quince.

Entró a casa aún con la opresión en su pecho, debía de admitir que Hyunjin la hizo sentir mal, como si fuera la mala, tal vez lo era pero ¿Tanto le costaba solo aceptar su disculpa?
Su madre apareció en su campo de visión.

—El abuelo vino a cenar, Areum. Apúrate a sentarte.— Apresuró su madre. Areum sintió como la sangre se le helaba.

Su abuelo paterno era de carácter fuerte, siempre tratando de que su familia fuera sinónimo de perfección, siempre queriendo lo mejor para sus nietos e hijos, siempre pidiendo más de lo que se puede dar. Era cierto que su abuelo era bastante estricto, se decía que Jung se volvió así después de la muerte de su esposa, se convirtió en un hombre bastante meticuloso, sin embargo, a pesar de eso cada nieto se esforzaba tanto para poder llegar a ser el orgullo del abuelo Jung, pero nadie le ha podido quitar el puesto al hijo mayor de los Jung; Jung Seonho, un muy reconocido médico cirujano.

Entró a la cocina, teniendo la imagen de su familia reunida en el comedor, comiendo tranquilamente.

—Buenas noches.— Saludo la chica educadamente, haciendo una reverencia. Su abuelo ni siquiera la miro, solo siguió masticando la comida. Areum le dirigió una mirada a su padre, quien le señaló con la mirada que tomara asiento, y así lo hizo.
Los siguientes cinco minutos fueron silenciosos, solo se podía escuchar los cubiertos chocando contra la porcelana de los platos. Incluso las gemelas que solían ser muy inquietas, sabían que delante de abuelo Jung debían de comportarse educadamente.

—Te estaba esperando, Areum.— Aquel comentario sorprendió a todos en la mesa, especialmente a la susodicha.

—¿Ah si?

—Me enteré que en el baile de graduación de tu escuela, va a haber audiciones...— Se quedó en silencio por un momento.— A la mejor universidad de Corea.

—Así es, abuelo.

—No vayas.— No pudo evitar atragantarse con la carne.— Es mejor si te enviamos a una universidad al extranjero, tienes muchas más oportunidades.

—Pero abuelo...— Quiso reprochar, su papá le dio una ligera patada debajo de la mesa negando.

—Eres una de las mejores en la familia, Areum, pero me parece que desperdicias tu potencial ¿no crees?.— La chica trago saliva, era obvio que se refería a sus calificaciones, las cuales no eran perfectas, pero estaban bien.— No quiero que te mantengas aquí, ve a otros lugares del mundo y busca una mejor oportunidad.

Deseo tanto contestar aquello, pero sabía que no debía.

—Llamaré a contactos que tengo fuera y veré si pueden darte lugar en alguna universidad buena, pero necesitas subir tus calificaciones en lo que queda, sino me veré obligado a rendirme contigo.— Estuvo esforzandose durante el último año, su abuelo se lo había estado repitiendo cada vez que la veía, y no podía vivir tranquila gracias a eso. Logro sacar increíbles calificaciones que ni ella creía que sería capaz de sacar.— Estaba pensando en qué tal vez deberías estudiar administración de empresas. Me vendría bien una nueva líder en el equipo.— El hombre entrelazó sus manos sobre la mesa, mirándola expectante.

¿Empresas? Definitivamente no era algo que quería.

Dio una mirada a sus padres, el brillo en sus ojos la hizo sentirse mal, ellos ansiaban que su hija se convirtiera en el orgullo del Jung mayor.
Asintió lentamente mientras miraba su plato.

—Perfecto, comenzaré a hacer la llamada.






Se estaba esforzando, de verdad lo estaba haciendo. Su cabeza había comenzado a doler como el mismo infierno, se obligaba a mantenerse despierta. Las letras del libro se revolvían unas con otras, iba a volverse loca.

