extra. i was seven, you were nine

 ੈ ‧ first extra ; i was seven, you were nine

Junio 00' , Hogwarts

No era secreto para nadie, que durante la mayor parte de su infancia y primeros años de adolescencia, Lilliane Potter tuvo un pequeño — gran — enamoramiento por uno de los mejores amigos de su hermano mayor, Draco Malfoy, lo que Lilliane nunca supo, fue que él no le era tan indiferente.

Cuando Lilliane fue sorteada en la casa de Slytherin junto con  su hermano y el rubio, estaba total y completamente emocionada que no dejó de hablar sobre eso durante todas las vacaciones de Navidad, claro que nunca pensó que el convivir con Draco con tanta frecuencia, le traería tantos problemas en el futuro.

La aún muy jóven Lilliane creció en gracia e inteligencia, lo que la llevó a convertirse en una de las chicas más populares en Hogwarts, aunque siendo realistas, el llevar el apellido Potter también influía mucho, pero definitivamente había sido su personalidad y carisma lo que la habían mantenido en la posición en la que estaba, todas las chicas querían ser sus amigas y había más de un jóven interesado, lo que le parecía completamente hilarante, tenía pretendientes para elegir y precisamente se enamoraba del que no podía tener, vaya que la vida a veces era graciosa.

Al principio, la jóven rubia había creído que sus sentimientos hacía Draco habían vuelto a florecer cuando ella cursaba su quinto año y él el séptimo, claro que se obligó a que cualquier rastro del sentimiento se esfumara, Draco pronto se iría a Francia para estudiar después del colegio y ella se quedaría ahí durante dos años más, incluso cuando se graduara, ya tenía planes claros de lo que quería y ninguno involucraba salir de Reino Unido o incluso del Mundo Mágico, así que probablemente no se verían en mucho tiempo, lo mejor para su corazón era olvidarse del rubio y esta vez de manera definitiva.

Después de todo, Lilliane acertó, habían pasado dos años desde la última vez que había visto a Draco y aunque sus sentimientos se hicieron menos intensos, nunca la abandonaron del todo, podía vivir con ellos de esa manera. Sin embargo, las formas en las que actúa el universo son misteriosas y la rubia no contaba con que Draco Malfoy estaría de vuelta en el Reino Unido precisamente para su graduación, se había enterado de aquello tan solo un par de semanas atrás mediante una carta de su madre, no solo informando su regreso, ¡Sino que también asistiría a la ceremonia en Hogwarts! Aquello no le sorprendía tanto, después de todo, Draco y Narcissa eran cercanos a la familia, pero definitivamente no se lo esperaba, que al momento de leer la noticia durante la cena, casi escupe la sopa.

Durante los últimos días, Lilliane había estado tan nerviosa que las uñas en sus dedos casi habían desaparecido y temía qué su cabello también lo hiciera, Lils adoraba su melena, era hija de James Potter y sobrina de Sirius Black después de todo.

Cuando el día de la ceremonia llegó, Lilliane sentía que podía vomitar de los nervios en su estómago y no podía parar de dar vueltas en su habitación cual león enjaulado.

— ¡Lilliane Potter, te prohíbo que vuelvas a llevarte esas uñas a los labios! — La reprendió Arabella Nott, su mejor amiga — En serio, me costó mucho arreglarlas y que te quedara una manicura perfecta.

Lilliane resopló con fuerza dejándose caer sobre la cama, aunque se levantó de inmediato al recordar que no podía permitir arrugas en su uniforme.

— Es solo Draco, ¿Verdad? Ha estado ahí desde que nací... y cuando cumplí cinco y me rompí un dedo en mi fiesta, cuando llegué aquí, cuando tuve mi primera cita desastrosa con Colin Creevey, incluso supo cuando llegó mi primer periodo — Recapituló con algo de vergüenza, Draco había estado en todos sus momentos embarazosos y si no, su familia se había encargado de informarlo.

