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Culpaba a su alarma por no haberle despertado a la hora que le había prometido a Jimin estar en su set, pero simplemente no tenía ganas de ir, estaba tan cansado y triste que apenas y pudo prepararse su café, conducía hacia el set mientras escuchaba una estación de radio; de cómo iban las noticias en el país o alrededor del mundo.

Se decía a sí mismo que tendría que aguantar la cara larga de Jimin por haber llegado tarde y que ahora su madre lo odiaría. Tenía la perfecta excusa y esa era que había demasiado tráfico. Así se libraría del ceño fruncido de Jimin.

O tal vez no, pero se salvaría de los típicos "idiota" "irresponsable" y todos los sinónimos que Jimin podía encontrar.

Bajo de su auto al estar frente al edificio donde se realizaba su sesión, le daba curiosidad como se llevaba a cabo aquello en modelos, así que por lo menos se entretendría en ver todo lo que un modelo tenía que hacer para verse muy bien; aunque, Jimin no tendría que hacer mucho esfuerzo pues era demasiado bello que creía que la cámara podría enamorarse de él.

Entró al edificio con su termo de café y buscó la sección que tendría dentro a Jimin, metía su cabeza en todos los sets que se encontraba hasta que dio en el anzuelo.

Encontró el set donde fotografiaban a Jimin y su teoría fue acertada.

La cámara se había enamorado de él.

Lucia bello con aquellas sedas cubriendo su cuerpo de cabeza a pies, con el maquillaje que se lograba distinguir tras la seda, haciendo poses delicadas mientras miraba fijamente hacia la cámara. En una de esas tomas Jimin tenía que mirar hacia el costado, donde por fin se encontró con Jungkook, el ceño fruncido no se hizo de esperar; con sus ojos podía ahorcar a Jungkook mientras le repetía lo irresponsable que era. Su ceño se suavizó cuando se escuchó el flash dispararse.

Jungkook se hipnotizó en todas las poses que Jimin hacía, era atrapante lo bien que se veía y la elegancia que manejaba en su ser.

Después de admirarlo en silencio, saludo en silencio a todas las personas dentro del set, encontrándose la mirada pesada de una mujer que lo miraba de pies a cabeza, estaba sentada en una silla cruzada de brazos; por los rasgos físicos de aquella mujer pudo descifrar que era la madre de Jimin. Con el cabello negro, los ojos rasgados, nariz pequeña y rostro bien definido, recordó que había leído que la mamá de Jimin también era una modelo y que en su tiempo fue una de las más importantes; como era ahora su hijo.

Jungkook se sentía intimidado por la mirada pesada de la mujer, sentía que estaba encerrado en el lugar a solas con ella y que ella lo iba a aplastar con palabras aún más pesadas que su mirada. Por eso desvió la mirada y la posó sobre Jimin; era más relajante verlo a él siendo uno con la cámara.

Y era satisfactorio, pues lucía como si Jimin no tuviese algún ángulo malo.

Es bastante hermoso. Se dijo a sí mismo, mientras veía la profundidad de los ojos de Jimin, viéndose aún más profundo por el maquillaje oscuro que llevaba, resaltando sus pupilas color miel.

Pero las pupilas de Jimin no se llevaron toda su atención, fueron sus labios pintados de carmín que se llevaron toda su atención. Aquellos labios pomposos y suaves. Aquellos que sabían a fresas y se sentían tan suaves al contacto.

Aquellos que involuntariamente quería volver a sentir contra los suyos.

La sesión terminó, el personal le quitó la seda a Jimin y lo ayudaron a pararse del piso, Jimin les agradeció con una sonrisa; pero cuando se dirigió a Jungkook la sonrisa se borró, solo tenía un ceño fruncido.

Sus acciones eran muy distintas a lo que estaba dibujado en su rostro, pues lo abrazó por la cintura, recostando su cabeza sobre el pecho de Jungkook mientras le miraba a los ojos.

—Te extrañe.—Dijo.

—Y-yo también.—Dijo de vuelta abrazándolo por la cintura.

Actuando al igual que Jimin, pues estaban en público y todos debían de tragarse aquella mentira.

—Jimin, al camerino.—Se escuchó una voz, Jungkook se dio la vuelta y era su madre que caminaba con pasos firmes fuera del set.

Jimin suspiro, antes de soltar a Jungkook hundió su cara contra el pecho de este y se quedó por unos segundos, luego lo soltó, entrelazó sus manos y fue con él hacia su camerino.

—Llegaste demasiado tarde.—Dijo Jimin.

—Lo siento, había mucho tráfico.—Ciertamente se sintió muy mal al mentir.

—Está bien.—Suspiro.

Caminaban por el pasillo tomados de la mano, lado a lado mientras no se dirigían ni una palabra, Jungkook lo miró de reojo, viendo de más de cerca el maquillaje que Jimin llevaba; teniendo más de cerca sus labios pomposos.

La atención sobre sus labios fue completamente rota al ver enfrente del pasillo y ver a quien salía de uno de los sets, se detuvo abruptamente; deteniendo a Jimin también.

—¿Yeri?—Dijo en voz alta, logrando que la beta lo logre escuchar.

Ambos se sonrieron a lo lejos, logrando que la atmósfera de amor se sintiera. Dejando a un lado la presencia de Jimin que aún tomaba la mano de Jungkook.

—¿Qué haces aquí?—Pregunto Jungkook.

—Hola.—Sonrió.—Agendamos una sesión de fotos para la revista del próximo mes ¿Qué haces tú acá?

