¿Yo, amable?
Realmente no tenía pensado ir al lugar donde me apuntó la chica en la nota al menos no todavía. Estaba demasiado distraído leyendo aún más sobre lo que me pasaba incluso creo que ya empezaba a saber cómo funcionaba también tomé una libreta para describir que significaba cada cosa.
Como no salía casi, debía usar a mi madre de conejito de india, descubrí que las luces o auras eran vibrantes o curvas depende de las emociones de las personas pero que su color siempre era el mismo solo era más o menos intenso depende de la intensidad de la emoción o al menos eso era lo que observaba, la única aura que notaba que podía cambiar o ser afectada por otros colores era la mía.
Ricardo mi hermano del alma (aunque ya no lo parecía) no pasaba casi tiempo en casa en realidad no sé a qué lugares irá quisiera poder platicarle de todo lo que me está pasando.
-¡Michael!-. Grita mi madre desde la cocina .
-Te dije que sacarás la basura, ya casi es de noche-. Su color violeta ahora está vibrante y de poca intensidad lo que expresaría su pequeña ira.
-Entiendo-. Digo en voz alta.
-Ahhhh entiendes, pues apresúrate y sacala-.
-Espera dame un momento-. Corro a buscar la libreta y escribo lo aprendido.
-Tienes que sacarla ¡ya!-. Me grita mi madre luego de unos minutos después.
- Está bien-. Realmente siempre me trata como un niño, cuando al fin voy a sacar la basura su color empieza a disminuir a una frecuencia de violeta un poco más clara.
Saco la basura y quedo justo frente a mi casa me detengo un distante y cierro los ojos con intención de poder ver sin ellos (es como cuando tienes los ojos cerrados y se ve todo oscuro pero esta vez además de esa oscuridad muchos colores, ligados a sonidos flotando en esa oscuridad).
Si me concentro aún más oigo el viento soplar, puedo percibir a mis vecinos energías o auras como le llamaré ahora. Como si pudiese ver más allá de sus cuerpos. Es un sinfín de colores muy lindos y llamativos.
Me pierdo un instante y es como si mi mente pudiese viajar y acercarse sin ni siquiera moverme, no puedo verlos pero puedo sentir, escuchar e incluso diría hasta oler su esencia (pero eso ya sería raro, creo que exageré).
-Oye-. Recibo un golpe en la cabeza muy suave.
-Madre, me acabo de curar-. Expreso.
-Ay deja de ser llorón, por cierto tu padre viene ahora-.
-¿Si?, pensé que aún no sale de vacaciones-.
-Sí, así es pero igual viene-.
-Ah, está bien-. Es raro que mi padre venga.
-Madre voy a salir-. Si lo sé dirán que soy un niño de mami pero no es así. Ella ha cambiado mucho desde el día del accidente ahora es mucho más sobre protectora.
-Está bien, procura dañar tu yeso otra vez-. (no hay que tener poderes para saber que eso es sarcasmo).
Quiero intentar probar mis habilidades en un ambiente más abierto. Conozco un lugar a donde no va mucha gente.
Mientras me dirijo a lo que queda de mi vieja escuela puedo notar como todo aún está lleno de escombros a pesar de que han encontrado a muchas personas, muchas otras están desaparecidas y por más triste que suene hay que ser realista ya ha pasado más de un mes no hay muchas esperanzas de que estén vivos.
Hay muchos lugares que están llenos de carteles de personas que se buscan. Veo uno donde sale una pequeña niña mis ojos se humedecen puedo percibir la tristeza de la persona que puso este cartel.
Intento observar la imagen para tener algún tipo de premonición o visión que me ayude saber dónde está la chica, pero no es así sería muy fácil de serlo. Limpio las lagrimas de mis ojos y me doy cuenta que desde que paso todo esto, no paro de llorar.
No sé de qué sirve este estúpido don si no lo puedo usar para algo útil, Sigo caminando y al parecer las calles están vacías supongo que la mayoría ya se fueron o perdieron sus casas.
Al fin llego a lo que queda de mi escuela, ya entiendo porque la han cerrado todo está destrozado incluso puedo ver como los salones están inundados mientras que la otra mitad de salones está totalmente destrozada es como si literalmente se fuese caído todo el techo de este lugar.
Solo espero que quede algo del lugar al que voy, Paso a mi salón la ventana está abierta y parece que ha entrado un poco de moho verde. El lugar donde yo podía ser yo pienso. Donde bromeaba tanto con mis compañeros ya no está. Es difícil lidiar con tanto. Debe ser muy difícil para Ricardo todo esto perdió incluso a su familia.