La semana de exámenes casi terminaba, era una semana de mucho estrés, estrés por tratar de sacar buenas calificaciones.

Sintió como un cálido líquido se deslizaba desde su fosa nasal hacia sus labios, se apresuró a tomar algunos pañuelos mientras apretaba el puente de su nariz, tratando de detener la hemorragia. También había perdido la cuenta de las veces en que su nariz había sagrado a lo que va del año. Cerró sus ojos soltando un suspiro mientras aún seguía enrollando los pañuelos dentro de su fosa nasal como tapón.

—Bien, cinco minutos más, Areum.

Esos cinco minutos se convirtieron en diez, entonces no pudo evitar que sus ojos se cerraran por completo.

—Areum...— La voz de su madre se coló por sus oídos haciendo que frunciera el ceño sin abrir sus ojos.— Jung Areum, ya casi son las siete y tienes que ir a la escuela.

Como si de un monstruo se tratara la chica se levantó corriendo para entrar al baño, se dio una ducha rápida y se puso como pudo el uniforme. Se sentía increíblemente cansada, apenas y había logrado dormir por la noche. No le dio siquiera tiempo a desayunar.

—No, no, no.— Maldijo al ver el autobús pasar, ni corriendo iba a poder alcanzarlo.— Demonios.— Pateó una piedra con fuerza, esta golpeó en un pobre perro.— Dios, lo siento tanto.— Se disculpó sobando el lomo del animal, este gruñó y se fue corriendo lejos de ella.— Increíble.— Se quedó anonada.— Hoy en definitiva no va a ser día.

El siguiente autobús tardó quince minutos en pasar, se resignó a llegar temprano a clases después de todo. Camino con tranquilidad hacia la entrada de la escuela.

—Oh, estás aquí.— La voz de Hyunjin hizo eco en su cabeza, se giró a verlo. Se encontraba sentado debajo de un árbol, al verla se levantó con rapidez para seguirla, al llegar a su lado le sonrió. Areum lo ignoro y siguió caminado hasta la entrada de la escuela, en la cual el guardia descansaba.— ¿Por que llegas a tarde? Es muy impropio de ti.

Areum se limitó a ignorarlo una vez más, Hyunjin sabía que estaba resentida con él, tenía que aclarar las cosas. La tomó del codo obligándola a mirarla.

—Areum, lamentó lo qué pasó ayer, no estaba hablando enserio...— Hyunjin se veía bastante arrepentido, Areum sin contestarle lo hacía entrar en crisis.— Sabes que con que me sonrieras y hubieras actuado como si nada hubiera pasado, yo te hubiera perdonado. No, yo te había perdonado desde antes.

La chica no pudo evitar sorprenderse, las mejillas de Hyunjin estaban tan rojas como tomates. Areum comenzó a reír como loca dejando a Hyunjin confundido.

—Eres un idiota, Hwang Hyunjin.— Exclamó aún sin dejar de reírse.— Ya lo sabía desde antes, solo quería ser más considerada contigo y disculparme adecuadamente, pero nunca me dejas serlo.

Hyunjin rió con ella, sin darse cuenta sus manos estaban unidas mientras caminaban juntos hacia la entrada de la escuela.

Hyunjin podía aparentar ser un chico malo, pero con Areum se convertía en todo lo contrarío, y estaba consciente de cual era la razón.







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Hola a todos, solo hago esta nota para agradecerles a todos, los que ya estaban aquí, los que acaban de llegar y lo que estaba próximos a hacerlo; gracias. Me he dado cuenta del apoyo que recibe esta historia, y me siento satisfecha, por que se que lo estoy haciendo "bien"

De verdad, se los agradezco, no tienen ni idea de lo feliz que me siento al ver todo el apoyo por parte de todos ustedes.

Ya saben que cuando actualizo, siempre les regalo dos capítulos, así que espero que los hayan disfrutando tanto como yo lo hice al escribirlos.

Nos leemos~

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