pedazos de dignidad que le quedaba por haber sido enmelado por palabras escritas en un papel. Se puso prendas nuevas y limpias, prendas con olor a algún detergente caro, queriendo quitar de cierta forma el gran olor que se había prendido a su cuerpo que era el de Jungkook.

Cuando estuvo listo salió de la habitación, sin mirar atrás, porque si lo hacía, se arrepentiría. Por eso salió por la puerta de madera, decidido a acabar con lo que nunca debió de existir.

No fue tan delicado al cerrar la puerta, hizo un pequeño clic al irse, el cual despertó a Jungkook. El alfa se estiró en su cama, soltando pequeños murmullos y suspiros, buscando aun con los ojos cerrados a la persona con la que había pasado la noche, recordaba que lo tenía prisionero en sus brazos. Cuando no lo encontró fue cuando abrió los ojos, aturdido por la falta de Jimin a su lado se levantó, tallando sus ojos y estirándose.

Con una sonrisa en el rostro.

Teniendo las cosas un poco más claras.

Los últimos sucesos le habían despejado algunas cuestiones.

—¿Jimin? —Llamó, creyendo que el omega estaba en algún lado de la suite.

Ninguna respuesta fue dada.

—Tal vez fue a desayunar. —Se dijo a sí mismo mientras se recostaba en las almohadas.

Una vez más estirándose, dormiría otro rato hasta que Jimin volviese, le pediría que pasaran todo el día en cama, aunque sea Navidad.

Pero las horas siguieron pasando y el sueño de Kook se fue desvaneciendo, preocupado por Jimin tomó sus ropas para vestirse y salir a buscarlo, tal vez pasaba tiempo con su familia y necesitaba compañía.

Entró al baño para lavarse la cara y los dientes, para verse presentable. Saliendo del baño en camino a la puerta su teléfono sonó.

—Jimin. —Saludo con una sonrisa. —¿Dónde estás?

Estoy con mi madre, ¿podrías venir al último piso?

—¿Qué pasa?

Tenemos que hablar, no tardes.

Y sin más, Jimin terminó la llamada.

A Jungkook se le hizo extraño, pero no pudo hacer nada más que seguir las órdenes del omega, con un mal sabor de boca tomó el ascensor para ir hasta el último piso de aquel enorme hotel. Tenía el ceño fruncido pensando en lo que Jimin quisiera hablar con él en presencia de su madre, pero ninguna idea cuerda le llegó a la cabeza, solo suposiciones que ni tenían sustento. Pero el mal presentimiento jamás lo dejó, sintió como su lengua se hacía amarga mientras los pisos se iban alejando.

Hasta que llegó, una enorme suite, bastante elegante; con paredes de gamuza y candelabros de finas piedras.

Jimin apareció por un pasillo, en forma de saludo Jungkook le sonrió; pero el omega no le devolvió ni un gesto, hiriendo de alguna forma al alfa, estaba vestido con una camisa blanca y pantalones negros, el rostro imperturbable, pero luciendo muy bello; como siempre.

—Sígueme. —Pidió en un susurro firme.

Jungkook lo hizo, con pasos silenciosos siguió a Jimin, viendo la nuca de este mientras caminaban por los amplios pasillos, pensando en la función que cometía estando ahí, pensando en el futuro de lo que aquella charla—la cual desconocía el motivo—podría traerles. Caminaron hasta que ambos entraron a una oficina; la madre del omega frente a un escritorio, con la misma expresión imperturbable que su hijo. En cuanto cerró la puerta Jimin se fue a parar al lado de su madre, ambos lo miraban como si no vieran nada en él, solo un lienzo en blanco.

—Señora Chaeri. —Saludo Jungkook con una reverencia.

—Señora Park. —Corrigió ella.

—Señora Park. —Susurro Jungkook, corrigiéndose.

El silencio era tanto que cortaba las cuerdas vocales de Jungkook, hundiéndolo como los dos omegas de su frente lo hacían. Se sintió pequeño frente a ellos, como un niño a punto de ser regañado, como un preso a punto de escuchar su sentencia, como alguien sin salida. Tosió para aclarar su garganta y hablar.

