TRIUNFO EN LA DERROTA

- ¡Vamos!... anímate. Quizá... después de todo esto no sea tan malo. – dijo la abuela Cologne intentando consolar a su nieta.

Sin embargo, la joven parecía no escucharla. Al igual que en días pasados, Shampoo había ido hasta el templo a las afueras del pueblo, en lo alto de un risco. Quemaba varillas de incienso durante todo el día; no hablaba y no se movía. Sentada sobre sus piernas con los puños cerrados y la mirada fija en el altar ceremonial, en ocasiones su semblante parecía indicar que tramaba una venganza, pero en otras, que una profunda tristeza la agobiaba.

Habían pasado veinticinco días desde la derrota de Shampoo y diez desde que la abuela había vuelto a China.

- Shampoo, no puedes seguir así. Tienes que reponerte. Algo como esto no debería afectar a la sucesora del matriarcado de nuestra tribu.

- No entiendes abuelita... – susurro la joven con dificultad, como si después de tantos días de guardar silencio le hubiesen imposibilitado a retomarlo - ¿Cómo podría ser matriarca si no pude defender a mi pueblo? Peor aún... tengo que casarme con un hombre al que ni siquiera conozco, pero al que aborrezco terriblemente...

- En cinco días vendrán por ti. Debes hacerte a la idea.

- Suicidarme puede ser una opción...

- ¡Shampoo! – le reprendió con fuerza la anciana - ¡No te eduque para que pienses de ese modo! ¡Jamás tomamos el camino fácil para librar una batalla!

- ¡Tú no lo entiendes! ¡Mi honor está destruido, ahora jamás poder asumir le matriarcado siendo la esposa de un hombre que me venció y aborrezco! No soy digna de asumir tal responsabilidad... – y tapándose el rostro con las manos exclamo con desesperación y derramando algunas pequeñas lagrimas - ¡Mi vida es un desastre! ¡¿Qué otra cosa peor puede ocurrir!?

En ese instante, los pasos apresurados de Rin y Ran se escucharon haciendo eco por el templo.

- ¡Shampoo! ¡Abuela! – gritaba Rin

- ¿Y ahora qué ocurre? – pregunto la abuela mirando a las niñas.

- ¡Algo terrible! – intento responder Ran mientras recuperaba el aliento.

- Invasores... – articulo Rin – regresaron...

- Y no es todo... – completo Ran – Ranma está aquí... – Shampoo abrió los ojos sorprendida y su respiración se cortó por un instante. Justo cuando creyó que ya nada podía ser peor...



***

Era un grupo pequeño para ser considerado un ejército, pero lo superaban en número y le estaba costando trabajo mantenerse en la línea de ataque.

Ranma atacaba sin descanso a uno y otro de los guerreros; eran agiles y demostraban haber llevado un severo régimen de entrenamiento. Las espadas y golpes le rozaban el rostro y el cuerpo, el aire se cortaba con cada movimiento.

Ranma había llegado hacía apenas un rato al pueblo de Joketsuzoku para cumplir la promesa que había hecho a Mousse de cerciorarse que Shampoo estaba bien. De algún modo se sentía en deuda, ya que gracias a los ahorros del joven chino había podido regresar a aquel país. Su plan era ver a Shampoo y a su abuela, para luego continuar hacia Jusenkyo en busca de una solución a su maldición.

Sin embargo, al mismo tiempo que él llegaba al pueblo, un grupo de guerreros a caballo también apareció.

Los guerreros, apenas vieron al joven, le lanzaron una flecha que cayo justo en sus pies. Ranma aparto la mochila de viaje y se dispuso a la pelea, pero, aunque al principio sintió que tenía ventaja, a medida que se agotaba, cada vez más hombres se sumaban a atacarlo.

De pronto, en un descuido, lo golpearon tan fuerte que cayo de rodillas ante su enemigo, mientras se esforzaba por no desmayarse de cansancio. El viaje, las mañas noches del transcurso, el hambre y el esfuerzo lo habían mermado.

- Te enseñaremos a respetar lo que no es tuyo. – lo amenazo uno de los guerreros en tanto otro le jalaba la trenza obligándolo a echar la cabeza hacia atrás y así exponer su cuello. Ranma no tenía fuerzas para moverse. Una daga brillo con el sol al momento de levantarse frente a él. Iban a matarlo.

- ¡No te atrevas! – se escucho la voz de Shampoo el mismo tiempo que una piedra golpeaba la muñeca del sujeto, obligándolo por el dolor a soltar el arma. – Esta sigue siento mi tribu. – afirmo Shampoo con determinación mientras se acercaba al hombre hasta quedar a centímetros – Nadie puede pelear o ejecutar a alguien sin mi autorización. ¡Yo soy la líder del clan de la supremacía femenina! – y mirando a Ranma con desprecio, continuo – seré yo misma quien pelee con él y determine su suerte.

- Lo siento. – el hombre se vio obligado a bajar el tono de su voz ante ella – pero nuestras instrucciones fueron protegerla a usted y a su pueblo.

- No necesitamos protección. – la chica parecía ofendida – nuestro clan ha sobrevivido por miles de años sin la necesidad de que los hombres intervengan. No olviden que están hablando con el único clan sobreviviente de la supremacía femenina. ¡Suéltenlo!

Inmediatamente, Ranma fue empujado. Tuvo que meter las manos para que su rostro no pegara con la tierra del suelo. Se puso en pie mientras se limpiaba el sudor de la frente. Shampoo ya se encontraba preparada para la batalla, mirándolo con tanta frialdad que por instantes Ranma se sintió contrariado. A su alrededor, aquellos hombres y las mujeres del clan los miraban a la distancia.

