60
Sabía que no podía mantenerse oculto por mucho tiempo, mucho menos cuando los días pasaban tan rápidos que tuvo que enfrentarse con la víspera de navidad. Así que salió de su cómoda habitación para pasar unas cuantas horas en la suite que su padre había reservado para él y su novio.
Soltando un gran suspiro abrió el picaporte, manteniéndose calmado al encontrarse con Jungkook sentado en el balcón, un vaso de jugo sobre sus manos y unos lentes de sol sobre sus ojos. Sin inmutarse por su obvia presencia, haciendo más fáciles las cosas para Jimin. Volvió a soltar un suspiro mientras cerraba la puerta a sus espaldas y caminaba hacia el balcón con las manos en sus bolsillos. No sería grosero, él sabía saludar cuando entraba a una nueva habitación.
Así que caminó hasta pararse al lado de Jungkook, admirando hacia donde veía. Las colinas lejanas, un bello paisaje para cualquier visitante en la vieja Italia. Incluso desde su lugar se podía ver las amapolas pintando el paisaje verde, las pequeñas casas cafés dando su toque, las nubes muy cerca de los sauces y pequeños riachuelos dando el toque final. Como un cuadro en el museo más prestigioso de Praga.
—Hola, Jungkook. —Susurro.
La reacción que el alfa tuvo no era de las que esperaba, pues creía que Jungkook ya se había dado cuenta de su presencia. No espero a que saltara en su lugar.
Y no pudo evitar reírse de su reacción.
—Creí que ya te habías dado cuenta que estaba aquí. —Dijo riendo, ayudando a Jungkook con su jugo, dejándolo sobre la mesita más cercana.
—Estaba tomando una pequeña siesta. —Dijo colocando sus lentes encima de su cabeza. Haciéndolo lucir más guapo. —No esperaba que llegaras, pues he estado solo todos estos días.
—Pude ser un ladrón.
—Nah. —Sonrió. —Hola, por cierto.
La sonrisa de Jungkook era muy bella. Destruía todo dentro de él. Estrujaba su corazón y le daba mariposas.
—Comienza a alistarte, ya pronto será la cena.
—Y luego el fiestón.
—Aja.
Jungkook asintió, levantándose de su silla, sin siquiera mirar a Jimin por un instante. Pasando de largo de su lugar. Causando una cierta astilla en el omega.
Pero su accionar era para evitar todos los sentimientos extraños que sentía al estar cerca de Jimin, nunca fue su intención amargar de alguna forma a su novio. Solo era para evitar sentir como su corazón se enloquecía por Jimin.
Y solo por él.
Al alejarse no pudo evitar plantarse en medio de la habitación, conteniendo su respiración para no voltearse, apretando sus manos. Soltando un suspiro y cerrando los ojos, sintiéndose observado por los ojos filosos de Jimin.
—¿Por qué..por qué recién vienes a la suite? ¿Por qué no viniste más antes? —Espero no sonar herido, espero que no se haya escuchado la desesperanza de su voz y la soledad en la que se había sumergido al haber estado solo en una enorme suite en un costoso hotel, sin Jimin.
—Eh...uhm, tenía muchas cosas que hacer, debía ir de pasarela a pasarela y no quería molestarte. —Mintió en cierta forma, solo fue a unas dos pasarelas mientras se mantenía lo más alejado de Jungkook que podía.
—Nunca me molestas, Jimin.
Las palabras son letales, uno nunca mide el poder que estas tienen y cómo pueden llegar a afectar a una persona, nadie esta consciente de cómo moverá un mundo entero el pronunciar unas simples palabras. Jungkook no sabía cómo sus palabras podrían afectar a Jimin.
Cómo podrían afectar al corazón del pobre omega.
Jungkook jamás sabrá el cómo esas palabras afectaron al modelo, pues solamente se retiró de la habitación; yendo al vestidor para cambiarse, sin ver las mejillas coloradas de Jimin.
