Capítulo 11: Tal y Como Soy

Jungkook estaba emocionado. Habían terminado el paseo y el café, por lo que ahora volvían al condominio para trabajar. Seokjin por su parte estaba nervioso, porque por primera vez, Jungkook entraría a su departamento. Y era como desnudar un pedacito de piel, porque pocas personas tenían acceso a ese espacio privado. Su familia, Yoongi y Jimin y Taehyung. Y ahora sería JK. Con nerviosismo marcó la clave y abrió la puerta, invitando a pasar al cantante.

Jungkook al ingresar se quedó en la entrada maravillado por lo que veía. Contrario a lo que imaginó, el departamento era muy iluminado. Los tenues rayos de otoño se filtraban por ventanales que parecían rodear la sala. Dos cosas llamaron de inmediato su atención. El gran sofá, con cojines de múltiples colores y el gran piano blanco a un costado de la sala. Era hermoso. Pudo imaginar a Seokjin sentado ahí tocando sus preciosas creaciones.

—¡Tienes un departamento muy lindo! Seguro esta insonorizado. Jamás te sentí tocar.

—Siempre me ha gustado sentir la calidez del sol, por eso amé este lugar cuando supe de los ventanales. Y ya sabes soy un chico de colores vibrantes, por eso los cojines. Quería un lugar que fuera lo opuesto a la oscuridad que representa la ceguera. Odiaría vivir en un lugar donde todo esté apagado y sin vida. Y tienes razón. Puedo y podremos tocar libremente.

Por supuesto, pensó Jungkook. El hogar de Jin era exactamente igual que él. Lleno de vida y colores. No había muchos muebles, pero el lugar no lucía vacío. Al contrario. El piano y la presencia de Jin, lo llenaban.

—Por favor, Jungkook, ponte cómodo. Hoy vamos a trabajar en el piano. Tengo un pequeño estudio aquí, pero creo que es importante comenzar por lo simple. Yo hago música a la antigua. Yoongi me ha adaptado algunos instrumentos modernos para crear y mezclar música, pero, me gusta empezar ahí.

Jungkook se quitó los zapatos y los dejó en el mueble previsto para ello, esperando a Seokjin. Éste caminó hacia el piano y lo abrió.

Se sentía un poco torpe. Era un hombre muy seguro, pero había estado preocupado por la opinión que su JK tuviera de su lugar. Al escuchar que lo había encontrado lindo, respiró con alivio. Pero, aun así, no dejaba de sentirse un poco nervioso. Le pasaba que comenzaba a ponerse así, cada vez que estaba frente a la presencia del cantante.

—Mi departamento no es muy distinto al tuyo. Puedes ir a refrescarte antes de empezar. También voy a preparar té, ¿quieres tomar uno?

Jungkook miró a Seokjin que se movía nervioso. No lo había visto así. Siempre tan seguro y desfachatado. Ahora parecía tímido. Miró a su alrededor y pudo ver un gran estante donde había muchos galardones.

Se acercó y lo vio. El Grammy que Seokjin había ganado y que había causado tal conmoción en su país hacia dos años, más aún porque nadie sabía cómo era la persona que lo había obtenido.

—¡Wow! Tu Grammy está aquí. Es...hermoso...

—Mi madre armó todo eso...yo realmente no lo quería, pero ella insistió...En realidad no me interesan. Nunca me importaron los premios. Yo sólo quería hacer música. No niego que mi ego se sintió animado, pero al final, lo que importa es que el artista esté satisfecho con la canción y que a las personas le guste y la disfruten. Eso es lo que busco.

Jungkook lo escuchó atento. Imaginaba que era así. Seokjin era millonario tanto por la herencia de su familia, como por su trabajo como compositor y productor. Era admirado por un montón de gente, tanto en su país, como fuera de él. Todos tenían curiosidad por conocerlo. Sin embargo, él había optado por otro tipo de vida, lejos de la fama y el lujo excesivo. Haciendo clases a niños, y siendo el animador de las fiestas de cumpleaños de sus vecinos.

Luego de refrescarse, se sentó en el lindo sofá multicolor. Seokjin llegó a él con una bandeja de té. Lo tomaron en calma y silencio. Ambos intentado controlar todas las emociones que en esos momentos tenían.

Media hora más tarde, estaban sentados al piano. Seokjin estaba tocando la melodía que había escuchado de Jungkook.

—¿Has pensado en la letra? Presiento que será una canción muy personal. ¿El concepto que Namjoon y tú estaban trabajando es sobre el crecimiento y la madurez ¿no?

