02. Sombrero seleccionador
02. DOS !
sombrero seleccionador
Los Malfoy eligieron ir en mismo bote que Blaise debido al hecho de que Pansy seguía molesta con ellos, Daphne eligió seguirla al ver que Theo le ganaba el último lugar, resignada a su destino de tener que escuchar a su otra amiga quejándose todo el camino. Cuando los botes se acercaron al hermoso castillo que era Hogwarts, todos los niños miraron embelesados la maravillosa vista frente a ellos, incluyendo a la pequeña reencarnada que tanto había desea poder presenciar esa magnífica vista.
Draco Malfoy la encontró fascinante y al mismo tiempo melancólica al darse cuenta de cómo cambiarían tanto las cosas en tan solo unos años.
Aún así, se permitió enfocarse en el castillo y no en el hecho de que el siguiente año tendría que ver a los thestrals.
— ¿Sabían que Hogwarts es el lugar más seguro de Inglaterra? —murmuró Theo, con aire soñador.
Los Malfoy apretaron los dientes para no reírse del hecho que se contradeciría tanto en los siguientes años. Empezando por el Troll de ese año y todo lo demás que demostraba la incompetencia de los adultos.
—Ningún lugar es tan seguro como este —coincidió Zabini.
—Tan seguro como vivir con grupo de mortífagos sacados de Azkaban —pensó el rubio amargamente.
Nadie respondió después de la declaración de Zabini, dejaron el tema estancado y tan solo se dedicaron a mirar las fascinantes luces.
En cuanto llegaron a la hermosa estructura, todos los niños de primer año caminaron en dirección al gran comedor como si fueran una manada de ciervos bebé, siguiendo las indicaciones y tratando de esconder las emociones que amenazaban escapar de la mayoría. Algunos fingían no estar para nada impresionados a pesar de que sus ojos delataban la emoción, como Pansy Parkinson, y otros trataban de no aterrarse con la idea de las escaleras que se mueven, como el pequeño niño que iba unos pasos al costado derecho de Draco y que parecía estar a punto de tener un colapso nervioso.
El rubio sintió algo de pena por la pobre masita adorable y consideró acercarse, solo para ser jalado de su túnica por otra persona en cuanto se detuvieron fuera del gran comedor.
— ¡Hola! Lo siento por eso, es sólo que no te encontré en el tren y, uhm, nunca supe tu nombre así que... — Draco se sorprendió al ver Harry Potter, ligeramente ruborizado, seguramente por haber pasado a toda una manada de estudiantes por tratar de alcanzarlo—. Yo soy Harry Potter.
Potter le extendió la mano a Draco Malfoy.
Draco pensó que nunca viviría para presenciar ese maravilloso día y Amaris abrió ligeramente la boca con sorpresa e incredulidad ante la extraña vista, nadie más que ellos dos entendieron la extrañeza de ese suceso. Una parte de él quería rechazarla y decir algo infantil como "ahora sabes lo que se siente que rechacen tu amistad" antes de recordarse a sí mismo que no era un niño.
El rubio parpadeó algunas veces antes de tomar la mano del niño.
—Draco Malfoy — Un jadeo se escuchó del lado del niño que vivió.
— ¡¿Malfoy?! ¡¿Cómo los mortífago?! — Los niños rubios no se sorprendieron al encontrar la cabellera pelirroja y la cara pecosa de Ronald Weasley.
Harry no parecía comprender el término pero por la forma en la que vió a Pansy dar un paso adelante, siendo detenida oportunamente por Amaris y Blaise, ver al usualmente tranquilo Theo con aire asesino entrecerrando los ojos en dirrección al pelirrojo, al niño masita adorable temblar más de lo que ya lo hacía y algunas reacciones similares por parte del resto de alumnos que escuchó el grito del pelirrojo, dedujo muy rápido que no era un término agradable para la mayoría.
Sin embargo, el pequeño niño y futuro salvador del mundo mágico, no pudo descifrar la mirada sin emoción del lindo niño rubio quién, desconocido para Potter, ya estaba demasiado acostumbrado a ese término despectivo como para que lo afecte.
