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Mentiría si no dijese que no había extrañado lo acogido que se sentía en un escenario, mentiría si dijese que no había extrañado el cómo sus fans cantaban sus canciones y aquellos gritos eufóricos que coreaban su nombre. Al llegar a su habitación de hotel, al tirar sus zapatos lejos y tirarse de espaldas a su cama; pensó en todo el tiempo en el que había estado castigado, aquel castigo que su propia empresa le había impuesto por enamorarse, el amor le había puesto fuera del mapa de la música por mucho tiempo; solamente tomándolo como el novio de un modelo famoso. Y se sintió molesto por aquello, por haber sido castigado por el simple hecho de haber tenido una vida normal y el compartir un pedazo de su corazón con alguien más.
La vida era algo injusta.
Soltó un suspiro, tomando su celular y fijándose en la hora, de forma sorpresiva empezó a contar la diferencia horaria que había entre Tokio y Nueva York, cuando se dio cuenta de lo que hacía se congeló en su lugar, ¿Por qué contaba la diferencia horaria entre él y Jimin?
Se detuvo en el acto, tirando su celular cerca de las almohadas, tomando el control que era de la televisión y encendiéndola, para así distraer a su cabeza de los pensamientos que comenzaban a formarse en ella, pensamientos que solo involucraban a Jimin, el personaje principal de sus pensamientos en estos últimos días y semanas.
No había mucho que ver por lo que pasó por todos los canales hasta que se topó con uno que logró llamar su atención, era un pequeño resumen de lo que fue el primer día de la semana de la moda, se mostraban dos reporteras hablando muy casualmente de todos los modelos que se presentaron y del buen trabajo que formularon, hasta que llegaron a la parte que captó toda la atención de Jungkook.
—Como todos los años Jimin nos sorprendió. —Dijo una castaña.
—Realmente lo hizo, no puedo entender cómo es que deja de qué hablar cada vez que modela, siempre logra que todo se trate de él, por eso es que las marcas lo quieren tanto.
—¿Y viste con el brillo que hablo cuando lo entrevistaron?
—Ese brillo de felicidad. —Ambas sonrieron. —Por favor revivamos un poco de la magnífica pasarela de Park Jimin.
Con lo último dicho en la pantalla se mostró a Jimin, con los pasos firmes, la mirada alta y los ojos hipnotizantes, aunque no lo estuviese viendo en vivo tenía el mismo impacto en él. No podía quitar sus ojos de él, era una persona tan hermosa que no se podía quitar la vista. Se hipnotizó mirándolo, como si nada más importase. Hasta que los videos de su caminata se cortaron, mostrando en la pantalla a Jimin, la mencionada entrevista hace minutos siendo presente.
Y si creía que Jimin se veía magnífico en la pasarela, pues fuera de ella se veía aún más angelical, tanto que no pudo evitar suspirar de lo mucho que le gustaba mirar al omega. A su novio.
Aún tenía las sombras oscuras sobre sus cuencas y los brillos debajo de sus ojos, las mejillas sonrojadas y una sonrisa sobre sus labios, tenía puesto un abrigo bastante grande; lo hacía ver pequeño a comparación de la entrevistadora.
—Estuviste muy bien, Jimin. —Dijo la mujer.
—Gracias. —Sonrió, logrando que sus ojos desaparecieran en medias lunas, con las mejillas abultadas reluciendo el sonrojo que había en ellas.
—Fue el mejor. —Susurro Jungkook.
Sin siquiera darse cuenta.
La entrevista siguió, preguntando a Jimin sobre los detalles de los siguientes días en Nueva York, él dando la información que la prensa quería, demostrando lo emocionado que estaba por participar de manera consecutiva en uno de los actos más importantes de la industria de la moda. Se veía feliz, entusiasmado, haciendo sonreír con su propia felicidad a Jungkook. Quien lo observaba desde una televisión a muchos kilómetros de distancia, a horas de diferencia.
—¿Y cómo se siente estar tanto tiempo alejado de tu novio? Ya que estos últimos meses han estado muy unidos, debe ser algo difícil ¿no?