—Yo...—Y aquí venía la parte complicada para Jungkook. Abrirse, decirle a Seokjin todas esas emociones que lo habían estado invadiendo y que no había sido capaz de expresarlas antes. No es porque no confiara en Namjoon, simplemente no fluían.

—¿Qué pasa Jungkook? Sé que tienes algo que decir respecto a este álbum y lo que quieres mostrar en él, pero todavía no lo he escuchado de tus labios. Necesito que te abras y confíes en mí. Necesito saberlo, para poder ayudarte.

—Estuve de acuerdo con hyung sobre el concepto, pero no de la forma como él quería enfocarlo—Jungkook bajó la vista y mordió su labio. Por qué costaba tanto decir lo que pensaba y sentía. De pronto sintió la mano de Seokjin tomando la suya y acariciándola suavemente. Una calma inmediata lo invadió. Ese hombre lograba volverlo loco y a la vez le daba tanta tranquilidad. Sentía que, a través de esas suaves caricias, le decía lo mucho que podía hablar con confianza, abrirse sin miedo a decir tonterías o que sería juzgado. Suspiró y cerró sus ojos—. Estoy cansado que todos me vean como un niño. Como si en todos estos años no hubiera crecido. Mis fans siguen llamándome "bebé" "conejito". Incluso la actitud de Namjoon y Hoseok, muchas veces es de sobreprotección. Tengo veinticinco años. Ya no soy un pequeñito.

Seokjin seguía sosteniendo su mano y lo escuchaba atentamente. Él había imaginado que algo así era lo que le atormentaba al chico.

Siempre estaba al pendiente de las redes sociales, lo que decían de Jungkook. Sí, sus fans lo amaban y lo protegían de los ataques de otros, pero tal vez porque había empezado siendo casi un niño, sentía que no lo dejaban crecer. Y Jungkook si bien era joven y sin tanta experiencia en la vida, era un hombre y no un niñito frágil.

—Quiero expresar ese crecimiento en mi música y mis actuaciones, pero no sé cómo hacerlo. Me cuesta mostrarme, soy introvertido y callado en general. Y no es que quiera mañana salir sin camisa al escenario..., pero quisiera que todos se dieran cuenta que ya crecí. Mal, bien, ya crecí.

Seokjin suspiró. Él quería usar las palabras correctas, porque no quería que Jungkook lo malinterpretara ni se ofendiera. Entendía sus argumentos y sus consideraciones.

—Creo que es importante que lo digas y eso lo podemos plasmar en un concepto musical y a partir de ahí lo puedes proyectar para tus presentaciones. Sí, eres un hombre y no un niño, pero tampoco tienes que correr a demostrarlo Jungkook. Estas creciendo aún. Recién cumpliste veinticinco años. Queda mucho camino para recorrer. Estás madurando y todavía no alcanzas el tope de esa madurez. Ni siquiera yo, a mis treinta lo he hecho. En muchos aspectos sigo actuando infantilmente, creo que tú mismo te has dado cuenta, pero eso no quiere decir que cuando es necesario no actúe maduramente. Podemos mostrar lo mucho que has crecido, pero tampoco es necesario que renuncies a los mimos de tus fans. Probablemente ellas siempre te verán como un bebé. Especialmente las que te siguen desde el principio. Pero estoy seguro que la mayoría de ellas saben que ya creciste.

Jungkook miró a Seokjin que se había sacado las gafas. Su mirada como siempre estaba perdida, pero sus ojos almendrados eran tan lindos. Y había utilizado las palabras que él realmente necesitaba escuchar.

—Ahora, quiero que me hables de ti. Cuéntame lo que te gusta, lo que piensas y lo quieres de la vida Jungkook.

—Yo no puedo...

Seokjin se sorprendió por esa respuesta. Se acababa de abrir, pero ahora volvía a cerrarse.

—Tengo miedo...

—¿De qué tendrías miedo JungKook? Estamos sólo tú y yo.

—Tengo miedo de...decepcionarte...si me abro demasiado contigo...tú me verás como soy y tal vez...te des cuenta que lo que hay dentro de mí, no te gusta. No tenías el mejor concepto de mí antes de conocerme, y
¿si no estabas equivocado? Y ¿si descubres que en realidad soy un pésimo cantante? O que soy un tipo idiota, que no sabe relacionarse...