Camino a la alberca de la escuela y para mi sorpresa está completa si a su alrededor todo está destrozado pero ella parece estar bien. Me acerco con intenciones de meterme pero recuerdo las palabras de mi madre "debo cuidar mi yeso".
-No deberías meterte con el yeso en el brazo-. Una voz detrás de mí se escucha.
Me precipité, incluso me asusté me le quedé viendo a un señor barbudo que llevaba unas bolsas con lo que parecía sonar como unas latas también tenía un bolso no parecía estar tan sucio como un vagabundo normal incluso tenía una ropa aceptable.
Como sabrán, siempre he odiado a las personas que viven así, es como si de algún modo no quisieran trabajar y no se valoraran así mismos.
-Eh no, no pensaba meterme solo buscaba un lugar a solas-. Expreso
-Bueno joven, lamento decirte que este lugar no está solo-. Se ríe.
-Si de eso me doy cuenta-. Expreso.
-Luego del accidente a pesar de todo lo malo. He conseguido más latas para vender y lugares donde dormir-.
-¿Si pero a qué costo?-. Pregunto mientras me siento aún incómodo.
-Tranquilo joven, yo no le haré ningún daño, no soy de ese tipo-. El viejo se sienta en una cama improvisada que tiene cerca-.
-Si lo sé-. Asiento con la cabeza y me siento cerca de la piscina que aún permanece limpia.
-¿Usted ha mantenido la piscina limpia?-.
-Sí, algo así. He encendido el depurador un par de veces-.
Quisiera zambullirme en ella pero me viene a la mente que este hombre todo sucio se metió en ella y las ganas se me pasan, de igual modo no podría, tengo un yeso en mi mano (si lo sé soy algo cruel).
-Entonces ¿cuál es la verdadera razón por la que viniste?-. Parece que me insinúa algo.
-Vienes, para robar cosas como los últimos jóvenes porque realmente acá ya no hay nada, solo un viejo que ya no tiene nada-.
-Ya le dije solo vengo por un lugar a solas-. ¿Alguien vino antes?, aunque también pienso que si él no tiene nada es porque se lo merece, de seguro nunca estudio y siempre se dedicó a la vagancia.
-Pensarás que siempre he sido así toda mi vida-. Expresa aquél señor acostado desde la esquina es como si fuese sabido lo que estaba pensando, supongo que mis expresiones fueron obvias.
Se escucha algo ronco como si estuviese enfermo.
-Pero no, yo antes hacía esto también eso por lo que viniste a este lugar-.
- ¿A qué se refiere?-. Pregunto curioso ¿Qué razón tiene el que sea igual que la mía?
-La natación-.
-¿Natación, usted nadaba?-. La verdad no sé si creerle.
-Sí, así es, y no solo nadaba realmente era el mejor-. Nostalgia empiezo a sentir... nostalgia pero ¿por qué?
-¿Tu también nadas no es cierto?-. Para ser un vagabundo es muy observador.
-Si, así es, ¿cómo lo supo?-.
-Solo, los nadadores y los marinos ven el agua así, y para lo segundo eres muy joven-.
Una luz amarilla que ni siquiera intenté ver emana de el viejo de repente, es parecida al aura de Yari pero esta tiene un color cercano al oro, me parece increíble que una persona como él tenga ese color, ¿Qué significará?
-Oye, ¿quieres algo de beber?-. No me di cuenta cuando se puso de pie y tomo una lata que sorpresivamente está fría.
Tomo la lata, es una gaseosa de sabor fresa y me quedo sin palabras.
-No tengo muchas visitas-. Expresa y lo que ven mis ojos me parece increíble. El no tiene mucho y me da de lo poco que tiene, en otro caso no lo fuese aceptado pero es raro, algo en mi es diferente. (Ah claro por supuesto veo colores y escucho sonidos extraños).
-Gracias-. Expreso tartamudeando.
-Señor...-. Le hablo luego de beber la gaseosa.
-¿Por qué usted dejó de nadar?-. Todavía dudaba de lo que me decía.
-Olvídalo joven, nadar es una pérdida de tiempo-. Tristeza percibía y sentía quizás el esté sintiendo eso por algo que ya no está.
-Míreme, ahorita ni tengo de que cenar-. Dice mientras se ríe.
-¿Por eso dejó de nadar?-. Si sé que soy algo indiscreto pero él fue el que empezó el tema.
Se quedó callado puedo percibir que no le gusta hablar del tema.
-Bueno ya me tengo que ir señor ya no lo molesto-.
