17
Elisa
Si en algo me pongo nerviosa, es hablar algo serio con cualquier persona, tal vez sea porque todas las veces que me he sentado a la mesa para hablar de sentimientos, he terminado castigada, con moretones en mi cuerpo y un rasguño más en mi corazón. Esa es otra de las razones porque Amanda es tan especial para mí, siento que podemos hablar de lo que sea a pesar de que fue hace unas semanas que nos conocimos.
De todas formas enredo mis dedos en su corto cabello y lo acaricio, buscando algo de calma. La veo sonreír y acercarse más al toque. Estamos en la sala esta vez, ella recostada sobre mis piernas con los ojos cerrados, disfrutando el sol que llega por la ventana, lo que me da la oportunidad para observarla sin vergüenza.
Nunca he sido una persona que interactue mucho, mi tiempo de más vida social fue en la escuela y ni siquiera ahí tenía más de dos o una amiga. Pero no soy tonta, ni ciega, puedo ver con claridad las ojeras que están apareciendo debajo de los ojos de Amanda, o que su expresión en si es de cansancio, incluso ayer en la noche cuando respondió mis mensajes la notaba menos entusiasta de lo usual.
Me ha sonreído desde que apareció en mi trabajo e intentando seguirme el ritmo, pero sé que está cansada, e incluso algo triste diría yo, por sus ojos.
Y quiero ayudarla, así como ella a mí.
—¿Amanda?
—¿Mhm?
No abre sus ojos para mirarme y sigo acariciando su cabeza, algo dudosa.
¿Y si se enoja conmigo y me quiere hablar más? ¿Y si cree que soy muy chismosa y metiche?
<<Tan dramática siempre>>
—¿Estas bien?—prosigo a preguntar.
Finalmente abre sus ojos y mira directo hacia mí, al estar yo sentada. Sigo pasando mis manos por su cabello, intento desacelerar los latidos de mi corazón.
—¿Por qué lo preguntas?
Luce de verdad confundida pero aún algo relajada, así que me muerdo la lengua para no decirle que respondió con otra pregunta.
—Es que—desvío la mirada y me relamo los labios—. Te ves triste.
Vuelvo a mirarla con rapidez cuando ya no siento las hebras suaves de su cabello entre mis dedos y la veo sentada con las piernas estiradas frente a mí. Esta frunciendo el ceño y noto la tensión que recorre su cuerpo.
—¿Por qué lo estaría? Estoy contigo ahora mismo. Sería tonto.
—No tienes que fingir estar feliz conmigo si no lo estas.
Ella hace una mueca indignada y entro en pánico cuando me doy cuenta de mis palabras
—¿De qué rayos estas hablando, Elisa?
—¡No me refiero a eso! Lo siento, lo siento. Lo que estoy tratando de decir es que así como tú me ayudas a mí, yo igual lo puedo hacer. Si algo te enoja, te escucharé, si algo te molesta, te daré la mano, si estas triste y quieres llorar o desahogarte, te dejaré abrazarme y hacerlo. Y si estas feliz, yo también lo estaré, juntas.
Su mirada se suaviza y me sonríe.
—Eres maravillosa.
Le sonrio de lado y tomo su mano, tomando aire y paciencia, porque soy consciente que esta evitando el tema y seguro lo hará de nuevo.
<<¿Estoy siendo muy insistente?>>, me pregunto internamente.
—Solo me preocupo por ti, estas pálida y sé que te duermes muy tarde.
—¿Cómo lo sabes? ¿Cris te dijo?
—Cielo, me mandas tiktoks a las tres de la mañana.
A pesar de que ha vuelto estar en defensiva y retiro su mano de la mía, mi comentario le hace alzar una de sus comisuras levemente.
—Me acabas de decir cielo.
Ruedo mis ojos con las mejillas algo sonrojadas—. Concéntrate. Solo quiero saber si puedo ayudarte, si quieres hablar—continuo mirandola con fijeza, tampoco espero que se abra por completo conmigo, solo que...
Ni siquiera sé que estoy esperando, pero me siento miserable viéndola tan decaída, e inútil por no poder animarla. Entonces ella desvía con ligereza su mirada a un lado y sonríe, tomando mi mano y apretandola.
—Estoy bien.
Siento que el corazón se me agrieta un poquito, su sonrisa es tirante y falsa, sus ojos apagados. Frunzo el ceño aunque ha vuelto a mirarme y Amanda vuelve a dejar su cabeza en mis piernas.