—Jimin... ¿Qué pasa? —Pregunto mirando a los ojos del omega, buscando algo de calidez en aquellos finos ojos.

Solo había seriedad.

—Esto es algo que he querido hacer desde hace mucho tiempo, he pensado en los pocos beneficios que "nuestra" relación me dan, y realmente no existe beneficio alguno para . Por eso es que hoy hablé con mi madre sobre nuestro contrato. Y le hice saber a ella y a mis abogados que quiero terminarlo ahora. Porque no me beneficia en nada, sino que me...perjudica en muchos aspectos.

Dijo con una simpleza enorme. Mencionando cada palabra de forma ajena. Sin quitar lo imperturbable de su rostro.

Era algo simple, tratándolos como lo que eran; un negocio.

—¿Quieres terminar el contrato? —Pregunto incrédulo.

—De hecho, solo falta tu firma, ya nos contactamos con tus abogados y quedamos en un consenso. —Dijo la madre de Jimin, señalando el papel que estaba frente a su escritorio.

—¿Hicieron todo eso sin mí? —Pregunto con el ceño fruncido, caminando hacia el escritorio para tomar el papel entre sus manos.

Y como se lo habían previsto, ahí se encontraba la fina firma de Jimin.

Solo faltaba la suya para acabar con su show.

—Tu no eres quien saldrá perjudicado si algo se sabe. —Dijo Chaerin. —Tu carrera no será reducida al título de "pareja falsa". Porque si no te has puesto a pensar este contrato solo beneficiaba a tu novia y a ti, si algo se sabía Jimin las tenía de perder, lo señalarían como alguien que es puesto para separar el gran amor de dos jóvenes. —Dijo Chaerin. —Mi hijo fue consciente de aquello y decidió terminar con esta farsa de una vez por todas.

Jungkook miraba el papel incrédulo, le parecía sorprendente como en unas cuantas horas las cosas podían cambiar completamente, como su mundo había sido girado por las manos de Jimin y como también por sus manos había sido detenido. Miraba la firma en el papel y leía cada párrafo, no esperaba alguna trampa, pero así ganaba tiempo, pues sinceramente, él no quería acabar con lo poco que tenían.

—Solo tienes que firmar, tus abogados fueron los que hicieron el contrato, no hay trampa. —Escucho hablar a Jimin.

Retiró su mirada del papel, mirando al omega a los ojos, buscando en sus pupilas la chispa con la que lo había mirado el día anterior. Pero no había nada, solo dos ojos cafés que lo veían con seriedad.

Denotando muy bien que Jimin quería que todo termine.

Jungkook tomó el contrato y lo puso sobre el escritorio, tomando un bolígrafo lo firmó. Terminando con una farsa de muchos meses, tan rápido y tan sencillo. Sintiéndose vacío de cierta forma.

Pero no había nada más que hacer, solo aceptar las cosas.

El terminar su contrato fue más ajeno que cuando lo empezaron, pues Jimin parecía alguien carente de sentimientos, alguien que poco le importaba lo que había pasado. Un hombre de negocios, solo eso.

—Un taxi vendrá a recogerte para llevarte a tu antigua reservación en otro hotel.

—¿Me tengo que ir ya? —preguntó Jungkook.

—Si, no hagas esperar al taxi. —Dijo Jimin. —Lo que resta del contrato es algo que nuestros publicistas llevarán a cabo, solo les incumbirá a ellos el anunciar el fin de "nuestra" relación.

Jungkook suspiro asintiendo, mirando una última vez a Jimin a los ojos, pidiéndole algo.

Pero no le dio nada, solo una mirada indiferente.

Hiriendo a Jungkook.

El alfa hizo una reverencia y salió de la oficina, al cerrar la puerta le puso fin a un episodio, un capítulo cerrado tras las firmas en un nuevo papel.

Jimin había podido redimir en tiempo récord el error cometido.

Aunque su corazón le dijese que no había resuelto nada, solo empeoró todo.















🦢

ustedes ahorita:

:3

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