— Cuando lloraste subiendo a la escoba de Quidditch porque 'Estaba muy alto' — La molestó se amiga.

— Cuando lloré subiendo... — Lilliane meneó la cabeza tratando de concentrarse de nuevo — ¡Yo no lloré! Solo no me gustan las alturas, ¿Okay?

— Si tú lo dices, Lils... pero bueno nadie te puede culpar, ¡Draco Malfoy está buenísimo! — Dijo la castaña abanicándose con la mano — No más que tu hermano, claro está, por cierto, ¿Él va a venir?

— Obviamente, es mi hermano, aunque no te hagas muchas ilusiones, que Amelie viene como su acompañante, realmente todos sabemos que es cuestión de tiempo para que él le pida que se casen — Comentó la rubia genuinamente feliz por su hermano, ella adoraba a Harry y a Amelie, ni se diga, era como la hermana mayor que no tenía — Papá apostó que lo hará antes de los veintiuno, yo digo que después, mamá dice que no debemos hacer apuestas y menos sobre eso, pero en secreto, me apoya.

Arabella río sentándose a lado de su amiga — ¿Qué hay de los mellizos y Sophie?

— Sophie dice que cuando sea momento, sucederá y los mellizos están de lado de papá — Lilliane rodó los ojos y su mirada cayó en el reloj que había en su mesita de noche — ¡Dulce Merlín, ya es hora, Bells!

Ambas chicas salieron de su habitación y de la sala común tan rápido como un rayo, no era nada extraño que estuvieran retrasadas, pero esa era una ocasión en la que no debían estarlo, afortunadamente para ambas, lograron llegar al gran comedor cuando sus compañeros recién se estaban formando.

— Potter, Nott, tarde — Dijo Remus sin despegar la vista del pergamino en el que no dejaba de escribir.

— Lo siento, padrino... profesor Lupin — Lilliane sonrió convincente — Esta belleza se tiene que pulir.

Remus río negando con la cabeza — Digna hija de tu padre.

— ¿Ya están ahí? — Preguntó la rubia más nerviosa de lo que quería sonar.

— ¿Bromeas? Tus invitados llenan tres filas — Se burló — Aunque si preguntas por cierto rubio... digamos que se encuentra en el tercer asiento de la segunda fila.

Las mejillas de Lilliane estaban completamente rojas, ahí estaba él, lo vería después de dos largos años — Yo no pregunté nada.

— Descuida, tu secreto está a salvo.

El hombre despeinó la cabellera rubia de su ahijada y se despidió continuando con su trabajo, Lilliane y Arabella se acomodaron hasta atrás en la fila y comenzaron a arreglar su cabello y uniforme para asegurarse de verse lo más presentables posibles.

Cuando Lilliane terminó, se recargó de un muro viendo sus uñas con desinterés, Arabella sí había hecho un gran trabajo de hecho. La rubia era indiferente a las conversaciones a su alrededor, hasta que una llamó particularmente su atención.

— ¡Es el hombre más atractivo que mis ojos han visto, dejaría que me desnudara aquí mismo si me lo pidiera! — Exclamó Georgiana Goyle, una de sus compañeras de casa, haciendo que en el rostro de Lilliane se formara una mueca de asco.

— ¿De quién hablan? Si se puede saber, claro... — Preguntó Arabella al notar la expresión de su amiga.

Otra de sus compañeras sonrió con malicia — Bueno, puede que esto te interese Potter, Malfoy volvió y está más bueno que nunca.

— Aunque tu hermano tampoco está nada mal — Comentó un chico junto a ella al que ubicaba como Aaron Pucey — ¿Y si te llamo cuñada?

Sirius Black apareció, interrumpiendo la conversación — Ustedes serán los últimos, como ya saben y pasarán por orden alfabético, a excepción de los estudiantes con menciones honoríficas que serán los primeros — Su mirada se dirigió a Lilliane — Suerte.

— No la necesito, tío Sirius o mejor dicho, subdirector Black... después de todo, soy una Potter Rousseau, nací siendo fabulosa — Dijo con orgullo a lo que el pelinegro rió.