Sin ver el desastre que había hecho.
Jimin espero a que Jungkook salga de la sala de estar, colapso en un sofá cubriendo su rostro con sus manos y soltando un gran suspiro. Sería una gran tortura para el si seguía reaccionando de la misma manera, si su corazón no colaboraba.
A veces deseaba ser lo que muchas personas creían de él, a veces quisiera ser quien posaba para las revistas y quien daba las entrevistas lo más frío que pudiese. Lastima que no era así, lástima que tras todo aquello estaba el corazón más blando y las mejillas más rojas. Pero era bueno disimulando.
,,
Jungkook acomodaba su corbata y se daba una última mirada al espejo mientras esperaba por Jimin, nuevamente el silencio y la lejanía se había hecho palpable en cuanto volvieron a cruzar caminos en la suite. Era raro, aun lo sentía raro, extrañaba lo cercanos que solían ser; extrañaba que fueran amigos y no solo socios.
Y con aquel anhelo le asaltó lo que días anteriores le había dicho Namjoon, no pudo evitar hacer una mueca al recordarlo, pues aún creía que era algo desubicado lo que le había dicho.
Admitía que sentía mucha atracción por Jimin, no se encontraba tan culpable por aquello, porque al convivir muy de cerca de él había podido presenciar lo precioso que era el omega, confirmar lo que todos decían de él; que era un ángel pintado por Miguel Ángel. No encontraba reprendimiento al sentirse atraído por Jimin, pues solo alguien loco no la sentiría. Pero de eso pasar a la gran palabra con a, era otro cuento.
Porque no era así.
Él amaba con toda su alma y corazón a Yeri, su amada novia. La amaba tanto que movería montañas enteras solo para verla feliz. La amaba.
Lo hacía.
Interrumpiendo sus pensamientos, escuchó la puerta siendo abierta por lo que se apresuró con su corbata y el último toque a su cabello. Sin preverse de lo que estaría a punto de observar.
Sin prever a su corazón de la sacudida que estaba a punto de recibir.
El creía algo, y era que había dos reacciones a Jimin, la primera era verlo sin maquillaje, con la cara limpia y tersa; luciendo inocente y tierno, la segunda era verlo con pequeños retoques de maquillaje o sombras sobre su rostro, hecho todo un muñeco, todo un ángel que acababa de bajar de alguna capilla. Jungkook era más reactor a la segunda, viendo a Jimin tan precioso como un muñeco, viéndolo como lo que era; un omega inalcanzable.
Y sonrió avergonzado, porque el omega ni siquiera estaba como en sus pasarelas; era bastante simple, desde el maquillaje a la ropa, pero se veía espléndido. No pudo quitar sus ojos de encima de Jimin, su panorama solo se basaba en el omega.
—¿Ya estás listo? —preguntó Jimin con clara indiferencia a la mirada de Jungkook.
O eso era lo que quería transmitir, indiferencia a la mirada enmelada que su novio le daba.
Pero era en lo único que Jimin pensaba, solo pensaba en como toda la atención del alfa estaba centrada en él, como sus ojos redondos lo observaban con sigilo y algo de anhelo.
—Si, ya terminé con todo. —Sonrió.
—Bien, bajemos que ya todo empezara. —Dijo Jimin, nuevamente siendo indiferente y tratando de ignorar lo más que pudiese a Jungkook, aunque sinceramente era muy difícil.
Jungkook siempre robaba su atención, pero por una vez tenía que ser fuerte ante sus deseos y anhelos. Así que lo hizo, ignorándolo salió por la puerta más antes, asegurándose que el alfa lo siguiera por detrás.
El alfa soltó un suspiro por lo bajo, deseando que siquiera un momento Jimin le devolviese la mirada. Pero no lo hizo. Camino a sus espaldas con las manos en los bolsillos, de cierta forma pensando en lo que podría estar haciendo en ese momento.
