Capítulo Final

Le dolía mucho la cabeza. Intentó abrir los ojos, pero no pudo. Algo los presionaba. Llevó sus manos a la cara y sintió que unas manos fuertes lo detenían.

—No hagas eso cariño. Todo está bien. Estás en una habitación de la clínica. Recuperándote. Hace dos horas saliste de pabellón. Estaba preocupado porque no despertabas...resultaste ser muy dormilón, Jinnie.

—JK...estás aquí. Soñé contigo. Fue tan extraño..., estábamos en la playa. Podía sentir el mar. Corría detrás de ti, podía escuchar tu risa. De pronto...fue como ver algo...no lo sé...pero yo percibía que eras tú...

—Es por toda la ansiedad que has tenido. Ahora descansa. Tienes unos parches sobre tus ojos y una venda especial. La doctora dijo que no los podrías abrir. Así será por una semana. Lo importante es que hasta ahora todo va bien. Iré por tu madre y una enfermera para que te den algo para comer.

—Jungkook besó su frente, se levantó y abrió la puerta para salir.

—Kookie...—Seokjin rara vez lo llamaba así. Siempre era JK. Éste se devolvió y volvió a cerrar la puerta. Volvió a tomar sus manos y dejó un beso en ellas.

—¿Qué pasa cariño? ¿Te duele algo?

—No...sólo gracias...por estar aquí.

—Tonto...—Nuevamente besó su frente y acarició su rostro—. No te vayas a ir. Volveré enseguida.

Seokjin se quedó quieto. Su corazón latía rápido. Lo había hecho. Ya no había arrepentimiento ni vuelta atrás. Él se había realizado la operación que por tantos años evitó y no podía dejar de sentirse asustado. Fue un alivio para él, despertar y sentir las manos de Jungkook. No se lo dijo, pero en el sueño no lo podía alcanzar y eso lo había angustiado mucho. Se sentía tan tonto. Toda esa seguridad y aplomo que había tenido por años, en este momento estaba enterradas en lo más profundo de sus temores e inseguridades. Trató de no pensar en todo eso. Él debía ser fuerte.

La puerta se abrió y sintió unas manos tibias y suaves tomando su muñeca.

—Al fin despertó señor Kim—. Una voz suave y que le hablaba en inglés le indicaban que era la enfermera que Kook había ido a buscar—. El señor Jeon estaba preocupado por usted. Por mucho que le expliqué que cada persona reacciona de forma diferente a la anestesia. Quiero que esté tranquilo. Sólo voy a tomar sus signos vitales.

—¡Jinnie! —la voz de su madre retumbó en la habitación—. Kookie me avisó que habías despertado. Justo hablaba con tu hermano. Se quedó con tu papá esperando el resultado de la operación.

—¡Pobres! No sé ni qué hora es...

—Son las dos y media de la tarde querido. En Corea son las seis y media de la mañana. Al menos alcancé a decirles que habías despertado ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien. Un poco somnoliento aún... ¿y JK?

—Viene en seguida. Fue a llamar a sus padres, que también estaban muy preocupados por ti. Tu novio daba vueltas como un león porque no despertabas...,¡te ama tanto Seokjinnie!

Jin sonrió. Lo sabía. Él sabía perfectamente todo lo que su Jungkook lo amaba. Podía sentirlo en todo momento. Su cariño, su preocupación. El haber estado ahí, apenas despertó.

Estaba asustado, pero feliz de la decisión que había tomado. Era como si volviera a ser el mismo tipo seguro de sí mismo y lleno de optimismo.

Cuando sintió abrir la puerta de su cuarto, y el olor de la suave fragancia de Jungkook lo golpeó; estiró su mano. Rápidamente pudo sentir la tibieza y fuerza de su varonil toque.

—Ya estoy aquí cariño. Tu comida viene enseguida. ¿Estás bien? —JK miró a la madre de Jin, que se había quedado en silencio. Le gustaba ver a su hijo siendo mimado y atendido por su novio. Le hizo un gesto, para saber si Jin había dicho algo. Ella sonrió. Y le murmuró un inaudible "tranquilo, está bien".

—¡¿Por qué murmuran?! Técnicamente aún estoy ciego, pero mi oído sigue siendo el mejor...así es que dejen de murmurar, como si yo estuviera a punto de morir.