— ¡Ron! —regañó, para sorpresa de su amigo y de los dos conocedores del futuro.
Draco hizo un ademán para calmar a sus amigos, dió un paso hacía el frente colocando una mano en el hombro del pelinegro y enfocando su vista en el niño a su lado.
—Weasley —siseó—, yo no te critico por tu extensa familia o por la poca posibilidad económica que esta tiene, tú no me critiques por los errores de mi familia. Juzgar a alguien por los errores de sus padres es como creer que alguien lo tiene todo solo por poseer riquezas o que le falta todo por no tenerlas, una vil tontería — El pelirrojo dió un paso atrás, avergonzado, y Draco se giró para ofrecerle una sonrisa sincera a su ex-futuro enemigo—. Un gusto verte, Harry.
Era tan difícil no llamarlo Potter o cara rajada.
—Lo siento —murmuró el pequeño niño, para su sorpresa.
Miró de reojo a su hermana y ella le ofreció una sonrisa. Se dieron cuenta de que iba a ser muy complicado no comparar a estos pequeños niños, sin rencores ni conocimientos de la tragedia que se acercaba, con los futuros héroes en los que se convertirían.
—Sin cuidado, Weasley, es un placer conocerte también — Le tendió la mano, haciendo que tanto Potter como su hermana se emocionaran, que las futuras serpientes lo miraran, incrédulos, y que el niño tomara su mano extendida con algo de duda.
—Ron —se presentó.
Draco asintió, miró a sus amigos de la infancia y les hizo un ademán para que se acercaran.
Amaris se acercó sin dudarlo, Theo fue el siguiente al ver que ella también lo hacía, Blaise lo dudó un poco más pero finalmente se encogió de hombros y jaló a una muy poco convencida Pansy.
Daphne había escapado en algún momento en dirección a Millicent.
Al mismo tiempo, una niña con el cabello alborotado, jalando al pobre niño masita adorable, se acercó y extendió su mano en señal de saludo al joven Malfoy.
—Hermione Granger ¿Dijiste que te llamabas Draco Malfoy? — Pansy jadeó ante el poco respeto de la niña al dirigirse a su amigo, pero se calló rápidamente cuando la rubia le dió un codazo. El rubio asintió y tomó su mano, algo que jamás imaginó que alguna vez haría, logrando que Granger sonriera y se separara para señalar al niño tembloroso que había jalado en contra de su voluntad—. Él es Neville Longbottom.
El chico saludó con su mano mientras esquivaba todas las miradas.
— ¡De ninguna! —pensó el rubio—. ¿Ese niño era Neville? ¿El guapo Longbottom? ¿El que se paró frente a Voldemort y básicamente le dijo que se jodiera? ¿El que sacó la espada de Gryffindor del sombrero seleccionar? ¿El asesino de Nagini? ¿Uno de los grandes héroes de Hogwarts y el mundo mágico? ¿Así era de niño, una pequeña masita adorable y temblorosa?
Draco buscó de reojo a su mellizas y ella solo le sonrió burlonamente. Como si la presumida ya supiera que no reconocería a Longbottom es su versión más pequeña.
Debió quedarse mucho tiempo mirando indiscretamente al pequeño niño tembloroso como para solo notarlo cuando Potter se paró enfrente de Neville.
— ¿Estás bien?
—No te preocupes — El viajero del tiempo escondió su ligera vergüenza y se paró al lado de Harry para poder presentar a sus amigos—. Ellos son Blaise, Pansy, Theo y mi hermana, Amaris.
Señaló apropiadamente a cada uno de ellos.
Blaise asintió en reconocimiento, Theo movió su mano ligeramente, Pansy bufó, por ser obligada a reconocer a un montón de mestizos, pero de igual manera asintió como Zabini. Amaris fue la más animada, dando un paso adelante y decir:
— ¡Hola!