Nada, eso es lo que estaría haciendo, pasaría la noche buena en una habitación de hotel solo; capaz estaría viendo algún especial de una película navideña romántica, muy predecible para su gusto, mientras toma una copa de refresco barato.
—Yo te presentaré a mis tíos y primos, así que no te alejes de mí. —Dijo Jimin tomando la mano de Jungkook.
Sintiendo la piel cálida del alfa contra sus dedos fríos.
Implantando en la cabeza de Jungkook; que no podría desear estar en otro lugar que no sea ese.
Tomados de la mano entraron al salón de eventos, una bella mesa enorme en el medio adornada con flores y adornos de navidad, muy elegante; como todo lo que rodeaba a Jimin. Camino siendo guiado por Jimin, como un muñeco que solo tenía movimiento otorgado por quien lo sostenía. Y era incluso absurdo lo rápido que la mano fría—ya templadas por haber sostenido las cálidas manos de Jungkook—de Jimin le había hecho olvidar lo frustrado que se sentía por no pasar el mismo tiempo con el omega, extrañando los tiempos pasados donde solían ser más cercanos. Pero solo la presión de la pequeña mano de Jimin contra la suya le hizo olvidar todo.
Como una tormenta llevándose todo rastro de heno.
Jimin saludo a su familia con una sonrisa radiante, compartiendo pequeñas charlas mientras presentaba a Jungkook, todos felices por la felicidad innata que la pareja irradiaba.
—¿Cómo se conocieron? —Pregunto uno de sus tíos, Minho.
—Uhm. —Jimin susurro, tratando de recordar lo que Jungkook le había dicho a su padre cuando pasaron tiempo familiar.
—En mi empresa. —Respondió Jungkook. Cambiando el relato de la última vez. —Él estaba de pasada, hablamos en los pasillos y después de eso empezamos a encontrarnos por distintos lugares.
—Como si fuera el destino. —Rio.
—Algo así. —Sonrió Jungkook, muy tímido. —Como nos encontrábamos en distintos lugares pues terminamos intercambiando número...y ya el resto es historia. —Dijo levantando la mano con la que sostenía la de Jimin.
—¿Quién le pidió a quien empezar la relación? —Pregunto una de sus tías, Naeun.
Nadie.
—Jungkook. —Se adelantó Jimin. —Ahora si nos disculpan, iremos a tomar asiento.
Se retiraron del lugar, aún sostenidos por la mano.
—¿Por qué no les dijiste la historia que le contaste a mi padre? —Susurro Jimin.
Jungkook no le diría la verdad, que no quería contar como suya la historia de cómo se había conocido con Yeri. Que era mejor añadir pequeños detalles a la historia de ellos, que comenzó con una visita de Jimin a la empresa de Jungkook, porque esa era suya, no era prestada.
—Porque no recordaba con mucho detalle lo que le dije a tu padre. —Susurro de vuelta.
—¿Y si se da cuenta que le mentiste?
—No creo que tus tíos hablen de eso con tus padres, deben estar más ocupados pensando en que isla privada pasarán sus vacaciones. —Bromeo, recibiendo un pequeño codazo por parte de Jimin. —Ya.
—Esperemos que sí.
—Será así, ahora vamos a sentarnos. —Apretó la mano que sostenía.
Ambos sonrieron por lo bajo, sostenidos de la mano mientras se posicionaban en asientos continuos. Saludando a los demás que también tomaban el asiento. Colocando las servilletas sobre sus regazos y bebiendo del agua en pequeños vasos.
El padre de Jimin golpeteo su copa de vino, llamando la atención de todos los presentes, levantándose de sus asiento con copa en mano para comenzar su brindis y tal vez dar algunas palabras.
—Familia, muchas gracias por acompañarnos en esta tradición, cada año reuniéndonos en el mismo hotel para compartir el mismo plato. Aunque algunas cosas han cambiado, ¿no? —Sonrió apuntando con su copa a su hijo menor.