—¡Ya está bien! ¡Volvió a ser mi Seokjinnie! —aplaudió JK, emocionado, de escucharlo en su modo exagerado y gritón. Le dio un beso en los labios, justo cuando le traían el almuerzo.

Ese día Seokjin dejó que su novio le diera la comida.

Una semana después, Seokjin estaba totalmente alborotado, chocando con cada mueble que había en el departamento donde había estado los últimos cinco días, luego de salir de la clínica. Hasta ahora, todo iba perfecto. Las células madre habían sido aceptadas por su organismo, y se sentía perfectamente. Pero había llegado el gran día. Aquel de sacar las vendas y parches. Su corazón latía a mil por horas y esa era la razón por la cual había perdido su sentido de orientación y mientras buscaba su chaqueta, su gorro y sus lentes, había chocado con todo. El último, JK, quien lo había sostenido de caer, lo había abrazado y besado hasta hartarse.

Una tos femenina, hizo que Jungkook decidiera soltarlo. La madre de Jin traía en sus manos, las cosas que, con tanta ansiedad, había estado buscando. Se las entregó y acarició su rostro.

—Sólo debes estar tranquilo. Lo que pase hoy, no va a cambiar el que tu familia, tus amigos y muy especialmente este hermoso chiquillo novio tuyo sienten por ti.

Jungkook sonrió tímido y tomó la mano de Jin. Era hora.

—Noona tiene razón. Sólo vamos a ir allá, sacarán esas vendas y es posible que tu vista esté recuperada. Y si no es así, seguiremos siendo felices juntos por siempre. ¿está bien?

Seokjin sólo atinó a asentir y tragar saliva. Realmente estaba muy ansioso y preocupado, pero las dulces palabras de Jungkook lograban amortizar de gran manera esas sensaciones.

Cuando al fin llegaron con la doctora, ésta los condujo a una pequeña sala y lo hizo recostarse en una camilla.

—Escucha Jin, estamos en una sala con una iluminación no demasiado intensa, porque el primer impacto suele ser difícil. Tus ojos deben acostumbrarse a la luz. No te asustes, si los primeros minutos no ves nada o todo es confuso. Sólo debes estar tranquilo y poco a poco tu vista se normalizará. Recuerda, esto es paulatino, no será como en Hollywood que abres los ojos y puedes ver todo con nitidez. ¿Está bien?

—Estoy listo doctora. ¿Puede Jungkook sostener mi mano, mientras retiran todo? —preguntó un poco avergonzado y tímido.

—Él puede estar a tu lado y tomar tu mano, por supuesto que sí.

Jungkook entonces, se puso a su lado y con suavidad, pero firmeza tomó su mano. Estaba fría, en contraste con la suya que estaba caliente y casi húmeda por la ansiedad del momento.

La enfermera entonces comenzó con el retiro de las vendas. Jungkook sentía como Seokjin apretaba sus manos.

—¡Jungkook, espero que de verdad seas guapo cómo dicen tus fans o me voy a sentir muy decepcionado! —En un enredado inglés producto de la tensión, Seokjin intentaba bromear, para no sentirse tan histérico como estaba.

—¡Idiota! Soy muy guapo. Te desmayarás apenas me puedas ver...

Todas las mujeres de la sala rieron ante la forma como la pareja se trataba e intentaban calmar la ansiedad.

Finalmente, sólo quedaban los parches.

—Seokjin, ahora vamos a retirar los parches. Quiero que abras tus ojos con calma y tal como te dije, no te desesperes, sólo mantén tu vista en un punto fijo.

Seokjin sintió como sus ojos al fin quedaban libres y entonces el pánico lo atacó. Tenía sus ojos cerrados, pero podía sentir cómo algo había cambiado. Jungkook continuaba haciendo suaves círculos en su mano.

—Vamos cariño, déjame ver esas hermosas pupilas tuyas...

Entonces, sucedió. Abrió sus ojos y todo cambió. El mundo a su alrededor era distinto. Había luz, formas...poco a poco intentó enfocarse en un punto. La doctora hizo que se enderezara y lo sentó y se paró frente a él.

—Hola Jin..., es un gusto conocerte...

Podía verla..., no tan claramente por supuesto...era como en sus sueños, con esas imágenes vagas de su madre, pero claramente podía distinguir un cuerpo y sus formas. Él había leído de anatomía, de formas, los recuerdos de su niñez.

Con avidez, miró a su izquierda y vio a su madre que lloraba en silencio. Se acercó a él y lo abrazó. Sin decir nada...