Seokjin puso su mano sobre la boca de Jungkook. Le dolían un poco esas palabras y el que tuviera esos pensamientos. Era verdad, había tenido una opinión sesgada de Jungkook antes de conocerlo, pero tampoco era terrible. Jamás lo consideró un mal cantante, pero sentía que le faltaba aún ser "artista". Luego de conocerlo, pudo sentir el potencial que tenía muy guardado y él quería sacarlo. Y en cuanto a la persona llamada Jeon Jungkook jamás se sentiría decepcionado. Lo que más le había gustado, era que desde un principio lo había tratado sin siquiera molestarse en su ceguera. Al contrario, había sido hasta un poco grosero, bueno él también había sido muy entrometido, pero su relación era de igual a igual. Y en eso podía ver la real personalidad de JK y que al final de cuentas lo tenía medio enamorado.

—JK, jamás podrías decepcionarme..., sé que estás creciendo, y que te cuesta confiar en las personas. A veces tu temperamento te domina, pero está bien, es parte de madurar. Por favor quita de tu cabeza el que tienes que convencerme de algo. Y te lo digo como el compositor, como el Maestro. Deja de pensar que en cualquier momento voy a abandonarte, porque crea que no tienes talento. Si estoy contigo ahora, es porque creo en ti como artista. Tiene una gran voz, y me han dicho que bailas increíble. Sé que quieres entregar todo sobre el escenario y eso habla muy bien de ti.

Jungkook sintió cómo su rostro se encendió un poco con esas dulces y halagadoras palabras. Saber que Seokjin, "El Maestro" confiaba en su talento lo llenó de orgullo.

—Gracias por decirlo. Te parecerá tonto, pero siempre sentí que debía sentirme validado por ti, digo, por El Maestro.

Seokjin chasqueó la lengua y le dio varios golpecitos en la pierna.

—No digas tonterías. No necesitas que ponga un sello sobre ti que diga "validado por el Maestro", para que te sientas seguro de tu talento. Todo está en ti JK. Mira cuán lejos has llegado sin mí, sin conocerme. Entraste en USA y Europa. Todo es por ti y el trabajo de tu agencia. Aunque nunca nos hubiéramos conocido, todos tus logros son y seran exclusivamente tuyos.

Jungkook rio agradecido de todo lo que escuchaba. De la forma que Seokjin lo empoderaba en su talento y de cómo quería ser visto de ahora en adelante. Era la confianza que tal vez necesitaba para dar un salto más grande en su carrera profesional.

—Y hay algo más..., pues todo lo que dije antes fue sobre Jungkook el cantante. Pero tú, JK...eres precioso. Ahora te hablo como tu vecino y amigo. Me gustas. Me vuelves loco y sé que estoy cruzando la línea que trazamos para trabajar. Pero guarda esto en tu corazón, hasta que te sientas listo para aceptarme en tu vida.

Entonces Seokjin movió su mano y la estiró hacia Jungkook. Este se acercó hasta que Jin la puso sobre su pecho.

Jungkook se ruborizó por completo. Y sentía que su corazón había dejado de latir por esos breves segundos que Seokjin le habló y ahora volvía a latir, pero en un ritmo acelerado. Estar con él, era como subir a una montaña rusa, y dejarse caer hacia el vacío, pero confiado que todo estaría bien. En ese momento quería besarlo e incluso arrojarlo sobre el piano y tal vez desnudarlo y rogarle que lo tocara y...

—Te quedaste en silencio Jungkook... —la mano de Seokjin sobre su pecho parecía quemarle. Sentía que su cuerpo estallaría en llamas en ese instante. Ningún hombre le había hecho sentir así, con tan sólo hablarle —. Si no quieres pensar en lo que te dije no te preocupes. Puedo esperar.

—Jin..., no puedo explicarte con palabras toda la avalancha de sensaciones que tengo y que he tenido prácticamente desde el día que te conocí. Gracias por tus palabras y por confiar en mí como cantante. Prometo que no voy a decepcionarte y que intentaré ser aún mejor y poder llegar a expresarme como el artista que deseo y que sé que tú también esperas. Y sobre nosotros... —unos cuantos segundos de silencio bastaron para que Seokjin sacara su mano del pecho de JK, esperando un rotundo rechazo, pero para su sorpresa, éste se la retuvo. Y continuó hablando.—En cuanto a nosotros...también estoy sintiendo muchas cosas nuevas, que estoy tratando de entender...tú me gustas mucho y quiero decírtelo, porque es importante para mí que lo sepas. Prometo que tendrás la oportunidad de entrar en mi vida...así como yo quiero entrar en la tuya. Pero ahora...ya sabes debo concentrarme en el disco y es...