McGonagall llegó a un tiempo apropiado para llevarlos adentro del gran comedor, para enojo de la niña rubia que no logró de decir más de una palabra, a las personas que tanto quería conocer, y para diversión de su hermano que lo tomó como una venganza por no advertirle del gran cambio de Longbottom.
Draco curvó ligeramente las comisuras de sus labios hacía arriba, apreciando las velas flotantes del techo y las miradas fascinantes de su pequeño grupito —un montón de futuros leones y futuras serpientes, que bizarro—, así como la del resto de los niños.
Las serpientes tuvieron que mirar a otro lado cuando Ronald decidió comentar que sus hermanos le dijeron que para entrar a alguna de las casas de Hogwarts debías vencer a un troll. Parkinson tuvo que morderse la lengua para no burlarse de esa idea, solo por respeto a sus amigos, y los otros tres futuros leones parecieron aterrados por unos cuántos segundos.
El resto de los alumnos miraron a los niños como si fueran un gran atracción, aplaudiendo y gritando con emoción ante la perspectiva de nuevos miembros en sus casas. Los profesores se sientan en su mesa, tan altos, grandes y poderosos.
También estaba Severus Snape, quién lucía tan digno y sombrío como siempre, mirando sospechosamente en dirección a Harry Potter y fingiendo demencia cuando Amaris lo saludó alegremente con la mano.
Los pequeños Malfoy evitaron a propósito la mirada de Dumbledore, fingiendo poner atención al discurso de McGonagall, como si no se lo supieran ya de memoria.
Todos fueron clasificados como se esperaba; Bones a Hufflepuff, Crabbe a Slytherin, Goyle a Slytherin, Granger a Gryffindor, Greengrass a Slytherin y muchas otra personas que nunca le parecieron muy relevantes a Draco y que Amaris olvidó rápidamente.
—Malfoy, Amaris —llamó la profesora.
—Les voy a mostrar el poder de una Hufflepuff —declaró con confianza y comenzó a caminar con elegancia al banquillo.
Sus amigos de la infancia solo pusieron los ojos en blanco.
— ¿Ella quiere estar en Hufflepuff? ¿Los Malfoy no son siempre de Slytherin? ¡¿Quiere que la deshereden?!
—No te preocupes, Ron —murmuró el rubio, sin acostumbrarse a llamar al pequeño y molesto trío por sus nombres—. Ella solo quiere molestar a padre, lo que definitivamente hará que Hufflepuff quede descartada.
— ¡SLYTHERIN! —exclamó el sombrero.
Las otras serpientes aplaudieron, encantados por la nueva adquisición Malfoy, mientras la niña parecía entre miserable y orgullosa camino a la mesa, mirando discretamente con añoranza la mesa de los Hufflepuff. Terminó por sentarse con su amiga Daphne y a los dos segundos olvidó todas sus penas.
—Malfoy, Draco.
Draco les sonrió al resto de las futuras serpientes y los futuros leones, caminó directamente en dirección a la profesora y tomó asiento.
Igual que la última vez, el sombrero a penas se posó sobre su cabeza cuando exclamó:
— ¡SLYTHERIN!
No importa que vida sea, Draco Malfoy siempre sería el príncipe de Slytherin.
Fue algo reconfortante, incluso con todos los aplausos forzados de las otras casas, ver a la casa Slytherin, a los que fueron sus enemigos en la otras vida, así como sus amigos de la infancia y la hermana que no esperaba, aplaudiendo y sonriendo por él.
Esta vez se sentó al lado de su hermana, con Vincent y Gregory enfrente en lugar de a sus costados.
— ¿Puedes creer que el estúpido sombrero no me puso en Hufflepuff incluso cuando le dí todo un detallado ensayo sobre por qué soy una tejón? —se quejó la niña, entre susurros, en cuanto tomó asiento.
—Tú solo quieres estar ahí por Cedric Diggory.
—Por favor, tú también tienes un crush con él, hermano —El rubio no respondió, en cambio saludó a Theo en cuanto este tomó asiento al lado de sus dos ex-guardespaldas.