-Mucho gusto joven, por favor le agradecería que no le dijese a nadie que estoy acá-.
-¿Joven su nombre es?-. Pensé en mentir pero me sentiría mal si lo hiciera, Rayos ni yo me conozco antes ni le daba dinero a las personas, Esto de saber cómo se sienten las personas no me va del todo bien.
-¿Mi nombre es Michael y usted?-.
-Orlando-. Como yo no le di mi apellido el tampoco pensaba dármelo.
-Bien-. Le asiento con la cabeza y salgo del lugar.
De repente siento frío, hambre, nostalgia y preocupación por el mañana, pero ¿de donde viene todo esto? Miro hacia atrás y observo que proviene de aquella misma luz amarilla que había dejado atrás el aura del Señor Orlando, ¿por qué me siento tan preocupado por ese señor? es tan simple como decir que me estoy poniendo en su lugar. Como si yo fuese el que esta noche no cenaría y dormiría en mucho frío...
Acá estoy, al frente de la escuela Miranda nuevamente. Sí ya sé, es algo raro lo que estoy a punto de hacer ya empezó a anochecer y llevo unas cinco latas de comida en una bolsa, no fueron nada baratas pero no creo que importe mucho. A mis padres siempre les ha ido bien y siempre me han dado lo que yo quisiera.
Paso otra vez a la alberca y otra vez el mismo sentimiento de antes, nostalgia, frio y hambre. Es diferente al hambre que también tengo es como si pudiese sentir ese dolor, no lo sé es algo difícil de explicar pero no es para nada lastima de eso estoy seguro.
-Señor Orlando...-. Exclamo buscándolo, una pequeña fogata se encuentra en el lugar al lado de una piscina ya tapada, que raro pienso.
-Volvió, pensé que no volvería joven-. Expresa el señor al parecer lo estoy despertando.
-Le he traído algo no es mucho pero...-. Este señor es muy extraño a veces parece ser muy amable y otras veces todo lo contrario supongo que es la edad, pero me recuerda mucho a mi abuelo.
-Muchas gracias joven-.
El Señor Orlando coloca dos latas que probablemente tenían granos cerca del fuego, no lo puedo negar tenía mucha hambre pero preferiría que se las comiese él.
Oiga yo no voy a comer, yo me debo ir, eso fue lo que mi mente quería decir pero no lo hice.
-Siéntate-. Expresó de manera amable.
-Está bien-. Expresé, es como si su comportamiento amable hiciera que yo también lo fuese.
Me siento como un espejo que imita el comportamiento o los sentimientos de las personas. Podía ver como el color amarillo oro que se acoplaba con mi aura roja y mientras más pasaba esto, más me sentía en el lugar de esa persona. Debió haber pasado por muchas cosas, quizás el no tuvo todas las oportunidades que tengo yo.
Luego de que las latas se calentara me dio un paño y una cucharilla la cuál limpió muy bien. Comí los granos y a pesar de que era una comida muy humilde, sentí que era más deliciosa que otras que he comido y sé que el señor también.
-Gracias, por la comida joven, disculpe por decirle antes lo de que nadar no tiene sentido-.
-Tranquilo, sus razones tendrá-. Le digo.
Salgo de la escuela y todo el lugar está bastante oscuro probablemente porque la mayoría de los faros de luces quedaron totalmente destruidos.
Camino con cuidado observando a todos lados. Últimamente estos lugares son muy peligrosos, como desearía que apareciera verónica una vez más y me llevara a mi casa. Estoy seguro que eso no pasará, solo soy un imán de sentimientos no un genio que concede deseos.
No veo a más nadie por el lugar. Cierro mis ojos, luego de la oscuridad aparece atrás de mi el aura dorada que pertenecía a Orlando es fascinante esto pienso, no es ver las luces es como percibirlas, espera... hay más luces en otra dirección.
Esta vez tres y una que me parece conocida. Abro los ojos y estás desaparecen, me pregunto ¿por qué me cuesta verlas cuando tengo los ojos abiertos?
Al menos ya sé hacia donde ir. Camino cuidadosamente, no quiero buscarme problemas solo tengo una mano para defenderme, pero tengo curiosidad.
Diría que me sorprende ver a la persona que está al frente de mí pero lo que me sorprende aún más es ver lo que está haciendo.
Mi hermano del alma Ricardo está allí de pie con otros que no tienen buena imagen, ni mucho menos parecen buenas personas. El tiene un cigarro en la mano al igual que ellos.
Si lo sé es malo juzgar a las personas solo viéndolas pero si pudiesen sentir lo que yo cuando los vi, me entenderían...
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