A Mina le gustaba asistir a la escuela, pero ahora no podía dejar de pensar en que la pobre Chaeyoung debía estar sola en casa todo el día.

Nunca había sentido la emoción de ir a recreo.

O jugar con sus amigos.

O ir a almorzar en grupo. ¡Que feo sería eso para Mina! Ahora se encontraba en medio de la clase de artes, dibujando una tarjeta con un tigre para su nueva amiga.

Y nunca se había preocupado tanto de pintar sin salirse de la línea.

—Minariiii, vamos a jugar—Una despeinada Momo de cabellos castaños apareció. Se veía mucho más pequeña que Mina, pero asistian al mismo grado.

—Momoriii, no puedo jugar, debo terminar mi tarjeta para Chaeyoung.

—¡Qué bonitoooo! Pero, ¿Quién es Chaeyoung?.

—Es mi nueva amiga.

—¿Dónde está? ¿Es imaginaria?.

—Que mala eres, Chaeyoung no viene a esta escuela y sí existe.

Mina le sacó la lengua y siguió pintando su dibujo. Aunque también pensaba en como podría ayudar a la niña de cabellos negros a que pudiera asistir con ella a la escuela.

¡Que ganas tenía de que Chaeyoungie le esperará afuera del salón para poder ir a recreo juntas! Pero para ello, tendría que trabajar mucho. Y así le podría presentar más amigas a la menor.

Sonrió, dejando ver sus encias y miró por última vez su dibujo antes de guardarlo en su mochila.