VIII. Encuentro de dos

No sabía describir de forma perfecta si era incómodo el silencio que caminaba junto a ellos, o el hecho de que sus manos le hormigueaban instándole a que tomara la extremidad de la fémina a un lado suyo.

Volteó su mirada hacia ella, cauteloso de que no se diese cuenta. Observó como su melena danzaba con la poca brisa del atardecer y el cómo se encontraba distraída viendo los demás edificios que restaban del lugar.

Fue inevitable suspirar para él al admitir que observarla era un deleite del que no pensaba aburrirse nunca.

—¿Sucede algo? —cuestionó entonces su voz, causando alerta en el cobalto.

—¿Eh? No, ¿Por qué? —le regresó la pregunta, ambos manteniendo su mirada fija en el otro.

—Bueno, suspiraste… —comentó, negando con la cabeza ante lo que acababa de decir—…Olvídalo, todos suspiran. —se calló sin volverlo a observar, entreabrió sus labios para decirle algo de consuelo, pero la abrupta mirada en su campo de visión le hizo autointerrumpirse— ¿Tus padres no se molestarán si me ven de sorpresa en su morada? —preguntó entonces al notar que portaba de toda la atención de su contrario.

Sonic desvió su mirada un poco incómodo, haciendo una mueca de disconformidad ante la obvia necesidad de información de la eriza rosa.

—No, no lo harán. —Dijo poco después— Mis padres están divorciados, ninguno vive conmigo. —contestó.

Fue entonces que Amy cayó en cuenta de cuales eran ese tipo de situaciones incómodas que ocurrían en la televisión. Ésta era una de esas situaciones.

Un silencio se interpuso entre ellos no permitiéndose más que una inquietante situación que de de una u otra manera, buscaban romper. Amy frotó su brazo avergonzada ante sus palabras, de alguna forma se sentía extrañamente culpable al tener la creencia de haber hecho recordar al cobalto tales desagradables memorias.

—Lo siento… —comentó por fin, con sus orejas un poco decaídas— No era mi intención urgar dentro de tu vida personal.

—No te preocupes, no traspasaste ningún límite. —Contestó con una carismática sonrisa. ¿Cómo podía mantenerse tan sereno en una situación así?— De hecho, me sorprende que no supieses aquello siendo que fuiste mi amiga por tantos años. —complementó.

Amy asintió ante su consuelo a su inquietud. Le observó curiosa ante quién era realmente aquel erizo azul. No había conversado hace años, y eso aquello le perturbaba pues era como volver a conocerse, y en su profunda sinceridad, no le molestaba el querer conocer cada una de las facetas que el erizo pudiese tener en cualquier situación.

—Ya llegamos. —declaró entonces el invasor de sus pensamientos, causando que una eriza rosa pestañeara fuera de sí— ¿Amy?

—Sí, Sí. —respondió apresurada, acomodando sus mechones de cabello que cubrían en ocasiones su acalorado rostro.

Sonic la guió por las escaleras que se repartían en medio de dos edificios, subiendo hacia la pared que parecía iniciar un tercer piso, deteniéndose en una puerta en específico.

—¿Estaremos realmente, completamente solos? —cuestionó ruborizada la eriza, haciéndose la idea de estar encerrada en una infraestructura junto con un adolescente que mantenía las hormonas más despiertas que ella. Quería creer que lo que ella estaba pensando entre mil escenarios no llegarían a suceder— P-Porque si es así, no creo que-

—Hey, no te emociones. —Contestó dándole la espalda, buscando sus llaves— No estamos solos, la sra. Honey está dentro. Ella es quien se dedica al cuidado de la casa los días de semana en lo que me ausento por periodos de clase. —finalizó dirigiéndole una mirada pícara, Amy sólo desvió su mirada absolutamente avergonzada ante la osadía de imaginarse situaciones que no venían a la ocasión.

Se escuchó el rechinar de la puerta dando paso a una morada bastante amplia de tonalidades blancas y grises. Estaba todo tan bastante organizado y bien amueblado que incluso ella misma se sintió como una completa pobretona.

