Capitulo 9

    Ya se acercaban a la entrada del avión mediante la fila que hacían, el pequeño estaba nervioso por ser su primera vez en esa cosa, pero intentaba relajarse, su madre dijo que habían televisores y podía ver todas las películas que quisiera en ellos, así que, tenía sí o sí entrar en ese avión, tal vez podría encontrar la película de los Trolls esos que se ven divertidos. Por otro lado, Karry se encontraba muy emocionada, tanto que no sabía qué hacer con sus manos, las ponía en sus caderas, las cruzaba, jugaba con el cierre de su bolso y chaqueta, las metía en los bolsillos y en ocasiones con una se apoyaba en la pared mientras que la otra estaba en su cintura, ella era muy inquieta cuando tenía esas emociones sinónimas a la felicidad muy altas; ya quería llegar a Estados Unidos, aún no sabía a qué estado y ciudad iba, pero tenía un presentimiento bueno, aunque también tenía otro malo, pero era muy leve para darse cuenta.

    Con una sonrisa, Madre y hijos, entraron en el avión para buscar sus puestos y, obviamente, acomodarse para sentarse en ellos. Los asientos, por suerte, estaban casi al final, como por el medio, lo que agradecieron la adolescente y adulta debido a que era el mejor lugar para viajar, no se sentían muchos los motores y no era un lugar muy ruidoso, lo que lo hacía favorable.

    — ¿Mamá, estos son los televisores? — Pregunto confundido el Niño de mirada verde, mientras apuntaba con su dedo índice las medianas pantallas, como una tableta, que se encontraban en la parte de atrás de cada asiento.

    — Sí, es igual que tu tablet, dudo que no sepas cómo usarlo. — Respondió sonriendo gentilmente la mayor. — Pero tenemos que esperar a que despegue para poder utilizarlos. — Informó.

    — ¿y cuándo despegamos? — Volvió a preguntar.

    — En unos minutos, solo hay que esperar. — Volvió a responder la mayor de, igual, mirada verde.

    — ¿Y, en serio hay más familia? — Esta vez la curiosa era Karry, siempre pensó que su madre y hermano era su única familia, claro que esto es debido a que estaban en otro país alejado de Estados Unidos y, también, porque desde pequeña nunca los ha visto.

    — Sí, como te dije, mi hermana, tu tío, tu prima, tus abuelos, tus otras tías, hasta tienes un sobrino. — Dijo la mayor con una expresión tranquila ¿Tranquila? ¿Cómo puede estar tranquila? ¿Karry tenía un sobrino? ¿Sus abuelos están vivos? ¡Por dios! ¿Qué falta, que tengan un elefante de mascota que sepa volar como Dumbo? Esto era mucho para la mente de la castaña oscuro en esos momentos.

    — ¿Yo tengo un hermano mayor? — Pregunto la adolescente, en serio, necesitaba respuestas, desde hace años ha notado situaciones y actitudes extrañas de parte de su madre y hermano, pero no les daba importancia, aunque ahora empezaba a preocuparse, ya estaba harta ¿no confían en ella?

    La mayor cambio su expresión a una seria, había soltado eso sin pensar. En la mayoría de las veces, es mejor guardar el pasado en un cofre con candado. Suspiró y miro a su hija a los ojos.

    — Cuando lleguemos, te contaré lo que necesites. — Hablo y sonrió levemente hacia su hija, no quería que se inquietara más.

    — Sí. — Murmuró agachando un poco la cabeza, se sentía decepcionada, pero solo debía esperar.

    Su mirada, rápidamente, se plantó en unos audífonos delgados de color amarillo Mostaza que se encontraban en el bolsillo del asiento de al frente, con cuidado los saco y empezó a desenrollar el cable que estaba atado con unas ligas. Durante la acción, el avión empezó a moverse, Karry se detuvo y miro por la ventanilla que estaba a su lado izquierdo, pudo observar cómo avanzaban por el pavimento y despegaban; su corazón dio un vuelco, no era por miedo, era algo diferente, extrañaría su país natal, pero lo que le preocupaba, era si en su Futuro nuevo país las cosas serían diferentes, esperaba que lo fueran.

    Con tranquilidad, se colocó los audífonos y los conecto al aparato que se encontraba al frente de ella, continuando con prenderlo y así colocar cualquier cosa que estuviera ahí, una película, una serie, música, lo que se le antojara.

