ME VOY A CHINA
Los truenos y relámpagos encendían el cielo nocturno.
La tormenta era inminente.
Los gritos de guerra de las mujeres de la supremacía china del pueblo de Joketsuzoku era una alerta para que ninguna se diera por vencida ante el enemigo. Sin embargo, las superaban en número y eran más violentos de lo que cualquiera pudo haberse imaginado.
El sonido de la espada al chocar con los chúi de Shampoo se mimetizaba con el ambiente. Alrededor todo era agitación, pero ella necesitaba concentrarse si quería vencer.
Había regresado a china hacia tres años para ocupar el lugar de su abuela como dirigente del clan. Pese a tener veinte años, había volcado todos sus esfuerzos en volverse más poderosa y ágil, capaz de defender el honor de su pueblo y ser la líder que necesitaban. Pensó que lo había conseguido, pero ese hombre que la miraba desafiante y con sonrisa engreída estaba demostrándole lo mucho que aún le faltaba por aprender.
- ¡Da la orden para que se rindan!... ¿o es que acaso quieres verlas perecer?
- ¡Sabes que no es posible! ¡Las mujeres del clan de la supremacía femenina jamás nos rendimos! – respondió a gritos.
- Deberías rescatar el poco honor que te queda; ríndete. Si te gano tu derrota será sumamente vergonzosa... ¿te imaginas?
- ¡Eso no ocurrirá! – grito con fuerza Shampoo mientras se abalanzaba contra su enemigo.
Los truenos y relámpagos estremecían el ambiente.
Shampoo pudo desarmarlo, pero él a su vez hizo lo mismo. Ahora solo podían enfrentarse en una batalla cuerpo a cuerpo.
La oscuridad no le permitía verlo con claridad, pero ella sabía que era más alto que ella y con una complexión firme que, de no estar atenta, podría enviarla al suelo. Él atacó.
La primera gota de lluvia cayó al suelo e inmediatamente después la tormenta se liberó, justo a tiempo para empapar a una Shampoo que caía al suelo derrotada y con varios golpes en el cuerpo.
- ¡Su líder ha caído! ¡Joketsuzoku es nuestro! – grito el vencedor. De inmediato, las mujeres dejaron caer sus armas. Su líder seguía en el suelo sin poder reincorporarse. Era una derrota legitima. Los invasores se ovacionaron a sí mismo. – Sé que su ley las obliga a casarse con el hombre que las haya vencido. En este caso Shampoo, estas destinada a ser mi esposa. – dijo el hombre con voz firme – estoy complacido contigo. En treinta días enviare por ti. Hasta entonces...
Shampoo solo fue consiente del sonido de la armadura alejándose, de la agitación de los caballos, del clamor angustioso de sus compañeras... de la lluvia cayéndole en el rostro y el lodo en sus ropas... luego se desmayó.
***
Para Ranma, el paso de los años no había modificado su estilo de vida de forma drástica; seguía viviendo en casa de los Tendo, seguía llevándose mal con Akane, seguía peleando a diario con su padre y desafortunadamente aún se convertía en mujer cuando el agua fría tocaba su cuerpo.
Ya no era un joven de preparatoria, ahora con veintiún años sus facciones habían madurado y lo convertían en un joven apuesto. Sus habilidades también habían mejorado y era un excelente pelador.
Aunque su objetivo era convertirse en un experto de artes marciales en categoría libre, tanto su padre como el de Akane, determinaron que era importante que ambos jóvenes continuaran estudiando, así que no les quedó más remedio que inscribirse a una universidad. Ambos estudiaban en el Instituto de Deportes de Nerima, con la intención de convertirse en instructores profesionales.
Aquella tarde, volvía a casa luego de un partido amistoso de básquetbol, cuando vio en la distancia dos pequeñas figuras que ágilmente se desplazaban por las bardas de la avenida.
- Pero si son Rin-Rin y Ran-Ran... – murmuro reconociéndolas.
Las pequeñas no habían aparecido hacía mucho tiempo. Por un instante, él pensó que estarían de visita con la abuela de Shampoo, pero algo en la agitación de ellas le dio una corazonada de recelo.
Intrigado, corrió tras ellas. De un salto logro cortarles el camino. Las pequeñas se detuvieron en el acto.
- ¡Ranma! – exclamo Rin-Rin.
- ¡Aun lado! ¡No tenemos tiempo para ti! – le amenazo Ran-Ran.
- ¿Pero qué ocurre? ¿Por qué están tan enfadadas? Tiene mucho que no nos vemos... no es para que estén así conmigo.
- Tenemos prisa. Necesitamos llegar con la abuela Cologne. – explico Rin-Rin. – Necesitamos su ayuda para...
- ¡No le des explicaciones Rin-Rin! No tiene caso... – Ran-Ran parecía furiosa.
- ¿Qué está ocurriendo?