—Vine por Jimin.

—Oh, hola Jimin.—Dijo Yeri, por fin centrándose en la tercera compañía.—Te ves muy lindo.

—Gracias.—Dijo Jimin, soltando la mano de Jungkook.

Sintiéndose el mal tercio que era.

—Jungkook, si quieres quédate a hablar con tu novia, te llamo cuando mi madre quiera hablar contigo.—Dijo Jimin, sin esperar la respuesta se puso a caminar hacia su camerino. No necesitaba una respuesta después de todo, la sonrisa sobre su rostro la daba.

Dejo a la pareja atrás y tomó una gran bocanada de aire antes de entrar a su camerino, para escuchar todos los errores que posiblemente había cometido en la sesión y los errores de haber aceptado un contrato.

Al entrar vio a su madre sentada en una silla, la postura firme y los brazos cruzados, la mirada pesada y juzgona, el vestido ceñido y los tacones de filo. Todo en su madre demostrando poder y gloria. Algo que ansiaba mucho para él mismo, tener esa aura de gloria que su madre tenia.

—¿Y el alfa?—Preguntó.

—Vendrá después.

—¿Por qué? ¿Que es lo más importante ahora?

—Mamá...

—Dile que venga.—Dijo en voz alta, imponiéndole a su hijo.

—Él no puede ahora...—Susurro, sintiéndose demasiado acorralado.

—¿Por qué?—Dijo demasiado cerca de su rostro, retándolo, lo tomó de la mano y abrió la puerta del camerino, ambos estando fuera su madre rió al ver por el pasillo, encontrándose con Jungkook y su novia.—Él no puede ahora porque está con su novia. Debiste decirlo desde un principio, oh, no, ibas a sonar cómo lo que eres; su tapadera.

—Mamá...

—La tapadera de esa relación, tan bajo mi propio hijo a caído.—Negó con la cabeza.—Y puedo ver que clase de alfa es, claro, prefiere a su pareja antes que el trabajo que tiene que cumplir contigo. Poniendo sentimientos antes que un contrato, que estupido. Ya veo porque aceptaste, es como tú.—Soltó la muñeca de su hijo y acomodo su bolsón sobre su hombro.—Ya no necesito hablar con él, se ve la clase de alfa que es, crucemos los dedos porque no te haga caer a ti y a tu carrera, la carrera que has construido con tanto esfuerzo.

Jimin miró a Jungkook y sintió las palabras de su madre, en parte de ellas tenía algo de razón, que Jungkook ponía sus sentimientos sobre las firmas del contrato y qué tal vez aquello lograría que Jimin tropiece. Mancharía por completo su reputación, mancharía sus años de esfuerzo si alguien supiera toda la mentira.

—Nos vemos, Jimin.—Dijo su madre caminando en dirección del pasillo.

Haciendo resonar sus tacones contra el piso, captando la atención de Jungkook y pasando por su lado sin siquiera mirarle. Jungkook la vio y después miró a Jimin. La cara de espanto en el omega no se podría comparar con nada.

Yeri también se despidió y con un beso sobre su mejilla salió por la puerta grande, fue cuando Jungkook por fin camino hacia Jimin.

—¿Tú madre ya se fue o volverá?

—Se fue.—Dijo dándose la vuelta y entrando hacia su camerino.

Jungkook lo siguió.—¿No quería hablar conmigo...?

—Se cansó de esperar, te veías más entretenido con tu novia que con cumplir tu trabajo.—Dijo sacando de la mesita un pedazo de algodón para empezar a desmaquillarse.

—Lo siento, nos entretuvimos hablando.—Dijo rascándose la nuca.

—Recuerda que tú y ella ya tienen un rumor, y que si alguien llegase verlos tan cercanos y ver aquel beso en la mejilla, los artículos volarían, perjudicando no solo al contrato sino a mi.—Decía mientras limpiaba el maquillaje de su rostro, siendo un poco brusco, estaba enojado. Enojado por la actitud desinteresada de Jungkook.

—Lo siento.

—Una disculpa no arregla nada, mucho menos cuando ya está hecho.—Tiro el algodón en el basurero y limpio su rostro con una toallita húmeda, comenzando con su rutina de rostro.

—Nadie nos vio Jimin, tranquilo.—Soltó algo cansado.

—Si si, yo soy el exagerado.—Terminó con su rutina y tomó sus cosas metiéndolas a su bolso. Después se lo dio a Jungkook para que lo cargue.—Llévame a mi casa y después si quieres ve con tu novia.

Jungkook rodó los ojos pero no dijo nada más, tomó el bolsón y lo colgó en su hombro, salieron del camerino con dirección a la puerta principal, el ceño fruncido en el rostro de Jimin notablemente. Al salir del edificio muchas cámaras apuntaron hacia ellos, preguntando el por qué del ceño fruncido de Jimin.

Jungkook para evadir aquella atención abrazo de la cintura a Jimin y dio un beso en su frente esperando que lo suavice; sorprendentemente lo hizo, luego dio un corto beso sobre sus labios. Siendo captados por todas las cámaras pero aquel segundo beso fue para calmar las ganas que tenía desde el principio de hacerlo.

Ambos entraron al auto, Jimin escondiendo sus mejillas rojas recostándose de costado.

El beso sobre la frente de Jimin no solo suavizó su ceño, sino que suavizó su enojo; extinguiéndolo.

Esta vez, el viaje ya no era tan pesado, sino, bastante cómodo a pesar del gran silencio.



































ojala ya se pueda comentar :}

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