Podía ver en ella, los rasgos que recordaba de niño. Otra vez, no la veía con absoluta nitidez, pero era reconocible.

Sabía que Jungkook aún sostenía su mano y se había quedado estático. Sin decir nada, sin mover un musculo.

Giró su cuerpo hacia él. Y no pudo evitarlo. Estalló en llanto. Ahí, parado a su lado, sosteniendo su mano, estaba su Jungkook. Por primera vez pudo verlo. Por primera vez, reconociendo el rostro de hombre del cual se había enamorado tan perdidamente. Pestañó varias veces, porque quería enfocarlo bien. No quería perderse detalles, pero entre que su visión no estaba del todo bien y sus lágrimas...era un desastre.

—Kookie...yo...

No dijo nada más, porque JungKook lo envolvió en sus brazos y lo mantuvo así, por segundos, minutos... mucho, mucho tiempo. Porque sabía que ahora era lo que su Jinnie necesitaba. Ya podría verlo mejor, más tarde, toda la vida..., ahora sólo quería sostenerlo en sus brazos, no dejarlo caer, tal como se lo había prometido.

Unos minutos después, la doctora revisaba sus ojos. Todo parecía estar bastante bien. Respondiendo al estímulo de la luz. Pronto le harían un escáner para ver cómo estaba reaccionando también su cerebro.

—Lo siento mucho, pero al menos por un mes, tu visión será parcial y un poco confusa. Es necesario, para saber hasta dónde has recuperado la vista. Luego de eso, podremos pensar en ayudarte con anteojos. Por ahora, empezarás una terapia para reconocer objetos, espacios y volumen. Pero ¡Felicidades! ¡Has recuperado la vista!

Cuando salieron de la clínica, Jin se sostenía del brazo de Jungkook. Insistió en que no quería usar su bastón ni cerrar los ojos para caminar.

¡El ya no era ciego! E iba a luchar para acostumbrase a su nueva condición. Tal como lo había hecho veintitantos años atrás. Todavía era torpe y no entendía mucho lo que sus ojos veían. Sin embargo, poco a poco, los recuerdos de su niñez comenzaban a ayudarlo. Jin había sido un niño muy observador y al parecer había guardado bastante información en su cerebro, lo que ahora mismo lo estaba ayudando mucho.

Ya en el auto, se sentó atrás naturalmente que con Jungkook y lo iba mirando todo el rato.

—Esto es raro. Que me mires así..., creo que tendré que acostumbrarme.

—No te puedo ver bien aún..., pero realmente creo que eres lindo. Tus ojos...son grandes y tus labios muy bonitos.

—¡Dios! Esto es vergonzoso..., pero no sabes lo feliz que me hace saber que ahora puedes ver...

—Yo también lo estoy...muy feliz.

La madre de Jin decidió darles su espacio. Así es que antes de llegar a su departamento, le pidió al chofer que la dejara en la oficina de una amiga que aún conservaba de la época en que había vivido en Estados Unidos y que casualmente trabajaba ahora, en Los Ángeles.

—No me esperen hoy. Me quedaré en casa de Anne, ella me invitó a conocer a su familia y volveré mañana. Quiero que disfruten de este momento.

—Gracias Mamá...sé que Seokjung y papá querrán verme...

—Ellos pueden esperar. No te preocupes yo les hablaré y les explicaré.

Una hora más tarde, Seokjin entraba al departamento y comenzaba a mirar todo. Todavía le molestaba un poco la luz e intentaba descifrar que era cada cosa que lo rodeaba, pero Jungkook iba de a poco explicándole. Jin las tocaba y las reconocía. Finalmente se sentaron en el sofá y miraba a JungKook una y otra vez.

—Aun cuando no te puedo ver como deseo, me siento feliz, de al menos tener una noción de tu rostro. Ansiaba tanto esto. Hasta que te conocí y me enamoré como un loco, no sabía que necesitaba tanto ver. Estoy asustado, pero feliz de la decisión que tomé.

—Eres un bebito y por eso te amo—. Jungkook lo quedó mirando y de pronto se dio cuenta de algo—. Viste a tu mamá, me viste a mí, pero falta alguien muy importante.... Fue corriendo a su habitación y sacó un espejo que mantenía en su maleta. Y se lo entregó a Jin.

Con temor Seokjin lo acercó a su rostro. Todos le decían siempre que era muy guapo, pero ¿y si se lo decían sólo para agradarlo y si en realidad era muy feo?