— Solo no te vayas a tropezar cuando veas a cierto sobrino mío — La picó — Después de todo, tal vez haya vuelto para pedirte que se casen y... ¿Cómo lo llamaba mi madre? Oh sí, preservar la pureza de la sangre.

Lilliane rodó los ojos con fuerza, haciendo a su tío reír.

— Ve a molestar a alguien más, Canuto.

Pareció ser eterno el tiempo que Lilliane esperó hasta que las demás casas pasaron, pero finalmente llegó su turno y al tener excelentes notas, fue la primera en ser nombrada.

— Y para cerrar con broche de oro, de la casa de Slytherin, con mención honorífica como el promedio más alto de su generación, Lilliane Potter— Anunció la directora McGonagall y el Gran Comedor se llenó de aplausos.

Lilliane caminó con pasos seguros por el centro del comedor y logró visualizar a sus padres en la primera fila junto con sus hermanos y los Lovegood, instintivamente, volteó hacia la fila de atrás, en la que sus ojos castaños chocaron con los grises de cierto rubio que siempre la había hecho perder el aliento, Lilliane volvió a mirar a sus padres de inmediato y les sonrió cortamente, a lo que James y Genevieve le devolvieron la sonrisa tratando de transmitirle seguridad.

— Felicidades, señorita Potter — Dijo la profesora McGonagall cuando Lilliane llegó al podio y no pudo evitar que las lágrimas se acumularan en sus ojos cansados, la rubia le había causado casi tantos dolores de cabeza como su padre y la había hecho considerar el retiro más de una vez, pero era innegable el cariño que sentía por ella y por todos los niños Potter — Espero que se comporte mejor en la escuela de Medimagia.

Lilliane ladeó la cabeza entrecerrando uno de sus ojos — No puedo prometerte nada, Minnie, ¡Pero el esfuerzo se hará!

La rubia estrechó la mano de Sirius, Remus y sus demás profesores y se quedó a un lado, junto con los otros mejores promedios.

Cuando la ceremonia terminó, Lilliane se acercó a su familia con los nervios de punta, ya se había secado el sudor de las manos tres veces antes de encontrarlos.

— Hola... — Saludó con una timidez completamente inusual en ella.

— ¡Oh querida, no sabes lo orgullosa que está toda la familia de ti! Todos nos encontramos felices — Genevieve estrujó a su hija entre sus brazos al notar su nerviosismo, ya se imaginaba por donde iban las cosas y no quería que se sintiera tan abrumada en su día.

James se acercó cuando su esposa se lo indicó y también abrazó a Lilliane — Estamos muy orgullosos por ti, Lils, eres una niña increíble.

— Ya no es una niña, James... — Dijo Pandora acercándose para también abrazar a Lilliane — Felicidades, cariño.

— Gracias, tía Pandora — La rubia le sonrío sincera — Gracias a todos por apoyarme y no dejarme fallar.

Lilliane intercambió algunas palabras más con los adultos, hasta que su hermano mayor llegó junto a ella.

— Hola tú — La saludó Harry y Lilliane no dudó en rodearlo por el cuello — Vaya... nos vimos en Navidad.

— El tiempo ha sido eterno, ya no tengas misiones de Aurores fuera del continente, por favor — Pidió soltándolo por fin.

— No lo haré, descuida — Harry río — También estoy orgulloso de ti.

— Y debes de estarlo, tuve dos más E's que tú en promedio final, soy la Potter más inteligente de la familia — Lilliane sonrió con suficiencia.

— Por si no lo recordabas, tontita, nosotros aún no nos graduamos — Dijo la Potter más pequeña señalándose a sí misma y a los mellizos, antes de abrazar a su hermana — Pero felicitaciones, creo.

— Todos sabemos que no tienen oportunidad — Comentó la rubia comenzando una discusión entre los cinco hermanos, nada fuera de lo normal.