    ¿Qué más se podría decir? Así transcurrió todo el viaje, aproximadamente 12 horas, el lado bueno es que habían conseguido un avión que fuera directo y, así, no tendrían que hacer dos o tres vuelos, por supuesto que pasaron una noche entera en el avión debido a que lo abordaron a las siete de la noche, es decir, tarde, a la hora en que el pobre de Thomas ya empezaba a cabecear un poco y sus energías empezaban a disminuir, como la humedad en secar, solo que con un efecto un poco más rápido. Por otro lado, Karry seguía emocionada, solo que su película la mantenía muy entretenida que no podía quitar su vista de la pantalla ni por un segundo.

    <<Al Día Siguiente>>
    El avión empezó a ser iluminado, tanto exterior como interiormente, por los rayos solares. Todo estaba silencioso, bueno, exceptuando los ronquidos de algunas personas que seguían dormidas, aunque técnicamente todas estaban en brazos de Morfeo, solo que no hacían aquellos ruidos al dormir. Las azafatas empezaron a quitar algunas de las cortinas que no permitían a la luz entrar, pues estaban a punto de aterrizar y la gente tenía, si o si, estar despierta.

    La castaña de quince años de apellido Thomson, empezó a abrir los ojos despacio acostumbrándose a la luminosidad, la cual era algo saturada debido a la cercanía con la ventana. Con flojera empezó a removerse en su asiento, su espalda le dolía un poco, así que, como no tenía de otra, soñolienta, empezó a estirarse un poco dando un gran bostezo, tenía que quedarse despierta, pero el sueño aún permanecía presente, sin duda, dormir es gratis, pero despertar no lo es.

    — Atención Pasajeros, se les exige y se les agradece que vayan despertando porque dentro de poco ya vamos a aterrizar. Buenos Días y gracias. — Se escucho a través de las cornetas que se encontraban en diversos lugares del avión para que sean oídos sin excepción; la voz era femenina, así que Karry pensó que era una azafata.

    — Mamá. — Susurro Karry hacia su madre, mientras la movia levemente de un lado para otro intentando despertarla. — Mamá. — Repitió la acción varías veces, hasta que la mencionada se empezó a mover.

    — ¿Mmm? — Abría sus ojos como podía, pues la adulta ya no es de despertarse muy temprano. — ¿Qué pasa?

    — Acaban de decir que dentro de poco vamos a aterrizar. — Informó la adolescente.

    — Ok, ¿y Thomas ya está despierto? — Pregunto, en ese momento volteo la vista hacia el asiento que se encontraba entre ellas dos, pero estaba vacío. — ¡¿Donde está Thomas?!

    — Cuando desperté no estaba. — Ambas se empezaron a alterar, así que como no tenían de otra se levantaron y empezaron a buscar al pequeño por todo el avión, que, afortunadamente, era de un espacio mediano, por lo que podían pasar sin ningún problema, claro que también podían ser detenidas por una de las azafatas.

    — Disculpe, señora, pero no puede estar caminando por aquí, ya vamos a aterrizar y ustedes deben estar en sus asientos. — Dijo una chica adolescente de cabellos rojos y ojos marrones, era una azafata y se podía notar por su uniforme, pero se le hacía, extrañamente, conocida a Karry. Hablaba con un acento italiano, lo que daba la impresión de que era de Italia.

    — ¡No encontramos a mi hijo, cuando despertamos no estaba y me estoy preocupando! ¿¡Cómo usted piensa que me calme!? — Hablo histérica la mayor.

    — ¿Habla de Thomas? No se preocupe, señora Thomson, él está con el piloto. — Informó tranquila y con su misma seriedad.

    — ¿eh? — las dos, madre e hija, estaban sorprendidas.

    — ¿Me conoces? — Pregunto la adulta.

    — Si, mi padre es el piloto, éramos sus vecinos de apartamento hasta que se mudaron, luego llegó otra familia y por ella nos enteramos de que se habían ido. — Contó la chica.

    — ¡Cierto! Ustedes eran la familia Bianchi, ¿cómo no pude reconocerlos? Lo siento, Eloisa. — Hablo la adulta.

    — Bueno, pasó mucho tiempo, yo tampoco pude reconocerlas con rapidez jeje.

    — Si, estás más grande, ya eres toda una mujer jeje, te pareces a tu madre. — Hablo la mayor recordando a aquella viaja amiga.

    — Si, eso me dicen mucho. — Dijo la adolescente sonriente, le gustaba saber que se parecía a su madre.