- Apártate Ranma y deja de hacernos perder el tiempo. Si fueras un novio como se debe, sabrías que ocurre... – Ran-Ran echó a correr y de un salto paso sobre de él.
- ¡Quiero saber que ocurre! – miro a Rin-Rin.
- Te lo diré, aunque sé que de todas formas no harás nada y no te importará... El pueblo fue a tacado. Si no hacemos algo todo habrá terminado.
- ¿Su pueblo? ¿Y es tan grabe? – Rin-Rin le dirigió una mirada de impotencia. Dio un enorme salto y al igual que su hermana paso por sobre de él y continuo su camino.
***
Era más de media noche y por más que lo intentará no podía conciliar el sueño.
En su mente, la palabra de las niñas resonaba. Había algo que le parecía raro, como si el rompecabezas estuviese incompleto. De repente el sonido de algo cayendo al estanque lo alarmo. Cuando salió a revisar, Mousse en su forma de pato aleteaba para intentar salir.
Un rato después Mousse había regresado a su forma humana y ambos yacían sentados bajo la luna.
- Pensé que sabias. Creí que la abuela había venido contigo a decirte algo.
- Pues no. No la he visto.
- Algo terrible debe haber pasado para que se marchara de ese modo. – Ranma miro la nota que Mousse tenía en la mano y en la que la abuela le decía de forma simple y sin explicación alguna: "cuida del restaurante". – temo que Shampoo esté en problemas... – la voz del joven sonaba profundamente preocupada.
- ¿Qué pudieron haberle dicho Rin y Ran para que la abuela se fuera? – pensó en voz alta Ranma.
- ¿Cómo? – Mousse salto sorprendido - ¿Viste a esas niñas?
- Si. Las vi esta misma tarde. Precisamente dijeron que llevaban prisa por ver a la abuela.
- ¡¿Te dijeron algo?! – Mousse lo tomo por la playera y lo sacudió. - ¡¿Dijeron algo?!
- Bueno... hablaron sobre que el pueblo fue atacado y que todo estaba perdido... no quisieron decirme más.
- ¡No puede ser! ¡Shampoo está en problemas entonces!
- No entiendo... ¿Qué tiene que ver eso con Shampoo?
- Shampoo es la líder del clan y sucesora al puesto de matriarca de la abuela. Crei que estabas enterado de que fue por eso que regreso a China hace tres años. – Ranma parecía incrédulo, había sabido de la partida de Shampoo porque ella le escribió una carta despidiéndose de él y prometiéndole que pronto volverían a estar juntos, pero él no había dado mucha importancia a eso. Nunca supo el motivo de su partida y tampoco lo pregunto. Sin Shampoo ahí, simplemente se distancia de la abuela y de Mousse, pasado meses enteros sin hablarles. – Si el pueblo fue atacado y derrotado... es porque seguramente Shampoo esta... – Mousse no pudo terminar, la voz se le quebró y gruesas lagrimas se derramaron.
Ranma lo entendió. Shampoo estaba muerta. Tenía sentido. Ella jama subiera permitido que el pueblo fuese derrotado a menos que ella fuese eliminada.
De solo pensarlo, una profunda tristeza se apodero de él y sintió un nudo en la garganta.
- ¡Tengo que ir a china! – Mousse se puso en pie.
- ¿Pero cómo iras hasta haya? Acabas de decir que la abuela tomo todo el efectivo reunido de las ventas de un año y no ha dejado nada...
- Eso no es problema. Yo también he juntado mis propinas de un año. Servirá para que yo pueda trasladarme. Necesito saber que ha pasado. – una idea cruzo la mente de Ranma.
- ¿Así que tienes ahorros? ¿Y dónde los tienes guardados Mousse?
- ¡Ah! Temí que me los robaran así que ... ¡Los tengo justo aquí! – y apenas saco la bolsa de dinero de su manga, Ranma se la arrebato para luego arrojar al joven chino al estanque y convertirlo en pato nuevamente.
- ¡Los siento Mousse! ... Pero puedo aprovechar esta oportunidad para buscar la cura y dejar d convertirme en mujer... – Mousse grazno mientras intentaba mantenerse a flote en el estanque, parecía desesperado y afligido - ¡Descuida! Te prometo que primero iré a cerciorarme que Shampoo esté bien... es lo menos que puedo hacer por ti... – y sonrió cínicamente.
***
Para cuando amaneció y toda la familia Tendo despertó, solo encontraron a un Mousse convertido en pato atado con cuerda y un pañuelo cerrándole el pico.
Ranma ya no estaba. Su habitación estaba desordenada. Parecía que había sacado ropa del closet y los cajones con premura. Su alcancía, un cochinito parecido a Pechan, estaba roto en el suelo.
No había explicación alguna, solo una nota que él había escrito y en la cual se leía:
"Me voy a china"
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