—Estoy bien—vuelve a repetir cerrando los ojos, y eso solo me dan ganas de gritar —. Vuelvo a hacer eso con mi pelo, es muy relajante.
Tengo ganas de tomarla por los hombros y agitarla gritándole que existe algo llamado comunicación y mentiras, de que estoy preocupada y que estoy segura no soy la única con problemas, que puede hablarme. Pero soy consciente que no debo presionarla, que ese error me puede costar mucho. Y no puedo perderla.
👰🤵👰🤵
Amanda
Hace unos minutos atrás estuve cerca de perder el control.
Me gusta dar ayuda y consejos, pero soy mala cuando se trata del que sea yo la que lo necesita. Por eso me pongo algo arisca cuando alguien me pregunta si me pasa algo o si estoy bien. Tan solo han sido unos meses desde la última vez que le gritaba a Cris exigiendo que me dejara sola y ahogarme en alcohol en paz, solo que con muchas palabras agresivas de por medio.
A veces mi mente es tan confusa, como un huracán, desordena todos mis pensamientos, destruye el orden y balance por el que tanto lucho y plantea nuevas semillas que terminan siendo maleza. Y esos días de tormenta, lo único que quiero hacer es dormir, el cuerpo me pesa, los ojos me pesan por el sueño, porque aunque quiera con toda mi alma solo apagar mi mente por un mes, no puedo hacerlo más de tres o dos horas.
El insomnio es una mierda.
Y lo otro que quiero hacer es ir a un bar y pedir un trago.
Me dejó relajar por las caricias de Elisa por mi pelo y a veces en mis mejillas, dejando cortos besos en ellas. Creo que el cansancio puede conmigo, porque cuando vuelvo abrir los ojos el sol está algo más oculto y Elisa acaricia mi rostro mientras me llama.
—Tenemos que irnos, mi mamá me hizo prometer llegar al menos dos horas antes que mi padre.
Está inclinándo su cabeza hacia delante, por lo que su largo cabello rizado cae sobre mi pecho y detrás de mi cabeza, creando una cortina. Se ve adorable y como un ángel, así que es inevitable que aún algo adormilada levanté la mano y acaricie sus labios con mi pulgar.
—Eres muy hermosa.
Sus mejillas se tornan de rosa en solo unos segundos y admiro el color, pensando que es mi nuevo tono favorito en rosa. Me sonríe y deja su mano en mi mejilla acariciando y yo paso la mía a detrás de su nuca, atrayendola finalmente hacia mí, levantando un poco la cabeza.
Besar los labios de Elisa es como tocar la gloria. Me hace recordar a la sensación de estar en un concierto. Cuánto estás en uno te permites sentir todo lo que no has hecho y es como un catarsis. En el momento ni siquiera encuentras las palabras para describirlo, e incluso después es difícil de hacerlo. Porque es exaltante, inexplicable, adictivo y mucho más.
Con dificultad me separo de ella para tomar aire y me paro, ofreciéndole la mano.
—Vamos, no quiero que tengas problemas en casa después.
—Pero...
Elevo mi ceja y vuelvo a mover mi mano.
—Okey, okey, vamos.
Se levanta, ordenamos todo en el lugar—que no es mucho— y salimos de la casa. Uno de sus lápices tiralineas sobresale del bolsillo del chaleco, ya que olvidó guardarlo en la mochila. He notado que ella es recelosa con su arte y que incluso cuando le pido que me muestre algunos de sus dibujos hace ese gesto de arrugar la nariz y se niega. No me molesta, lo entiendo, después de todo me ha contado que nadie se ha interesado en lo que pinta y dibuja, es tímida porque siempre ha sido algo que hace para ella misma y nadie más.
—¿Elisa?
—¿Sí?
—¿No has pensado en vender cuadros o dibujos?
Al igual que yo antes, se tensa y aprieta el agarre de nuestras manos dentro del bolsillo de mi chaqueta—¿Para qué? Ya tengo un trabajo.
—Pero esto podría darte dinero extra, te puedo ayudar—interrumpo mis palabras, no puedo decirle que tengo una especie de negocio que tiene bastante presencia en las redes, sobre todo si ve los vídeos de algunas de las fiestas arruinadas—. Más bien, una de las hermanas de Cris puede ayudarte, estudio marketing y ayuda a pequeños emprendedores a vender, es bastante buena.
