15
Amanda
—No quiero.
Me enrollo en las sábanas de mi cama hasta arriba de mi cabeza, gruñendo.
El día de ayer fue como estar sobre nubes todo el tiempo, y que Elisa y yo habláramos de tendido sobre que está dispuesta a trabajar duro para salir del ambiente tóxico en el que vive antes de comenzar una relación oficial—alguien pellizquenme—, me hizo respirar un poco mejor. Estaré allí para ella siempre que me necesite y esperaré a que esté lista, porque ella lo vale.
Pero sigue siendo el mes que se cumple un año de la muerte de mi hermano.
Duele, todo el tiempo.
Desde que no está, todos los días lo recuerdo y me arde, pero ahora que julio ha empezado, es como si mi corazón fuera una bomba de tiempo y mi ansiedad aumentara según los segundos que se restan.
—Vamooos Amanda, mamá te extraña, el domingo pasado se quejó un montón de que ni la llamas.
—Pero si es tú mamá, no la mía—le doy la espalda, mirando la pared gris frente a mí.
—Ya, pero tú eres la hija que siempre quiso.
Lanzo un suspiro y retiro las sábanas de mi cara con lentitud, sé que tiene razón, como siempre. Me giro y me lo quedo mirando un pequeño rato, sus ojos azules transmiten ese entendimiento y apoyo que necesito para tirar las sábanas para atrás y colocar los pies en la alfombra.
—Ojala de verdad hubiese sido su hija.
Me sonríe—. Sabes que en serio eres familia.
Me levanto y le empujo con el hombro con suavidad, devuelvo el gesto siendo sincera y asiento poniendo mis manos en su espalda. No es momento de ponerse emocional, no si no quiero llorar.
—Sí, sí, lo sé, ahora vete, tengo que cambiarme ¿No ves que si no luzco decente tu hermano me va a molestar todo el día?
Escucho que se ríe entre dientes y se gira para abrazarme y darme un beso en la frente, como Alex hacía cuando había peleas en casa y yo lloraba. Con una contradicción de sentimientos por el recuerdo, le voy a abrazar de vuelta, pero Cris tiene que ser Cris y arruina el momento, dándome un golpecito con su índice y pulgar, justo en el mismo lugar.
—Bañate también, apestas.
Le doy un golpe en la espalda justo cuando sale de la habitación, bufo divertida y cierro la puerta, con algo de mejor humor.
👰🤵👰🤵
Apenas entramos a la hogareña casa de los padres de Cris, un delicioso olor me inunda y me relaja. Hay pocos lugares en los que pueda soltarme y esta casa es uno de ellos. Es grande y con varias habitaciones, de un solo piso, la madre de Cristóbal, la señora Lucia, ha decorado cada lugar de su hogar con pequeños —y no tan pequeños— objetos que ha comprado en sus numerosos viajes por el mundo, tanto sola como con el señor Alfonso, creando un entorno muy colorido. Siempre me ha dado una sensación de estar en una casa de algún hada o criatura mágica. Es genial.
Así como Cris es un hermano para mí, quiero a Lucia y Alfonso, su esposo, como si fueran mis padres.
Sí, ellos definitivamente son mejores que mi familia biológica.
Dejamos nuestros chalecos en la sala y pronto la señora Lucia aparece y se coloca ante mí, con sus manos en la cintura.
—Mira quién vino al fin a visitarnos ¿Te crees cometa Halley?
Rio y la abrazo a pesar de su fingida molestia, ella refunfuña, diciendo algo así como "Está niña, que terrible", pero de todas formas me envuelve en sus brazos y me da un beso en la mejilla.
—¿Me extrañó?
—No te creas tanto—vuelvo a reír mientras me apretuja más. Cuando conocí a la madre de Cris por primera vez, fue su sentido del humor lo que más me fascino, así como la dinámica entre ella y el señor Alfonso, que viene hacia nosotros con una sonrisa.
Mientras ella me suelta y va a saludar a su hijo, apretándole las mejillas y peinando su cabello preguntándole si se metió en alguna pandilla para tener el pelo así, Alfonso también me abraza con más suavidad que su esposa y se aleja, poniendo sus manos en mi hombro.
