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— ¡Hoseok-Hyung!

JiMin hizo un mohín con sus labios mientras se encontraba frente al hogar de Hoseok, quería sorprenderlo para ir juntos a ensayo.

Pero llevaba más de media hora allí y nadie abría.

Se acercó más y notó un sobrecito metido en la rendija de la puerta.

El papelito con diseños de pingüinos decía: para JiMin y JungKook.

JiMin no pudo evitar sentirse muy mal cuando leyó el contenido de la carta. Hoseok se había ido, aunque había dejado su número de teléfono y nueva dirección por alguna emergencia.

El rubio llamó a JungKook y sus lágrimas cayeron en cuanto el mayor contestó el teléfono.

Ese día, JiMin sintió que le había causado un dolor muy grande a Hoseok. Por eso, sin que JungKook lo supiera, le entregó la dirección de Hoseok a Taehyung, porque sabía que él lo quería mucho.

En la carta no decía el motivo por el que se había ido, pero JiMin en el fondo lo sabía. Y a pesar de la penita en su corazón, no le gustaba la idea de imaginar que hubiese pasado si JungKook hubiera gustado de Hoseok.

Cuando volvía a casa, JungKook fue a buscarlo a la estación de trenes.

El menor se inclinó y tomó las mejillas frías de JungKook, le dio un besito en los labios.

—JungKookie, no me abandones nunca. Por favor.

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