¿Ricardo a donde vas?
Un solo color, todas las personas que he visto tienen un solo color ya sea muy claro o muy oscuro. Es como si la personalidad de una persona estuviese fija pero se ve alterada o cambiante ¿entonces los sentimientos y las emociones son cosas cambiantes?
Bueno basta de especulaciones. Tenía que averiguar cómo ayudar a mi hermano del alma. Lo había seguido un par de veces y se seguía viendo con esos chicos de la última noche al parecer planean algo.
-¡Michael!-. Toca la puerta mi padre, un señor igual que yo aunque obviamente más avejentado.
-¿No piensas salir de esa habitación?-.
-No lo sé no me siento bien-. mi padre siempre ha sido una persona carismática en pocas palabras un payaso, nunca he visto llorar a ese hombre.
-Nada de eso, tu madre te tiene que decir algo. Allí te traje un teléfono para que empieces a hacer amigos nuevamente-.
Me doy cuenta que realmente no tengo teléfono y no me he comunicado con nadie todos estos días. ¡Qué loco!, antes no podía estar ni un día sin él.
-Debo ir a trabajar pero cuando regrese vamos a un partido de fútbol para que te animes-. Me dice mi padre. Vaya mi padre realmente nunca está.
-¡Javier!-. Grita mi madre desde la cocina y veo que el aura que rodea a mi padre también es roja. Creo que es el color más común pero el de mi padre y el mío son más intenso que el de los demás.
-Creo que me llaman-. Sí y probablemente tengas problemas pienso.
-¿Fue ella quien te obligó a venir?-. Le pregunto.
-Algo así... Pero vamos...por los viejos tiempos, ¡Vamos vamos!...-. Empieza cantar un coro que suelen cantar en las gradas de fútbol.
-Está bien-. Tomo su mano como un saludo entre compañeros.
-Bueno ya sabes, no te quiero ver tanto tiempo encerrado en esta habitación-.
-Sí, si ya entendí-. Sale de la habitación aún cantando la pegajosa canción de su equipo.
Por cierto justo ayer al fin me removieron mi yeso mi brazo está algo dormido y más blanco de lo normal todavía me cuesta moverlo.
Mi madre ha notado que realmente ahora no salgo de mi habitación ella cree que es porque tengo un trauma por lo que sucedió y quizás sea cierto porque ahora no puedo salir.
Así que su brillante idea para que yo pudiese volver a ser el mismo de antes (alguien que realmente nunca estaba en la casa) es inscribirme a una organización encargada de ayudar a las personas que fueron afectadas por el accidente.
Realmente no me parece una buena idea. Pero me ha dicho que si no lo hago cancelará el Internet y mucho peor ya no recibiré mi mesada pero ahí no termina todo, ella quiere que invite a Ricardo. Vaya, eso sí que estará difícil.
Me dirijo a la habitación de Ricardo y toco la puerta esperando que salga pronto, debemos ir hoy en la noche o sea en 40 minutos. Mi madre me dijo que nos llevaría pero yo tengo otros planes necesito averiguar sobre esa dirección.
Toco la puerta nuevamente pero él no sale pero estoy seguro que él está allí puedo sentirlo.
Finalmente abre la puerta.
-¿Qué sucede?-. Pregunta a su vez que sale y cierra la puerta sin dejarme mirar adentro.
-Ehhh... mira, mi madre dice que tenemos que ir a un lugar para entretenernos o algo así-. Que incómodo es hablar con él cuando no te escucha.
-Ya ella me dijo no tienes que recordármelo-. Expresa mientras sale del corredor y luego de la casa. Él color anaranjado que le rodea es mucho más oscuro que antes no sé cómo interpretar eso.
-Ok, eso fue fácil-. Digo en voz alta.
Así que solo tomo algo de dinero porque planeo visitar la dirección que me dio la chica. Me visto algo sencillo pero si muy abrigado afuera está haciendo mucho frío. Pronto mi madre no tarda en llamarnos falta todavía 30 minutos para que eso empiece espero que de verdad no sea un curso de auto-ayuda.
-Bueno ya es hora, quiero que lleguen temprano-. Nos dice mi madre a Ricardo y a mí. Probablemente ni siquiera lo dejó salir.
-Madre todavía tienes tiempo de arrepentirte-. Le comento de manera burlona.