Ni Amaris ni Draco se sorprendieron cuando Potter fue clasificado en Gryffindor y fingieron que no notaron la mirada orgullosa del director, como si todo hubiera salido según su plan, lo que si resultó ser una gran sorpresa fue la enorme y brillante sonrisa que el niño le dedicó al rubio en cuanto tomó asiento en su mesa.
Más sorprendente aún fue que la actitud amigable de Hermione, Ronald y Neville, incluso si se volvió más cuidadosa al verlos sentarse en la mesa de las serpientes como si fuera su hogar y gracias a la influencia del resto de los leones que los miraron con desconfianza, no cambió. Inclusive sonrieron en su dirección.
Bueno, Neville parecía estar rogando que lo sacaran de los ruidosos leones más que otra cosa.
Albus Dumbledore dió su discurso, como todos los años, con las miradas llenas de anhelo y emoción de tres de las casas de Hogwarts. Los Slytherin siempre encontraron mucho más emocionante mirar a Severus e intentar igualar su aura temible.
Los Malfoy, sin embargo, miraron discretamente al tembloroso Quirrell y Draco se lamentó internamente al pensar que no tendrían un maestro decente de Defensa contra las artes oscuras hasta tercer año.
—Pensé que los prejuicios de Ron durarían más —murmuró Amaris, mientras caminaban en dirección a las mazmorras.
—Son niños influenciables aún, cambiarán de opinión muchas veces antes de formar un juicio propio en base a todo eso — Pasó la mano por su cabello, agradecido por lo traer gel y jurando nunca volver a usar tanto—. Es por eso que definitivamente tenemos que influir si queremos derrotar a ya sabes quién.
La niña rió y volvió a envolver su brazo en el de Daphne para luego susurrarle algo.
Severus no dijo mucho, pero a su manera logró darles a entender que no quería que crearan riñas estúpidas y que esperaba que se mantuvieran unidos —en sus propias palabras, no ser como los imprudentes leones— o que de lo contrario haría que se lamentaran quitándoles todos sus puntos. El rubio se permitió sonreír al escucharlo decir que si alguno tenía alguna duda, esperaba que fueran a consultarlo sobre ella en lugar de quedarse con dudas innecesarias y poner en vergüenza a su casa.
Los alumnos de primer año se apilaron alrededor de los rubios, cada uno en sus respectivas dormitorios, esperando que ellos los acomodaran en sus habitaciones, como si fuera lo más obvio de hacer debido al estatus de su familia.
Draco separó a los niños de la manera más conveniente en la que pudo pensar para ganarse su favor, poniendo a alguien que sabía que sería fácil de influenciar con alguien que sabía que le costaría más, con la intención de crear un puente y hacer más fácil llegar a ambos. Puso a Vincent y Gregory juntos, con el conocimiento de que ellos disfrutaban más el pasar tiempo entre ellos que siguiéndole, lo que le ganó dos miradas agradecidas.
La habitación de tres personas se la permitió quedársela para él, Blaise y Theo, para sorpresa del último que se lanzó a abrazarlos a ambos y agradeciendo que no lo dejaran de lado en cuanto entraron a la habitación.
Amaris no pudo hacer lo mismo con su poco conocimiento del resto de las niñas de Slytherin, sin embargo acomodó a Millicent con Pansy y a ella misma con Daphne, permitiendo que el resto se acomodara como quisiera, sonriéndoles como si el estatus no importara e imitando la dignidad y elegancia de su madre mientras entraba a su habitación.
Antes de dormir, recostado en su cama, Draco y Amaris Malfoy se permiten pensar que, tal vez, si podrían cambiar las cosas para mejor.
Me voy a tomar libertades y simplemente decir que los cuartos de Slytherin son para dos personas y que en cada dormitorio hay una habitación de tres, por conveniencia de la trama.
Una parte de mí quería poner a Harry en Slytherin, pero por conveniencia de trama Harry terminó en Gryffindor, lloremos por Slytherin Harry :c
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