No tan lejos, el jóven Malfoy escuchaba la interacción de la familia Potter con atención, quería acercarse para felicitar a Lilliane pero simplemente no sabía cómo, no sabía qué decir o cómo actuar, había aceptado que la rubia le gustaba siete años atrás y cuando al fin tenía la oportunidad de seguir sus sentimientos, se quedaba congelado, pero es que no se esperaba que Lilliane hubiera cambiado tanto en los últimos dos años, la última vez que se habían visto, ambos eran tan solo unos niños, pero ya no lo parecían más, al menos no físicamente, ya que por la manera en la que estaba actuando, Draco se sentía un adolescente de nuevo.

— Te está viendo — Susurró Mia para que solo sus hermanos la escucharan.

— ¿Quién? — Preguntó Lilliane con las cejas arrugadas.

— ¿Cómo que quién, tonta?, ¡Pues Malfoy! — Dijo Max rodando los ojos.

— ¿Desde cuándo lo llamas 'Malfoy', ridículo? — Preguntó Sophie algo confundida.

— En primer lugar, respétame porque soy tu hermano mayor — Comenzó Max completamente indignado — Segundo, desde que no le quita los ojos de encima a mi hermana grande.

— Considerando que no le quita los ojos de encima a mi hermana menor y que es uno de mis mejores amigos y yo no digo nada, tú no tienes derecho a actuar como hermano celoso, Maxi — Lo molestó Harry haciendo a su hermano ponerse rojo de la vergüenza.

— Cómo sea, creo que deberías de dejar de hacerte la tonta e ir — La animó Sophie, quien a pesar de ser la más pequeña, era la voz de la razón de los cinco hermanos.

— Pero no se hace la tonta — Comenzó Mia a lo que Lilliane la abrazó dándole la razón — Es tonta.

La rubia la miró totalmente indignada mientras que sus hermanos reían y se alejó de ahí, acercándose hasta sus padres, aunque antes fue interceptada por Amelie.

— ¡Estoy muy feliz por ti! — Dijo la castaña abrazándola y la rubia rápidamente tomó su mano izquierda buscando un anillo — Aún no hay nada ahí, créeme, serías la primera en saberlo.

— Tranquila, Harry no debe tardar, ya sabes lo que dicen, ¡Esposa feliz, vida feliz! — Dijo en alto sin estar dispuesta a perder la apuesta con su padre.

— ¿Qué haces? — Preguntó una voz conocida a sus espaldas y Lilliane sintió que sus piernas flaqueaban.

La rubia se volteó lentamente, sonriendo al chico frente a ella — ¡Draco Malfoy, que sorpresa!, ¿Cómo estás, cómo estuvo París?

— Increíble, debes verlo tú misma — Dijo el rubio con entusiasmo — Tal vez un día podrías ir, yo podría llevarte a conocer algunos lugares y... bueno, si tú quieres, claro.

— ¡Quiero! — Dijo la rubia más alto de lo que planeaba, atrayendo la atención de todos a su alrededor — Digo... hmm, suena bien, sí.

— Bueno, me alegro, oh... nos vemos en la noche.

Draco se disculpó cuando notó que Pandora Lovegood y Amelie Blanc se acercaban a Lilliane.

— Buena elección, aunque nada que no se supiera antes — Dijo la castaña dándole un guiño a su cuñada, a lo que Lilliane sonrió.

¡!

Después de la ceremonia en Hogwarts, los Potter habían organizado un pequeño festejo en honor a Lilliane, por su graduación, aunque solo habían invitado a sus amigos más cercanos y familia, la rubia se la había pasado muy bien, pero en algún punto de la noche necesitó salir para tomar algo de aire, adoraba a su familia más que a nada, pero tener a sus cuatro hermanos, los Merodeadores y los Weasley en la misma habitación, hacía que las bromas y las risas no pararan, lo cual podía llegar a ser agotador y ella lo sabía bien.

