Mina no pudo quedarse toda la noche con Chaeyoung, porque la madre de la chica le dijo que fuera a descansar a casa y volviera a la mañana siguiente.

Mina así lo hizo, pero en cuanto llegó a su hogar, fué hasta el cuarto de su madre y se quedó con ella toda la noche porque en verdad necesitaba sus palabras de ánimo.

Cuando amaneció, tomó sus cosas luego de una ducha rápida y fué al hospital otra vez.

Iba llegando a la habitación de la pequeña, algo desganada, hasta que escuchó una risa contagiosa al otro lado de la puerta.

La risa de Chaeyoung.

Chaeyoung estaba bien.

Corrió adentro y vio la sonrisa de la menor en cuanto notó su presencia. Fué hasta Chaeyoung con rapidez y la abrazó, seguido besó sus labios y casi llora de felicidad.

No advirtió que la madre de Chaeyoung estaba en la habitación también.

La señora miraba la escena con clara sorpresa pero no con desagrado.

—Minari...— Chaeyoung la hizo reaccionar y apuntó al lugar donde se encontraba la mujer.

—L-Lo siento, señora Son.

—Oh, Así que ustedes...?.

—Umh, sí— La menor estaba más que sonrojada por la manera en que habían sucedido los hechos. La madre de Chaeyoung rió.

—Ok, hablaremos de esto luego, las dejaré para que hablen tranquilas.

La palabra "Hablen" la dijo haciendo comillas con sus manos. Mina sonrió, sintiendo calor en sus mejillas, debía estar igual que Chaeyoung.

—¿Cómo te sientes?, ¿Estás mejor?.

—Síp, ya no tengo que estar aquí. El doctor dijo que puedo irme en una hora, después del chequeo.

—Eso es bueno, no me gusta verte aquí, debí acompañarte.

—No te preocupes, unnie, no puedes estar conmigo todo el tiempo, tengo que aprender a llevar las cosas.

—Lo sé, pero me habría gustado cuidarte más.

—Está bien, ya estoy mejor y podemos ir juntas a mi próxima clase de baile.

—¿En serio?— Chaeyoung notó la emoción en la voz de Mina. La mayor nunca la había visto bailar.