Fue inevitable que Jungkook no se acomodara en su lugar, curioso por la respuesta y el cómo Jimin vaya a manejar la situación.
—Oh. —Sonrió, mordiendo uno de sus labios. —Pues...sí es difícil.
—¿Lo extrañas?
—Si, lo extraño. —Dijo con un tono bastante real, como si no estuviese actuando para las cámaras, como si de verdad lo sintiese.
—Seguro deben de tener muchas llamadas, ¿no?
—Ah, sí, hablamos constantemente. Después de algún concierto él me llama para platicarme de su día. —Sonrió.
Era bueno mintiendo, incluso Jungkook se lo creyó. Pues hasta ahora no habían compartido alguna conversación juntos, ni siquiera algún mensaje.
—Tal vez Jungkook te esté viendo ahora mismo, ¿quieres decirle algo?
Jimin sonrió, mirando a la cámara, claramente tímido con las mejillas de un tono rojizo. —Bueno. Uhm, buena suerte con tus conciertos, Jungkookie.
—¿Sin ningún 'te amo'?
El omega volvió a reír, cubriendo su rostro con la palma de su mano, enrojeciendo dos tonos más sus mejillas; claro, jamás había dicho aquellas palabras.
—Te amo, buena suerte. —dijo en un tono bajo, casi susurrándolo, la mirada gacha y una pequeña sonrisa.
En todo lo que llevaban de relación, en todo ese tiempo donde eran públicos ante las cámaras, jamás alguno de ellos había dicho aquellas palabras, nadie nunca se los había pedido. Y ahora que Jungkook sabia como aquellas palabras sonaban en el tono de voz de Jimin...no supo cómo reaccionar, porque claramente, sabía que aquello no era real, lo sabía, aun así, no fue impedimento para que sus mejillas se sonrojaran, no fue impedimento para que su corazón palpitara.
Fue un sentimiento raro, el cómo su corazón reaccionó ante las palabras que escuchó, el como su cabeza le hizo creer que las palabras contenían algo de verdad; aunque no fuesen así. Fue lo que luego se dijo, que todo era una actuación impecable a las cámaras, aunque algo dentro de él le dijese algo distinto.
Apago la televisión en cuanto el segmento de Jimin terminó, tirándose a la cama de espaldas, los brazos extendidos y en silencio. Pensando en lo que sintió, en todo lo que una actuación causó en él. Fue gracioso, ni siquiera la actuación más emotiva de su película favorita le había sacudido como las palabras de Jimin.
Y se sintió raro.
Volviendo a que sus pensamientos solo se centren en Jimin, en todo de él, en su rostro, en sus ojos, sus labios, sus manos y los besos que no volvieron a darse. Todo en su cabeza decía Jimin, no pudo dejar de pensar en él por más que rodase en la cama unas cien veces. Estaba ahí, repitiendo el buena suerte, repitiendo las palabras que jamás le había escuchado decir. Palabras pesadas.
Se quería volver loco.
Pero decidió ignorar todos los sentimientos que no podía—o quería—descifrar, caminando por su habitación y encontrando algo cómodo para ponerse, bebiendo un poco de agua, comiendo una galleta, tomando aire en la ventana, escuchando algo de música, moviendo algunas sillas; volviendo a su cama para tomar su celular y mirarlo unos cuantos minutos. Marcando en las teclas el número.
Espero unos segundos, escuchando el sonido de la espera.
—¿Hola?
—Hey.
—Jungkook, ¿Qué pasa?
—Solo quería saber cómo estabas.
—Pues algo cansado, ¿Qué tal tu?
—Igual. —Suspiro. Cerrando los ojos en frustración, sin saber qué es lo que estaba haciendo, que lo había impulsado para marcar. —Hoy estuviste muy bien en tu pasarela.
—¿La viste? —A través de la línea se escuchó la risilla de Jimin.
—Lo hice. —Sonrió, a pesar de saber que nadie más vería su sonrisa.
Con un pequeño lapso de silencio continuaron con su conversación, compartiendo diminutas risillas casi nulas al oído. Compartiendo un pedazo de su día a pesar de la gran distancia que los separaba.
A pesar de que Jungkook se sienta raro al escuchar la voz de Jimin.
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