Entre Cris y yo bromeamos sobre qué tal vez su padre es un brujo o algo por el estilo, quizás empático como en las películas de fantasía, porque es increíble cómo con solo mirarte a los ojos, sabe si algo está mal. Su mirada lo demuestra ahora mismo, me analiza y sonríe de lado
—¿Otro abrazo?
Parpadeo y miro para a un lado, intentando despejar las lágrimas que estoy reteniendo, asintiendo rodeandole.
👰🤵👰🤵
"Uno, dos, tres botellas de vidrio, la música cambia justo en el tres, cuatro, cinco y de un trago termino la que tengo en mi mano. Seis.
Como el movimiento de mi cabeza es muy brusco es inevitable sentirme muy mareada, más de lo que ya estoy. Me tiro para adelante y agarro la barra. Miro las botellas vacías y lanzo una carcajada atrayendo la atención de algunas personas alrededor.
Me siento como unas de esas botellas, vacía.
Que mierda de vida.
Es jueves, estoy en un bar tomando como si hubiera recorrido todo un desierto sin una gota de agua.
Estoy sola.
Alex esta muerto.
Llamo a la bartender con una seña y ella se acerca rápido hacia mí, aún es temprano y hay poca gente.
—Traeme otra de estás.
Hace una mueca al barrer con la mirada las botellas completamente vacías y aunque estoy bastante borracha, es clara la duda en su rostro.
—¿Viene con alguien?
Tomo aire con brusquedad por la nariz intentando calmar mis nervios. veo hacia el asiento derecho, vacío, luego al izquierdo, igual de vacío y me inclino para adelante, alzando las cejas.
—¿Tú que crees, genio? Ahora tráeme la jodida cerveza
—No creo que debería.
Aunque el leve movimiento me causa unos mareos que te caes, literal, me levanto y aún más inclinada para adelante, golpeo la barra con mis palmas, llevando pasar una de las botellas, botandola al piso. Aguanto la arqueada y trago.
—Me importa una mierda lo que creas, estoy pagando y vengo a que me sirvan—se me traban las palabras en cada oración, pero me mantengo firme hasta que oigo unos pasos cerca.
—Ana, puedes ir a atender a alguien más, yo me encargo.
Ruedo los ojos al ver que se posiciona frente a mí con los brazos cruzados, aún mantengo mi posición, si me muevo, por seguro vomitare. Aunque de todas formas ¿Qué importa si vomito?
—Casi cinco días sin verte, estaba apunto de llamar para asegurarme que no moriste.
Miro a los ojos al hijo del dueño de este bar, Tobías, y vomito todo en sus pies.
👰🤵👰🤵
Elisa
—Amén.
Suelto la mano de León con algo de urgencia, intento disimular tomando el tenedor para clavarlo en el trozo de papa del plato, pero es claro que no funciona muy bien por el rostro confundido de mi novio.
Mi prometido.
Lo observo comer y asentir hacia mi padre y hago una mueca. Conozco a León desde que tengo 7 años y si no fuera porque no me gustan los hombres, él sería el esposo perfecto con el cual soñar. Bueno, tal vez no perfecto, pero sí lo más cercano a eso. Durante nuestra infancia y adolescencia éramos inseparables, yo lo defendía y él a mí, éramos más libres que ahora y las salidas al cine, o a cafeterías, me encantaban. Nos hablábamos de todo.
Pero después todo comenzó a cambiar.
Cuando teníamos dieciséis, volvió de uno de esos campamentos de verano con algo diferente en él. Su actitud era más apagada, sus ojos menos brillantes y siempre ante la presencia de su padre se encogía. Me asusté por él, pero por más que intenté que hablara conmigo, siempre evadió el tema.
Y entonces comenzamos a salir.
Creo que en el momento que nos comprometimos, dejamos de ser verdaderos amigos.
—Ayer llamé a la iglesia y pude obtener una fecha para cuatro meses más adelante.
El tenedor queda a mitad de camino hacia mi boca y lo bajo con brusquedad, nerviosa.
—¿Qué?
—Es mucho tiempo ¿Verdad? Si quieren podemos buscar otra iglesia para más pronto, lo entenderán.
