7



Amanda

¿Recuerdan que Cristóbal dijo que nuestro querido cliente no estaba enojado?

Sí, bueno, esa fue una cruel mentira.

—Ya, me encantó la historia, muy chistosa—se cruza de brazos y frunce el ceño— pero no les voy a pagar, estuve horas llamando y esperando que aparecieran, a mí no se me ocurría nada para hablar la boda y por eso los contrate. No llevo ni un día casado y mis tías ya me están preguntando cuando voy a tener un bebé con mi hermosa esposa.

Aprieto los labios, al ver cómo arruga la nariz con disgusto, intentando no reír.

—¿Pero, cuál es el problema? ¿No puedes pedir nulidad matrimonial?

Él lleva sus manos a la cabeza, negando. Cuando nos mira, puedo ver lo atormentado que esta, así como desesperado por alguna solución.

—Este matrimonio me beneficia, beneficia a Sara, con quién me casé, beneficia a mi madre, y así—se inclina—. Tengo miedo de arruinar todo si me anticipo.

Creo que nos ve tan confundidos por sus palabras que se echa para atrás, suspirando y revolviendo su cabello rubio.

<<Les contaré una historia.

Su tono tiene de drama y tristeza, así que tomo un sorbo del café ocultando la emoción.

—Te escuchamos—dice Cris a mi lado.

Mira el pequeño pastel que le sirven hace poco haciendo tiempo para empezar, desesperandome un poco.

—Yo quiero a Sara, pero nunca la amé, y ella tampoco a mí—su mirada es neutral, como si aquella declaración fuera tan simple como decir que no le gusta la cebolla—. Nunca me importó no amarla porque ella tampoco lo hace y no le toma relevancia, su trabajo es su pasión y la admiro por eso, para ella este matrimonio es una formabilidad. Pero entonces hace seis meses conocí a alguien.

Veo su nuez de Adán subir y bajar, sé que está comenzando a titubear, pero no hacemos gesto alguno.

<<Él...—nos analiza un breve momento con cautela, seguro buscando algo de incomodidad o desagrado, y al no encontrarlo prosigue—. Él también está en una relación y se comprometió unas semanas antes que yo. Comenzamos a hablar, salir como amigos. No queríamos que lo nuestro pasara, pero nos enamoramos.

Ignacio toma un sorbo de su té con la mano temblorosa y vuelve a suspirar.

Un suspiro de un enamorado sufriendo.

—Cuando me di cuenta que lo amaba, que lo amo, le pedí que cancelaramos nuestros compromisos y rompieramos con nuestras parejas. Que no me importa lo que diría nadie. Él me pidió tiempo. Y yo quería dárselo, aplazar la boda con una razón lógica que convenciera a todos. Que lastimara lo menos posible.

<<Y ahora no solo yo estoy casado, sino que él también.

¿Qué le pasa a la gente que parece estar casándose por obligación?

—Te ayudaremos—dice Cris, con los brazos cruzados y recostado en la silla, yo asiento—. Pero no serán como los planes usuales por los que nos contratan. Lo que estás haciendo te está haciendo más daño a ti, que a otros.

Elevo las cejas, no esperando esa respuesta de mi amigo, aunque si tiene razón.

—Pero yo...

—Él parece estar siendo egoísta y no dejandote avanzar.

Ignacio parece saber que en parte tiene razón y evade nuestras miradas, pero se limita a encogerse de hombros restándole importancia y vuelve a tomar de la taza de té. Estira su cuello nervioso.

—Como sea—esta vez si nos mira—. Solo denme algo de tiempo ¿Cuál es el plan?

👰 🤵 👰 🤵

Elisa

A la mañana siguiente, luego de que Cristóbal y Amanda volvieran, me ofrecieron e insistieron en que tomará la habitación de Amanda.

Algo que en verdad aprecie porque tiene baño propio y por alguna razón, estuve yendo a él toda la noche.

Por favor, solo entierrenme bajo tierra, que vergüenza.

De todas maneras, despierto mejor que nunca, siento que he recuperado energías y que puedo salir a correr una maratón.

Ja, si claro, la verdad es que solo despierto muy desorientada en un principio, al ver que no estoy en mi cama, algo más dispuesta que el día anterior, sin molestia de estómago y más horas de sueño que lo normal. Cuando veo el reloj en el mueble al lado de la cama, me sobresalto y toda pizca de sueño desaparece.

Se supone que iría temprano a mi casa, no a las una de la tarde.

Me apresuro en asearme, me cambio el pijama, prestado por Amanda, a la misma ropa que me pasó el día anterior.

Cuando me pongo el polerón encima, un olor a jabón y chocolate invade mi sentido. Me distraigo un momento y antes de salir, llevo la tela a mi nariz.

Amanda no solo se merece el cielo por todo lo que me ha ayudado y dicho, también huele como el mismo.

Suelto la tela y abro la puerta sintiendo la cara caliento por la estupidez que acabo de hacer y llego hasta la cocina, guiada por un rico olor a comida. El estómago me gruñe.

—¡Buenos días! Justo iba a despertarte para almorzar.

Amanda se mueve con confianza y gracia sirviendo, su piel morena contrasta con el polerón blanco gigante que lleva encima, dejando ver sus piernas. Trago saliva y desvío la vista.

—Creí que me despertarías más temprano, para volver a casa.

Ella se sienta frente a mí, luego de haber puesto todo a la mesa con rapidez.

—Ayer lucías muy cansada—toma su largo cabello negro en un cola y sonríe—. La verdad es que sí fui a despertarte, pero te veías tan tranquila, linda y en paz que no me atreví.

Intento que las mejillas no se me calienten, pero pasa de todas formas y asiento, bajando la mirada a la comida y probando un bocado.

—Esta muy bueno.