—Tú tranquilo. Me siento feliz tan solo de saber que lo estás pensando. Vamos a trabajar en esas letras y las melodías JK. Lo haremos bien—. Seokjin sintió una gran alegría. Sabía que había una conexión entre ellos. Algo que en algún momento despertaría.

El resto del día estuvieron trabajando arduamente. Sólo se detuvieron para almorzar la comida que Hoseok se había encargado de pedir.

Rieron mucho con todas las anécdotas divertidas que en su vida de ciego le había tocado vivir a Jin, especialmente en su época universitaria en Estados Unidos. Las veces que había chocado con postes, paredes, personas. O la vez que en una discoteque terminó sentado con unos desconocidos luego de bailar sin parar en la pista y perder la noción de su ubicación.

—Ya sabes, los ciegos nos guiamos mucho por los sonidos, pero en un lugar así...pierdes la noción del espacio...bailaba con un chico que me daba tantas vueltas, que al final cuando fui a la mesa de mis amigos, terminé con otras personas—la risa de Jin llenaba el departamento y Jungkook no podía evitar seguir también con risa, cada uno de sus relatos —. Lo bueno fue, que a los chicos no les importó y nos volvimos buenos amigos. Incluso aún nos llamamos.

Para Jungkook era muy lindo escucharlo y admiraba la capacidad que tenía para reírse de si mismo. Eso demostraba la mucha confianza que tenía Jin. Le encantaba eso. Y él deseaba poder llegar a ese nivel de confianza consigo mismo.

A las cuatro de la tarde, Seokjin consideró que había sido suficiente para el primer día. Además, Jungkook debía ir a la agencia, pues el fin de semana sería su fanmeeting y debía ensayar y repasar el guion.

—Gracias por este primer día. Fue muy enriquecedor en todos los aspectos. Realmente te mereces la palabra Maestro.

—No seas tonto JK. Ese fue un invento de Yoongi. Ya te voy a contar..., te lo dije sólo soy Jin...y para mí también fue un gran día.

Jin estiró su mano y Jungkook comprendió. Ese gesto significaba que quería tocar su rostro, así es que la tomó y la llevó a su mejilla.

—Está caliente tu cara JK. Eso significa que te sonrojaste. Eres muy dulce..., pero si te molesta que te toque...sólo debes decirlo.

—¡Claro que no me molesta! Me gusta y sé que es tu forma de contactarte conmigo. Si supieras cómo te estoy mirando ahora...también te sonrojarías.

—¡JK! Eres un pervertido...

Jungkook se echó a reír y como siempre tomó su mano y depositó un beso en los dedos largos y un poco chuecos de Jin. A pesar de aquello, tenía hermosas manos. Suaves, dedos largos...Una vez más sus pensamientos se iban hacia aquel lado que no debían...por suerte el timbre sonó.

—Ese debe ser Hoseok, para llevarme a la Agencia.

—Entonces..., te veo más tarde.

—No Jin, mañana. Me quedaré hasta muy tarde hoy practicando. Descansa.

JungKook abrió la puerta y efectivamente era Hoseok, que estaba listo para llevarlo a la agencia.

Cuando subieron a la camioneta que los llevaba a BigHit, el mánager miró al joven cantante, que no dejaba de sonreír. Era tan evidente lo enamorado que estaba, que, aunque se alegró por él, también le preocupó. No estaba seguro que Seokjin era la mejor opción para un joven y ocupado Jungkook. Aun así, él iba a apoyarlo en lo que decidiera.

—¿Estuvo todo bien hoy?

—Fue perfecto Hobi-hyung. Esto es mil veces mejor que cualquier cosa que hubiese esperado al trabajar con el Maestro. Jin es increíble...yo..., me siento feliz. Me da una energía que hace mucho no sentía.

Hoseok imaginó lo que generaba esa energía. Serotonina, diría un científico, amor...pensó Hoseok.

Seokjin por su parte, volvió a sentarse al piano. Sus manos sobre las teclas comenzaron a tocar una melodía que había escrito hacía mucho tiempo, pero que nunca había terminado. Tampoco tenía letra. Pero ahora, con sus sentimientos tan a flor de piel, sentía que debía terminarla y regalársela a Jungkook. Comenzó a inundar la sala con el sonido del piano y con cada nota, con cada llave, sentía como el amor que nacía por Jungkook también comenzaba a inundar el lugar.

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