    — ¡oh! Casi lo olvido, dios, que madre soy, ¿puedes buscar a Thomas? — Pidió amablemente, Sabine; con tanta charla a uno se le llegan a olvidar las cosas.

    — Claro, ya vuelvo. — Dijo y se dio la vuelta para irse a la cabina del piloto.

    — Es raro, no la recuerdo. — Pensó en voz alta la castaña de mirada azul.

    — Si, pero de seguro lo harás, fue tu amiga desde que naciste, la primera que tuviste, exactamente. — Hablo la mayor mientras colocaba su mano derecha en el hombro de su hija.

    Karry, en ese momento, sintió algo extraño, no podía explicarlo, pero le empezó a doler la cabeza, el dolor era agudo, pero debía aguantar, ya era suficiente con que su madre se preocupara con Thom. Tomó aire lentamente y exhaló. Esa sensación de como si te estuvieran engañando apareció otra vez y su cabeza empezó a llenarse de dudas y especulaciones, como casi siempre solia hacer ¿Su madre no le tenía confianza? ¿Le están ocultando algo? ¿qué sucede?

    — Aquí está, señora Thomson.

    — ¡Mami, Buenos Días! — Chillo el pequeño, alejándose de la peli-roja y corriendo a abrazar a su madre.

    — Buenas días, me tenías asustada, muchacho, a la próxima me tienes que avisar a dónde vas siempre ¿okey?

    — Sí.

    — Bueno, será mejor que regresen a sus asientos, mi padre ya va a informar sobre el aterrizaje. — Dijo Eloisa sonriendo levemente, sus ojos marrones a pesar de que parecían serios, raramente, estaban expresando felicidad ¿Sera por volver a ver a esa familia después de mucho tiempo? ¿O por otra cosa? No lo se.

    — ¡Oh! Si, es cierto. Muchas gracias, Eloisa. — Hablo rápidamente la adulta para luego darse la vuelta junto con sus hijos y volver a sus asientos, mientras, la chica de marrones ojos los miraba fijamente, en guardia.

    — Señores pasajeros, por favor, abróchense los cinturones que en unos minutos estaremos aterrizando. — Se escucho una voz gruesa a travez de las mismas cornetas, era notoria de que era de un hombre, a lo mejor del piloto; todas las personas le obedecieron sin quejas, de igual forma tenían que hacerlo si o si, asi que no podían negarse a realizar tal acción.

    Por fortuna, el aterrizaje fue limpio, no hubo problemas, eso fue un alivio para Karry, de alguna forma se sentía nerviosa cuando estaban a punto de aterrizar, y lo mas raro, es que los nervios siguieron presentes a pesar de tocar suelo, hasta podía sentir como sus piernas templaban, pensaba que en cualquier momento caería de rodillas cuando sus piernas no aguantarían más, pero con unas bocanadas de aire y una caminata tranquila hacia él área de desembarque logró calmarse, pero solo un poco. A lo mejor era por estar en una nueva ciudad, una nueva escuela, por su nueva vida, donde empezaría desde cero, pero con sinceridad ni en eso pensaba, más bien, no estaba pensando en nada, su mente estaba como una pizarra cuando la escuela cierra, en blanco. Sentía emociones que jamás experimento, ni podía describirlas o mencionarlas porque no sabía que eran, en su estómago no sentía mariposas, más bien, sentía una manada de Elefantes ¡Dios! ¿¡Por qué tanto nerviosismo!? No podía entenderlo, si estaba muy feliz de venir a Estados Unidos.

    Mientras esperaban las maletas, Karry podía sentir como el tiempo se hacía más lento, ya quería llegar a su nueva casa y acostarse en la cama, para luego colocarse los audífonos y así meterse en su mundo con la música que estos proyectan, así tal vez pueda olvidar todo y relajarse, eso era lo que más necesitaba en esos momentos. Empezaron a escucharse como diversos metales chocaban entre si, lo que logró sacarla de sus pensamientos y hacer que vuelva a la realidad; miro hacia aquella máquina, algo vieja, que estaba empezando a moverse trayendo en la acción las maletas una por una. La castaña junto con su madre se acercaron a agarrar sus cosas cuando las vieron siendo movidas en forma de círculo por la máquina.

    — Bien, están todas, lo demás de seguro siguen en el camión de mudanza, cuando lleguemos a casa llamaré a Matt para ver por dónde van. — Murmuró rápidamente la mayor de ojos verdes, mientras veía las maletas que estaban en frente suya.