Jimin sonrió por lo bajo, avergonzado por toda la atención que recibía de su familia. Jungkook lo miró con cierta ternura, acariciando su mano que se encontraba sobre la mesa para darle tranquilidad.
Aumentando las mariposas en los estómagos de ambos.
—Tenemos un nuevo invitado en esta mesa larga. —Sonrió. —Jungkook, ¿podrías decir algunas palabras?
Jungkook fue tomado de sorpresa, mirando por instinto a Jimin quien le animaba a hacerlo con la mirada y un breve movimiento de cabeza. Por lo que se levantó, tomando su copa en mano y soltando un suspiro. Ni siquiera en su familia le pedían que hiciera algún brindis, así que estaba ligeramente nervioso. Nervios que fueron calmados al sentir la mano tibia de Jimin, quien le sonrió de su lugar mientras le daba un apretón a la mano más cálida.
Con eso pudo seguir.
—Bueno, en primera instancia agradecerles por haberme invitado a esta cena, siempre he considerado que las fiestas son de la familia y estar acá me hace sentir acogido. —Sonrió. —Me siento honrado al formar parte.
—¿Te sientes feliz por pasar una navidad con Jimin? —Pregunto una de las primas de Jimin.
Jungkook miro a la madre de Jimin, quien en su mirada le pedía que recuerde lo que le había mandado en el correo; pero no lo recordaba, porque ni siquiera lo había leído. Volvió a mirar a Jimin, quien miraba a un punto fijo en su copa, mientras mordía su labio inferior.
—Si, me siento muy feliz por pasar navidad a su lado. —Dijo sin quitar la vista de Jimin, mirándolo profundamente, esperando que Jimin le devuelva la mirada.
Lo hizo.
Se sonrieron por pocos segundos hasta que volvieron a retirar sus miradas del otro.
—Es maravilloso pasar fiestas al lado de personas que ocupan un lugar en tu corazón, pasar fiestas al lado de personas que se sienten bien con tu presencia. No podría pedir más. —Sonrió. —De hecho, si yo no estuviese aquí, estaría en una triste habitación de hotel viendo alguna mala película, pero estoy aquí; en un lugar que no es nada triste, que me pone feliz.
Ligeros aplausos se escucharon, pero solo le importo los de Jimin, quien lo miraba con las mejillas sonrojadas y una pequeña sonrisa.
Sin imaginarse la tormenta que había causado en Jimin, como había arrasado con su pobre corazón con palabras inocentes.
—Un brindis, por todos. —Alzó su copa. —Por Jimin.
Todos brindaron.
Dando comienzo a la cena esperada. Con pequeñas anécdotas por aquí y otras por allá, pequeñas risas volando por el ambiente. Pero casi todo transcurría en un ambiente lejano a la pareja que parecía estar en su propio mundo, hablando entretenidos entre ellos mientras todo lo demás parecía lejano.
Solo eran ellos dos.
El vino y ellos.
,,
Cuando la cena terminó todos compartiendo las mismas anécdotas e incluyendo a Jungkook en la plática familiar se dirigieron al salón de fiestas, donde se realizaría el conteo para navidad y la fiesta que los Park organizaban todos los años.
Aun con las manos entrelazadas mientras estaban tan cerca que sus cabezas podrían chocar.
—¿Vamos a bailar? —Ofreció Jungkook.
—Claro. —Susurro Jimin.
Ambos parecían dos adolescentes que por fin tenían contacto con la persona que les gusta—o la persona que ocupaba su corazón—sonriendo de vez en cuando, soltando risitas avergonzadas y con un ligero sonrojo en sus mejillas. Tomándose de las manos mientras bailaban al compás de la música, bastante divertidos al coincidir con los pasos, girando en sus lugares bastante divertidos por el ambiente colorido de la fiesta.
