Primer paso
Bienvenido seas a esta historia. Antes de que sigas con la lectura, quiero aclarar una cosa:
Aquí tanto Sherwin como Jonathan tienen 16 años de edad, siendo Sherwin menor por unos meses
Como sea, disfruten!
~●~
Alegría.
Eso era lo que sentía fuertemente Sherwin mientras caminaba de una forma animada por aquellas calles, con su corazón siguiéndole con los mismos aires. Estaba feliz y eso se notaba a kilómetros
¿Y cómo no estarlo? ¡ese día vivió toda una historia con el amor platónico de su vida! Si bien se sintió destrozado en un inicio, terminó siendo un día tan dulce y lindo y sentía un alivio enorme al haberse confesado con el chico más lindo del instituto, Jonathan, y este ¡no lo rechazó! ¡era una oportunidad del destino!
Llegó a su hogar, entró y se dirigió a su habitación, donde al ya estar allí se tiró a su cama a rodar por esta mientras abrazaba una almohada, con una boba sonrisa en su rostro. Al detener esos movimientos de adolescente enamorada -aunque lejos no estaba de serlo- a su mente le llegó una incógnita que logró borrar la sonrisa de su rostro e implantar un sentimiento muy contrario.
- ¿qué somos? -se preguntó extrañado
Si bien no le rechazó, tampoco escuchó una aceptación. Así que...
-¿no somos nada? -volvió a preguntar a la nada con cierto toque de decepción
Se dejó caer nuevamente en su colchón mientras su corazón se acomodaba junto a él, un tanto triste por aquel hecho, antes de que ambos cayeran dormidos.
~●~
No fue hasta las pasadas las seis de esa tarde que Sherwin despertó con pesadez. Con cuidado de no despertar a su corazón, se levantó y se dirigió a su escritorio, en donde se encontraba su computador portátil. Se acomodó, la abrió e inició la sesión. Preguntaría las tareas que habían ese día, pues no había puesto atención por estar con el corazón y sentimientos en mano, literalmente.
Al iniciar su sesión en la cuenta de la red social, vio una peculiaridad
"Jonathan Millers te ha enviado una solicitud de amistad"
Y su corazón se despertó al estar tan acelerado.
Sherwin tenía una sonrisa de oreja a oreja ante aquello y sin pensarselo mucho, le aceptó. No lo había tenido de amigo en aquella red social, pues no tenía el valor para mandarle la solicitud, ni siquiera para hablarle. Mas ahora, era diferente.
Pasaban los minutos desde que había aceptado la solicitud y él tenía abierto el chat entre ambos, vacío. Llevaba tratando de escribirle algún mensaje desde hacía mucho, pero cada intento era borrado rápidamente:
"hola, Jonathan", no no, muy formal.
"¡hey! ¿Qué onda?" No no no, mucha confianza.
"Konichiwa sekai no baka" ¡NO! ¡ni japonés sabía!.
No. Nada bueno le salía para comenzar una conversación con su amado. Estaba por salir de aquella página cuando un mensaje le llamó su atención:
-"hey ¿todo bien?"
Era Jonathan. Tanto él como su corazón sonrieron tontamente mientras los dedos del pelirrojo tecleaban inconcientemente
"¡hola! Sí sí ¿y tú? ¿Estás bien?" -
-"estoy bien, pero pensé que algo te había pasado. Veía que escribías y no mandabas nada"
Aquel mensaje había llegado unos segundos después del suyo. Las mejillas del pelirrojo se calentaron al saber que sus intentos de mensaje no habían pasado desapercibidos
"mi computador fallaba" -
Se excusó, vil mentira que hizo reír a su corazón.
Poco después, otro mensaje de su amor llegó, cambiaba de tema. Le respondió y así fueron formando una normal y larga conversación de cosas tan triviales.
No fue hasta las nueve pasada en que ambos se despidieron y cada quien se retira a dormir, Sherwin con una sonrisa en su rostro y con un corazón latiendo con fuerza.
CONTINUARÁ
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