—¡Soy muy guapo! ¡Y eso que no puedo ver completamente nítido! ¡JK, eres muy afortunado!

Jungkook se lanzó sobre él y comenzó a besarlo. Su Seokjin.. tan él, tan singular y perfecto. Por supuesto que era afortunado.

—Sí cariño, eres precioso, hermoso, el hombre más bello de este mundo y eres mío, completamente mío.

Todo el resto de la tarde se la pasaron besándose y mirando objetos, formas. La doctora le había prohibido pantallas, por lo que no vieron ni televisión, ni ningún aparato tecnológico. Sólo cosas concretas y lo ayudó a movilizarse, para que entendiera el espacio y los volúmenes.

Un mes después, la vista de Seokjin había mejorado considerablemente. Su avance era muy bueno. Estaba intentando leer, aunque le era muy difícil, por lo que aún lo hacía en braille o usaba sus lentes "parlantes " como él los llamaba.

Había llegado la hora de la separación. Jungkook debía volver a Corea, a preparar el concierto inicial y el tour. Y Seokjin debía quedarse un mes más, hasta completar los estudios y recuperación.

No fue fácil. Para ninguno de los dos. Estaban tan sumergidos en su rutina, en su nueva vida, que era difícil imaginarse viviendo separados.

Habían llegado el padrastro de Jin y su hermano para acompañarlo y que el impacto no fuera tan grande, pero nadie podría reemplazar a su JK.

Incluso Yoongi se había ofrecido a ir a acompañarlo, pero Seokjin insistió en que se quedara, pues Jungkook lo necesitaría para su conciertos.

—Por favor, cuídate y sigue practicando mucho. Cuando vuelvas a Corea, la primavera estará por llegar y podré mostrarte todo lo que quieras.

—Yo sólo quiero verte a ti desnudo, con mi vista totalmente recuperada....

—¡Jinnie! No digas esas tonterías. Hemos hecho el amor...

—Con la luz apagada y los ojos cerrados , estoy esperando estar al cien por ciento recuperado, para disfrutarte con la luz encendida.

Jungkook lo empujó y luego tiró de él, para besarlo muy apasionadamente, antes de caminar hacia la sala de embarque. Ya se había despedido de su familia política.

Cuando llegó a Corea, Hoseok y Yoongi lo esperaban en el aeropuerto, junto con su guardaespaldas y mucha seguridad. Si bien no se había comentado en forma oficial, muchos periodistas se habían enterado de su llegada y el aeropuerto estaba lleno de ellos y algunos fanáticos.

Con algo de dificultad, lograron subir a la camioneta que la compañía había dispuesto.

Entonces, comenzó el interrogatorio. Tuvo que contarles todo de nuevo con lujo de detalles. Y de cómo Seokjin estaba emocionado con los progresos que lograba cada día. Luego tuvo que repetir la historia para Tae y Jimin, los vecinos, los conserjes y hasta para la amable chica que lo atendía en el café del vecindario.

Se dio cuenta cómo la personalidad brillante y cautivadora de Seokjin había tocado a muchas personas y de pronto se sintió muy orgulloso de él. De lo valiente que había sido todo este tiempo. Y entonces comenzó a extrañarlo.

Cada mañana, puntualmente a las ocho, llamaba a Seokjin. En Los Ángeles eran las cuatro de la tarde, por lo que a ambos les acomodaba. Se decían palabras cursis, y miles de te amo. JK le contaba de sus preparativos para el concierto. De cómo ensayaba con la chica del instituto para ciegos. Sí, la que le había enseñado el significado de PATHOS, aquella tarde, cuando su canto traspasó sus emociones.

—Quiero chismes...—le decía Jin. —Como aún tenía prohibido mirar pantallas, mantenían las cámaras apagadas, por lo que sólo se limitaban a escucharse.

—Pues...a Miss Corea casi le dio un infarto cuando vio a Hobi y Yoongi besarse en el cumpleaños de Soobin, quien por cierto, pregunta por ti cada vez que me ve. ¡Niño insoportable! Debería ponerle más atención a su novio y no a los novios ajenos...

—Bebé celoso..., Soobin es un buen vecino eso es todo..., pero cuéntame eso del Yoonseok.

—¿Yoonseok? ¿Qué es eso?