Esperando ansiosos a cuando la fiesta se torne un poco más elegante, así podrían bailar más cerca del otro.
Fue así, con el tono de las luces más bajo y el cambio de música a una más elegante. Se miraron a los ojos, con un sonrojo en sus mejillas más potente mientras sostenían sus manos y se acercaban al otro. Sosteniéndose muy cerca del otro mientras que sus cuerpos seguían el ritmo de la música.
Lucían como las parejas que Jimin tanto había observado en las películas de amor que había visto a lo largo de su vida, estas que estaban hundidas en una burbuja de amor mientras se tambaleaban en una misma sincronía, ensimismadas en su amor y en el calor que se sentía en ese momento; en cómo dos corazones se unían en una danza.
Se sentía así, muy cerca del otro, tocando con las yemas de sus manos el alma y corazón del otro, recostándose en el otro, mientras bailaban.
—No puedo creer que hasta una simple blusa en 'v' te veas bien. —Susurro.
—Ventajas de ser modelo. —Soltó una pequeña risa. —Tu también te ves bien, Jungkook.
—¿Sí? Me siento opacado por todos.
—Nah, todos son viejos acá, viejos feos.
—¿O sea que yo soy el único guapo?
—Si. —Sonrió. —Después de mí, claro.
—Después de ti, claro. —Susurro. —¿Dónde has estado todos estos días?
—¿A qué te refieres?
—Solo hoy apareciste por la suite.
—Estaba ocupado. Ya te lo dije.
—¿No me has estado evitando? —Pregunto con sus ojos redondos, cual cachorro buscando respuesta.
—Claro que no. —Sonrió llevando su mano a la mejilla de Jungkook, acariciándola, de forma inconsciente por supuesto. Tratando de distraerlo de la clara mentira que le había soltado.
—Me alegro. —Sonrió. Impregnado en el toque de Jimin.
Jimin le sonrió de vuelta mientras tomaba lugar en el hombro de Jungkook, recostándose en el lugar mientras aún mantenía sus manos entrelazadas con las de Jungkook.
La noche parecía eterna, las estrellas se veían más brillantes y los ojos ajenos más bellos. Se sentían tocando el paraíso con las yemas de sus dedos.
Se sentían enamorados.
En las nubes mientras se tenían cerca.
Hasta que la burbuja se rompió, la canción cambió y el ambiente se transformó. Recordándoles la posición que tenían.
Recordándole a Jimin el puesto que tenía en la vida de Jungkook, recordándole que solo era su compañero de trabajo; causando que su estómago se revolviese en disgusto.
—Me siento algo mal. —Dijo. —La cabeza me comenzó a doler.
—¿Quieres irte? —Pregunto preocupado.
—Creo que sería mejor.
—Pero tu familia...
—Nadie notara que ya no estoy aquí, así que no importa.
—¿En serio?
—Si. Pero tú quédate, disfruta de lo que resta de la fiesta. —Pidió con una sonrisa.
Una sonrisa la cual Jungkook no podría negar nada, solamente se dedico a asentir mientras soltaba la mano de Jimin y lo dejaba irse a su suite.
Lo dejaría solo para que resuelva el dolor de cabeza que le había comenzado de repente. Disfrutaría de la compañía de la familia de Jimin mientras esperaba a que sea media noche para que sea navidad. Aunque él no quisiera eso, él hubiese querido ver el reloj y como este marcaba para la navidad, junto a Jimin.
La fiesta era buena, muy al estilo de la clase a la que pertenecía, muy elegante y muy serena. Pero sinceramente estaba aburrido, no podría compartir conversación con alguien pues todos habían hecho los pequeños círculos de conversación en torno a las personas que conocían. Así que tomo de su copa mientras se iba a recostar a la pared más cercana. Hablo con algunos de los primos de Jimin mientras compartían bocadillos y algunas anécdotas, pero aun así no dejo de pensar en el omega que se encontraba pisos arriba resolviendo la jaqueca que lo había asaltado.
