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Con un cigarro sobre sus finos dedos, sentada en la cornisa de su ventana, admirando las estrellas del cielo nocturno, considerando cada aspecto de su vida; se sintió tan sola como nunca lo había sentido en su vida, se sintió diminuta en su ventana, solitaria. Sin nadie a su lado que la acompañe en silencio. Solo la fría noche y el humo de su cigarro. Solo su propia compañía. Mirando al cielo y contando las estrellas, con cierta esperanza de que la persona dueña de sus pensamientos también las esté mirando; que de alguna forma sus miradas se encuentren gracias a las estrellas infinitas de la noche.

Pero no era así.

Sabía que no era así.

Sabía que lo menos que pasaba por la cabeza de Jungkook era su nombre. Y no sabia que sentir respecto a eso.

Tal vez debió verlo venir, o tal vez exageraba.

Tal vez Jungkook solo estaba muy ocupado, o tal vez no.

Con una calada más a su cigarro, recostándose en el marco de su ventana, admirando la inmensa ciudad a sus narices; sintiéndose pequeña entre la madera de su ventana y entre la soledad de su habitación, entre la soledad de las caladas otorgadas al cigarro entre sus delgados dedos. Extrañando a Jungkook de todas las formas.

Extrañando todo lo que eran.

A veces, cuando estaba rodeada de soledad, solo pensaba en todo lo que eran cuando estaban más allá de las sombras, cuando ningún papel se había interpuesto a ellos. Lo felices que eran en sus citas a escondidas, con aquella ligera adrenalina, con aquella pequeña ilusión; la de algún día poder hablar fuerte sobre lo mucho que sentían por el otro. A veces pensaba en todo lo que seguirían siendo si tan solo aquella noche hubiesen tenido más cuidado, pensaba en el pasado y en como hubiera hecho las cosas distintas.

Porque el presente le dolía.

Las sábanas frías le dolían, la falta de música le dolía, la falta de Jungkook a su lado le desgarraba.

Porque, aunque estuviese a su lado, sosteniendo su mano, peinando sus cabellos, le sentía a diez metros lejos de ella. Jungkook estaba ahí a veces, a su lado recostado a su derecha, pero su alma estaba en otro lugar y sus pensamientos también, solo lo tenía como un cuerpo falto de algún sentir.

Y eso le devastaba.

Solo quería que todo volviera a la normalidad, que otra vez estén juntos amándose en silencio. Las consecuencias de las firmas en un papel notariado eran inmensas.

Y solo podía pensar.

Solo podía comparar.

¿Acaso la sonrisa que Jungkook le daba a Jimin era más brillante? ¿Acaso la forma en la que lo miraba se había iluminado? ¿Acaso los ojos de Jungkook contenían un nuevo brillo al mirar a Jimin?

¿Alguna vez Jungkook la había mirado como ahora miraba a Jimin?

Porque ella había notado aquel brillo que había nacido de los ojos de Jungkook, un brillo que podía traspasar la televisión y una fotografía, brillo dirigido solo a Jimin.

Fue devastador, el ver como le sonreía, como sostenía su mano y como lo miraba. No pudo evitar sentir como su corazón se partió en muchos pedazos tras la realización.

Y no quería llegar a ella, no quería mencionarla siquiera, porque si no la mencionaba no existiría. Así era como funcionaban las cosas después de todo. Pero por más que empuje el tema a la deriva, por más que quiera cerrar los ojos y mirar a un lado. Los pensamientos estaban ahí, diciéndole, gritándole, susurrándole.

Soltando un suspiro, apagando su cigarro en el cenicero y cerrando las ventanas. Camino hasta llegar a su cama, sentándose al borde de esta y observando el retrato que estaba en la mesa de noche. Observando cómo en este se conservaban unas sonrisas amplias, era una foto que ambos se habían tomado en uno de sus viajes al lago; se podía ver como los rayos de sol daban contra sus rostros, como sus lunares desaparecían entre sus sonrisas, como eran tan felices.

Eran.

Al tener aquel recuerdo plasmado en una fotografía no pudo evitar recordar el como los labios de Jungkook se sentían cálidos contra sus lunares; comparando, porque ahora los labios de Jungkook se sentían fríos al darle un beso cerca de sus lunares.

¿Qué había pasado? Siempre se lo preguntaba.

Nunca antes había derramado lagrimas por esto, porque siempre decidió que era algo tonto de pensar, estaba muy del amor que Jungkook sentía por ella. Pero ahora, las cosas habían cambiado a gran escala.

Ahora no estaba tan segura del amor que alguna vez se prometieron, no estaba segura sobre el cómo estas se hayan mantenido con toda su cercanía a Jimin.

No sabía si Jimin ya había ocupado un puesto más alto que ella.

Con aquella mirada que Jungkook le regalaba al modelo, estaba segura de que sí.

Eran muchas las lágrimas que había contenido durante todo este tiempo, las lágrimas de tristeza, de impotencia, de celos y de rabia. La tristeza de saber que jamás podría salir a decir que amaba a Jungkook, la impotencia de haber sido alejada de la persona que amaba de aquella forma tan fría y torpe, los celos de no poder ser la persona con la que Jungkook compartía besos frente a la luna y rabia de saber que jamás sería tan apreciada como la pareja de Jungkook como lo era Jimin. Eran tantas cosas, era una tormenta tan voraz que azotó contra ella, desgarrándole el corazón y desbordándola en lágrimas. Sosteniendo la fotografía de lo que fueron hace mucho, comenzó a llover, las gotas de lluvia topándose con los rostros felices, nublando la vista, la tormenta causando una inundación en la que la única forma de sobrevivir era nadar hasta la superficie.

Algo que Yeri no pudo hacer, pues solo se siguió hundiendo y empapando en la lluvia. Sosteniendo la fotografía en sus manos, abrazándola en su pecho mientras dejaba que la lluvia siguiera en silencio.

El dolor fue tanto que sus rodillas flaquearon, dejándola aún más abajo en la inundación. Arrodillada por su corazón roto, por la realización de muchas cosas.

Limpiando las gotas de la foto, con una mirada perdida y triste.

—Ya no me amas como antes, ¿no? —Susurro. —Alguien me quitó el lugar, ¿no?












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en la pl estamos de you don't know how lucky you are hasta yo vivo para ti :D

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