O55
—Yo... Myoui Mina —Comenzó la mayor. —Acepto a Son Chaeyoung como mi legítima esposa. Elegí el camino más difícil, yo elegí quererte y todas las consecuencias que conllevaba. Elegí que fueras la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que me comieras a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono.
Chaeyoung sonrió y se aproximó a la mayor, tomando sus manos y dejando que Mina pusiera el anillo que recientemente habían comprado en una tienda del centro comercial.
—Yo...Son Chaeyoung, acepto a Myoui Mina como mi legítima esposa.
Elegí que no quería otros abrazos, ni otras manos deambulando por mi pelo. Elegí nuestro mes del año y nuestro día de ese mes, elegí que tu fueras mi locura y mi cordura. Elegí las idas y venidas, las despedidas, elegí la impotencia y la incertidumbre.
Mina abrazó a Chaeyoung, en medio de la sala de su casa. Estaban sentadas en la alfombra, por lo que no fue muy difícil que Chaeyoung quedara recostada de espaldas en el suelo con Mina encima.
—¿Lo dije bien?.
—Perfectamente, Chaeyoungie.
—¿Debería tomar eso como un si?.
—Por supuesto, boba.
El anillo tenía grabadas las huellitas pequeñas de un pingüino. No era tan costoso, pero eso no le importaba a Chaeyoung en realidad, el significado era mucho más importante.
—Creo que no sería capaz de decirlo en un altar, me daría vergüenza, Minari.
—Lo sé, mi vida pequeña. Te amo tanto.
—Y yo a ti, Miguri.
—Prometo cuidarte siempre, y tomar todo con calma.
—Despacito, ¿Cómo pasitos de pingüino?.
—Exactamente, Chaeyoungie.
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