    — Bien, ¿y ahora que? — Pregunto Karry mirando a su madre.

    — Bue... — Las voz de la mayor fue interrumpida por otra, que resaltó mucho más debido a que era un grito.

    — ¡Sabine! ¡Hermana! ¡Estupida que me persiguió desde mi niñez! — La mencionada volteo rápidamente al reconocer esa voz femenina, con una gran sonrisa agarro dos maletas y corrió hacia la persona con aquella voz fina y melodiosa, más o menos igual que la suya. Su hija e hijo algo confundidos siguieron a su madre a paso rápido, ya que ella se encontraba algo lejos abrazándose con una persona, la adolescente supuso de que se trataba de su tía, aunque tal vez nunca la conoció, era evidente y lógico ya que la anónima dijo hermana.

    — ¡Cuanto tiempo! Como te extrañe. — Hablo Sabine sin soltarse del abrazo.

    — Yo también. — Hablo la otra persona, quien después de unos segundos vio a los menores y se separó rápidamente. — ¿Ellos son Thomas y Karry? ¡Dios! Como han crecido, principalmente Karry, ya es toda una mujer.

    — Jeje, estoy segura que no te recuerdan, así que preséntate. — Dijo Sabine, la menor de las dos adultas.

    — Ok, Hola sobrinos, yo soy su tía Marine Favre, hermana mayor de su madre. — Se presentó animadamente. Karry la miro fijo, cabellos Castaños con mechas amarillas, ojos verdes jade, piel morena, sin duda, era igual a su mamá, lo que la hizo sentirse más relajada.

    — Yo soy Thom, mucho gusto tía. — Se presentó igualmente de animado, al fin más familia.

    — Soy Karry, ¿Tú apellido es Francés? — Pregunto curiosa, su madre no tiene ese apellido.

    — Familia Paterna Francesa, pero Familia Materna Norteamericana, ¿Tú madre no te lo dijo? Vaya guardadora de secretos, apuesto a que se cambio de apellido. — Dijo la mayor de todos.

    — Aja, si, ya deja tus raras rimas, ya quiero ir a descansar en una cama. — Bostezo con pereza Sabine.

    — ¿y dejar a mi hija sola en el aeropuerto? Tú estás loca, mujer. — Hablo la mayor.

    — ¿Mi sobrina está aquí? Bueno, puedo esperar, quiero verla.

    — Fue a comprar un libro que vio en un local, a ella le encanta leer. — Informó Marine.

    — De seguro se parece a su padre. — Dijo bromeando Sabine, pero tenía que admitir que su hermana nunca le ha gustado leer libros, digamos que lo que le gustaba más era cocinar, los videojuegos, las películas, entre esas cosas, pues al tener una infancia muy exigente con la lectura no le había agradado aquella actividad.

    — Callate.

    — ¡Mamá lo encontré! ¡Encontré el libro! — Gritaba con emoción una chica de cabello castaño y ojos de igual color que se acercaba corriendo.

    La familia castaña miraron hacia aquella voz, quien propietaria ya se encontraba en frente de los cuatro, mirando sorprendida al resto de su familia.

    — Hija, ellos son la familia de mi hermana, tus primos, Karry y Thomas. — Hablo Marine señalando a los mencionados, la menor de 12 años sonrío.

    — ¡Hola, yo soy Paula! Mucho gusto. — Se presentó animada la castaña, vaya, de tal palo tal astilla.

    — Hola. — Saludaron los hermanos.

    — Bueno, ahora sí nos podemos ir. — Hablo la mayor de todos mientras agarraba una de las maletas.

    — Si. — Murmuró la castaña clara, Sabine.

    Así cada uno tomo una maleta y empezaron a caminar hacia la salida, dirigiéndose al estacionamiento para acercarse al carro de la hermana mayor de los Favre. Metieron las maletas, como pudieron, en la cajuela y se acomodaron en los asientos para así arrancar, el camino era largo pero no quitaba el echo de que era divertido con las dos adultas.

    — ¡Oh! Por cierto, Bienvenidos a Hurricane, Utah.

Continuará...

Dios! Cuánto tiempo sin escribir ¿no? Lo siento mucho por ello

¿Y ya vieron la nueva Portada? ¿Quedó hermosa no? ¿Se dieron cuenta de *** ************* y de ******?

Y bueno, a que no adivinan de donde saque esa Ciudad y Estado *guiño guiño* ;v

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