4
Elisa
No. Puede. Ser.
Esto tiene que ser una broma. Estoy tentada a girar para buscar por todos lados alguna cámara escondida. Es como si estuviera en una jodida película—si mi madre supiera que digo la palabra jodida, me haría rezar cinco padres nuestros—, o un libro de comedia romántica.
Justo en el momento que el sacerdote dice: "hable ahora o calle para siempre" unos pasos de alguien corriendo hacen eco por toda la iglesia y un silencio sepulcral e incómodo se instaura entre todos los invitados. León y yo giramos hacia atrás, donde en la mitad del pasillo central, el mismo dúo que me recibió con gran alegría en un principio, está de pie, con una gran expresión de enojo. Ella sube su brazo, señalando a mi prometido y hace una mueca de asco, negando con la cabeza tomando aire. Mi estómago se revuelve entero
¿Qué está pasando?
—¡Tú! ¡Eres un idiota! ¡Me mentiste maldito desgraciado, dijiste que estabas soltero!
Exclamaciones de sorpresa se escuchan por todas partes, incluido León a mi lado, y detrás mío el sacerdote lanza un wow.
Tal vez este pensando que esta viendo una telenovela mexicana en vivo.
Siempre he intentado tener el control en lo que cabe, pero esta vez no tengo la mínima idea de que hacer, al punto que la cabeza empieza a dolerme de estrés y el ojo derecho se me cierra en un tic. Miro a mi prometido que me corresponde la mirada y traga saliva, negando con la cabeza. No es necesario que lo diga en voz alta, pero sé que intenta decirme que él no hizo tal cosa.
Lo ignoro—porque honestamente no sé qué creer— y miró a sus padres, que están pálidos viendo a la chica que acaba de hablar, con sus bocas abiertas de sorpresa.
Con temor, veo esta vez a los míos y el estómago se me retuerce aún más. Los dos están igual de pálidos que los padres de León, solo que mi padre está acariciando la espalda de mi madre mientras ella está inclinada hacia adelante, con sus codos sobre sus rodillas. Tiene una expresión que me hace rezarle a todos los santos que no creo. Justo cuando estoy por dar un paso adelante, ella sube la cabeza y me echa una mirada de odio antes de levantarse y pasar la misma puerta que mis damas de honor junto a mi padre, que también me lanza una mirada negando con la cabeza. Retrocedo unos pasos, sintiéndome atacada y en shock.
—¿De qué estás hablando?—voleteo hacia León, que avanza algunos pasos hacia la mujer.
—Él...—señala al tipo a su lado, que entrecierra los ojos, negando la cabeza hacia León—. Me lo contó todo ¡No solo me mentiste en eso y me prometiste mil mierdas, sino que estás comprometido, estas a punto de casarte! ¡Espero te pudras en el infierno!
—¡Y que te aplaste una estampida de elefantes, luego de cerdos y que te hagan encima!
Si no fuera porque es mi boda en donde está pasando esto, me reiría.
Atónita, veo a León fruncir el ceño y girar hacia mí
¿Por qué me mira a mí si es a él quien están acusando de maldito imbécil infiel?
La verdad es que ya no puedo más, no lo aguanto a él, a mi padre, a mi madre, incluso a mis amigas. Lo único en lo que puedo pensar es en el momento que venía hacia la iglesia. Me preguntaba cuál era mi límite ¿Esto valdría tanto la verdad? ¿Podría huir? ¿Cuánto maltrato podré aguantar de mis padres?
Tengo 20 años, comprometida, sin empleo y sin una carrera.
Una fracasada en su límite.
Creo que debo poner muy mala cara y tornarme blanca como papel, porque León me ve con preocupación e intenta acercarse a mí. Justo en ese momento, me inclino y vomito manchando la pomposa falda del vestido y de paso, los zapatos de León.
🤵 👰 🤵 👰
Amanda
No sé porqué pero he contado los segundos desde que la novia vomito todo lo que comió en el día. Estoy por contar el minuto cuando veo a nuestro cliente, Ignacio, reaccionar de su posición momia. Estoy esperando un movimiento propio de la persona que hablamos, tal vez pedir perdón y retirarse, o decir una mentira admitiendo que sí la engañó conmigo. Incluso sacarnos de la iglesia y exigir respuesta de que esté no era el plan.
Pero lo que hace él es mirar a la chica con una mezcla de pena y asco, le pide 5 minutos con la mano antes de dirigirse dónde una pareja más adulta, que supongo son sus padres por el increíble parecido.
Miro a la chica y por un momento me arrepiento totalmente de este plan, incluso de aceptar este pedido.
Nunca había visto a alguien más derrotada.