—Me refiero a Yoongi y Hoseok. Nosotros somos el Jinkook y ellos son el Yoonseok. ¿O será al revés?, creo que en su caso da lo mismo...

—¡Seokjin! No te metas en su vida sexual..., ellos se ven bien. Felices. Creo que Hoseok se liberó...o algo así. Es más gay que tú y yo juntos...Hasta Namjoon-hyung está sorprendido. Sus padres casi mueren de la impresión, pero ya lo aceptaron...Quieren vivir juntos...

—¡Fantástico! Déjales tu departamento... tú irás a vivir conmigo...

Jungkook se quedó en silencio. En realidad nunca lo habían hablado. Y ahora Seokjin como siempre en su locura, lo decía sin anestesia.

—¿JK? Lo siento...sé que no lo hemos hablado..., pero pensé que...— Seokjin mordió su labio. Él y su gran boca.

—¡Es una maravillosa idea! Y claro que voy a vivir contigo. ¡Te amo tanto! —Luego del impacto inicial, Jungkook no necesitó pensarlo. Era el siguiente paso. El único que debía dar.

—Mi llamita gemela...te adoro...

—Mi hermoso compositor cursi...te amo más.

La llegada de marzo, encontró a un Seokjin que caminaba bastante bien por las calles, acompañado siempre eso sí, por su madre. Su vista estaba mucho más recuperada y al parecer se había estabilizado. Eso al menos había determinando la doctora Mc. Canne, hacía una semana atrás. Por lo que se le habían enviado a confeccionar los anteojos, que le permitirían recuperar su vista en un porcentaje mayor.

Cuando se los probó...todo fue mucho mejor. Pudo ver con total claridad a su madre y la doctora. Pudo enfocar de mejor manera y al fin, sintió que su vista estaba recuperada. Lloró en brazos de su mamá, sintiéndose aquel pequeño de cinco años desvalido y triste, pero que había luchado tanto por levantarse y seguir adelante. Ahora sólo quedaba una cosa..., la más importante...

Hoseok y Yoongi, se paseaban nervioso a la salida VIP del aeropuerto de Incheon. También estaba Seokjung esperando a su madre y hermano.

Cuando los vieron salir, todos se emocionaron. Seokjin se veía perfecto y simplemente siendo él. Pantalones de un naranja furioso y una camisa floreada. Lucía eso sí, unos bonitos anteojos redondos que acentuaban más sus pequeños rasgos y que lo hacían lucir hermoso y joven.

Cuando vio hacia el lugar donde estaba su hermano, algo en su corazón se lo dijo. Había un hombre más bajo, con una sonrisa pequeña que lo miraba con emoción. Caminó hacia él y cuando salió, lo abrazó. Ambos lloraron. Era la primera vez que veía el rostro de su mejor amigo. Aquel que lo llevó por el camino de la música. El que lo defendió de los matones, el que le enseñó no sólo a vivir creyendo que los sueños eran posibles, sino que también siempre era posible levantarse, aun cuando cayeras. Su alma gemela.

—¡Pareces un gatito! ¡JK tenía razón! —Jin se lo decía en medio de hipidos y llanto. La gente los miraba asombrada que dos hombres lloraran de esa forma.

—¡Y yo que decía que te extrañaba!... —Yoongi quería como siempre parecer frío y duro, pero muy en el fondo era un hombre sensible y que adoraba a Jin.

—Seokjin-hyung, estoy tan feliz de volver a verte...

—¡Hoseoki! Yo también estoy feliz de verte...y ahora lo puedo decir de verdad—las risa contagiosa de Jin llenó aquella sala—. Tantos hombres guapos que me rodean..., estoy envidioso.

—Basta hermanito...tú también lo eres y estoy seguro que ya los sabes...

Seokjung abrazaba a su hermano y a su madre. Feliz de verlo tan lleno de vida. Siendo el mismo Seokjin de siempre.

Luego de despedirse de su madre, Jin subió al auto de Yoongi y fueron al único lugar donde quería estar. Miraba la ciudad de Seúl, de cual no recordaba nada de su niñez. Todo era nuevo para él, mientras los chicos le conversaban de la preparación del concierto que sería en un mes. Lo mucho que JK ensayaba y lo bien que estaba cantando.

Cuando llegaron al condominio de las estrellas, se bajó del auto y fue al ascensor. Ansioso. Jungkook lo estaba esperando en su departamento.