-Ya te dije, es tu decisión. Si quieres no vas-.
-¿En serio?-.
-Sí, pero tu mesada se irá al fondo de esa organización de ayuda-.
Genial mi madre es más graciosa que yo, y la cara de antipático de Ricardo tampoco ayuda.
Subimos al auto de mi padre que al parecer dejó para que mi madre pudiera transportarse. Vaya como me gustaría que me lo prestasen.
Hay tantas cosas que me gustaría que me contasen del accidente pero Ricardo no creo que sea la persona para hacerlo.
Subimos al carro y hay un total silencio creo que ni Ricardo ni yo estamos contentos.
-¿Falta mucho?-. No tarda en preguntar.
-No, no falta nada, ya llegamos-. Responde mi madre.
Se detiene en lo que parece ser un local abandonado y si no es abandonado es realmente feo.
-Bien, bájense, quiero verlos entrar-.
-Vale está bien no seas tan dramática-. Le digo y su cara no puede ser más seria, Ricardo simplemente se baja y se dirige hacia ese local.
-Ves... haz como Ricardo y obedece-.
-Si, ya voy déjame tomar mi mochila-.
-¿De verdad esto es necesario?-. Realmente no quiero ir a ese lugar
-Nos vemos ahora-. Me replica y yo me siento como echado de mi casa.
Vaya mi vida si que ha cambiado el último mes.
Mi madre me hace señas desde el carro insinuándome que vaya al local, con una mirada aterradora, puedo sentir y ver en su aura violeta que habla en serio. Creo que quiere lo mejor para mí.
Bueno sé que en algún momento ella se irá así que entraré. Y Ricardo ya lo hizo así que es mi turno.
Como lo sospechaba estoy al frente de la puerta y mi Madre asiente y se va. Excelente ahora yo también puedo irme.
Pero hay un problema puedo percibir que hay cinco personas adentro y entre ellas no parece estar Ricardo. Pero si él no está allí adentro ¿Dónde está?
Esto es realmente un problema que tontería debo hallarlo tengo un mal presentimiento. Y sé que suena estúpido pero si puedo sentir a las personas tener presentimientos no debería ser extraño.
Cierro mis ojos para encontrarlo ¡debo encontrarlo! Busco pero me es muy difícil. Es como cuando ves una luz muy fuerte que no te deja ver hacia tu objetivo.
Caigo al suelo de rodillas.
-¡Ahh!-. Qué rayos. Mi cabeza acaba de colapsar es como si las personas que están en este lugar tuviesen mucho dolor puedo sentir su nostalgia su angustia, ese sentimiento de soledad es tan grande que me hace querer llorar y una lágrima corre por mi mejilla.
Mi vista vuelve a empezar a fallar como aquel día en ese hospital. Pero empieza a arreglarse luego de que dejo de intentar percibir las cosas.
Igual lo puedo ver. Allí está Ricardo saliendo de un escondite. De seguro el también planeaba escaparse a algún lugar.
Camina mirando hacia todos los lados como que si planease hacer algo malo al igual que yo lleva una mochila me pregunto que llevará allí.
Luego de seguirlo por alrededor de 5 minutos hacia un callejón dos chicos que parecen un poco mayores que nosotros se acercan a él uno alto blanco y otro mediano ambos tienen capucha, este callejón no da buena espina solo tiene una salida yo estoy bastante lejos así que decido acercarme un poco más para saber que ocurre.
-¿Está allí en la mochila?-. Le pregunta el joven más alto a Ricardo.
-¿Tienes el dinero?-. No puedo creer lo que estoy viendo se supone que yo era el que corrompía a Ricardo, que era el que hacía que el hiciera cosas malas pero no hasta llegar a hasta este nivel. Quisiera poder saber que siente él en este momento pero los mismos sentimientos que me detuvieron antes no me dejan poder sentirlo estoy como lleno de sentimientos tanto que mi mente está de alguna manera colapsada.
-Sí, acá está-. Le responde el chico encapuchado mediano incluso hasta enano parece.
-Bien, damelo y luego te daré el paquete-.
¿Él paquete? Espero no sea lo que estoy pensando.
Pero al parecer si es lo que pienso. Ricardo saca una bolsa negra de la mochila que tenía pero a pesar de ello la mochila todavía parece estar llena.