Mirando al reloj enorme del salón vio que solo faltaban pocos minutos para que sea navidad, por eso es que se levantó de su lugar, disculpándose de los primos de Jimin, dejando su copa en una mesa cercana y subiendo al ascensor. Quería acompañar a Jimin en navidad, quería estar a su lado cuando los fuegos artificiales comiencen.
Quería pasar la navidad con él.
Y solo él.
El ascensor se detuvo en su piso, soltando una bocanada de aire salió de este. Entrando a su suite sin hacer ruidos fuertes o movimientos intensos, no quería molestar a Jimin. Al entrar se lo encontró recostado de costado en su cama, algo apagado, distinto a como estaban en la cena y el baile. Se preocupó.
—¿Todo bien?
—Te dije que me te quedaras en la fiesta.
—Quise venir a verte. —Susurró, caminando hacia la cama para ocupar el espacio que sobraba al lado de Jimin.
—No tenías por qué.
—Aun así, quise hacerlo. —Susurro, mirando a Jimin a los ojos.
El espacio entre ellos era reducido, a pesar de ser una cama enorme, tal vez era la necesidad de estar cerca del otro. La necesidad de sentir el calor corporal del otro mientras se miraban a los ojos y contar sus pestañas.
Estando muy cerca en silencio, mirándose a los ojos, mientras que las estrellas se asomaban por la ventana a espiarlos. El silencio siendo cómodo como siempre. Cómodos en su pequeña y silenciosa burbuja. Oyendo a lo lejos como los fuegos artificiales comenzaban, ya era media noche, era navidad.
Ambos sonrieron, de repente su pequeño silencio fue irrumpido por el sonido estruendoso de la pirotecnia, ambos se rieron y taparon sus orejas mientras aun estaban frente a frente, nariz a nariz. En silencio. Y cuando los fuegos artificiales cesaron, ambos volvieron a sonreírse, muy de cerca.
—Feliz navidad, Jimin. —Susurro Jungkook.
—Feliz navidad, Jungkook.
Era la cercanía, tal vez, pero el naciente interés por ambos volvió a surgir, aquel que bombeaba su corazón y mandaba mariposas a sus estómagos, aquel que les hacía erizar hasta el último vello de sus cuerpos, aquel que les llamaba cuando se miraban a los ojos. Tan profundos, tan bellos, tan hipnotizantes.
Por eso fue inevitable cuando Jimin se dejó llevar por aquel llamado, uniendo sus labios con los de Jungkook, cerrando sus ojos al volver a sentir el sabor a fresa y menta de los labios finos del alfa, con mariposas aleteando sin cesar en su estomago al sentir el aroma relajante del alfa; té verde y miel.
Cuando sintió que no era correspondido por el beso, se quiso alejar, pero fue detenido por Jungkook que sólo profundizó el beso, moviendo sus labios a la par de Jimin, colocando sus manos sobre la cintura del omega para pegarlo más a su cuerpo; para estar más cerca de él, para sentirlo más cerca de su corazón y alma.
Jimin escurrió sus manos por el cuello de Jungkook, anhelante de mas contacto por parte de la persona que amaba, logrando que el alfa se posicione encima de él, aun con la danza entre sus labios.
Separándose para tomar un poco de aire, mirándose a los ojos mientras juntaban sus narices con una sonrisa, volviendo a besarse mientras entrelazaban sus manos.
En un momento, entre los besos y suspiros, pasó por sus cabezas el que estaban haciendo, ¿porque sus besos habían escalado en gran escala? ¿Por qué necesitaban más del otro?
Fue cuando Jungkook paro sus besos, mirando a los ojos a Jimin, pidiéndole alguna respuesta, que le dijese que es lo que quería, que él accedería sin mirar para atrás.