En realidad, eso no es una mentira, Julie, fue la que nos ayudó a volvernos conocidos sobre todo en redes sociales, me enseñó mucho los primeros meses y después fui yo la que se encargó de la "imágen" de nuestro pequeño empleo. Así que espero poder hacer lo mismo que Julie hizo por nosotros con Elisa. Sé que se lo merece.
—No vendería, Amanda. Solo son garabatos que hago para no volverme loca. A nadie les gustaría.
Paro en medio de la calle helada y tomo sus manos.
—Eres talentosa, Elisa, lo que haces es arte y estoy segura que otros lo verían también de esa manera.
Por su ceño fruncido sé que mis palabras no la convencen lo suficiente. Aprieta mis manos y ladea la cabeza, en signo de pregunta.
—Puede que eso no pasé, además, ya tengo un trabajo y ese era el plan—dice con tono tajante.
—¿Pero cuánto tiempo tendrás que estar viviendo con miedo todos los días hasta que junten el dinero suficiente?—niego con la cabeza—. Tienes que juntar para un lugar, comida, cuentas, y cuando te vayas no podrás trabajar en el mismo lugar así que tendrás que buscar otro empleo. Si me dejas ayudarte...
Su rostro muestra fastidio de inmediato en cuanto digo las últimas palabras, soltando mis manos y cruzándose de brazos.
—¿Me estás pidiendo que te deje ayudarme cuando yo hago lo mismo y lo único que haces es cerrarte en ti misma?—hago una mueca y doy un paso atrás, poniendo distancia—. En estás semanas has logrado conocerme más que nadie, sabes mis secretos, pero yo ninguno de lo tuyos. Cuando intento que hablemos sobre ti evades el tema como si fuera el diablo.
—No es tan simple.
No me está gustando a dónde está llevando está conversación, no me está gustando que está vez sea ella la que da un paso atrás poniendo más distancia entre nosotras.
Se restriega el rostro—. Sé que no es simple, por Dios, nada es sencillo, ojalá lo fuera. Estás deprimida y quiero ayudarte, pero no me dejas; tengo que trabajar a escondidas de mi padre y mintiendo a mi madre porque o si no me matan si saben que quiero huir; no es sencillo que quiera estar siempre a tu lado porque me das fuerza, pero tengo que hacerlo a escondidas, porque si no me matan por lo otro, por esto...—nos señala con el dedo índice—. Sí lo harían.
Quiero acercarme a Elisa y abrazarla, por le quiero y me duele verla sufrir, pero a la vez siento que está sacando todo el veneno de su sistema y lo necesita.
—¿Sabes que otra cosa tampoco es simple?—prosigue sin esperar mi respuesta—. Que aún así amo a mis padres, que aún así me duele pensar en dejarlos atrás para siempre, que no me acepten como soy. Nada es sencillo Amanda, no puedo vender mis dibujos porque guardan mucho de mí que simplemente no puedo—se encoge de hombros y niega, moviendo con el su cabello largo, la tristeza es infinita en su rostro, pero de todas maneras sonríe, aunque con ironía.
<<Y créeme, me odio por eso, aceptaría tu ayuda si pudiera, porque cada vez me queda menos tiempo.
Está vez sí me acerco a ella, aunque sin tocarla, las dos estamos en un momento en el que somos dos tornados que si se unen puede ser muy peligroso.
—¿Qué significa eso?
Sus hombros caen, derrotada—. A qué ya tengo fecha para la boda y es en cuatro meses más.
• • •
Uff, tengo que confesar que está es la primera "pelea" que he escrito y me dejó algo agotada y me quedé dormida como a los cinco minutos de terminar 😂😂
Fun fact: Cuando narro con Amanda la cabeza se me enreda, porque a veces ni yo la entiendo por completo. No como con Elisa.
¿Les gustó el capítulo? Espero publicar el próximo viernes, pero soy media tonta así que no prometo nada.
Y como dije, voy a hacer recomendaciones random cada actualización, está vez también de Webtoon. Por favor lean That Awkward Magic, es *golpea su mano contra la mesa* buenísima.
Nos leemos el próximo viernes.
Besos ✨
PD: tengo Instagram y mi usuario es el mismo que acá: Atelis13, síganme 🙄
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top