Lilliane se sentó sobre los columpios en el jardín trasero de su casa simplemente a mecerse en silencio, la rubia jugaba con los mechones de su cabello sin mucho interés, hasta que sintió una presencia junto a ella.

— ¿Qué tal el día? — Preguntó el rubio sentándose en el columpio continúo.

— Fue sobre mí, estuvo maravilloso — Sonrío ladina.

— A veces olvido lo egocéntrica que eres.

— Hablando de Salazar... — Dijo la rubia sin mirarlo.

Draco se quedó callado por algunos minutos, hasta que tomó valor para hablar de nuevo — Sabes, estos columpios me traen recuerdos.

— ¿Sí? — Preguntó curiosa — ¿Cómo cuáles?

— Aquí te besé por primera vez — Dijo el rubio sintiendo como sus orejas se calentaban.

Lilliane sonrió — ¿Y cómo olvidarlo? Fue en mi cumpleaños número ocho  y yo decidiría a que jugar por primera vez.

— Lo recuerdo... — Draco sonrió, alentándola a continuar.

— Estaba un poquito obsesionada con 'La Bella Durmiente' y quise que jugáramos, tú serías el príncipe y... — La rubia miró los ojos de Draco por primera vez en la noche — ¿Por qué dijiste que sí? Harry y Ron no accedieron y se fueron a jugar Quidditch con los Weasley y papá, después los mellizos los siguieron... pero tú te quedaste, ¿Por qué?

Draco rascó su nuca, evitando la mirada de Lilliane — Supongo que me daba algo de vergüenza admitir que me gustaba la hermana pequeña de mi mejor amigo y aquella parecía la oportunidad perfecta para... bueno, acercarme, un caballero no dejaría sola a una dama.

Lilliane no supo qué decir ante aquella revelación, hasta algunos segundos después — Espera... ¿¡Tan mala opción soy!?

— ¡Para nada! Es solo que... ya sabes.

— Te estaba molestando, Draco... — Ambos rieron, después de un momento, Lilliane habló — Y tú también me gustabas, siempre fue así.

— ¿Fue? — Preguntó el rubio con algo de esperanza porque Lilliane lo corrigieron.

— Sí, bueno, ahora... ahora es diferente, Draco.

El rubio la miró confundida — ¿Qué tiene de diferente?

— ¡Pues que tú vives en la ciudad del amor! Mis padres concibieron ahí a los mellizos... no preguntes como sé eso — Lilliane hizo una mueca negando con la cabeza repetidas veces — Y seguramente conoces a muchas francesas divinas que...

Draco finalmente reunió la valentía necesaria y se acercó a la rubia para tomarla con delicadeza, permitiéndose tocar la suave piel de su rostro por primera vez, se tomó su tiempo para observarla y disfrutar cómo la chica reaccionaba ante sus caricias — Tienes razón, conozco a muchas mujeres guapas, pero ninguna es Lilliane Potter.

Draco no perdió más el tiempo y unió sus labios con los de Lilliane en un beso tierno y delicado, sin ninguna intención de apresurarse, ya la había esperado por más de una década, podía hacerlo un poco más.

Lilliane se separó del rubio con una sonrisa plasmada en su rostro — ¿Qué dirán mis padres?, ¿O tu madre, no...?

— ¿En serio crees que no se lo esperan? — Preguntó el rubio con burla — Todos ahí adentro saben que te mueres por mí.

La rubia entrecerró los ojos — Todos saben que es al revés.

Draco río, abrazándola por la cintura para dejar un beso corto en sus labios, nuevamente — Pues vayamos a descubrirlo.

¡!

author's note: hii, guess who's back!
puess, este es el primer extra de este fic,
yo sé que estuvo algo largo, pero me
interesaba tener más de la relación de
los hermanos Potter y todo realmente jajaj.

seguiré subiendo más extras sobre los demás
Potter y si hay algo que les gustaría saber o ver,
lo pueden dejar aquí y puede que lo incluya o
aclare en los siguientes extras.

gracias por leerlo, besoos.

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