Jungkook esperaba en la sala al lado de su manager, todo estaba silencioso, lo único que podía escuchar era como el bolígrafo hacia presión contra la hoja blanca. El silencioso era tan latente que empezó a escuchar como el aire entraba a sus pulmones y como salía por su nariz. El silencioso era tan asfixiante que tuvo que causar su propio ruido golpeteando sus muslos con sus dedos.

Después de unos veinte minutos bien contados de silencio aterrador; la puerta se abrió, detrás de ella reconoció los cabellos castaños de su novia, frunció el ceño confundido, pero todo rastro de duda se desvanecía mientras los minutos pasaban. Mientras sus jefes explicaban lo malo de su accionar y lo malo de haber sido captado por las cámaras, les mostraron todos los comentarios maliciosos que se habían dejado en las redes, ante ellos se podía ver la preocupación y las rajaduras que le dejaban a Yeri, Jungkook la tomó de la mano tratando de calmarle. El discurso sobre su irresponsabilidad siguió por unos cuantos minutos, culpándolos y señalándolos con el dedo, solo por amarse y romper la barrera que la sociedad les había impuesto.

Vida injusta.

Después unos archivadores fueron puestos frente a ellos, no podían abrirlos aún, porque faltaba la tercera rueda que añadir.

Y fue claro todo para Jungkook, que le iban a forzar a fingir algo ante las cámaras para mantener su imagen al medio. Iban a forzarlo a fingir amar a otra persona, una persona que era el parámetro para él como un alfa.

En los ojos de su novia podía ver la tristeza naciente, porque ella no era lo suficiente para el alfa, una beta jamás podría ser suficiente para un alfa.

Y aquella tristeza destilante hirvió en el estómago de Jungkook, hirvió en tristeza y rabia.

Vida injusta.

Entonces las puertas se abrieron, mostrando detrás de esta a un omega de cabellos rubios, cubierto por un abrigo dos tallas más grandes que él y unas gafas negras reposando sobre el puente de su nariz. Aquel omega se limitó a saludar a todos en la sala y se sentó frente a la pareja. Un archivador era presentado para él también.

Las piezas iban armándose frente a Jungkook. Porque en sus narices estaría la persona que aceptaría ser su todo sin saber su apellido.

Cada párrafo en el contrato era un puñal a sus costillas, todas las limitaciones que tendría con su verdadera relación para darle vida a una relación falsa como la verdad absoluta. Cada letra imponiéndole pasar tiempo con alguien desconocido y hacer las cosas demasiado evidentes, saltar de muy cerca al ojo público, correrá hacia la catástrofe, dejando que los cuervos les fotografiasen en cada lugar y dándole explicaciones a medio mundo sin rostros.

Perdería la pequeña paz que tenía.

Siendo artista no la tenía al cien por ciento pero conservaba un pequeño porcentaje, porque quería sentirse normal, uno más entre la multitud, ahora todo colapsaba cual papel frente a él.

El omega quito sus lentes para frotar sus ojos en frustración, parecía que él tampoco la pasaba bien. Y claro, fingir ser algo, fingir algo, es una tarea demasiado difícil.

¿Acaso solo eran eso? ¿Reputaciones que proteger? ¿Chismes en revistas? ¿Comentarios en redes?

¿No eran la letra de sus canciones? ¿No eran el arduo trabajo del día a día?

Solo se reducían a una reputación que proteger. Una vida injusta.

El omega suspiro firmando, dejando el bolígrafo al lado del archivador. Por primera vez conociendo los ojos de los demás. Se topó con los ojos de Jungkook quien lo veía curioso desde su lugar, ambos lo hacían. Muchas preguntas naciendo. Mucho naciendo por aquella persona a su delante la cual no sabían siquiera el apellido.

Jungkook desvió la mirada, a punto de firmar, vio a Yeri, quien mordía sus labios nerviosa cargando la tristeza en sus pupilas, reteniendo las lágrimas y firmando en el contrato. Él también lo hizo, no tenía una salida de aquello.

Un abogado recogió los papeles y selló cada uno, notariado aquellas firmas y aquel acuerdo vil.

Jungkook no escucho nada más porque no le interesaba, solamente quería irse. Pero antes de levantarse de su asiento escuchó el nombre del omega que fingiría ser su todo.

Park Jimin.

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