Al llegar al piso, Hoseok y Yoongi lo dejaron frente a su puerta y ellos entraron al de Jungkook.

—Tu Euforia está allí dentro, esperándote.

Seokjin entonces entró. Ahí parado en medio de la sala, estaba Jeon Jungkook. Se quedó unos momentos en silencio, simplemente mirándolo. Es cierto ya lo había visto, pero nunca de esta manera, con el pequeño sol de otoño entrando por sus ventanales. Con su cabello ondulado semilargo. Con un hermoso piercing en su ceja, con sus labios fresas sonriendo. Era una vista perfecta. La mejor. Era el hombre que amaba.

Su euforia, su tierra, su llama gemela, su todo.

—JK..., eres...perfecto.

Jungkook entonces no aguantó y se echó en sus brazos. Abrazó al hombre que le enseñó a conectar sus emociones. Al hombre que le mostró que cantar y vivir sin pasión no tenía ningún sentido. Al hombre que le enseñó a transmitir emociones y sentimientos. A su luna que orbitaba alrededor de él, a su llama gemela, su todo.

—Te amo cariño...—Fueron todas las palabras que alcanzó a decir, antes que Seokjin tomara su rostro, para morder sus labios, para encajar su lengua en esa boca tibia y llena de sabores que le recordaba lo dulce que era la vida y lo mucho que lo había extrañado.

Sólo besos, gemidos, dulces te amo y ropa cayendo en medio de la sala. Se miraron, se exploraron, con la luz del día brillando. Seokjin con sus ojos en lágrimas por la excitación y la emoción de ver y reconocer al amor de su vida. Cuando sus cuerpos se unieron, cuando Jungkook gimió por la intrusión, el ardor y la excitación, Seokjin supo que nunca más podría estar sin mirar y admirar ese rostro y ese cuerpo.

Se movieron en forma vertiginosa. Seokjin embistiendo, gruñendo, mordiendo sus pezones, su oreja, su labio inferior..., mirando los lunares pequeños que Jungkook le regalaba en una vista llena de placer y deseo. Y Jungkook con sus piernas abiertas, recibiendo, entregándose, sumiéndose en ese cuerpo del cual nunca se iba a despegar, respiraba agitado y apretaba ahora sus piernas alrededor de Jin, porque el orgasmo venía y lo gritó mientras su semen saltaba y manchaba sus cuerpos. Seokjin entonces, embistió con rudeza, pero con amor y se derramó dentro, completo, soltando todo, para empapar a Jungkook de su semilla y de toda esa pasión que lo desbordaba.

Se miraron, lloraron ahí abrazados, sintiéndose uno. Rieron cuando recordaron la primera vez que se encontraron. Cuando Seokjin era un extravagante hombre ciego que quería curiosear a su vecino. El cantante al cual nunca le haría una canción.

—Voy a escribir miles de canciones para ti. Voy a hacer la canción más bonita que pueda existir, sólo para ti. Una que narre nuestra historia, la luna orbitando a la tierra. Lo juro JK. Te voy a llenar de poesía. Porque por ti, estoy aquí hoy, más vivo que nunca, deseando salir al mundo y poder verlo.

—Te lo prometí. No te dejaré caer jamás. Vamos a ese mundo Jin. Vamos juntos a descubrir que es lo que vida tiene para nosotros.

Se besaron, se ducharon y se vistieron. Jungkook lo llevó corriendo a la sala de eventos. Ahí, todos lo esperaban. Todos lo abrazaron. Jimin, Tae, Jisoo lloraron al verlo. Cada uno lo quería abrazar, saludar. Y entonces Seokjin supo cuán amado era y agradeció a la vida que todo hubiese ocurrido de esa manera. Sólo lamentaba la muerte de su papá, pero estaba seguro que en algún lugar él también sonreía.

—Gracias a todos..., por estar aquí, porque ustedes me amaron tal y como era. Un profesor ciego..., no les importó nada. Me trataron como uno más y me hicieron parte de sus vidas. Siempre voy a estar agradecido de todos ustedes.

Fueron sus palabras finales, antes de esconderse y llorar en el cuello de Jungkook que dejaba besitos en su cabeza.

Esa noche cantó karaoke, tocó el piano, bailó con Jungkook..., al final de la noche lo acorraló contra aquella pared...la misma en que meses atrás se habían besado por primera vez.

Besos calientes y apasionados, cerraron esa noche. Pegados a esa pared, donde todo había comenzado.

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