—Sr. Sonic. —escuchó de pronto, observando a una señora de aspecto enternecido que mantenía una sonrisa bastante maternal— Bienvenido a casa.

—Gracias, sra. Honey. —le observó articular acercándose a la mayor con un abrazo— Ella es Amy Rose, es…

—¿Nueva chica, señor? —le interrumpió con desconcertante frase, mas aún al observar el rostro de horror y pánico impuesto en el cobalto.

Un puñal pareció haberse incrustado en su pecho al sentir un dolor agudo de ahí mismo, manteniendo su vista fija de repleta indignación hacia el erizo en frente que tal vez, intentaba arreglar la situación hablando de forma privada con la ama de casa.

Apretó los labios y frunció el ceño, quería evitar pensar lo peor de él porque aquello ya había pasado, pero, ¿Nueva chica? ¿Era en serio? Se cuestionaba cuántas mujeres habían pasado por sobre el suelo en el que ella estaba pisando ahora.

Peor aún, ¿por qué le afectaba? Siempre se había convencido de que la imagen de Sonic the Hedgehog la aborrecía por completo, y a pesar de haber dado el brazo a torcer, sucedía ésto para recalcarle que Sonic seguía siendo un descarado.

No se movió en ningún instante de su lugar, quedando estática y con un mohín estóico que a Sonic le dejaba claro que la situación había empeorado en demasía. La mayor ya se había retirado luego de suplicar muchas veces el perdón hacia el joven a quien le habían confiado el cuidado y que costó pudiese convencer de que todo estaba bien.

Una vez solos, el erizo azul temió darse la vuelta y confrontar la furia que seguramente estaría hecha la chica que le había robado el sueño incontables veces.

—¿Ahora no me das la cara? —escuchó en regaño ante la cobardía que veía encerrado en la silueta del erizo, éste se dio la vuelta mecánicamente, pasando sus dedos por sus púas con nerviosismo— Olvídalo, fue un error venir a perder el tiempo. —Dijo de pronto, y de manera efusiva se dio la vuelta camino a la puerta.

Sonic abrió los ojos de par en par aturdido ante lo que en cámara lenta estaba ocurriendo frente a sus ojos. Éste tipo de situaciones no le habían ocurrido desde la última vez que discutió con sus amigos pero ésta vez… era diferente, porque estaba con Amy.

No tuvo tiempo para pensar, por lo que inmediatamente la retuvo con un agarre firme en el antebrazo de ella, causando que ésta se diera la vuelta.

—¿Qué haces? —inquirió alarmado el cobalto al notar sus acciones.— No te puedes ir. No ahora.

—¿Disculpa? —articuló indignada la pelirosa intentando zafarse del agarre de su contrario— ¡Puedo irme cuando se me de la gana!

—¿Cuál es tu problema? —insistió, sujetándola ahora de ambos brazos— ¡Sólo dejame explicarte!

—¡Como estúpida volví a caer en tu falso carisma! —exclamó removiéndose en sus brazos— ¡Pudiste vivir muy bien con muchas mujeres!

—¡Eso no es así! —recriminó elevando la voz, acorralándola contra la puerta— ¡Amy…!

—¡Suéltame! —exclamó— ¡Quiero irme!

—En el fondo no quieres hacerlo. —contratacó

—¡Déjame, Hedgehog!

—¡¿Por qué te afecta?!

—¡Ya basta!

—¡Responde! —exigió en una exclamación que hasta en la última habitación escondida en el fondo de aquel gran departamento se pudo haber hecho un eco.

—¡Porque quería creer que realmente era importante para ti! —Contestó elevando la voz, para terminar apretando sus labios y cerrando con fuerza sus ojos ante la presión a la que había sido sometida.

Leves temblores se hicieron presentes en sus brazos, ambos con la respiración agitada ante la discusión que había subido de tono de forma incontrolable.