-Bueno ya saben denme primero el dinero-. Dice Ricardo no hay que tener un don para notar que está muy asustado.
-Déjate de estupideces chamarro, pasa esa broma si no quieres que te llenemos de plomo-. El hombre alto lo amenaza.
-Entonces... no hay nada-. Ricardo abre el bolso y va a meter la bolsa otra vez en su mochila su voz se nota titubeante.
El lugar está muy oscuro creo que por eso no pueden verme aunque esté justo detrás de ellos.
Al mismo tiempo que Ricardo guarda la bolsa, aquellos chicos sacan dos armas y mi corazón empieza a latir muy rápido ¡Ellos están apuntando a Ricardo!
-Sabes que chamaco... Nos vamos a llevar las armas que hay en esa bolsa y no te pagaremos nada-.
¡Armas, son armas! Lo que hay en la bolsa que tiene Ricardo.
El no parece preocuparse mucho. Es como si ya nada le importase sin pensarlo mete la bolsa en la mochila y la cierra sin importarle las amenazas previas.
No, no puedo dejar que mi hermano muera. Salgo del escondite y corro al frente de él.
-¡Deténganse!-. Grito sin pensar en las consecuencias ahora ambos moriremos y no habrá testigos.
-¿Qué haces acá?, eres estúpido ahora nos matarán a los dos-. Me reclama Ricardo al parecer esta vez sí está asustado.
-¿De qué hablas tú querías que te mataran?-. Se queda callado después de mi pregunta.
-Cállense los dos, ¿qué hacemos Garry, los matamos a los dos?-. Le dice el más alto al pequeño.
-¡Callate no digas mi nombre!-. Parece nervioso y pensativa
El tal Garry toma el revólver y apunta hacia nosotros con todas las intenciones de disparar puedo sentirlo.
Instintivamente levanto mi mano y puedo sentir su aura verde es como si de alguna forma pudiera alterarla. toda la luz cegante que vi antes es expulsada de mi mano pero creo que yo soy el único que puede verla.
El tal Garry suelta el arma la cuál cae al piso y cae de rodillas ante tal intensidad de sentimientos y empieza a llorar como un niño.
-¿Qué te sucede?-. Le pregunta el otro más alto que se distrae y nos da la espalda para atender a su amigo que está allí arrodillado llorando.
Ya puedo ver el aura de todos. El aura anaranjada de Ricardo se torna muy oscura y siento ira y miedo provenir de él, el chico alto parece estar confundido el aura que lo rodea es azul cielo.
Ricardo toma su mochila y le da con todas sus fuerzas a aquél sujeto incluso yo siento el dolor.
Luego le da un puñetazo al ya exageradamente llorón Garry.
-Vámonos-. Me dice mientras toma su mochila y la bolsa de ellos. Yo lo sigo corriendo hasta la organización donde se suponía que deberíamos estar ya hace rato.
Cansados al fin llegamos al frente del local.
-Tenemos que hablar hermano-. Le replico ya sin aliento.
-Luego te explico, pero por favor no le digas a Emma-.
-Le tengo que decir, ella te ayudará con cualquier problema en el que estés metido-. Le explico
-No quiero depender más de ustedes ni causar más problemas-.
-Entonces no te los busques-. No entiendo qué necesidad tiene de hacer esto. Sé que su familia está muerta pero así no la revivirá.
-¿A caso quieres morirte?-. Mi pregunta lo dejó en un silencio total.
El silencio es interrumpido por la puerta que se abre en frente de nosotros.
-¿Ustedes vienen al grupo de apoyo?-. Nos pregunta un señor con lentes y bigote yo diría que de unos 30 a 40 años.
-Yo sabía que era un grupo de apoyo-. No me di cuenta que lo dije en voz alta.
-Ehh... no, quise decir grupo de apoyo a las personas afectadas... ya saben nosotros somos lo que ayudamos... o eso intentamos hacer... bueno ustedes entienden-.
-Mejor no digas más, creo que lo empeoras-. Le dice Ricardo y pasa al local sin más remedio, el señor se ríe.
-Jajajaja, que joven tan gracioso-.
-¿Tú, también vas a pasar?-.
-Si no hay más remedio-. Le respondo con el peor tono de voz que tengo.
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