El pánico me inunda el cuerpo y escondo las manos debajo de la mesa, lo más probable es que este pálida, pero intento respirar profundo y sonrio. Los dos, tanto mi madre como mi padre, me miran con expectativa, seguro esperando algún error.
—No, mamá, prefiero casarme en la misma iglesia, hemos ido allí siempre y tú igual te casaste allá, sería bonito—volteo hacia León, ciertamente desconcertado y tomo su mano, dándole un apretón—¿Cierto, cariño?
Le suplico con la mirada, odiando esto, odiando el tener que esperar para salir de aquí, el fingir, el mentir, el tener en mi mente a cada segundo a Amanda, incluso cuando estoy viendo a León.
Él extiende las comisuras de sus labios, tenso, y asiente—. Sería hermoso.
Poniendo punto final a la decisión, la ronca voz de mi padre inunda la sala, dando su aprobación y volviendo a su comida.
Y yo puedo respirar en paz, tengo cinco meses para ahorrar todo el dinero posible y finalmente huir a dónde no me encuentren.
👰🤵👰🤵
Aunque estoy buscando mi propia felicidad, mi libertad, no puedo evitar sentir la culpa carcomiendo mi mente.
Hay una voz en el fondo que susurra con burla la niña mimada que soy. Nunca me faltó un techo, comida o ropa, incluso, hay mucho que me sobra ¿Y así les pagaba a las personas que me dieron la vida y lo que necesito? ¿Comenzando a trabajar con la mentira que el dinero era para regalos de mi novio?
Siento vergüenza y me pica la piel, incluso mi respiración está algo agitada. Tomo aire por unos segundos, aguantando y luego soltando. El solo pensar que me de un ataque como el de hace unas semanas justo cuando voy a entrar a mi posible trabajo solo hace aumentar mis pulsaciones y el peso en mi pecho.
Tengo que tranquilizarme. Dejar de pensar.
Recuerdo los consejos que Amanda me recomendó para disminuir estos nervios y me quedo pegada mirando la cafetería.
“—Color, textura, olor, solo tienes que dar tu atención completa al objeto y describes lo que te llame la atención, si no funciona, cuenta."
Intento lo primero, observo a detalle los colores suaves en amarillo, blanco y rojo que están en el logo del local, inhalo el delicioso y suave olor del café mezclado con los dulces que se puede percibir desde la puerta. Y los cristales que dejan ver lo bonito que es por dentro.
También logro ver mi reflejo, la mueca en mis labios y el desorden que esta en mis rulos debido a jugar tanto con el por los nervios.
No funciona.
Así que cuento y me apoyo contra la pared a un costado, evitando el reflejo del vidrio. Uno, dos, tres...
Estaré bien.
Pasará.
Ocho, nueve, diez...
Todo va a estar bien.
No debería estar aquí, no debería ¿Qué estoy haciendo? ¿Y si me ve mi padre? ¿Y si lo arruino?
Las contradicciones me ahogan e intento despegar mi mente.
No estoy haciendo nada malo.
Merezco ser feliz.
Finalmente, con mucho esfuerzo mi respiración va disminuyendo al igual que los temblores. Me recompongo y me tomo unos minutos más antes de ver la hora, pasar la mano por mi pelo y guardarme los miedos bien hondo en una cajita.
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Holaaa, sí, bueno, desaparecí de nuevo, pero como finalmente tengo tiempo libre y me siento mejor, intentaré escribir como maquina para hacer una maratón :D
¿Les gustaría?
Pues lo haré cuando PPAUB llegue al 1k, que es poquito 🥺
¿Les gusto el capítulo? Se reveló que Amanda tiene problemas con el alcohol :( y las dudas de Elisa, mis bebés, quiero abrazarlas.
Por cierto, es el mes del pride 🏳️🌈💕 muchos de los pensamientos de Elisa han venido de lo que yo pensaba, sobre todo el miedo, la vergüenza. Puede ser difícil, así que recuerden que no está mal y que pueden amar con libertad.
Pero no se enamoren de heteros, después se les rompe el corazón 🤩 KWKSKW
También les digo que vean Given, es *chef kiss*
Debería dar recomendaciones cada vez que actualice. Como sea.
Besitos con arcoiris. Recuerden votar y comentar ;)
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