Un silencio penumbral se instaló en la morada, sin escucharse ni el más mínimo ruido, sólo el de la urbanización a las afueras del hogar.

Observó como la de ojos jade frente suyo mantenía su mirada en sus zapatos, aún con sus temblores de nerviosismo siendo evidenciados por los brazos en los que aún forjaba fuerza.

Un lloriqueo se escapó de la presión de los labios de la fémina, avergonzada ante sus sentimientos más profundos expuestos en una discusión de ese nivel. Se sentía juzgada y humillada ante la falta de palabras del erizo y además, apresada por el mismo.

—Amy… —su tono cálido y arrepentido de su voz la hizo sobresaltar al interrumpir aquel silencio. Le observó con temor a ver su expresión, exponiendo sus ojos llorosos ante el estrés de la situación.

Sus ojos se abrieron en sorpresa, dando paso a unas facciones de preocupación ante lo que le había hecho a su amada rosa. Murmuró un “lo siento” que Amy sólo pudo leer ante lo que había sido más un susurro que otra cosa.

—No puedo vivir sin ti. —articuló al fin, soltando una de sus muñecas y acariciar la mejilla de la eriza quien le observaba estupefacta, emocionándose al escuchar esas palabras que aunque no quisiera, le hacían estremecer más el corazón— Amy, Yo…

Realizó una mueca en un intento de ahogar el llanto que se acumulaba en su garganta, sintiendo como lágrimas rebeldes se escapaban de sus cuencas y eran limpiadas por el pulgar de su amado. Esa única frase dicha por su príncipe azul sólo causó que lo amará más de lo que le hubiese gustado, pero no quería caer en sus mentiras. No otra vez.

—Sonic… —murmuró en un gimoteo, ahogada por su propio nudo que pedía ser liberado en lágrimas y dolor.

Notó como éste se acercaba con lentitud hacia ella, sin quitar su mirada de sus labios. Un pánico se apoderó de ella y sin titubear, desvió su rostro hacia un costado interrumpiendo las intenciones del cobalto.

—No. —Dijo entonces al desviar su cabeza— No me beses, no lo hagas. —suplicó con un leve temblor en sus labios y tono de voz.

—Pero… —intentó excusar, aflojando su agarre.

Al sentir su muñeca liberada, le dedicó un último vistazo repleta de decepción y al mismo tiempo, de conmoción.

El de ojos verdes se limitó a escuchar su puerta cerrarse con brutalidad, quedando en su campo de visión el lugar vacío de donde hace unos segundos estaba la chica que más amaba. Suspiró en resignación, apoyando su espalda en la puerta exclamando su silencio el auxilio.

—¿Quiere un vaso de agua, Sonic? —escuchó entonces el maternal tono de su cuidadora quien le observaba con preocupación. Era obvio que había escuchado todo.

Asintió en silencio en un intento de agradecer con una amarga sonrisa, que poco después se deformó a una mueca de dolor ante lo fracasado que se sentía, siendo reconfortado al ser envuelto en los brazos de quien era la suplente de madre.

Había fracasado una vez más, y estaba seguro que ésta vez, la había alejado lo suficiente para no verla jamás.

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OMGGGGGG QUE FOOEEEERTE

Nuevo capítulo muxaxos, y al parecer todo a vuelto al principio 😭

Pobre Sonic, la tenía en la palma de la mano y por culpa de la señora la ha perdido:(

Vieja piruja 🙂

Quepasaráahora:( tenemos a una Amy dolida y al mismo tiempo conmocionada por las palabras de su principe azúl, y por otro lado al erizo que está sufriendo por haberla cagado en grandísima magnitud —Mind explosion—.

Comenten qué esperan ver en el próximo cap:00!!! Tal vez tome algunas ideas 🌚🌚

¿Qué pasará con la relación Sonamy? ¿Está lejos o cerca de ocurrir?

¿Shadow se involucrará en todo esto?

¿Sonic seguirá siendo popular?

¿Dónde está mi manjar?

Todo eso en el próximo cap!

Byes bbs 🥜

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