—Lo pedí a domicilio. A mí se me quema hasta el arroz.

Intento no reírme, pero fallo, casi atragantandome, ella también se ríe avergonzada.

Pasamos todo el almuerzo entre risas, Amanda me cuenta las aventuras que ella y su mejor amigo, Cris, tuvieron cuándo hace un año viajaron por varios países como mochileros. El tiempo se me pasa volando como nunca lo había hecho, sonriendo y sintiéndome a salvo.

Amanda, a quien conozco desde hace casi un día, me ha hecho sonreír más de lo que mi prometido y familia lo ha hecho desde que tengo diecisies.

Finalmente, después de ayudar a limpiar los platos y guardar el vestido en una de esas bolsas para trajes, estámos esperando un taxi fuera del edificio, lista para volver a casa.

👰🤵👰🤵

Cuando tenía apenas dieciséis, besé a una chica.

Estudiabamos en el mismo colegio católico y ella iba en el último curso. Era hermosa y lo que más recuerdo de ella es su cabello y labios.

Estaba emocionada y confundida ¿Por qué la había besado? ¿Por qué la encontraba tan linda? ¿Era normal? No, seguro que no

Entonces ¿Por qué me gustaba?

Cometí el peor error de mi vida, y se lo conté a mi religiosa madre.

Desde ese día, el dios al que rezaba todos los días, dejó de existir para mí.

Así que, ahora, frente a mi hogar, no tengo a quien rezar por algo de fuerza a lo que me tocará allí adentro.

—¿Segura que quieres entrar?

Amanda está a mi lado, sosteniendo el vestido, lleva su mano a la mía apretandola como lo ha hecho en las últimas horas, pero ahora los sentimientos me abruman, y casi sin pensar, me suelto de ella con brusquedad, nerviosa de que mis padres pueden estar mirando por la ventana.

—Lo siento—abre la boca con sorpresa cuando le quito la bolsa y evito su mirada penetrante, parece que intenta leerme la mente—. Gracias por ayudarme. De verdad. Fue un gusto conocerte.

El que me este despidiendo así de rápido la desconcierta y no me dice nada cuando avanzo hasta la puerta. Las manos me tiemblan y me preparo para tocar, cuando una mano delicada me sostiene la muñeca con suavidad.

Un escalofrío pasa mi brazo hasta mi columna y la piel se me eriza.

Estoy a punto de decir algo y soltarme, cuando veo que lleva una lapicera en su otra mano y haciéndome cosquillas, escribe en mi palma.

—Mi número. Te lo repito, para que lo recuerdes, somos amigas ahora—me sonríe de costado y odiándome a mí misma, me sonrojo—. Puedes llamarme cuando quieras, a cualquier hora, si necesitas ayuda aquí estoy.

Aguanto el aliento cuando se acerca lo suficiente como para susurrar cerca de mi oído, a pesar de que no hay nadie cerca. Su cálido aliento choca con mi piel y me vuelven a temblar las manos y piernas, solo que por razones distintas.

—Yo creo que eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida, y que podrás salir de acá.

Suelto de golpe mi respiración cuando se aleja, aún con esa sonrisa de lado. Aprieto mi mandíbula y parpadeo rápido intentando no soltar una lágrima.

—Te llamaré.

Su sonrisa se agranda y asiente, alejándose con la mano en alto, esta vez si despidiéndose. No la dejo de mirar hasta que sigue hacia abajo por la calle.

Cualquier rastro de sonrisa se me borra cuando sin esperarlo, mi madre abre la puerta.

👰🤵👰🤵

Aquella vez cuando tenía dieciséis descubrí lo que era pasar el mismísimo infierno.

Mi madre me dio una cachetada que me dejó en el suelo y me arrastró con fuerza hasta mi habitación, donde llamó a mi padre y le contó lo que había hecho.

Nunca me había dolido tanto el cuerpo, nunca había llorado tanto, nunca había rogado tanto porque pararán. No podía gritar, porque si lo hacía era aún peor. Todo me dolía y hasta las lágrimas me ardían.

Si Dios existía y obraba a su voluntad ¿Por qué me estaba haciendo pasar por esto solo por besar a una mujer?

Durante una semana entera no pude moverme y se habían asegurado de no romperme ningún hueso para no ir al hospital, pero los moretones dolían y las heridas por el cinturón de mi padre ardían como el diablo.

Cuando el dolor pasó lo suficiente para caminar y pensar con claridad, todo lo que sentía era rabia.

¿Cómo es que mis padres me hacían esto a mí? Su propia hija.

Intenté huir.

Me encontraron.

Y fue aún peor. Esa vez sí llegué al hospital.

Lo mismo pasó cuando hace una semana intenté decirles que no quería casarme, con la excusa de que aún era muy joven y que podía casarme cuando terminara mi carrera.

Esta vez no fue un cinturón, fue el cigarro que mi padre estaba fumando en ese momento.

Por eso siempre cuidaba de mis acciones y procuraba ser la hija perfecta.

Pero fallé esta vez, dejándome caer después de tanto tiempo, y ahora al ver la cara de mi madre frente a mí y a mi padre sentado en el sillón de la sola, sé que debo ser fuerte. O al menos fingirlo.



• • •

Bueno, este caso lo escribí súper rápido pero a la vez me costó :( a veces no sé si voy bien en reflejar por lo que Elisa está pasando, porque es muy complicado. Tampoco quise ser muy explícita.

Cómo sea ¿Les gusto el capítulo?

¿Habran más capítulos tristes? Obvio.

¿Habrá más shippeo?

No sé yo.

Creo que haré solo actualización el domingo porque la escuela me esclaviza.

Recuerden dar estrellita y comentar, me alegran el día 💕

Besitos con arcoíris para que el próximo capítulo sea más feliz.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top