- Shampoo... ¡¿Qué demonios está ocurriendo?! – grito él. En vez de recibir una respuesta, la joven corrió en su dirección para empezar los ataques. – ¿Qué crees que estás haciendo? – pero ella no le respondió, seguía atacándole con todas sus fuerzas - ¡Respóndeme!

La abuela miraba con preocupación aquella pelea.

"Shampoo. ¿Tan segura estas de ganar?... y si lo haces... ¿Qué harás entonces?" – pensó.

Ranma no respondía los ataques, se limitaba a intentar esquivarlos. No podía creer que ella fuera enserio con aquella pelea. De repente, un recuerdo en su mente emergió e inconscientemente busco la joya reversible entre las ropas de ella.

"Si. Seguramente Shampoo ha vuelto a usar esa maldita joya y por eso actúa como si me odiara. Esa es la única explicación". – se dijo así mismo.

Tomándola por una de sus muñecas para inmovilizarla por instantes, se atrevió a palpar los hombros y la cintura de ella rápidamente. Todos los observadores dejaron escapar una exclamación de asombro. Aquello era una ofensa grave para ellas.

El rostro de Shampoo ardió en ira y logro acertar un golpe en una de las costillas de él con toda su fuerza. Ranma dio un grito de dolor mientras caía al suelo. De una patada ella lo hizo girar para que quedara de espaldas al suelo y el filo de una diminuta daga que saco del fajín de sus ropas punzo la garganta del joven.

- Sha...Shampoo... – articulo él con dificultad - ¿Qué significa esto?

- ¡Has perdido Ranma! – le respondió con molestia entre dientes.

- ¿Qué está pasando? ¿Por qué me has atacado de ese modo? ¿Has vuelto a ponerte la joya reversible de sentimientos?

Shampoo guardo la daga en su lugar y se acomodó la ropa. Una ovación de aplausos entre las mujeres estallo.

- ¡Ha ganado! – exclamo Rin Rin

- Según nuestras leyes, cuando un hombre pierde ante nosotras podemos ejecutarlo o hacerlo nuestro esclavo. ¿Qué hará nuestra hermana? – cuestiono Ran Ran a la abuela, pero Cologne solo frunció el ceño.

Ranma aún no se reponía y continuaba en el suelo, visiblemente agitado. Ranma solo había visto esa mirada de odio en Shampoo cuando había llevado puesta la joya, pero en aquella ocasión, parecía no tener puesta. Estaba confundido. ¿A qué se debía ese cambio? ¿los años sin verse le habían afectado?

Ella suspiro. Ignorando al derrotado se dirigió a las mujeres de su tribu:

- ¡Échenlo lejos del pueblo! ¡No quiero volver a verlo nunca! – dos mujeres grandes y corpulentas corrieron hacia a él. Lo tomaron de los brazos y lo obligaron a levantarse.

- ¡Espera! – grito él. Shampoo paro en seco sus pasos, pero no se dignó a girarse para verlo. – no estoy entendiendo nada. Tienes que explicarme que ha significado esto... ¿Por qué has cambiado? ¿Qué te he hecho?

- Vete Ranma. China ya no tiene nada para ti. – fueron las únicas palabras que ella le dirigió antes de marcharse.



***

Ranma fue escoltado por un grupo de mujeres lejos del pueblo.

Caminó por un puente colgante que no solo atravesaba de una montaña a otra, sino también un enorme y peligroso rio. Cuando estuvo del otro lado y se giró, vio a esas mujeres cortar las cuerdas del puente.

Ahora ya no podría regresar al pueblo...



***

Los guerreros se habían asentado a los alrededores.

Estarían allí custodiando hasta que una caravana viniera en cinco días a recoger a Shampoo para llevarla a su ceremonia matrimonial.

De algun modo, aunque no lo habían declarado abiertamente, aquellos sujetos habían aplastado lo último de la supremacía femenina. En el ambiente se notaba la tristeza e impotencia.

Shampoo estaba sentada sobre el techo de su casa. Abrazaba sus rodillas mientras divisaba el horizonte nocturno.

- El grupo de escoltas ha regresado de dejar a Ranma. – le anuncio su abuela situándose a su lado. – han cortado el paso por el puente colgante. No podrá regresar. – la joven no respondió. - ¿crees que hiciste lo correcto? ¿Qué hubiera pasado si no le hubieses ganado? Creo que te arriesgaste demasiado.

- Estaba segura de mi victoria...de una u otra forma no iba a permitir que él ganara... no podía permitírselo...

- Quizá debiste hablar con él. Tal vez pudiera...

- ¡No abuelita! – exclamo ella agitada. – Ranma no puede enterarse. No quiero que involucrarlo...además... – Shampoo pareció conmoverse, incluso una lagrima se asomó en sus ojos – nadie puede enterarse que él me venció anteriormente y yo estoy comprometida con él, si eso ocurriera sabes bien que tendría que enfrentarse en combate con ese sujeto...

- El yerno no es tan débil...

- Tu no lo viste pelear abuelita... temo por Ranma.

- Él creyo que estabas utilizando la joya reversible.

- Que crea lo que quiera siempre que se mantenga lejos.

- Ahora que perdió, no creo que acepte tan de buena gana quedarse in hacer nada.

- Para cuando encuentre otro camino para llegar aquí, yo ya no estaré. Algún día quizá él entienda que en ocasiones la victoria está en la derrota.

Y la abuela no supo cómo responder a las palabras de su nieta.

Por primera vez pudo ver a Shampoo no como a una jovencita, si no como a una mujer.

¿En qué momento se había vuelto tan sabia?

No pudo hacer más que abrazarla, mirar con ella el horizonte y esperar la inminente llegada de esa caravana nupcial que vendría por ella. ¿Quien era el sujeto desconocido al que Shampoo tendría que unir su vida?

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