—Yo solo...yo solo quiero estar contigo. —Dijo jalando a Jungkook del cuello, juntando sus labios mientras lo sostenía del cuello, haciéndole notar lo mucho que lo amaba, lo mucho que lo quería y lo mucho que lo esperaba. Alejándose de los labios ajenos para repetir las mismas palabras. —Quiero estar contigo, Jungkook.
Jungkook sonrió sobre sus labios, dándoles un ligero beso hasta que volvió a besarlos como se debía.
El choque de labios junto a los suspiros que soltaban mientras sus mejillas permanecían con un color carmín por el calor que el otro proporcionaba. Por este calor se tuvieron que deshacer de las prendas que los sofocaban y que impedían que se sintiesen como querían sentirse. Jungkook quito prenda por prenda del cuerpo de Jimin, acariciando la fina y tersa piel, besando por donde sus manos pasaban; regocijándose por los gemidos que el omega soltaba y el como le pedía por más. Besándolo por todo lado mientras se embriagaba de su aroma, de un fino olor a rosas y melocotones, sosteniendo a Jimin en sus brazos mientras se deshacía de sus propias prendas.
El omega repartiendo besos por todo su torso, suspirando por cada roce que las manos de Jungkook tuvieran en sus muslos.
Hasta que ambos se quedaron completamente desnudos, siguiendo besándose y acariciándose, sintiendo la suavidad de la piel ajena, envolviendo sus piernas en el cuerpo contrario, sosteniéndose de sus costados o espaldas.
—Eres tan hermoso, Jimin. —Susurro Jungkook mientras besaba las clavículas del omega. —Tan, pero tan precioso.
Jimin soltó un pequeño gemido por el halago, sosteniendo más fuerte a Jungkook contra su cuerpo, aumentando la fricción que había entre sus cuerpos y como esta los hacía ver las estrellas mientras aún pasaban sus manos por el cuerpo contrario.
—Bésame. —Pidió.
Y no tuvo que hacerlo dos veces, porque de inmediato Jungkook lo sostuvo y lo besó.
Con la misma fricción que hacían sus cuerpos, mirándose a los ojos al separarse del apasionado beso, gimiendo mientras se miraban a los labios y a los ojos. Entrelazando sus manos.
Juntos.
Con las sábanas revueltas a sus espaldas y las piernas entrelazadas. Jungkook beso una vez más el cuello del omega y en cuanto lo hizo se alineó en Jimin. Soltando un suspiro al tocar las paredes suaves, mirando lo que había causado en Jimin, el cómo había logrado que el omega abriera la boca y soltara un gemido. Volvieron a mirarse mientras las embestidas suaves comenzaban y se sonrieron mientras juntaban sus frentes.
Entre gemidos, entre suspiros y sábanas revueltas, compartieron el placer con la persona que ocupaba su corazón y su mente. Entre besos y caricias se sonrieron por pasar la noche juntos, como habían querido desde que la cercanía entre ellos se había hecho notable.
Los besos eran los que más abundaban, entre sonrisas y suspiros se besaban mientras sus cuerpos se movían al mismo ritmo, mientras sus manos permanecían entrelazadas. Mirándose a los ojos mientras juntaban sus frentes.
Entre aquellos besos se podía decir que habían palabras ocultas, sentimientos ocultos que se camuflaban entre sus sonrisas y suspiros. Sentimientos que eran profundos como las Marianas, ocultos como un bosque y difíciles de pronunciar.
Pero aquello no importaba, no cuando se tenían de aquella forma, entre sus brazos.
Compartiendo una noche juntos mientras sentían todas las explosiones de amor que pasaban en sus corazones, mientras sentían como sus almas se unían en una sola y el como sus lobos internos se llamaban.
Porque era lo que la luna quería, era lo que las estrellas habían planeado.
Que las manos de Jimin se calentarán por como Jungkook las sostenía.
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perdón por la tardanza pero son 15 hojas de word jeje, bueno en la pl estamos de estabamos tan bien hasta getaway car :3
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