Sus hombros están caídos y encorvados, al igual que su cabeza, la que sostiene entre sus manos, arruinando su peinado, su vestido con una gran mancha y por el gesto que hace ahora con sus hombros, creo que está llorando.
—Deberíamos hacer algo—Cristobal señala a la gente a nuestro lado—. No creo que tenga amigos entre toda esta gente.
Trago saliva y me siento aún peor, Cris tiene razón. Veo a algunos chismear en el oído del otro, como si eso disimulara demasiado, otros hablan en voz alta y algunos desgraciados lanzan risitas.
No me importa no conocer a ninguna persona en este lugar, me entra la rabia a todo el cuerpo y me imagino a una persona en mi cabeza presionar el botón de groserías. Estoy abriendo la boca para gritar unos cuantos sermones en la mismísima casa de Dios, cuando mi amigo tapa mi boca con su mano, negando con la cabeza y señalando a la novia.
Ahora está sentada en uno de los escalones, llorando a rienda suelta, sin importarle nada, con el ramo de muchas flores rosas tirado a un lado.
Creo que la culpa que siento en entonces momento me llevara tres metros bajo tierra.
Me acerco a ella—y me fijo que nuestro cliente aún habla con sus padres— y me agacho en cuclillas, con Cris a mi lado.
—Siento tanto esto—ella seca sus lágrimas con sus palmas y eleva la mirada parandose de golpe, haciéndome caer para atrás.
Durante un momento temo por mi seguridad y pienso que debe estar furiosa, que me dará una golpiza o algo por el estilo por arruinar el que se supone es el día más de feliz de su vida. Creo que incluso los invitados deben estar pensando lo mismo, porque derrepente sus voces se escuchan más fuerte. Cierro mis ojos y espero alguna cachetada.
Pero pasan los segundos y no siento nada.
—Vamonos de aquí.
Abro los ojos y con sorpresa veo que me ofrece su mano. Ya no llora, pero tiene el ceño fruncido y su aspecto aún parece un poco de loca.
Una loca decidida. Y linda.
Dudo un momento, pero veo sus ojos y al darme cuenta que está controlando las lágrimas, tomo su mano y me paro. Veo de reojo a Cris, que se le nota tan sorprendido como yo, mientras esta grabando todo con su teléfono.
Supongo que debe pensar que será buena publicidad.
—¡Elisa, ven acá ahora mismo!
Vaya, lindo nombre.
La novia, que ahora sé que se llama Elisa, gira hacia el hombre que acaba de entrar junto a una mujer, su mirada de pánico y miedo me deja algo desorientada, porque es una verdadera mirada de puro terror. Su mano aún sujeta la mía, pero siento como empieza a temblar. No solo él empieza a llamarla, sino que la mujer a su lado y su prometido también.
La miro de lado, su mandíbula esta tensa y aprieta los labios, sus ojos se ven brillantes por las lágrimas y una empieza a bajar por su mejilla. Ella aprieta con mucha fuerza mi mano, e intentando ayudar a esta extraña, se la aprieto de vuelta en forma de apoyo. Ella me mira, relajando su agarre y sonriendo apenas un poquito en muestra de agradecimiento.
Estoy a punto de solo correr lejos de este caos que empieza a formarse, cuando ella es la que habla, aún sin soltarme.
—¡BASTA!—su voz hace eco, callando a todos—. Siempre les he escuchado, y respetado, así que por primera vez en mi vida haré lo que se me de la gana.
A pesar de que sus palabras son suaves—yo hubiese agregado unos cuantos insultos—, los dos abren grandes los ojos y la mujer hace una mueca de indignación.
A mis espaldas, alguien habla:
—No seas ingrata niña, hemos gastado mucho en ustedes. Mi hijo y tú se van a casar hoy sí o sí.
Las dos giramos hacia el padre del novio.
—Con mucho respeto señor, váyase a la mierda.
Intento aguantar la risa, pero Elisa toma el ramo, se lo tira a su prometido con una increíble puntería, cayendole en toda la cara. Lanzo una carcajda, escuchando a Cris reir detrás de mí. Y esta vez si corremos como alma que se lleva el diablo.
• | • | •
No tengo nada que decir *suelta el micrófono*
Mentira, quiero decir que pase a la segunda fase y estoy feliz de este pequeño logro 🥺 sé que tengo 1 o 2 lectoras constantes en esta novela y se les agradezco.
No importa si no paso a la fase 3, porque está historia me hace realmente feliz.
Espero disfruten, voten, comenten y tengan un buen día. Besitos, mil besitos como dice Barbie
PD: si ven alguna falta ortográfica, díganme, no está corregido el capítulo :(
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top